Acierta al no intentar readaptar y consigue convivir paralelamente al original
La historia de ‘Parasyte’ arrancó como un manga en Japón allá por 1988. Su autor HitoshiIwaaki ha visto como su obra se grajeaba muchos fans e incluso se llegaba a convertir en serie anime y a tener dos películas de acción real. Ahora es Netflix quien coge esta exitosa idea de terror y la convierte en ‘Parasyte: los grises’, una serie live action con 6 episodios que llegan el 5 de abril. Por mucho que esta serie le pegue mucho al director japonés Takashi Miike, quien ha realizado esta adaptación para Netflix es el guionista y director Yeon Sang-ho. Quizá es porque Miike, el mayor adaptador de mangas de la historia, estaba ocupado haciendo para la plataforma el anime de ‘Onimusha’.
Y me alegro de que haya sido Yeon Sang-ho pues muchos en España somos admiradores de su trabajo tras el estreno de ‘Seoul Station’ y ‘Train to Busan’, quizá no tanto tras ‘Península’. No es la primera vez que el rompedor director trabaja con Netflix pues ya estrenó la más que potable ‘Rumbo al infierno’ o la fantástica película de acción y ciencia ficción ‘Jung_E’.
Para aquellos que no conozcan ‘Parasyte’ han de saber, sin spoilers, que trata sobre como los humanos han de enfrentarse a unos seres bautizados como parásitos. Esto no va en el mismo sentido que la película de Bong Joon-ho, aunque algo de retrato de vagos y oportunistas hay, sino de un modo más cercano al de ‘Los ultracuerpos’, ‘The faculty’ o ‘Invasión secreta’. Con códigos de terror e imágenes grotescas similares a las que vemos en las páginas del ahora tan de moda Junji Ito, seguimos la historia de un adolescente llamado Shin’ichi Izumi, quien cual Eddie Brock con Venom empieza a convivir con uno de los parásitos invasores. Eso es lo que plantea inicialmente el manga. La serie se desplaza a un escenario ubicado un tiempo más adelante, con la invasión más avanzada, en términos más apocalípticos y con una protagonista diferente a la de los primeros mangas, pero que plantea las mismas cuestiones sobre la coexistencia.
Los humanos convirtiéndose en formas agusanadas letales y afiladas son la marca de la casa cuando hablamos de ‘Parasyte’. Las criaturas comparten el instinto de supervivencia de sus huéspedes ayudándose en simbiosis, pero sin compartir los intereses u objetivos. Estas criaturas son todo un reto para los cosplayers fans de la saga, los cuales, muy gratamente verán como la estética y morfología de las criaturas está respetada en la serie. No hay que preocuparse, no estamos ante un caso tipo ‘Death note’, la fidelidad de esta serie está más próxima a lo recientemente visto con ‘One piece’. Eso sí, hay que puntualizar que esta no es una traslación literal sino un fantaseo que sobre todo explora otras posibilidades del universo creado por Iwaaki. En el caso del manga y anime la dinámica es más ‘Venom’ y ‘The faculty’ y en el caso de la serie se toma un rumbo más cercano a ‘Invasión secreta’, The Strain’ y ‘Los ultracuerpos’. La pena es que la serie arranca con los mismos mensajes ecologistas que el manga, pero no desarrolla los argumentos en contra de lo perniciosos que somos los humanos de un modo convincente.
Yeon Sang-ho es ya todo un experto en manejar historias que ponen en jaque en a la humanidad. Hitoshi Iwaaki ya se ha manifestado muy satisfecho con las nuevas ideas que aporta la serie y yo no puedo decir lo contrario. La historia cambia sustancialmente con personajes más traumados y escenas más crudas, pero las reglas y el discurso se mantienen, de hecho, lo que sucede en la serie convive perfecta y simultáneamente con el manga. La trama es más policial y alude constantemente al ‘Dr. Jekyll y Mr. Hyde’, pero no pierde su sentido grotesco. En resumen, es un acierto que la serie haya desarrollado una trama que va de la mano a la original y no se haya intentado adaptar lo que ya hemos visto en formato anime y películas de acción real. Es una buena manera de ampliar el universo de ‘Parasyte’.
«Envejecer es inevitable, madurar es opcional». Esa es la máxima de «El Álber», un rapero que a sus 44 añazos se matricula en la universidad por una apuesta con su padre. Si no aprueba todas deberá dejar «esa tontería del rap» para siempre. En la universidad, el Álber se reencuentra con Amaia, locutora de radio y profesora allí, y descubre que le faltaba algo muy importante en su vida: el amor.
Esta es la historia de un rapero cuarentón considerado un niño por sus padres y un abuelo por sus compañeros de clase. Le mandaron a la universidad para que cambiase, y fue él el que cambió a todos los demás. Es la historia de… MATUSALÉN.
Crítica
Julián López rima en armonía con un variopinto reparto
Me acuerdo del show de Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla titulado “Viejóvenes”, que en cierto modo, venía a largar su sketch animado, ‘Cabeza de Viejo cuerpo de joven’ y otras bromas de sus programas. El argumento de ‘Matusalén’ va por esos derroteros y no cuenta con los dos cómicos pero si con muchos de sus compañeros chanantes. Aunque el guión de esta película no lo han escrito ellos se lo llevan en parte a su terreno jugando con el absurdo y lo patético. Eso es lo que le da más gracia la película, el hecho de que Julián López sea el protagonista y junto a Carlos Areces y Raúl Cimas tenga los mejores momentos, propiciado sobre todo a la buena compenetración entre ellos. No obstante cabe señalar que esta comedia no sigue los derroteros o el estilo de cuando se emitían series como Muchachada Nui. Y eso ayuda a que también tengan oportunidad de hacernos reír actores con más gags en el guión como Resines o Adrián Lastra, que hace un papel que a buenas me ha recordado al de Mario Casas en ‘Mi gran noche’. Y es que la lista de nombres que se han rendido a esta comedia es enorme y variopinta, podéis consultarla en la ficha al pie de esta reseña.
Decía que Joaquín Reyes y sus compañeros de orígenes en la comedia no están a cargo del guion y ello es debido a que el director de ‘Matusalén’ es David Galán Galindo, el cual, sí que se ha encargado siempre de escribir guiones. Hablaba por ejemplo de unos inicios cómicos y este director es el autor de ‘Orígenes secretos’, película con la que no acabé de comulgar, pero también de ‘Gora Automatikoa’, título que por otro lado me encantó. Así es que acudía abierto a todo con esta nueva propuesta. Y no me arrepiento pues me ha divertido. Es una comedia repleta de escenas y personajes con los que va interactuando el fracasado que interpreta Julián López, con todos ellos explorando una faceta de la inmadurez.
Y es que ‘Matusalén’ trata sobre cómo la sociedad nos obliga a “madurar” y a abandonar aquello que realmente nos hace felices. Aunque es una comedia donde hay muchos gags bobalicones parece que nos invita a reflexionar si lo que nos interesa es seguir ese plan contra el que también cargaba ‘Trainspotting’ en su inicio o el hecho de perseguir el sueño que te hacía feliz cuando aún no estabas contaminado por los convencionalismos u obligaciones sociales. La percepción que da la película es como si Galán Galindo se hubiese tragado a Santiago Segura: comedia casi familiar, con toques frikis y repleta de amiguetes. Pero cabe señalar que es un filme algo más adulto que los últimos “bombazos” de quien en su día se descolgó del cartel de Schweppes. Nos lleva a un terreno más juvenil y nos gana a los que empezamos a peinar canas solo por el hecho de ser capaz de introducir el horror cósmico lovecraftiano y por supuesto por dedicar un guiño u homenaje a George Pérez y a Carlos Pacheco. Al director le gusta tanto el mundo del cómic, que no puede evitar hacer algo tan característico del género como los cameos, incluyéndose a sí mismo o uno con forma de Funko del superhéroe creado para su primer largometraje.
Pero sobre todo la película rinde homenaje al rap. Están muy presentes Kase.O, que incluso hace un cameo, o Haze que suena durante todo el filme. El protagonista enumera los principios que ha de tener un rapero a través del personaje de Elpho-K y nos rodea constantemente de las melodías y rimas que aún hoy en día pueblan nuestros barrios, a pesar de que las radios, redes y discotecas inunden a las nuevas generaciones con músicas menores y vagas. Es por todo esto que ‘Matusalén’ está dedicada a Jota Mayúscula.
Te saca de le película que Resines lleva estancado en el papel de ‘Los Serrano’ desde 2003 (aunque hay que decir que el maillot ciclista le da su gracia), el recurso fácil de la guapa de la universidad siendo una capulla insoportable o el tener a Miren Ibarguren sin momentos cómicos. Pero son detalles que pasan desapercibidos ante lo bien que congenia Julián López con todo el reparto. Como también pasa inadvertido el instante en que se habla de cómo la generación de cristal ha asumido su carácter de ofendidita y hasta se aprovecha haciendo uso de la discriminación positiva, me habría gustado que se explorase más eso una vez puesto sobre la mesa. No me ha parecido una comedia fallida ni tan inteligente o mordaz como ‘Gora automatikoa’, pero ojalá se sitúe en los rankings por encima de las comedias con las que compartirá cartelera.
Ficha de la película
Estreno en España: 5 de abril de 2024. Título original: Matusalén. Duración: 119 min. País: España. Dirección: David Galán Galindo. Guion: David Galán Galindo, Fernando Hernández, María José Moreno. Música: Eric Cunningham, Javier Colmen. Fotografía: Jesús Haro. Reparto principal: Julián López, Miren Ibarguren, Raúl Cimas, Antonio Resines, Carlos Areces, Lucía de la Fuente, Jason Fernández, Elena de Lara, Judith Fernández, María Barranco, Manuel Galiana, Adrián Lastra, Maite Sandoval, Alberto San Juan, Roberto Álamo, Miguel Rellán, Emilio Buale, Jorge Sanz, Alberto Casado, Rober Bodegas, Enrique Villén. Producción: Vuelta a la universidad AIE, TVE, Amazon Prime. Distribución: F&P Media. Género: comedia. Web oficial:http://www.flinsypiniculas.com/ficha.php?id=317
Un veterano de las fuerzas especiales, una tensa promotora inmobiliaria, una influencer con medio millón de seguidores y un acabado creador digital son enviados a un curso especial para afrontar su miedo a volar. El reto principal del curso incluye participar en un vuelo que va desde Londres a Islandia pero que terminará siendo una terrible experiencia. Perdidos en aquel remoto país, congelados y aterrorizados, entre todos deben encontrar la manera de enfrentarse a sus miedos y trabajar juntos para desplegar las alas… y volar.
Crítica
Solvente comedia que evita estrellarse gracias a un par de personajes
‘Mayday club’ nos lleva de viaje con un grupo de personas a los que les da miedo volar. Pocas películas han intentado basar su argumento en la aerofobia y en el caso del filme de Hafsteinn Gunnar lo consigue a medias. El inicio de la historia sigue al personaje de Lydia Leonard pero pronto nos sumerge en el grupo de personas que no es que sean raras o peculiares, es que las conocemos en una situación extrema para ellos. Eso es gracioso y el guión lo explota bien en líneas generales, pero por desgracia el tramo central del filme se olvida de que esto va sobre el pánico a despegar y se convierte en la historia de unas personas atrapadas en una situación que no controlan.
‘Mayday club’ tiene sus momentos graciosos y su clímax disparatado. La cuestión es que durante casi toda la película se olvida de sus running gags, como por ejemplo la goma que utiliza Timothy Spall. Quizá si los derroteros del largometraje hubiesen ido por los mismos que otras comedias como ‘Toc toc’ habríamos tenido una historia más hilarante. Este proyecto islandés intenta seguir los pasos de las comedias de enredos francesas o inglesas pero no es capaz de liberarse del todo, de convertirse en un desenfreno. Y eso que tiene más de una escena subida de tono y personajes añadidos que resultan bastante surrealistas.
Algo que no juega en favor de extraernos carcajadas es la falta de color. El ambiente es excesivamente triste y frío. Vamos del Londres gris a la Islandia nublada por las tempestades de nieve. Sigurðsson estuvo más acertado con el esbozo de personajes y la tonalidad de ‘Buenos vecinos’.
‘Mayday club’ es capaz de hacernos pasar un rato agradable. Sobre todo funciona cuando el guión recupera la trama del pánico a montarse en un avión. Y consigue sorprendernos en el sentido de que por tiempo de cámara y por ser quien abre y cierra la película la protagonista es Leonard, todo hacía pensar que el actor con más caché (Spall) acapararía toda la atención y finalmente resulta que el actor menos conocido y a priori el personaje más normal de todos Simon Manyonda, es el que capta mejor dónde está el filón de esta idea. Es algo muy similar a lo que pasó con la primera temporada de ‘The White Lotus’ con el personaje de Murray Bartlett. Si te gustan esas historias donde hay algo de drama y locura entremezclados puede que goces de este club.
Ficha de la película
Estreno en España: 5 de abril de 2024. Título original: Northern Comfort. Duración: 97 min. País: Islandia. Dirección: Hafsteinn Gunnar Sigurðsson. Guion: Halldór Laxness Halldórsson, Tobias Munthe, Hafsteinn Gunnar Sigurðsson. Música: Daníel Bjarnason. Fotografía: Niels Thastum. Reparto principal: Timothy Spall, Lydia Leonard, Ella Rumpf, Rob Delaney, Emun Elliott, Gina Bramhill, Sverrir Gudnason, Björn Hlynur Haraldsson, Simon Manyonda. Producción: Good Chaos, Netop Films, ONE TWO Films. Distribución: Vértigo Films. Género: comedia. Web oficial:https://www.vertigofilms.es/movie/mayday-club/
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