Crítica de ‘El Señor de los Anillos. Los anillos de poder’

Buceando y oxigenando el Legendarium de Tolkien

Hemos podido ver los dos primeros episodios de ‘El Señor de los Anillos. Los anillos de poder’. La serie que en sus inicios dirige J.A. Bayona y cuenta con la producción de Belén Atienza llega a Prime Video el 2 de septiembre. Los creadores de este arriesgado proyecto (por coste y por exigencias de los que somos lectores) son J.D. Payne y Patrick McKay, quienes pronto nos brindarán un nuevo ‘Flash Gordon’.

Al igual que la trilogía iniciada en 2001 (con la que no comparte productoras) comienza con la voz de Galadriel. La elfa es la protagonista encarnada por Morfydd Clark (‘Saint Maud’) y se narra de ella una etapa que hasta los Tolkien (J.R.R. y su hijo Christopher) han cambiado varias veces. Choca ver a Galadriel como guerrera pero bien es cierto que libró una eterna lucha contra Morgoth y Sauron para reconciliarse con los Valar y ganarse su regreso a las Tierras Imperecederas. Ese es el lugar de origen de elfos y en ocasiones fatalidad para los humanos, es ahí donde arranca la serie. La Tierra Media trajo la muerte a los elfos, los elfos trajeron la idea de la inmortalidad a los hombres, ya descubriréis la importancia de esto. Volviendo al inicio de la serie, se arranca también como las películas, con una épica aunque escueta batalla.

Es evidente que las películas han influido en ‘Los anillos de poder’. Sauron viste una armadura similar, los diseños de los trolls y los orcos van en la línea, hay ropajes similares a los de Arwen, Lindon tiene similitudes con el Rivendel que vimos en el cine, el broche que lleva Arondir se asemeja a las hojas de Lothlórien de la capa de Elijah Wood, incluso la tipografía de los títulos tiene trazos similares. Esto puede suceder también por tener como musas a las ilustraciones de los libros, las cuales, han sido siempre impactantes. Todo ello acompañado además de lo tremendamente descriptivo que era J.R.R. Tolkien en sus textos y que su nieto Simon Tolkien ha ejercido de consultor. Pero es que hasta los elfos pelean haciendo acrobacias como las del Legolas de Orlando Bloom.

Entonces, pese a que me ha gustado lo que he visto, ¿por qué no he vivido las mismas sensaciones? Hay dos razones principales. Se diluye mi hype de fan al centrarse la serie en varios personajes y localizaciones inventadas, no os preocupéis, no pasa como en la trilogía de ‘El Hobbit’. Pero la razón más importante por la que no hay una sintonía tan unánime como la que consiguió Jackson es que no estamos viendo algo que pueda estar clavado al milímetro, no es una historia que hayamos leído y esperemos ver recreada conociendo previamente todos y cada uno de los pasos. Los lectores sabemos dónde o cómo va a acabar esto, pero no cómo se llegó hasta ahí de manera específica. Prime Video nos está rellenando huecos entre las historias contadas en el ‘Silmarillion’.

En concreto nos ubican mucho antes de la caída de Númenor, conocida como el Akallabêth, que podría ser el culmen de las cinco temporadas que hay planificadas. Nos ubica unos años después de la caída de Morgoth. En el Legendarium, o como se indica en los créditos, en los apéndices, es en lo que reposa ‘El Señor de los Anillos. Los anillos de poder’. Es una precuela que nos cuenta cómo se ha bajado la guardia en la Tierra Media ante esa inconmensurable y costosa derrota contra el mal. Si la serie se alarga lo suficiente nos podrá servir como precuela a la batalla recreada al comienzo de las películas de Peter Jackson, es decir, todo esto sucede antes de que la alianza entre elfos y humanos lograse, a manos de Elendil e Isildur, arrebatar el anillo a Sauron.

De momento ni siquiera vamos a ver cómo Galadriel se convierte en la suegra de Elrond. Lo que sucede cuadra con el canon con algunas licencias, como el carácter guerrero de la elfa o la amistad tan estrecha de Elrond con los enanos. En los dos episodios, que he podido ver no se hace ninguna alusión a la forja de los anillos por parte de Celebrimbor, ese hecho que trastocó la Tierra Media. Pero si vamos conociendo a sus portadores, por lo que la serie también se convierte en la forja de esos héroes.

En ‘El Señor de los Anillos. Los anillos de poder’ todo es más luminoso y colorido. Esto nos cuadra pues transcurre en una era de recesión de la oscuridad, cuando muchos reinos estaban en su apogeo. El diseño de producción de la serie si que está a la altura de los live action vistos en el cine, incluso Douglas Trumbull dio su visto bueno tras supervisar el tráiler. Trajes, armas, criaturas, maquillaje, escenarios… El nivel de detalle es máximo y se agradece que algunas criaturas estén recreadas con efectos prácticos. También se nota que veinte años de diferencia con la famosa trilogía han permitido una evolución de la tecnología gráfica que logra alcanzar mayor envergadura en menos tiempo. Por lo que no pasa el tiempo es por la composición musical clásica, en ese sentido la banda sonora de Bear McCreary se antoja muy inferior a la de Howard Shore y eso que el compositor ha estado involucrado.

La riqueza de los textos de Tolkien dio para recrear un mundo entero. En los dos primeros episodios se centran en elfos, enanos y hobbits, pero el reparto nos indica que conoceremos el esplendor del antiguo reino humano de Númenor. Acompañamos a Elrond y a Galadriel a Lindon y a los dominios de Eregion. Fuera del canon iremos con el elfo Arondir (el personaje de tez oscura que tanta polémica ha suscitado) a tierras del sur, donde vemos cómo el bando de la luz se había mantenido vigilante cual templario en ‘Indiana Jones: La última cruzada’. Un lugar inventado que han bautizado como Hordern, quizá en homenaje a Michael Hordern, actor que fue Gandalf en la versión radiofónica de la BBC.

El escenario más cautivador y espectacular me ha parecido el de Khazad-Dûm. A todos nos sucedió también en las películas pues este es el lugar donde se enfrentan al Balrog. Un emplazamiento que se conoce con otro nombre, Moria. Allí descubrimos como el concepto de los enanos tampoco difiere de las visiones de Peter Jackson.

‘Los anillos de poder’ nos lleva también a lugares muy al norte, como el gélido Forodwaith y por otro lado a ambientes acogedores como el de Rhovanion, en los lindes del aún no tan peligroso Bosque Negro donde los hobbits del tipo pelosos se topan con “el extraño”. Como en ‘El hobbit’ o ‘El Señor de los Anillos’ un barbudo mágico llega para romper la quietud de la vida hobbit. Imitan en la serie a Gandalf y el personaje la verdad es que hace cosas de Istari, o de maia… También es un misterio saber quién es el amigo que se echa Galadriel. Todos sabemos quién será uno de esos misteriosos personajes, no creo ni que sea spoiler decirlo, pero me lo callaré.

Crítica: ‘Tres mil años esperándote’

Sinopsis

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La Dra. en literatura Alithea Binnie (Tilda Swinton) parece estar feliz con su vida aunque se enfrenta al mundo con cierto escepticismo. De repente, se encuentra con un genio (Idris Elba) que ofrece concederle tres deseos a cambio de su libertad.

En un principio, Alithea se niega a aceptar la oferta ya que sabe que todos los cuentos sobre conceder deseos acaban mal. El genio defiende su posición contándole diversas historias fantásticas de su pasado. Finalmente, ella se deja persuadir y pedirá un deseo que les sorprenderá a ambos.

Crítica

El poder terapéutico de la imaginación y las historias nos llena de optimismo

George Miller es el artífice de ‘Mad Max’, ‘Happy Feet’, ‘Babe el cerdito valiente’, una parte de la película de ‘Twilight Zone’… No pretendo rellenar esta crítica de ‘Tres mil años esperándote’ desde su principio enumerando o citando su currículo, sino remarcar que está claro que el director australiano es de hacer películas nada convencionales. Pero sobre todo con él vuela siempre la imaginación y nos quedamos con la sensación de vivir cuentos con toques de tragedia e ingenuidad, siempre con un halo de luz al final. ‘Tres mil años esperándote’ es la undécima película de ficción que dirige y se alza como su propuesta más romántica, mágica, colorida y fantasiosa, si no sueles estar en sintonía con sus filmes más parabólicos o luminosos, dudo mucho que captes el significado o intención de este.

Teñir la vida de fantasía como si se tratase de un cuento de hadas siempre ha funcionado en el cine. En esta ocasión la metáfora se sirve en la línea de los relatos de ‘Las mil y una noches’ o la ‘Biblia’. En forma de fábulas antiquísimas Miller, un hombre capaz de sacar de su retiro dos veces a un director de fotografía como John Seale, nos narra una preciosa historia de deseos y amor, que visualmente es cautivadora y grotesca a la vez. El cine se convierte así de nuevo en esa magia de vivir en menos de dos horas toda una vida que en esta ocasión recorre varios siglos. Todo un viaje mágico para remarcar el poder o significado de las historias en nuestras culturas. Miller vuelve a su cara más optimista y casi hace un canto a la historia que escribimos como especie, pero sobre todo a nuestra capacidad de amar. Pero hay más interpretaciones pues en la soledad de su protagonista nos remonta a aquello con lo que “la nada” amenazaba el mundo de ‘La historia interminable’, “solo existimos si somos reales para los demás” dice Idris Elba en su papel de djinn. Y yendo aún más allá, está el poder terapéutico de la imaginación que nos hace capaces de sentirnos acompañados y en un mundo mejor.

Casi todo el metraje de ‘Tres mil años esperándote’ transcurre en una habitación, lugar habitual para escuchar cuentos. En este caso la de un hotel de Estambul, en concreto la 333. Juguetea así Miller con su historia y con los clásicos tres deseos que puede conceder el clásico genio de la lámpara. Un genio imponente y tiernamente interpretado por Idris Elba. Tres mil años de encierro ha sufrido este ser de fuego que ansía escuchar historias. Por suerte va a parar a manos de una narratóloga (he tenido que buscar si existía esa profesión). Quién mejor para saciar y comprender su necesidad de alimentarse de relatos y vivencias. Tilda Swinton está ideal, clava este personaje tan raro, estirado, intelectual y analítico.

Es obvio que lo que vive la estudiosa de ‘Tres mil años esperándote’ es algo totalmente increíble. Pero si algo nos ha enseñado el 2020 es que casi todo puede pasar. De hecho el director no oculta las mascarillas que han estado presentes en estos dos últimos años, más propios de una distopía pre-apocalíptica que de un mundo preparado para enfrentarse civilizadamente a una emergencia global. Si esta cinta hubiese tenido un componente de ciencia ficción podríamos imaginar que está sacada de un texto de Ted Chiang. Aunque también es cierto que el ruido de nuestro mundo aparece en el filme como heraldo del fin de todo lo mitológico o místico, podría ser una de sus ideas. Hay a quien le parecerá una majadería esta película por no ver su romanticismo o su simbología. Como decía al principio, si no sabes a lo que te vas a exponer cuando empieza una película de Miller, mejor no entres.

Ficha de la película

Estreno en España: 2 de septiembre de 2022. Título original: Three Thousand Years of Longing. Duración: 108 min. País: Australia. Dirección: George Miller. Guion: George Miller. Música: Junkie XL. Fotografía: John Seale. Reparto principal: Idris Elba, Tilda Swinton, Pia Thunderbolt, Berk Ozturk, Anthony Moisset, Alyla Browne. Producción: Kennedy Miller Mitchell, Metro-Goldwyn-Mayer, FilmNation Entertainment, CAA Media Fiance, Elevate Production Fiance. Distribución: DeAPlaneta. Género: fantástico, drama. Web oficial: https://www.filmnation.com/library/three-thousand-years-of-longing

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