Crítica de ‘Doom Patrol’ T2

¿¡Que cojones!? Esto sigue siendo buenísimo

Ya ha terminado la segunda temporada de ‘Doom Patrol’ en HBO y podemos decir de nuevo que es una de las mejores, series de superhéroes del momento, si no la mejor. Y eso que solo hemos tenido la mitad de capítulos de los debidos y que realmente los protagonistas no son superhéroes al uso. Son personas con superpoderes que se han visto avocadas a vivir como metahumanos y no encuentran la manera de sacar provecho a las habilidades que les han caído encima, teniendo una personalidad por lo general bastante destructiva o deprimente.

Y aunque los términos deprimente o destructivo puedan dar bajona ‘Doom Patrol’ es una serie la mar de divertida. Es de las series que mejor maneja el trasfondo de sus personajes. Sobre todo teniendo en cuenta que en esta temporada van más por separado sin dejar de ser patrulla. La carga dramática de cada protagonista ha crecido sin olvidarse de su toque humorístico. Jane continúa con sus luchas de personalidades, Rita Farr buscando controlar y dar sentido tanto a sus poderes como a sus capacidades interpretativas, Robotman en la reconquista de su hija, Negative Man intentando entenderse con su lado radiactivo y su familia, Cyborg en busca del amor mientras que El Jefe ha de controlar a su poderosa hija. En esta temporada quien cobra más protagonismo es Dorothy (interpretada por Abigail Shapiro, hermana de Milly Shapiro, ‘Hereditary’).

Yo siempre digo que ‘Doom Patrol’ es muy permisiva. En el sentido de que no tiene casi ningún filtro y eso hace que pueda ser violenta y malhablada. Se permite eso en tiempos de corrección política y nos da a muchos espectadores lo que pedimos. También porque se atreve a conservar un carácter marcadamente retro y fiel a los dibujos originales. No le importa ser excéntrica y eso le da mucha personalidad. Los carteles de esta nueva temporada de ‘Doom Patrol’ hacen homenaje a ‘El mago de Oz’ y a ‘Alicia en el País de las Maravillas’. Precisamente en un mundo de personajes vulnerables y multitud de posibilidades nos adentra. Solo con deciros que el ladrillo que aparece en los posters tiene significado os lo digo todo.

Si que es cierto que el estilo narrativo y el villano de la primera temporada eran únicos y muy originales, el listón estaba alto. En esta ocasión, aunque hay un peligro a tener en cuenta no es un enemigo común y manifiesto. Y la estructura narrativa tan de comic y tan rompedora de la anterior temporada se ha perdido precisamente por que venía marcada por el villano, Mr. Nobody. Ahora es una serie más usual en ese sentido.

Una de las virtudes de la ‘Doom Patrol’ es introducir constantemente, sin cortarse nada, cosas raras e incluso ridículas. Y aun así siempre tienen explicación, no son cosas raras porque si en plan modernismo o ambigüedades. Siempre hay una razón lógica para todo lo que vemos por muy desconcertante o hilarante que parezca. Fantasmas sexuales, influyentes reinas rosas, hombres del espacio sesenteros, amigos imaginarios mortales, tráilers de series ficticias, hombres reloj… es para flipar.

Rescata personajes de las viñetas conservando su aspecto y dándole un estilo tremendamente particular. Si esta serie hubiese surgido en el 63, cuando crearon a los personajes Arnold Drake, Bob Haney y Bruno Premiani no habría sido muy diferente.

Me da muchísima, pero muchísima rabia que el tema del coronavirus haya detenido la producción de la serie dejando esta ‘Doom Patrol’ T2 en nueve episodios. Viendo la conclusión del «último» queda patente que esto no estaba planificado terminar así, si no por el contrario nos dejan con unos cliffhanger bastante crueles. Recordemos que la anterior temporada tuvo 15 gloriosos episodios que fueron creados por Jeremy Carver (‘Supernatural’). Muchos consideran esta serie como un spin-off de ‘Titans’ ya que aparecieron originalmente en algunos episodios de la serie que en España emitió Netflix, pero también hay que señalar que esta patrulla se originó mucho tiempo antes que los jóvenes sucesores de la Liga de la Justicia, incluso meses antes de los X-Men, colección con la que han sido comparados siempre.

Crítica de la temporada 2 de ‘The Umbrella Academy’

El paraguas se despliega en el tiempo y se abre de nuevo cubriéndonos con una divertida trama

Desde el día que supimos de la adaptación a serie de ‘The Umbrella Academy’ quisimos hacerlo saber pues el cómic de Gerard Way y Gabriel Bá (reseña aquí) es una locura la mar de divertida, normal que tenga un Eisner. La primera temporada nos dejó satisfechos pues, aunque no calcase lo sucedido en el cómic resultó ser una buena traslación que ha sabido conservar la extravagancia, hilaridad, despreocupación y violencia de sus personajes.

Esta segunda temporada, que se estrena el 31 de julio en Netflix, conserva el espíritu alocado, imaginativo y absurdo. Mantiene ideas retorcidas y malsanas aderezadas con humor, aportando aún más notas de diversidad. El objetivo final de esta temporada es el mismo que el del último volumen del cómic pero los tiros de los episodios, literalmente, van por otros caminos. En el cómic el final es distinto y se ha cambiado para caer un poco en redundancias. Tampoco podrían haber repetido exactamente el final de la colección ya que cambiaron la raza de uno de los personajes y eso ha hecho inviable incluirle en un determinado punto clave de la historia de Estados Unidos.

‘The Umbrella Academy’ regresa retomando la historia justo en el final de la anterior. Viajamos al pasado pero nos adelantan que hay un cambio en la historia. Esta primera secuencia y algunas posteriores nos pueden recordar a ‘The Man in the High Castle’, ‘X-Men. Días del futuro pasado’ o incluso a ‘Watchmen’, sobre todo cuando vemos que de nuevo el reloj del apocalipsis está a punto de llegar a las 12. Aún así, línea temporal nueva o no, hay unos cuantos sucesos que parten de hechos totalmente verídicos.

Los hermanos Hargreeves se las tienen que apañar cada uno por su cuenta al estar desperdigados y por supuesto se entremezclan como buenamente pueden con los elementos característicos de la USA de mediados del XX, como la lucha de los derechos de los afroamericanos, las sectas, los mafiosos, la Guerra Fría o la saga de los Kennedy. Puede cansar que siendo Netflix nos podemos ver venir a los lejos lo que va a pasar porque siempre quiere meter con calzador determinadas temáticas, lo cual se suele cargar muchas tramas. Pero los personajes están tan bien llevados que te diviertes igualmente.

La segunda parte de ‘The Umbrella Academy’ utiliza un misterio famosísimo de la historia para elaborar en torno a él todo el hilo argumental y conseguir así una serie de sucesos causales. El guión no es excesivamente intrincado pero sabe usar a su favor ciertos eventos que nos aportan nuevos personajes que ayudan además a desarrollar la personalidad de los protagonistas y descubrir algunos de sus intríngulis.

Narcisistas, heróicos, resignados, derrotistas, deprimidos… Vanya, Luther, Klaus, Cinco, Ben, Allison y Diego conservan su frescura. Personajes que al margen de ser muy diversos son totalmente diferentes entre sí y están condenados a entenderse. Ese aspecto como siempre nos trae gran parte de la diversión de la serie. Sobre todo en esta temporada la comedia vuelve a aportar Klaus (Robert Sheehan) que sigue siendo tremendamente alocado dentro de su incansable depresión. Por otro lado me sigue fascinando el personaje de Cinco (Aidan Gallagher) pues continúa haciendo un papelón muy carismático y en esta temporada da la sensación de que tiene más protagonismo. Esta puede parecer una serie muy tontorrona con todos sus desvaríos, pero hacer el papel que hace él con 14 años se me antoja prometedor.

La primera temporada tenía también a unos villanos que eran pura guasa, Hazel y Chacha. En esta ocasión se incorporan algunos nuevos perseguidores, unos suecos bastante soseras. Aunque son lo suficientemente peculiares como para incluirlos en la serie no tienen el gancho de Hazel y Chacha. Por supuesto también está el particular “Ministerio del Tiempo” llamado La Comisión, a parte de alguna cosa nueva que nos descubren.

Os podréis imaginar que hay nuevos personajes y sorpresas, algunos inspirados en el cómic otros totalmente nuevos derivados también de las variaciones introducidas en la temporada anterior. También tenemos información nueva sobre los ya conocidos. Nos sueltan alguna perla a cerca de la verdadera personalidad de cierto personaje protagonista que en los cómics ya se evidenció.

Steve Blackman continúa gestionando series tan buenas como ‘Altered Carbon’ o ‘Fargo’, está claro que ‘The Umbrella Academy’ demuestra de nuevo que tiene buen ojo para sus adaptaciones. En esta segunda temporada ha contado con directores/as como Sylvain White (‘Slender Man’), Stephen Surjik (‘The Punisher’), Tom Verica (‘Scandal’), Ellen Kuras (‘The son’), Amanda Marsalis (‘Ozark’) y Jeremy Webb (‘Merlin’, ‘Altered Carbon’) que se ha encargado de cerrar.

Precisamente el final de esta segunda etapa de ‘The Umbrella Academy’ es uno de los problemas de la serie. Finaliza con una secuencia que parece una cacería al más puro estilo Fornite con toques de X-Men. Es algo pobre a nivel argumental y además no acaba de darle empaque o justificación a una de las tramas principales en las que inciden una y otra vez. Sirve sobre todo para dejarnos con varios puntos abiertos que deberán resolverse en una tercera parte.

A parte de eso el montaje a veces se ve torpe. Hay cortes o escenas algo inconexas que requieren explicación o hacer ejercicio de imaginación para determinar cómo se ha llegado a ese punto. Pasa sobre todo en el cuarto episodio.

Si no sabes como resolver una situación usas a tu componente viajero en el tiempo para reescribirlo todo. Eso es lo que hacen varias veces en esta temporada. Al menos el tono cómico de la serie hace que se resuelva una paradoja de un modo gracioso y con una serie de reglas bastante chistosas.

No hay que olvidarse de la música. De nuevo ‘The Umbrella Academy’ es muy musical y con ello rinde culto a la cultura popular. No hay que olvidarse que el guionista del cómic, Gerard Way, es miembro de My Chemical Romance. Oímos varias covers de canciones famosas adaptadas a determinadas escenas. Hay una versión del ‘Crazy’ de Gnarls Barkley o una variación en sueco de ‘Hello’ que canta My Kullsvik. Pero es que también hay escenas o tomas que son claros homenajes a ‘Terminator’, ‘Oldboy’ o ‘La vida de Brian’, quizá la más reconocible la que imita a Brad Pitt en ‘Snatch’. Todo buenos referentes.

Crítica de ‘Por H o por B (XHOXB)’

La sencilla vida de barrio cambia al llegar al centro de Madrid

Este miércoles 22 de julio de 2020 llegan pisando fuerte Hache y Belén, dos chicas de Parla que comienzan a vivir en el famoso y cool barrio de Malasaña. ‘Por H o por B (XHOXB)’ consta de diez episodios de 30 minutos de duración, de los que hemos podido ver sus seis primeros gracias a HBO.

Dirigida por Manuela Burló Moreno la serie es una manera de ver el choque entre la rutina de barrio de toda la vida, a la vida en la ciudad, donde tienes que destacar, en donde aunque todo el mundo se vea diferente, ver a una «choni» les hace gracia e incluso son capaces de reírse de ella.

Una serie donde se ríen de todo, lo moderno, lo antiguo, a todo lo que se llama actualmente vintage y que cuesta tanto dinero. ¿Quién tuviese la bata de su abuela a mano para poder sacarse un buen dinero?

Pero sobre todo una serie donde vemos la amistad de toda la vida, esa amistad con la que tomabas ‘Pipas‘ en cualquier escalera del barrio y hablabais de banalidades. Os dejamos el enlace al cortometraje que hizo que esta serie saliera a la luz, misma directora, mismas actrices. Ganador del Premio al Mejor Guión y Premio TAI al Mejor director en la edición del Festival Jameson Notodofilmfest.

Me gusta la naturalidad que tiene la serie, tampoco es que ocurran demasiadas cosas durante los episodios, es el día a día de dos muchachas que viven completamente al día y disfrutan de las pequeñas cosas.

Sencilla, con un humor un poco cargante al introducir tantos clichés, pero que bueno, para sus 30 minutos de duración te dejas llevar por las personalidades de nuestras protagonistas.

Saida Benzal y Marta Martín son las encargadas de dar vida a estas dos chicas a las que se les coge mucho cariño. Dos muchachas que por muy macarras o chonis que vistan o sean, en el fondo son bastante inocentonas. Se preocupan por sus respectivas familias e intentan hacer las cosas medianamente bien.

En el reparto vemos caras famosas como a Brays Efe, Itziar Castro, Fernando Albizu o Ernesto Sevilla.

Una serie muy llamativa, veréis mucho de Madrid y por supuesto de Malasaña, su ambiente, quizás un poco exagerado, pues tampoco hay gente vestida de cosplay por las calles del centro a todas horas. Entrando con ellas en varias tiendas de la zona vemos el como se ha revalorizado lo antiguo, llamándolo vintage para que sea más caro.

‘Por H o por B (XHOXB)’ se ríe de muchas cosas y la verdad que te identificas bastante con estas chicas o alguna de las situaciones que viven en sus vidas.

La búsqueda de habitación por el centro de Madrid, por ejemplo, es bastante divertida. Evidentemente es muy exagerada, pero te echas unas risas.

‘Por H o por B (XHOXB)’ llega a nuestras televisiones gracias a HBO y esperemos que pronto tengamos noticias de una segunda temporada.

‘Maldita’, crítica de la serie de Netflix

Historia de orígenes con algún que otro toque original

Hoy 17 de julio se estrena ‘Maldita’, la serie que Netflix ha desarrollado a partir de la novela de Thomas Wheeler y Frank Miller publicada el año pasado y cuya reseña podéis leer aquí. Como decía en dicho artículo esta es una historia de reinvención a partir de los hechos sucedidos antes de que la leyenda de Arturo y sus caballeros se materialice. Para ello centra la atención en Nimue, la tradicionalmente conocida como Dama del lago.

Para ser una serie que intenta romper moldes (con protagonista medieval femenina, pequeña historia de lesbianismo, códigos de caballerosidad eliminados…) sigue unos pasos muy arquetípicos. La paria es la destinada a ser la luz que guíe el camino de su pueblo. Al fin y al cabo la historia de la espada Excalibur (aquí no la vais a ver llamada así porque no sale de la piedra) es la inspiración de cientos de historias que siguen patrones así de clásicos.

Nimue está interpretada por Katherine Langford. La actriz a la que hemos visto en películas como ‘Puñales por la espalda’ o ‘Con amor Simon’ y el que hasta ahora ha sido su trabajo más protagónico, ‘Por trece razones’, ejecuta un papel que la ha desafiado en varios sentidos y que también la hace moverse por terrenos cómodos o ya explorados por ella. Por un lado su personaje de ‘Maldita’ tiene un carácter púber además de castigado y por otro ha de ejecutar alguna que otra escena de acción. Con la acción no se desenvuelve mal, pero con el tema amoríos, miedos… no se sale de lo frecuente.

En el caso de Arturo se ha elegido a Devon Terrell, quien hizo en su día de Barack Obama de joven en ‘Barry’. Está claro que aquí ha de interpretar a una versión extranjera de Arturo (muchas veces se ha dicho que era britanorromano), porque a efectos de la trama no hay otra explicación para su elección. Como dije en la reseña en esta nueva traslación del mito artúrico no es un abanderado de los ideales de la caballería precisamente. A todos los efectos es un futuro rey de Bretaña muy diferente.

Para mí lo más atractivo o entretenido de ‘Maldita’ es toda la parte de Merlin. Es la más cargada de misticismo y leyenda acompañada además de un buen trabajo por parte de Gustaf Skarsgård. Por ejemplo la parte del rey de los leprosos con el fuego Fey iluminando el cadáver de Boudica es digna de un gran cuento o narración clásica. Igual de potente es la imagen del Monje Llorón que se me antoja como una especie de Darth Maul al servicio de la Iglesia. También está curioso intentar averiguar (si no has leído antes la novela) quién es cada caballero, ya que aparecen bajo otros nombres o pseudónimos.

Un buen aliciente para ver ‘Maldita’ es el diseño de producción de algunos escenarios, no de todos. Hay grutas, castillos y bosques que os van a dar momentos con carga mitológica. Contrastan con alguna escena sobrecargada de color, incluso en el rostro de la protagonista que llega a mostrarse como si pareciese que acaba de salir de una tienda de maquillaje tras probar todas las muestras gratuitas.

Lo que parece sobre todo es que esta es una serie adolescente. No es tipo ‘Destino de caballero’, no tiene comedia, ni música, ni ese descaro. Pero si un reparto muy joven, lleno de miedos e inseguridades, con romances y chiquillerías. Adolescente pero cuidado mentes sensibles (si aún quedan) que aquí las espadas atraviesan cabezas y cortan manos, con el consiguiente salpicón. Aún así para ser algo que se relaciona con Frank Miller lo veo hasta cándido. Será que la edad le ha enternecido (no olvidemos tampoco que el guión lo firma también otra persona). Aunque debo reconocer que el humor negro de la parte en la que un personaje ha de curar Vikingos me ha hecho gracia.

Todo sucede igual que las páginas del libro ‘Maldita’ hasta el tercer episodio. A partir de ahí hay momentos en común pero se han cambiado algunas tramas para incluir o dar más detalles de otros personajes, en concreto de dos chicas. Se hizo un libro con las pretensiones de hacerlo cómic y modifican hechos y tono. Hay cosas que no entiendo. He podido ver cinco episodios previamente a la fecha de estreno y seguramente acabe igual, ya he visto algún indicio de ello. Pero estoy seguro de que habrá más cambios. Por ejemplo se ha introducido una historia de lesbianismo que lo único que me cuenta es que Netflix también está obsesionado con forzar la corrección política.

Tanto el opening como las imágenes transitorias están ilustrados. Son unos dibujos curiosos pero lo cierto es que podrían haber usado las de Frank Miller o por lo menos su estilo. Son también dibujos sencillos en cuanto a detalles, basados en siluetas, pero no como los de Miller.

Los episodios dirigidos por Zetna Fuentes y Daniel Nettheim no tienen artificios o secuencias prodigiosas pero nos mantienen enganchados. La serie puede decir tener algún que otro momento o sugerencia original, consigue levantar alguna que otra sensación. Por poner una de ellas, de nuevo sigue esa lucha del mundo mágico contra el invasor católico. En ese enfrentamiento se establecen unos villanos a los que dan ganas de tirar una Santa Granada de Antioquía.

Crítica de ‘El colapso’

Cuando nada vale nada es el todo por el todo

Llega otro título ineludible a Filmin, la serie ‘El colapso’ (disponible desde el 14 de julio). 8 episodios con 8 planos secuencia mostrando las consecuencias de un sistema rebosado y saturado por la demanda y las expectativas establecidas a los ciudadanos. Capítulos de 22 minutos que están muy bien aprovechados y que nos ponen sobre la mesa las consecuencias de un evento que está siendo pronosticado por muchos. La estructura y los cimientos en los que se basa nuestra sociedad pierden su sostenibilidad y la anarquía se instaura por todas partes, es un sálvese quien pueda.

Hay muchas historias apocalípticas que ofrecen visiones parecidas, ‘The Walking Dead’ por poner un caso cercano. Pero esta serie no pertenece precisamente al género fantástico, es una posibilidad que se hace más plausible conforme vemos como está el mundo. Aún con todo ‘El colapso’ no se manifiesta como una serie antisistema pero si anti-apatía y anti-dependencia. La serie nos induce a ello pero si no es vuestro caso por favor reservar un espacio para hablar y discutir sobre lo que pasa en cada episodio.

Es una pena que a veces las producciones que muestran lo peor de nosotros sean de lo mejor que hemos visto. Este es uno de los casos. ‘El colapso’ es de esas series críticas con la condición humana, de las que hace falta para sacarnos de nuestro estado de bienestar y ponernos alerta, sin necesidad de confinamientos y virus. Ni series realizadas por actores o cineastas confinados ni nada. ‘El colapso’ sí que es ilustrativa y saca a relucir nuestra verdadera naturaleza. En muchos casos exhibe lo peor de nosotros pues es lo que menos suele costar a la gente sacar a relucir, su peor cara. Me acuerdo que pensé eso mismo con los ciudadanos encerrados en el supermercado de ‘La niebla’ de Frank Darabont.

Somos un mundo de consumo donde importa más la bolsa que los árboles que nos permiten respirar. A la gente le preocupa lo suyo: su mantequilla, su tiempo de espera, su horario de salida, su almacén a rebosar, su autoridad… “Lo mío pa mí” que cantaban los guardias del Sr. Burns y todos tenemos al menos un pequeño Burns dentro. Cuando hay problemas de escasez el sistema perjudica a todos y no es equitativo. Para este tinglado en el que vivimos no hay karma que valga, solo supervivencia. Ni siquiera se aplica la ley del más fuerte, si no la del más avispado e incluso ruin. En un caso así no se produce ni basura o restos de los que viven muchos mendigos. De un modo muy fluido la serie muestra como tenemos interiorizado y normalizado el nerviosismo, el egoísmo o la indiferencia por el prójimo, cosas que sabemos que no están bien, pero dejamos que sucedan.

‘El colapso’ no es una serie del todo pesimista, nos pone en lo peor pero introduce también algunas personas buenas (que pagan el pato) o a grupos esforzados en solucionar las cosas y convivir de la mejor manera con un fallo de lo establecido como este.

No nos explican exactamente porque el sistema se ha venido abajo, tampoco es necesario ya que sabemos que hay varios motivos (crisis económica, sequías, pandemias…) que lo pueden causar. En el último episodio, el más alarmista con el tema, dan algunas guías de por qué pasa todo lo que vemos.

Y más que ficción o fantástico este es un drama muy real, no solo porque hagamos examen de conciencia con los detalles que muy bien refleja la serie, sino porque los hemos visto por todos lados en estos días de crisis por el COVID-19.

Está muy bien que todo esté hecho con planos secuencia, aparte de por la planificación de estos también porque esa técnica contribuye a la sensación de prisa y de cascada de emociones. Es de las mejores maneras en que se observa cuán difícil es tomar decisiones precipitadas e improvisar ante una adversidad tan arrolladora.

Los episodios nos ubican en días posteriores a iniciarse el caos, hasta medio año después, compartiendo personajes entre sí. Habría estado bien alguno sobre el final del colapso pero también está bien así, nos dejan con la duda de si tendremos solución.

A continuación me animo a detallar algo sobre cada episodio en concreto, relacionando con eventos acaecidos recientemente. No destripo nada de la trama.

  1. El supermercado: todos vimos las avalanchas de gente corriendo a comprar, sobre todo papel higiénico.
  2. La gasolinera: la población se pelea por recursos básicos, incluso hay quien retrocede a aceptar trueques en vez de pagos con moneda.
  3. El aeródromo: los ricos (no todos) no se preocupan por aquellos que dejan de lado aun habiendo vivido con ellos. Solo miran por su salvaguardia.
  4. La aldea: el mundo rural se antoja más seguro y parece que allí se acusa menos la crisis. Las hormiguitas del campo han recopilado lo suyo y las langostas de ciudad arrasan con todo.
  5. La central: somos dependientes de una tecnología y fuente de energía que a su vez depende de nosotros para mantenerla.
  6. La residencia: todos hemos visto lo que ha pasado en las residencias de ancianos, sobre todo en la respuesta que han dado a clientes que pagan miles de euros por el cuidado de sus mayores. Aunque esto va más de decidir entre la supervivencia de unos u otros, algo que por desgracia acabamos de vivir.
  7. La isla: nos podemos ver a la deriva en un mar de dificultades, por mucho que tuviésemos algún tipo de seguro.
  8. La emisión: muchos hacen advertencias sobre lo malo que está por venir y por lo general se les trata como a paranoicos o pirados. Con Cuarto Milenio pasó algo así.

Podría decirse que la llegada de esta serie de Les Parasites es algo oportunista, pero es de finales de 2019. En cualquier caso es muy ilustrativa, al menos para aquellos que aun viviendo en sus carnes lo que nos está pasando estos días ni han visto las advertencias ni han sido capaces de empatizar con sus congéneres y vecinos.

Crítica: ‘Desplazados’

Difícil, indignante y muy real, así es ‘Desplazados’

Llega a Netflix ‘Desplazados’. Una serie producida y creada entre otros por Cate Blanchett. En seis episodios, nos adentran en el mundo de la inmigración de Australia y los campos de desplazados que tanto intentan esconder a la prensa. Basada en un hecho real, en el que una australiana terminó en uno de sus centros, ‘Desplazados’ nos muestra cuatro personas totalmente diferentes que se unen en uno de estos centros.

Nunca pensamos que las personas que huyen de sus respectivos países lo hacen por desesperación. Guerras, homofobia, religión… y aun así seguimos poniendo fronteras y problemas a mucha gente que intenta rehacer sus vidas.

Desplazados’ nos muestra cuatro historias de uno de estos centros perdidos por el desierto australiano.

Sophie (Yvonne Strahovski), es el centro de todo, una mujer australiana que huye de una secta y que no se sabe muy bien cómo termina dentro del centro.

Ammer (Fayssal Bazzi), nos presenta a un padre de familia que ha hecho de todo para conseguir un billete para lograr la libertad de su mujer e hijas. Ahora tienen que seguir luchando por lo que más quiere.

Cam, es un joven australiano que quiere mejorar su estilo de vida y el de su mujer e hijos. Logra un puesto de trabajo en el centro. La evolución de este personaje interpretado por Jai Courtney es la más vistosa de todas.

Y para terminar tenemos a Asher Keddie, que nos trae a Clare. La mujer encargada de poner en orden un centro que cada vez se les va más de las manos.

La serie está muy bien narrada, en cada episodio conocemos un poquito de cada uno, con personajes secundarios tan importantes como los principales. Vamos empatizando de una manera u otra con cada una de sus vidas.

Dentro de los sencundarios de la serie encontramos a Dominic West, Cate Blanchett, Marta Dusseldorp, Kate Box, Darren Gilshenan entre otros.

La fotografía de Bonnie Elliott es fantástica, llena de paisajes asfixiantes, el desértico paraje donde se encuentra el centro de desplazados se nos muestra en todas sus caras y sin duda la peor de todas, es la de ver que el horizonte no tiene final y les va a ser difícil escapar.

‘Desplazados no es una serie fácil, sufres con cada una de las personas que vas conociendo y sin duda es una de estas series que deberían ser estrenadas semanalmente. Para poder asimilar lo que vas viendo y poder volver con fuerzas al siguiente episodio. El 8 de julio podréis verla en Netflix.

Crítica de la última temporada de ‘Las Chicas del Cable’

El final para nuestras Chicas del cable llega a Netflix y sin duda sufriremos por ellas

3 de julio de 2020, llega para muchos, el esperado final de la primera serie original de Netflix España, ‘Las chicas del cable’. Gracias a la plataforma hemos podido ver los tres primeros episodios de la segunda parte de esta quinta temporada que fue dividida en dos partes. También estuvimos inmersos un día en el rodaje de unos episodios y pudimos hablar con las protagonistas, aquí tenéis el enlace.

Por supuesto, si no habéis visto la serie a los cinco primeros episodios os recomiendo que no sigáis leyendo, pues hay spoilers del último capítulo emitido.

Atrás han quedado las jóvenes que comenzaban una nueva vida gracias a la compañía telefónica. Jóvenes que buscaban una independencia, ayuda para su familia o simplemente encontrarse a sí mismas. Convertidas en mujeres fuertes, madres valientes e hijas temerarias, ‘Las chicas del cable’ terminan después de cinco temporadas llenas de altibajos, pero que siempre lograban reengancharnos.

Lidia, Marga, Óscar y Carlota siguen en su lucha para salvar la vida a la hija de Ángeles, Sofía. La situación política española no se lo está poniendo nada fácil y ellas como siempre se encuentran en el centro de todo.

En el último episodio que pudimos ver nos quedamos desolados al ver como Lidia era recluida en un campo de reeducación, el cual está dirigido por su eterna enemiga, Doña Carmen. O como a Óscar le obligan a volver a un cuerpo que él no quiere. Aunque hay que decir que no todo fueron disgustos, como le pasó a Marga, que se llevó la mayor alegría de su vida.

Los episodios enganchan, van rápidos y sin pararse demasiado en introducir demasiada trama innecesaria. La serie en general tiene bastantes altibajos pero parece que esta recta final va a ser ligera e interesante. Aunque seguimos centrándonos en las tramas amorosas y enrevesadas, podemos ver como en estos últimos episodios encauzan un poco de realismo a toda esta historia.

En estos tres primeros episodios todo este realismo lo vemos en situaciones bastante conocidas de nuestra historia. Ya sean por las historias que nos han podido contar nuestros abuelos y abuelas de la guerra civil y sus consecuencias o lo que hemos podido ver en el colegio. En el campo de reeducación, por ejemplo, vemos como las presas son obligadas a tomar aceite de ricino o los negocios sucios que intentan hacer con ellas.

Me gusta el tono al que ha llegado, dando un final digno a una serie que comenzó muy bien y que ha ido decayendo poco a poco.

Nuevas aventuras les esperan  a nuestras Chicas y por supuesto nuevos sufrimientos. Volveremos a retomar a personajes del pasado que pensábamos que no iban a volver a aparecer.

Blanca Suarez, Nadia de Santiago, Ana Fernández y Ana Polvorosa, se despiden tras cinco temporadas viviendo en la piel de estas mujeres que van evolucionando en una sociedad que para ellas es bastante complicada. Mujeres con grandes personalidades que han nacido en un mundo que aún no está preparado para ellas.

Crítica de la temporada 3 de ‘Dark’

Para Winden el tiempo es dios y sus historias son un sindiós

Netflix estrena la temporada 3 de ‘Dark’ justo el día que su ficción pronostica el fin del mundo, el 27 de junio. Ya hemos visto que para los habitantes de Winden el tiempo determina su destino y ejerce de dios inamovible. La serie tiene tantas idas y venidas, con la introducción ahora además de nuevos mundos y personajes, que la convierten en un sindiós, en un caos. Pero está magníficamente ordenada y no peca de tener agujeros de guión. La serie empezó y ha concluido de un modo magistral.

La temporada 3 de ‘Dark’ explica rápido lo que vimos en la conclusión de la temporada anterior y nos ubica también casi de manera inmediata a los personajes. De este modo la serie de Baran bo Odar (que hace un cameo en una fotografía) se mete en faena, nos introduce nuevos elementos misteriosos y se encamina a su resolución. Y el final satisface, queda explicado y reducido a algo sencillo. Tiene además un cierre definitivo para los personajes, que emplea recursos ya vistos antes e incluso a veces algo vagos, pero que cuadran a la perfección. ‘Dark’ ha conservado hasta el final su tenebrosidad, sus embrollos y su buena manera de tratar los personajes.

En esta nueva etapa quienes vuelven a tener toda la atención del espectador son Jonas, Martha y Claudia. De nuevo la pérdida, el dolor, el amor o la curiosidad serán los motores de los protagonistas. Si esta serie se pudo comparar por su carácter fantástico, formato coral y tremenda complejidad con ‘Lost’ se puede decir que está mucho mejor planificada y no se deja ningún detalle por cerrar. Para poder dar explicación a todas las relaciones, situaciones y eventos de la serie se ha tirado de algunos personajes dedicados a rellenar los huecos pendientes e incluso esta temporada introduce un deus ex machina ya que se basa bastante en un elemento que ha aparecido de repente. Pero la labor de logística a la hora de que todo el guión y lo antes estrenado cuadre sin fisura alguna es titánica. Ha sido como ese episodio de ‘Futurama’ en el que Fry se convierte en su propio abuelo, pero de un modo multiplicado por diez.

La contienda mísico-cientícia contra Sic Mundus ha llegado a su clímax final rodeada además de bastante religiosidad. Detalles como la medalla de San Cristobal, los ciclos de 33 años, el origen con Adán, el sacerdote interpretado por Noah… son importantes. Uno no puede desconcentrarse y perder la conexión de todos esos pormenores, sobre todo teniendo en cuenta que esta es una trama llena de mentiras y paradojas. Pero al final todo es bastante más académico que espiritual, tiene una explicación lógica y fundamentada.

Al final nos hemos quedado sin saber qué paso con trivialidades como el ojo de Wöller, porqué Ulrich siempre es infiel o a qué se debe la imposibilidad de hablar de algunos personajes. Al fin y al cabo, esa repetitividad que parecía ser un McGuffin nos habla del famoso error en la matriz (haciendo un guiño a los déjà vu de ‘Matrix’) y de su teoría de la predestinación. Detalles que la serie se puede permitir dejar sin explicar ya que no son importantes, salvo por el hecho de que nos ubican en un universo u otro. Algo parecido a lo que se hacía con el aspecto de los personajes en ‘Fringe’ cuando saltábamos por todo ese multiverso de manera constante.

Lo importante es que se ha dado una explicación a la aparición de los viajes en el tiempo, al nuevo universo que se presentó en los últimos segundos de la temporada dos y a todos esos enlaces entre personajes que hemos ido descubriendo. La temporada 3 de ‘Dark’ explica muchas cosas. Vuelve a sus razonamientos metafísicos y científicos tirando incluso de cuántica y de propiedades de la teoría de cuerdas. Pero probablemente lo que más atraiga al espectador será ir rellenando esos huecos que quedaban pendientes en el árbol genealógico de Winden, sabiendo quienes son padres, madres o hermanos, y descubrir además algunas ramas nuevas que aparecen. Os recomiendo ir viendo la temporada 3 de ‘Dark’ teniendo a mano un gráfico de cómo se relacionan los personajes, se puede hacer un lío, sobre todo si no la tenéis fresca. Aunque los finales de episodio a pantalla partida conectando épocas ayudan bastante. Tened en cuenta eso y que habría que poner un altar a los responsables del casting porque las versiones jóvenes o ancianas de cada personaje están escogidas maravillosamente. A parte que otro buen punto de ‘Dark’ ha sido el introducir elementos reconocibles en cada protagonista, con una especie de obsesión por las cicatrices.

Ya se resolvió por qué desaparecían niños, quien era el demonio blanco o donde fue a parar Mikkel. Ahora se han corregido algunos detalles que no acababan de estar bien (como el nombre de la enfermera del psiquiátrico en el que acaba Ulrich). Quedaban cosas importantes por saber, tales como el camino que sigue Jonas para convertirse en Adam, que hacía el colgante de San Cristóbal en la orilla del lago cuando lo encuentra el protagonista, como acaba Charlotte con Tannhaus, quien escribe el libro con las indicaciones para Noah, por qué Martha se vio a sí misma en el bosque, quién es Silja, qué importancia tiene la historia de Hannah en el pasado… ¿Habrán quedado resueltas? Ya veréis eso y muchísimo más a partir del 27 de junio. Vais a oír mucho eso de “¿qué significa?” pero no os preocupéis que no os va a quedar ninguna duda y si la serie os enganchó en sus orígenes también os va a gustar en su ocaso.

Crítica de los primeros episodios de ‘The Great’

Divertida, loca y con mucho humor negro. ¡Hurra!

El 18 de junio aterriza en StarzPlay ‘The Great’ donde conoceremos a modo de comedia el ascenso de Catalina la Grande. Con 10 episodios de unos 60 minutos, la serie nos lleva a la Rusia del siglo XVIII. Nosotros hemos podido ver los 6 primeros episodios y podemos adelantaros que nos atrapó desde el minuto uno.

Con el guion de Tony McNamara guionista de ‘La Favorita’, nos llega una serie con el mismo sentido del humor cínico que pudimos ver en la a anterior cinta mencionada. Con Elle Fanning (‘Alcanzando tu sueño‘) y Nicholas Hoult (‘Tolkien‘) como protagonistas ‘The Great’ no hace más que asegurarnos la gran serie que vamos a ver.

‘The Great’ nos presenta que Catalina, una joven idealista y romántica, que llega a Rusia para casarse con el amor de su vida el Emperador Pedro. Pronto toda esta ilusión se marcha al conocer que Pedro es bastante voluble y cruel. Así que para mantenerse con vida, lo único que tiene que hacer es pensar como matar a su marido, derrotar a la Iglesia, contener a los militares e intentar poner a la corte de su lado.

A modo de comedia negra vamos viendo las distintas crueldades del Pedro, su visión de la vida y lo poco que le importan las personas que tiene a su alrededor. Él es el emperador y eso es lo único que tiene que interesar, su felicidad. Catalina viene a poner todo ese mundo patas arriba, pero Pedro es fuerte y caprichoso.

La química que tienen en pantalla Elle Fanning y Nicholas Hoult es impresionante. Sus discusiones, sus miradas e incluso la falsedad entre ellos es maravillosa. Pero ya no solo ellos brillan en pantalla, la serie tiene un reparto estupendo. Gente como Phoebe Fox (‘Los Aeronautas’) la compañera y sirvienta de Catalina, la ayuda y aconseja. Sacha Dhawan (‘Drácula’), el fiel seguidor de la emperatriz y traidor al rey.

Pero también están los contrarios a Catalina, o que simplemente no la comprenden como los personajes que nos dan Gwilym Lee (Bohemian Rhapsody’), Charity Wakefield (‘Autodestrucción) o Adam Godley (‘The Umbrella Academy’).

Los giros, los intentos de lograr que Pedro cambie, la desesperación por ser feliz. El postureo de toda la corte a la hora de intentar copiar la moda europea. Es bastante divertido ver por ejemplo su torpeza a la hora de utilizar las pelucas.

Y aunque la serie no sea correcta históricamente hablando, por mucho que se base en los personas reales, tiene detalles históricos que si que son ciertos y como la norma de las barbas o el tema de los amantes. Bastante peculiar como para que después de cada episodio podáis buscar información acerca de ciertas curiosidades.

La música, creada por Nathan Barr (‘Otra vuelta de tuerca’), acompaña todas las situaciones incómodas, el drama y la comedia muy bien, creando una banda sonora sencilla pero que no desentona con la historia.

El vestuario creado por Emma Fryer (‘Alex Rider’) y Holly Waddington (‘Lady Macbeth’) está lleno de color por todos lados y muy bien estudiado para cada personaje.

Poco más que añadir, con ganas de que llegue el 18 de junio para poder terminar de ver esta fantástica serie y terminar gritando ¡Hurra!, ya lo entenderéis.

Crítica de ‘Desaparecidos’

Unos desaparecidos con los que merece la pena que os encontréis

El próximo 19 de junio se estrena en Amazon Prime Video España la serie ‘Desaparecidos’. Una ficción con mucha realidad en ella y que no tiene nada que envidiar a series del tipo ‘Sin rastro’ o ‘Caso abierto’. Hemos visto cuatro de los trece episodios que tiene y sigue los mismos patrones de ese tipo de producciones norteamericanas, pero siguiendo una tónica más íntima y continuista con respecto a los agentes que reconstruyen los puzles y rastros de la gente que se ha perdido.

“Nosotros seguimos buscando” es el lema del Grupo 2 de la Brigada Central, es casi el mantra de su jefe (Juan Echanove). ¿Quién sabe dónde? ¿Os acordáis del programa de Paco Lobatón? Pues ellos hacen lo mismo, pero de manera mucho más activa, sin montar un show y con trabajo de campo. Tratan los casos más inauditos de desaparecidos implicándose a veces demasiado, ¿o no?, esa es la preguntan que a veces nos lanzan.

Cada episodio dura entorno a hora y diez minutos. En ese tiempo se enfrenta a una media de tres desapariciones por capítulo, no parecen excesivas cuando descubrimos que solo en diciembre del año pasado se registraron casi 2500 denuncias desaparecidos en España. Y se pasan las horas volando. Los incidentes escogidos para ‘Desaparecidos’ están muy diferenciados entre sí. Son todos distintos, interesantes e incluso originales, la variedad de la serie la hace entretenida, aunque si que es verdad que en algún caso pronosticable.

Por norma general se suele distinguir una producción europea de una estadounidense en que nos solemos mojar más, tratamos de incluir temas más comprometidos y de manera más concienzuda. Ese es el caso de ‘Desaparecidos’, que ahonda en cuestiones de todo tipo. Es algo que Mediaset busca muchas veces con sus películas (véase ‘Adú’), ojalá tuviese la misma calidad humana en sus shows. Quizá es por eso que parte del peso de esta serie recae en una pequeña ONG que colabora con la policía. También hay una buena diferencia con series de este género cuando comprobamos que las distintas caras conocidas que se van incorporando no tienen porqué ser las malas de la historia y cuando todo transcurre con buen ritmo sin necesidad de aturdirnos con flases, zooms y recreaciones casi de ciencia ficción.

Curro Royo (‘Servir y proteger’, ‘Cuéntame’) es el creador de esta serie que parte de una idea de Javier Ugarte (‘Justo Antes de Cristo’), Jorge Guerricaechevarría (‘Quien a hierro mata’) y Patxi Amezcua (‘Séptimo’). La concepción de la serie persigue lo humano por encima de lo procedimental. Ahonda muy bien en este tipo de sucesos y en sus momentos clave, cuando afloran los miedos, los remordimientos, las tensiones, el agobio, la culpa e incluso los prejuicios.

Se ha contado con tres directores para realizar los episodios. Según que entrega está a la batuta Miguel Ángel Vivas (‘Tu hijo’, ‘Vis a Vis’), Inma Torrente (‘Servir y proteger’, ‘Los misterios de Laura’) o Jacobo Martos (‘Allí abajo’). Vivas dirige los tres primeros y los dos últimos, Torrente y Martos se reparten el resto de la serie. El director sevillano vuelve a demostrar que se mueve bien en historias policíacas, buscando siempre acertádamente los detalles importantes y sin meter relleno. Me ha chiflado el plano secuencia del segundo episodio en el que asistimos a un interrogatorio “fallido”.

Realmente quien suele ser más protagonista en los episodios son Michelle Calvó y Maxi Iglesias. La primera siendo bastante veraz con todas las facetas de su personaje y el segundo luchando infructuosamente contra su imagen de guaperas irreverente de instituto. Pero no hay que perder de vista toda la historia de Elvira Mínguez, pues la lleva de manera magnífica, lidiando con su propia pérdida y con todas las que gestiona desde su ONG montada en una panadería.

No he podido evitar poner especial atención en Chani Martín. Aunque ya le había visto en ‘Campeones’, ‘Lo nunca visto’ o ‘Tarde para la ira’ me fijo especialmente en él desde que me hizo reír en ‘Justo antes de Cristo’ y desde que sé que es el protagonista de la próxima película de Javier Fesser, ‘Historias lamentables’. Lamentable es que no hayamos podido ver aún esa película que espero como agua de mayo y lamentables también son los casos a los que se tiene que enfrentar, a si es que esta vez he podido ver una faceta menos cómica de este actor que creo que debería estar más valorado y aquí hace las funciones de secundario con toques cachondos o campechanos.

Quizá la serie redunda demasiado en el tema al introducir eventos de desapariciones hasta en la vida de varios de sus protagonistas. Quizá también se ceben demasiado con el distrito sur o con Vicálvaro, en este tipo de series siempre se ven rencillas entre departamentos. Pero está hecha desde una sinceridad bastante patente enriquecida además en cada episodio con nombres como Luisa Gavasa, Nerea Barros, Paco Manzanedo, Sonia Almarcha, Pol Monen, Armando del Río, Diana Palazón, José Luis Torrijo, Ismael Martínez… Vedla.

Crítica de ‘En casa’, la serie de HBO surgida en el confinamiento

Desafío creativo con algún episodio imaginativo

El confinamiento ha sido el tema central en nuestras vidas durante los últimos meses y también lo es ahora en el nuevo estreno español de HBO España, ‘En casa’. Todos hemos estado compartiendo extrañas costumbres como el salir a la calle con los guantes de cocina, atesorar el papel higiénico, asistir a decenas de videollamadas multitudinarias, plantar huesos de aguacate… Y algunos han estado además con mono de rodar. HBO le ha dado las herramientas a cinco artistas para que nos cuenten una historia desde su casa.

El próximo 3 de junio podréis ver los episodios de ‘En casa’, la serie creada, dirigida y en algunas ocasiones también protagonizada por Leticia Dolera, Rodrigo Sorogoyen, Paula Ortiz, Carlos Marqués-Marcet y Elena Martín. 5 episodios cuya duración oscila entre los 17 y los 44 minutos.

A veces lo improvisado gusta más por ser más sincero y espontáneo. Es por eso que han triunfado en las redes las ocurrencias de miles de ciudadanos que se han grabado con ánimos de crear el gag más gracioso o el vídeo más sentido. El motivo de estos episodios no llega a ser exactamente el de generar una obra motivacional o que siga la estela de los mejores virales. Son capítulos a modo antológico, no tienen nada que ver los unos con los otros y pretenden ser testigos de un evento histórico que nos marcará. Para ello hay diferentes lenguajes, está el que toca el género fantástico y metafórico, la pieza que podría ser parte de un museo de arte contemporáneo, la que parece un extenso anuncio del 016…

Y me parecen bien todos los episodios, aunque alguno toque muy de pasada el tema o resulte excesivamente trivial o disperso. Para mí el de Sorogoyen y Marta Nieto es el que más jugo saca de la situación y el que realmente supone una obra original, profunda e imaginativa. Pero me ha gustado la exposición de vídeos de archivo de Marqués-Marcet quien además de demostrar que es una persona viajada hace gala de intimismo y reflexión. Habría que guardarse varias de las frases que expone en su discernimiento. Habla de que parece que tenemos todos el impulso de contar algo constantemente para aportar nuestro granito de arena a la memoria colectiva que se está formando en Internet y de que además haya una especie de necesidad por intentar poetizar todas las situaciones. Me parece una manera muy franca y lúcida de describir nuestro comportamiento.

Otras cadenas e infinidad de usuarios de Internet han hecho algo similar a lo que nos plantea Warner Bros. ITVP España en colaboración con Caballo Films. En este caso el acabado es bastante profesional ya que el dispositivo de grabación ha sido un móvil (que da muy buena calidad, como podemos ver con la foto que ha extraído Paula Ortiz dirigiendo a sus actrices a través de videoconferencia) pero tras el rodaje hay técnicos de montaje y sonido que han ensamblado lo que cineastas acostumbrados a grabar les han enviado. Se percibe que se han usado soportes fijos y me aventuraría a decir que también algún micrófono extra o algún modelo de estabilizador. En cualquier caso los directores han aceptado el reto con los recursos enviados por Warner y alguno ha respondido devanándose bien los sesos.

Los artífices de estas obras no necesariamente se interpretan a sí mismos. A si es que absténganse de verla aquellos que pensaban que esto iba a ser una especie de invasión consentida de la vida íntima de estos famosos. Obviamente está rodado en sus casas con sus objetos cotidianos a si es que puede aplacar la curiosidad de muchos. Pero no olvidemos que estamos en una situación inusitada y lo que vemos es la anormal vida íntima de unos personajes que intentan hablarnos de algo que nos ha tocado vivir a todos. Y sobre todo en las rutinas que se han establecido y en los detalles que hemos descubierto los unos de los otros es donde consigue ser más realista.

Los hay que tiran de blanco y negro, que introducen algo de imágenes modificadas por ordenador, que sacan tonos más realistas… En común tienen que tratan de sacar buenas tomas de las cuatro paredes en las que habitan, hay buenos fotogramas, sin dejar mucho espacio al plano recurso.

Me queda la duda de si en algunos episodios los protagonistas estaban conviviendo realmente en la cuarentena o si se han juntado posteriormente, quiero creer más bien lo primero, porque si no ese detalle tiraría por tierra la frase que tanto se repite, que esta obra se ha realizado “siguiendo las más estrictas normas del estado de alarma”. Tampoco es que se predique con el ejemplo en algunos episodios con los cuidados de limpieza. Quizá puedan parecer apreciaciones tiquismiquis, pero algunas escenas me parecen algo descuidadas. No obstante, me quedo con que con recursos justos ‘En casa’ consigue mostrar inquietudes y conclusiones útiles.

Crítica de ‘Betaal’ la serie de no muertos hindúes de Netflix

La reseña que probablemente nunca leeréis de la serie que nunca pensaríais ver

La serie de Netflix ‘Betaal’ junta zombies vampíricos trepamuros, maldiciones, posesiones, mercenarios, ingleses colonialistas y por supuesto hindúes. Esta mezcla más variada que un plato especiado del restaurante Taj Mahal podría repeler a muchos. Solo aquellos amantes de las películas chuscas o del terror más recóndito podrían atreverse a enfrentarse a ‘Betaal’. Pero si aceptáis mi recomendación os meteréis de lleno en esta miniserie, sin intentar tomárosla como una propuesta seria sino más bien desenfadada.

El nombre Betaal viene del espíritu vetal de la India. En esa cultura este ente posee cadáveres y se presenta como una especie de vampiro o zombie que se dedica a atormetar. En esta serie, que es ya la quinta original de Netflix en la India, tenemos a ese espectro dentro de un soldado inglés de alto cargo. Pero este soldado está muerto, es del siglo XIX y ha permanecido encerrado en un túnel con su ejército hasta la actualidad. Un plan de construcción de una autopista y unos soldados sin escrúpulos hacen que los lugareños de la zona deban enfrentarse de nuevo a la amenaza de los no muertos.

El británico Patrick Graham (‘Ghoul’) es el principal cerebro de ‘Betaal’. Ha contado en parte con la producción de la Blumhouse Productions. De hecho parece que la serie está hecha con la calderilla que le ha sobrado a Jason Blum. Son solo cuatro episodios y tanto el nivel actoral como a veces el de puesta en escena es bastante escaso. Esta serie es como la copia barata de ‘Kingdom’. Pero como suele ser costumbre o tradición en las películas de la Blumhouse se saca provecho a lo que hay y si uno sabe a lo que va disfruta de ‘Betaal’. Y a lo que hay me refiero a que esta es una serie de infecciones, con pocos escenarios y con un argumento que parece surgido de un videojuego más que básico. La verdad es que podrían costearse una segunda parte, la trama da para ello y así podría desmadrarse más.

Y es que la miniserie se contiene e intenta estar acotada a los cánones occidentales del género. Creedme, he visto películas hindús donde todo lo que vemos aquí parecería normalito, que al menos nos han ahorrado las escenas musicales tan típicas de allí. Si películas como ‘Zombies Nazis’ u ‘Orgullo y prejuicio y zombies’ os parecían raritas esperad a ver a estos zombies escaladores que disparan con mosquetes y tocan el tambor. ‘Betaal’ es excéntrica y quiero creer que por tener un director británico sigue clichés como el introducir la típica frase «si me convierto en una cosa de esas mátame».

A pesar de que la trama es bastante pobre, con fallos y que no hay un acabado de superproducción sí que hay algunos personajes muy bien maquillados. La iluminación sobre los zombies (enmascarados o maquillados) parece sacada de un videojuego japonés, tipo ‘Resident Evil’ o ‘Project Zero’. Pero no elevéis en exceso vuestra expectativa, también hay no muertos recreados con máscaras y guantes que parecen sacadas de AliExpress, con ojos brillanes hechos con bombillitas rojas. Me han recordado a los Morlocks de ‘La máquina del tiempo’. Aunque también he detectado varias veces imágenes homenajeando al ‘Demons’ de Dario Argento.

Vineet Kumar es uno de los protagonistas (prácticamente es el principal de ‘Betaal’) y suma así su segundo título para Netflix y Red Chillies Production. Aunque este sea el protagonista la actuación más valorable es la de Siddharth Menon quien tiene una secuencia de terror e diálogos muy interesante, rescatable sobre todo por lo que decía del maquillaje.

La serie mete sus mensajes en sus escenas pues deja ver que aún hay un grave distanciamiento de clases en la India. Las creencias y la humildad se enfrentan al racismo y la avaricia. Es peor la codicia de algunos o la cerrazón del ejército que la propia maldición de ‘Betaal’. Con toda esta abundancia de cosas en la serie os invito a verla, total, su montaje es ágil y su duración corta, no os arrepentiréis.

Crítica de ‘Into the night’

Para los amantes de la noche pero no de los vuelos

Un vuelo que va a salir desde Bruselas es secuestrado, así comienza ‘Into the night’. El único y armado secuestrador apremia a despegar al piloto y a la poca gente que había embarcado en el avión ya que asegura que si les coge el amanecer todos morirán. Comienza ahí una auténtica carrera para mantenerse siempre en la cara sombría de la tierra. Así es la primera serie belga original de Netflix creada por Jason George, productor de ‘El vicio del poder’ o ‘Narcos’.

Antes de hablar de otros pormenores de la serie debéis saber que ‘Into the night’ no termina, se queda abierta. Sí que es verdad que llega a un punto final, a una meta, pero no se soluciona el problema de los protagonistas quedándose pendiente para una posible segunda temporada.

Pero ‘Into the night’ con sus seis episodios es más que satisfactoria. Consigue intrigar desde sus primeros instantes y engancha con los problemas/soluciones que va planteando. Hace por ejemplo lo que ‘The Walking Dead’ no se ha atrevido a hacer nunca, ni en la serie ni en los cómics. Da explicación al incidente que está acabando con la gente y más allá de eso explora sus consecuencias en diferentes ámbitos de nuestras vidas, formando parte de la aventura en la que se ven sumergidos los pasajeros.

Esta es una serie que va a contrareloj, que a veces consigue ser trepidante o agobiar por la falta de recursos o conflictos surgidos. No tiene prisa en mostrar todas sus cartas y se agradece su tensión y su ritmo. Tenemos algún personaje estereotipado pero gran parte de las veces consigue romper moldes para nuestra sorpresa y para así además conseguir ser más creíble. Está por ejemplo el italiano y el alemán que tiene prejuicios contra los polacos y los árabes, pero que luego demuestran ser más humanos de lo que parece. Por cierto que todo esto sale de una novela procedente de Polonia.

‘Into the night’ es coral pero cada episodio nos muestra en su inicio el pasado de alguno de los personajes, justificando casi siempre su presencia en el avión y olvidándose de ese precedente a veces. Nos puede recordar así muchas veces a ‘Perdidos (Lost)’. Tal vez en ese sentido si peca de catastrofista la serie sembrando en todos los protagonistas demasiados claroscuros. Al fin y al cabo todos somos humanos y la serie maneja sus situaciones de una manera totalmente natural, con reacciones y efectos muy humanos muy espontáneas. Tanto por su tratamiento como por alguno de sus personajes me ha recordado a ‘La niebla’ de Frank Darabont. Podemos decir que este es un buen thriller con unos límites muy bien estudiados.

Si os cuesta saber qué elegir ante la avalancha de estrenos en la infinidad de plataformas digitales que tenemos hoy en día sabed que esta es una miniserie que pasa literalmente volando y os dejará para bien enganchados a la expectativa de que salga una segunda parte.

Crítica de ‘Space Force’, la serie de Greg Daniels y Steve Carell para Netflix

Entre ‘The office’ y ‘Hot shots!’, una Space Force falta de de combustible

Si no me equivoco Estados Unidos tiene siete u ocho ramas militares. Una de ellas es la Space Force o Fuerza Espacial. Esta unidad está en marcha desde el pasado 2019 dentro de las iniciativas de Trump pero ya se llevaba barruntando la necesidad de este cuerpo de defensa desde hace unos veinte años.  Greg Daniels (‘The office’, ‘Upload’) que siempre es capaz de mostrar una gran y peculiar visión de la actualidad ha sido el primero en atreverse a contar los orígenes de este organismo tan singular del ejército. Podréis ver su nueva serie en Netflix el próximo 29 de mayo.

Y para hacer los diez episodios de ‘Space Force’ ha contado con su gran amigo Steve Carell quien como todos sabemos entre otras cosas protagonizó la versión norteamericana de ‘The office’. Comparar esta serie con ‘The office’ es inevitable. Pero hay que tener claro que Carell solo interpreta un papel con ciertas similitudes, que el humor está mucho más americanizado y que su absurdez se sale de lo cotidiano, no llegamos a reírnos por la remota posibilidad que pueda pasar lo mostrado en la serie en nuestras vidas, que es lo que muchos monólogos o series como ‘The office’ conseguían. Aunque Daniels fue showrunner de la versión británica de ‘The office’ hay que atribuir su éxito a Ricky GervaisStephen Merchant. La versión de USA siguió su ejemplo y estela. A ‘Space Force’ no le habría venido mal la mano de estos dos humoristas pues parece que quiere hacer algo muy similar pero se va por las ramas y no llega a sus niveles de acidez e inconsciencia voluntaria.

Con ‘Space Force’ te ríes bastante. Pero su humor va más por los derroteros de la parodia y no se va tanto a lo ridículo o patético. La serie es una pantomima del ejército estadounidense y llega a tener momentos surrealista al más puro estilo ‘Los Simpsons’ (serie en la que trabajó Daniels) o a ser una especie de nueva versión de ‘Armageddon’. Ojalá hubiese sido un nuevo ‘Hot Shots!’ pero tanto su ritmo como los papeles de Lisa Kudrow (la actriz de ‘Friends’ hace de la esposa de Carell) y Diana Silvers (hija de Carell en la ficción) reducen mucho la cadencia de los gags o los hacen desaparecer. A la serie le falta tener más mordiente o aumentar su número de chistes. Me atrevería a decir que a lo que más se parece es a ‘Miracle Workers’ donde además se intenta hilar una historia a través de la ruptura de algo infalible, en este caso la preponderancia de USA, en el caso de la serie con Buscemi y Radcliffe la infalibilidad de Dios.

Haciendo uso de mucho más presupuesto Daniels y Carell han introducido un esquema similar al de ‘The office’. Tenemos a un jefe, no tan estúpido, pero con sus torpezas y carencias. De él depende no el destino de una empresa de papelería si no el de un país que está descubriendo que ha perdido su supremacía por culpa de los Chinos. Junto a él está el fiel asistente que está un poco ido de la olla (el que sería Dwight Schrute aquí es el general Brad Gregory). En las versiones de ‘The office’ siempre había un contrapeso cuerdo y sensato como el que fueron Martin Freeman y John Krasinski que aquí está representado por John Malkovich. Y los empleados o soldados de la Space Force parecen gente sensata pero también tienen sus taras, como los empleados de Dunder Mifflin.

No le faltan elementos actuales. Community managers que están a muerte por el postureo, nuevos multimillonarios que llevan la tecnología por delante de lo que la lleva su nación, proyectos de hábitats lunares… Todo eso va apareciendo en una base que también busca sacarnos la sonrisa con referencias visuales y burlas como la que vemos en su comedor representando el alzamiento de la bandera en Iwo Jima con astronautas. Seguro que a más de uno le va a gustar o a hacer gracia el uniforme de camuflaje repleto de cráteres lunares o va a querer un helado de Meal Armstrong.

Yo diría que por encima de todo ‘Space Force’ nos retrata de un modo irrisorio a un país que derrocha recursos, sobredimensiona presupuestos y tiene al volante a auténticos ineptos. Los episodios están hilados entre sí con el fin de plantearnos si este proyecto de soldados es capaz de llegar a la Luna en 2024. Pero más que mantener expectación por esa meta tenemos intriga por la situación del personaje de Lisa Kudrow.

Otra cosa que no hacía ‘The office’ es dejarnos en stand by hasta una siguiente temporada, no de un modo tan mayúsculo. ‘Space Force’ no tiene confirmada una segunda tanda de episodios pero nos deja asumiendo con bastante obviedad que quieren hacer más. Hay varias respuestas por responder y me gustaría ver como las desarrollan, sobre todo si es con aún más comedia.

Crítica: ‘Deep water’

No esperéis una serie de investigación, ‘Deep water’ navega más profundo

El 26 de mayo llega a Filmin ‘Deep water’, una serie donde los secretos y las mentiras están a la orden del día en la vida de tres amigas. Madres desesperadas, con deudas, rupturas, con deseos de otra vida totalmente diferente a la suya. Una serie con muchos giros de guión y grandes actuaciones y unos bellos parajes gracias a estar rodada en Lake District.

Creada por Anna SymonMrs. Wilson’, es una adaptación de la saga de novelas de Paula Daly, ‘Windermere’. Tenemos a tres protagonistas Roz, Kate y Lisa. Roz una mujer muy trabajadora y enamorada del padre de su hija, hace todo lo posible para salir adelante siendo su pareja un ludópata. Kate, la más acomodada de las tres, vive una vida donde no le falta nada pero no es feliz. Y para terminar Lisa, quizás el personaje más natural de todos que simplemente quiere llevar una vida distinta a la que tiene.

La trama de ‘Deep water’ se centra en el error de Lisa al no recoger a la hija de su amiga Kate de una fiesta. La chica desaparece sin dejar rastro y a es a partir de aquí cuando comienzan las rencillas y mentiras.

Sin duda la actriz que más me ha gustado ha sido Anne Friel, le da al personaje de Lisa ese tono de tristeza y a la vez ensoñación que necesita. Es una mujer sencilla que está aburrida y desolada.

Rosalind Eleazar da vida a Kate, este personaje esconde demasiadas cosas y sin duda es que la más sorpresa os va a dar. Sinead Keenan, da vida a Roz, que tiene una dura situación en su casa y un dilema bastante gordo en el trabajo.

Pero no quiero olvidar a Faye Marsay, que representa a la ley en toda esta historia, pero también la amistad y la lucha por hacer las cosas bien.

En el resto de reparto encontramos a Alastair Mackenzie, Indeyarna Donaldson-Holness, Steven Cree, Nell Williams, Charlie Carrick, entre otros.

La historia está muy bien llevada, poco a poco vamos conociendo a estas tres mujeres, sus vidas, dudas, tristezas, también conoceremos las consecuencias de todos sus actos y el por qué los cometieron.

‘Deep water’, como he dicho al comienzo, tiene muchos giros de guión, en mi opinión quizás demasiados. Hay situaciones que ya me parecen demasiado locas para que le ocurran a una misma persona y con demasiado dramatismo. Esto es una apreciación mía, no significa que esto haga que la serie pierda interés. Todo lo contrario, pero quizás algún giro que otro me lleva la serie casi a una telenovela.

Como directores encontramos a Jim Loach (‘Victoria’), Al Mackay (‘Humans’) y Harry Wootliff (‘Only you’). Entre los tres han creado una atmósfera sombría que nos adentra mucho mas en las personalidades de nuestros protagonistas. Así que os animo a entrar a estos seis episodios, luego querréis más.

Crítica de los primeros episodios de ‘Control Z’

‘Control Z’  nos trae una investigación y un hacker en el mejor espacio posible, el Colegio Nacional

Hemos tenido acceso a los primeros episodios de ‘Control Z‘ la nueva serie de Netflix llegada desde México. El 22 de mayo conoceremos a Sofía, una chica un tanto asocial que gracias a su gran curiosidad y sus dotes de observación, puede llegar a conocer bastante bien a todos sus compañeros de instituto. Estas características harán que se vea envuelta en una pequeña investigación y es que un hacker está desvelando todas las vergüenzas de los alumnos del Colegio Nacional.

La serie comienza muy bien es interesante, poco a poco vamos conociendo a los protagonistas de esta historia mediante la visión que le va dando Sofía al nuevo del instituto.

La están comparando con ‘Élite‘ y sí, es cierto que estamos en un instituto en que  podemos ver el tema de rango de clases. Los niños pijos y ricos y los menos favorecidos. Aunque por lo que hemos podido ver, tiene pinta de que las tornas van a cambiar.

Pero más que a ‘Elite’ se me acerca a la película ‘Nación Salvaje‘ tienen la misma premisa. Contando lo peligroso de tener tanta intimidad dentro de nuestros dispositivos móviles. Eso sí, dudo que se termine saliendo tanto de madre como la película de la que os hablo, pero sí que recuerda bastante.

Como en todas las series de Netflix se vuelve al tema LGTBI con un personaje bastante importante en la trama. Aparte de los abusos que uno de los alumnos sufre de manera bastante cruel, llegando a ser humillado sin ningún por qué. Hay escenas en las que lo he pasado verdaderamente mal.

El personaje de Sofía (Ana Valeria Becerril) nos presenta a una especie de Sherlock Holmes. Eso sí, bastante asocial y por supuesto con sus propios secretos escondidos.

El reparto es bastante joven y aunque alguno de sus protagonistas tengan ya tablas en la televisión, seguramente esta serie les logre terminar de lanzar. Ana Valeria Becerril (‘Las hijas de abril’), Michael Ronda (‘Soy Luna’), Yankel Stevan (‘Como dice el dicho’), Zion Moreno (nueva adaptación de ‘Gossip girl’), Patricio Gallardo (‘Silvana sin lana’), Andrés Baida (‘Los elegidos’) y Fiona Palomo (‘La negociadora’) son parte de estos actores qeu van a dar mucho que hablar.

También tenemos una cara bastante conocida y es que Lidia San José (‘Paquita Salas) hace de profesora del Colegio Nacional.

Creada y escrita por Carlos Quintanilla Sakar (‘La Bandida’), Adriana Pelusi (‘La boda de la abuela) y Miguel García Moreno (‘Plan V’), el 22 de mayo ‘Contro Z‘ llega a nuestras pantallas con sus 8 episodios. Así que cuidado con los hackers y a disfrutar de esta nueva aventura en Netflix.

‘Stargirl’ nueva serie del universo de DC Comics

La tía de la vara cósmica

‘Stargirl’ está creada por el archiconocido escritor de cómics Geoff Johns, quien tras hacernos disfrutar en el papel con sus historias sobre Linterna Verde, Superman y compañía dio el salto a la televisión. Su mano ya ha hecho lo suyo en series como ‘Titanes’, ‘The Flash’, ‘Arrow’, ‘Doom Patrol’… Ahora nos trae el personaje que creó junto a Lee Morder en el 99. Courtney Whitmore es la protagonista de la nueva serie que HBO España ha estrenado este 19 de mayo de 2020.

Courtney Whitmore es una adolescente que se muda a una nueva ciudad con su madre, padrastro y hermanastro. Allí da con «El bastón cósmico», el cual pertenecía al desaparecido Starman. Es entonces cuando descubre que su padrastro se dedicaba a eso de vestir las mallas y comienza a entrenarse como superheroína, además de ir topándose con más secretos y sorpresas.

La serie tiene mucho sabor a todas las que está realizando The CW, del tipo ‘Arrow’, ‘Leyendas del mañana’, ‘The Flash’… Muy juvenil, con efectos especiales decentes y algo de humor (sobre todo por parte del hermanastro de la protagonista). También se acerca al tono de la película ‘¡Shazam!’, curiosamente este personaje en las viñetas tiene sus romances con Shazam o Robin.

Esta serie podría iniciar un nuevo «elseworld» que se topase en el futuro con otras adaptaciones comiqueras que hemos visto. Es decir, un mundo alternativo a cualquier línea temporal de los superhéroes de DC Cómics, de hecho ya ha habido cruce con ella en el arco pre-crisis. Incluso podría ser un punto de partida para un ‘Kingdom Come’, historieta en la que los héroes tradicionales están al margen y comienzan a surgir o enfrentarse otros nuevos superhéroes. Más razón me da el multitudinario arranque de la serie, al que no le faltan personajes bizarros. Tenemos un buen puñado de héroes y villanos como Solomon Grundy, Dr. Medianoche, The wizard, Wildcat, Tigresa, Brainwave, Icicle,  Hourman o Sportsmaster. En el inicio ellos han acabado con la JSA y parece que nos adelantan que los villanos van a ser los miembros de la Sociedad de la Injusticia.

Courtney Whitmore/Stargirl está interpretada por Brec Bassinger. Y no es la primera en ser este joven personaje de cómic. Ya apareció en ‘Smallville’ encarnada por Britt Irvin y en la «pre-crisis» de ‘Leyendas del mañana’ con el rostro de Sarah Grey. Las anteriores referencias que tenía de esta actriz eran la película ‘A 47 metros 2’ o episodios de ‘Los Goldbergs’, dos trabajos donde tengo que decir que me pasó totalmente desapercibida. Aquí hace de una joven malhumorada por su cambio de ciudad y de momento, al menos en el primer episodio no lo hace mal. Tampoco me parece mal la elección de Luke Wilson como Stripe, el padrastro de nuestra nueva heroína televisiva. Además de usar su peculiar humor va a bordo de un mecha haciendo las veces de lo que sería el «Robin» de Stargirl.

A muchos, entre ellos yo, les puede parecer que esta serie cumple unos topicazos como una casa. Tenemos al personaje marginado en su nuevo instituto, a la animadora ennoviada con el deportista de moda, al padrastro enrolladlo, al villano de clase alta que casualmente vive en el mismo pueblo… Si pasamos por alto esos clichés que los norteamericanos se empeñan en perpetuar podemos pasarlo bien con la serie ya que busca construir la historia de una protagonista bastante irreverente y atrevida, además de desbordarnos con muchísima ciencia ficción de cómic.

También puede parecer que en una serie de DC tenemos un guiño al Capitán América con el traje de Stargirl. Pero cabe señalar que la verdadera inspiración para Johns a la hora de idearlo fue Yankee Poodle de ‘Capitán Zanahoria’ (no confundir con el de Terry Pratchett). Además tanto Starman como Capitán américa nacieron en 1941. Lo que sí que son cameos o más bien huevos de pascua son el casco de Flash o la foto con tintes de Alex Ross que sostiene la protagonista y en la que vemos a los miembros de la JSA. Al igual que el camión de mudanzas que lleva a Courtney a su nuevo hogar, el cual se llama Action Movers, con la tipografía de Action Comics. Curiosamente existe una compañía de mudanzas en California (donde vivía Stargirl) con ese mismo nombre.

Me ha gustado el juego que da la vara con poderes gravitatorios y destructivos, muy pícara a lo capa de Doctor Strange repartiendo leña contra los abusones y malvados, a veces en contra de la voluntad de su nueva dueña. También el como con algunos temas musicales, cartelería, coches, autocine con los Goonies… nos imbuyen un toque vintage. Lo cierto es que me ha picado su piloto y voy a seguir viéndola.

Crítica de ‘Momma named me Sheriff’ el spin-off de ‘Mr. Pickles’

En el pueblo de este sheriff se impone la ley del todo vale

Desde el 8 de mayo podemos en HBO España ver junto al contenido de Adult Swim ‘Momma named me Sheriff’. A todos los que somos fans de Mr. Pickles nos ha dolido ese episodio único de la temporada cuatro en el que nos toca despedirnos de nuestro perro endemoniado preferido. Pero esto no ha supuesto el final de las historias de los habitantes de Old Town. Con la esperanza de que Mr. Pickles vuelva algún día Adult Swim ha sacado un spin-off protagonizado por el sheriff de la ciudad, quien ya había sido el eje de alguna de sus demenciales tramas.

Creada por Will Carsola y Dave Stewart, al igual que la serie matriz, ‘Momma named me Sheriff’ nos cuenta las aventuras de un peculiar sheriff bastante idiota, que va siempre sobre patines, habla con una muñeca Annabelle y está enmadrado. La jugada es la misma que hemos visto con Cleveland en ‘Padre de Familia’ o Joey en ‘Friends’. Se coge a uno de los personajes más ridículos de la serie y se pone todo el foco en él. Normalmente esta estrategia no suele salir bien pues la audiencia busca las mismas sensaciones que tenía con el producto original y los responsables de la nueva serie suelen querer marcarse un punto diferente. No es el caso de ‘Momma named me Sheriff’.

Todos los episodios, de unos diez minutos de duración cada uno, son exactamente lo mismo que ha sido siempre ‘Mr. Pickles’, aunque el opening de la serie del perrete diabólico molaba más. Aunque el protagonista sea el Sheriff (que por cierto está doblado por Carsola) seguimos con los mismos habitantes y por ahí pulula  una perrilla llamada Mrs. Pickles que seguro nos reserva una buena sorpresa para la próxima temporada.

El único y genial episodio de la temporada cuatro de ‘Mr. Pickles’ sirve como piloto para ‘Momma named me Sheriff’. Ahora tenemos al padre de Tommy ejerciendo de ayudante del sheriff, fuera de su trabajo como tele-vendedor. El universo de obscenidades y eventos macabros de Carsola y Stewart sigue creciendo. Esta es una serie en la que cualquier cosa vale. Por eso vemos locuras como un robot cortocircuito con bigote, cavernícolas fabricando chili, un hombre que sirve de sombrero a una montaña, una masturbación con un sandwich, un profesor con cabeza de microondas o un libro para devolver a perros infernales a la muerte, el cual le habría venido muy bien al abuelo. Si uno busca algo macabro, sangriento, impúdico y retorcido tiene que ver esto.

Esta es una serie para mentes que pueden reírse de las ideas más locas, groseras y perturbadas. Viene dada en su justa medida, en cápsulas pequeñas. Igual de acelerada que algunos capítulos de ‘Rick y Morty’ o ‘Midnight Gospel’ y su frenesí es digno de una pesadilla de Ruggero Deodato.

Crítica de la serie ‘Snowpiercer. Rompenieves’

Asesinato en el Snowpiercer exprés

El cómic de ‘Snowpiercer’ vuelve a ser objeto de una adaptación (podéis leer nuestra reseña aquí). Tras la versión cinematográfica de Bong Joon Ho (‘Parásitos’) el día 25 de mayo Netflix publicará su serie, de la cual nos ha permitido ver ya tres episodios. Se irán publicando semanalmente, algo que no es habitual en Netflix, pero vivimos una época poco común. Quizá la razón es que esta serie en USA la controla TNT.

También es poco frecuente el plantel que vive la humanidad en ‘Snowpiercer’. La idea de Jacques Lob, Jean-Marc Rochette y Benjamin Legrand permanece intacta en esta serie que ha producido el equipo de la película: Bong Joon Ho (Parásitos), Miky Lee, Tae-sung Jeong, Park Chan-wook, Lee Tae-hun y Dooho Choi. La poca población humana que queda sobre la faz de la Tierra está confinada en un tren de mil y un vagones. Se ha añadido una pequeña variación. La razón es como siempre que el mundo está congelado, pero esta vez se debe a un error humano al intentar corregir el cambio climático.

Graeme Manson (‘Orphan Black’) es quien ha orquestado esta serie que en sus primeros episodios está dirigida por James Hawes (‘Black Mirror’) y Sam Miller (‘Luther). Y si querían ser fieles a los cómics la serie se tenía que parecer a la película. Así es en algunas escenas de su inicio, el cual fue modificado tras un piloto fallido. Pero también hay cambios, algunos muy interesantes, que hacen que la serie tenga un aliciente y unas soluciones por las que merezca la pena ser vista. De hecho podría funcionar como algún episodio previo a lo sucedido en las otras versiones que hemos visto, aunque realmente esta es una variable distinta de la premisa.

Todo empieza un poco al estilo ‘Altered Carbon’. Los ricos de arriba (en este caso de la parte delantera del Snowpiercer) rescatan a un hombre (interpretado por Daveed Diggs) de la miseria para que resuelva un extraño crimen. Siendo más sangrienta que la película e incluso que el propio cómic la situación se convierte en una especie de ‘Asesinato en el Orient Express’ pero post-apocalíptico. Cual Poirot tenemos al protagonista, esta vez llamado Layton, investigando por el tren mientras se mueve entre prejuicios, secretos, rencillas, odio y las propias sorpresas que le da el descubrir lo que hay en los vagones que ha tenido durante más de siete años al otro lado de la puerta. Vagones que por cierto algunas veces tienen interiores sobredimensionados. Si esta trama hubiese servido como herramienta para elevar el mensaje de la idea original estaría aplaudiéndola, pero me temo que solo funciona para poder justificar el formato de serie.

Sin lugar a dudas se conserva el mensaje de diferencia entre estratos sociales y la vaga resistencia de los ricos a adaptarse a un nuevo orden mundial. En este rompehielos motorizado hay muchos más pobres que ricos y sin embargo los privilegiados tocan a más trozo del pastel. Los de primera clase viven en su mundo particular y los de tercera aunque inferiores están en todas partes gracias a que viven, sirven y trabajan en todas partes del tren. Dudoso equilibrio piramidal en un mundo lineal que hoy en día vemos en muchos países, empresas o sociedades, como por ejemplo España, donde unos cuantos viven en su propia burbuja y llegan a tal punto de ignorancia que se olvidan del bien común. La lucha de clases sigue siendo uno de los argumentos principales y las cuestiones revolucionarias siguen estando muy presentes en esta historia que transcurre a mil revoluciones. No me refiero a una sensación de frenesí en la serie, si no al avance implacable del tren. Porque el ritmo, aunque no es pausado, tampoco se puede decir que nos haga segregar adrenalina. No arriesga en ninguno de esos aspectos, ni es una aventura comprometida ni se moja a la hora de abordar un estilo más rápido y directo que podría estar acotado a un público más reducido.

‘Snowpiercer’  lastra las carencias de un actor algo falto de carisma que interpreta a un personaje que se tiene sobrestimado y que además ha de liderar a los parias de la humanidad. También le quita encanto la mala gestión de los momentos musicales. Sin embargo hay brotes verdes en la heladora corteza terrestre. Está mucho mejor Jennifer Connely, no solo por su actuación si no por ese halo de misterio de su personaje y por el giro tan sugerente que tiene. Su secreto es mucho más atractivo que el que pueden revelar todos los demás pasajeros del tren.

Obviamente no hace falta haberse visto ni la película ni haber leído el cómic para captar todo lo que nos cuenta. Uno puede entretenerse con ‘Snowpiercer’ sembrándose la expectativa por cómo va a acabar este o aquel personaje, pero tampoco hay que ponérsela muy alta pues no hay giros excesivamente inteligentes. A mí, tras cinco episodios e indagar algo en la serie lo que más me ha seducido no es que ya tenga una segunda temporada planificada, sino que en ella estará Sean Bean.

Crítica: ‘Valeria’

Descarada, sexual y divertida así es la nueva serie de Netflix, ‘Valeria’

He estado a punto de hacer dos críticas acerca de esta serie, una como lectora y otra olvidando el libro, pero, aquí estoy, con una sola crítica para que no os aburráis e intentaré centrarme en la serie, pero al final os daré mi opinión personal como lectora, no puedo evitarlo.  Me gustó mucho En los zapatos de Valeria y ‘Valeria’ es bastante diferente a éste, pero no significa que sea malo, así que comenzamos.

‘Valeria’, la próxima serie de Netflix que se estrena el día 8 de mayo. Basada en la novela de ‘En los zapatos de Valeria’, de Elisabet Benavent, la serie  tiene 8 episodios de unos 45 min aproximadamente cada uno. Valeria es una joven que está preparando su primera novela. Casada con Adrián, el cual está bastante preocupado por su trabajo dejando bastante abandonada a su mujer. Eso sí, cuando se da cuenta, intenta remediar esta situación. Pero en el mundo de Valeria entra Víctor, un hombre misterioso que va a poner todo patas arriba.

Pero no solo tenemos a Valeria como protagonistas, también encontramos a sus amigas, Lola, una mujer liberal pero que no lo es tanto como parece. Carmen, adorable y torpe, enamorada de Borja, un compañero de trabajo al que adora y con el que quiere todo y Nerea, una mujer que está intentando encontrar su lugar en el mundo intentando dejar atrás todos los prejuicios de la sociedad hacia el mundo LGTBI.

Me encanta toda la ambientación de la serie desde las grandes panorámicas y recorridos por Madrid, hasta todos los interiores. Una serie muy malasañera o latinera, que nos lleva a la gran ciudad de una manera bastante actual. La lucha de los taxistas contra los VTC. El alto precio de los pisos, la falta de trabajo, de la que Adrián y Valeria sufren. Es bastante crítica en ese sentido, llevándonos a que nos sintamos aun más identificadas con las protagonistas.

Los dramas familiares, aunque pocos, también se van introduciendo poco a poco en la serie, esto hace que también conozcamos a las protagonistas más a fondo con sus pequeños defectos y también pequeñas tristezas.

Las protagonistas me encantan, Diana Gómez, a la que hemos podido ver hacer poco en un pequeño papel en ‘La casa de papel‘, creo que es una Valeria perfecta, muy mona, muy nerviosa y llena de dudas. Además siempre liándola. Lola interpretado por Silma López,  como he dicho, una mujer muy fuerte, pero que tiene mucho drama dentro. Tenemos a Teresa Riott como Nerea su interpretación me gusta mucho, bastante lógica, aunque hayan cambiado parcialmente su personaje, está claro que se lo van a poner más difícil con la familia y Carmen, interpretada por Paula Malia, quizás es la que menos me guste por estar un poco sobreactuada.

Los cuatro primeros episodios están dirigidos por Inma Torrente y Nely Reguera y en ellos vemos una paleta de colores muy evidente. Cada personaje tiene su gama y en sus respectivas casas podemos verlos de manera más directa. Muy bien trabajado desde este punto, muy cuidada.

En la serie vemos detalles también que nos acercan a los libros, como un pequeño cameo de la escritora o una mujer con una agenda roja llena de estrés que podemos ver como un guiño a la Lola del libro.

Como serie es bastante entretenida y se nota el cariño hacia la novela, eso sí, si lo que esperáis es una buena adaptación, me refiero, a que todo sea y ocurra como en el libro, no va a ocurrir. No se pierde la esencia de los personajes, pero sí que es cierto que, aquí llega mi opinión como lectora, cambian demasiadas cosas y quizás metan dramas innecesarios.

Pero bueno, siempre hay que ir con la mente abierta cuando vamos a ver cualquier adaptación de un libro. Además así te dan sorpresas y no te esperas todo lo que va a pasar.

Crítica del 4×01 de ‘El Ministerio del Tiempo’

Una serie que no se ha quedado perdida en el tiempo

Alonso de Entrerríos (Nacho Fresneda) nos recuerda en el primer episodio de esta cuarta temporada que llevamos desde el 1 de noviembre de 2017 sin reunirnos con la patrulla de ‘El Ministerio del Tiempo’. Ha pasado un año y medio y tenemos la ocasión de volver a entremezclarnos con la historia de España y con unos personajes que en su día nos regalaron muy buenos momentos, en televisión y hasta en viñetas. Nos esperan diez episodios que desde este 5 de mayo serán emitidos en TVE y al día siguiente subidos a HBO España.

Hay cambios en esta nueva etapa. Cambios en lo que se refiere al opening que ya no presenta su habitual tema musical aunque si su estética y modificaciones como el emplazamiento de la sede. Los amantes de ‘El Ministerio del Tiempo’ no podrán acudir a su clásico punto de encuentro en la calle Duques de Alba de Madrid para acercarse al cuartel de la patrulla ya que este se ha mudado. Compro la explicación del cambio de ubicación pero no me ha conquistado el nuevo tema de los créditos.

Tras un repasazo de unos nueve minutos se confirma que todos los protagonistas de las tres temporadas anteriores estarán presentes. Ya sabéis: Julián (Rodolfo Sancho), Amelia (Aura Garrido), Pacino (Hugo Silva), Alonso (Nacho Fresneda), Lola (Macarena García), Irene (Cayetana Guillén Cuervo), Salvador (Jaime Blanch), Ernesto (Juan Gea), Angustias (Francesca Piñón), Velázquez (Julián Villagrán) o Elena (Susana Córdoba).

Y el tono es el mismo que en anteriores episodios. Drama y comedia mezclados. Seguimos teniendo a un Alonso estandarte del romanticismo, a Lola de la lucha contra la injusticia y a Irene del empoderamiento femenino. El personaje de Pacino se mantiene como ese policía quinqui que nos aporta la mayor parte cómica y en el otro extremo nos encontramos a Julián, que no os voy a desvelar de qué manera continúa con sus desventuras. Lo que sí que puedo decir es que como siempre nos sumerge en nuestro pasado con una gran ambientación, no tan buena fotografía. En este caso no retrocedemos de lleno a un episodio en concreto de los anales de España pero si nos topamos con personajes harto conocidos como Franco o Berlanga, con grandes parecidos gracias a Pep Miràs y Koldo Olabarri.

El capítulo me ha recordado algo a ‘Malditos Bastardos’. Sobre todo con el caso de Daniel Brühl. Va de fachas y de fachadas. Tenemos cine de propaganda y otros intríngulis que no os voy a desvelar. El caso es que estamos en la España de 1943 con todo lo que supone estar en un régimen dictatorial y es en esa época donde arrancamos y comenzamos a retomar el contacto con personajes de las tres anteriores temporadas.

A parte de que el episodio 35 de ‘El Ministerio del Tiempo’ se llama «Perdido en el tiempo» digo que esta es una serie que no se ha quedado perdida en el tiempo porque vuelve a ponerse en marcha y porque sigue metiendo sus puyas y pequeñas críticas a lo que sucede hoy en día. Los personajes provenientes del pasado y los funcionarios del ministerio se amoldan a la actualidad y no dejan de gruñir e ironizar con cosas como la gentrificación, los sueldos bajos, las operadoras con sus insistentes llamadas e incluso que ya hay demasiadas películas sobre la Guerra Civil.

El pistoletazo de salida lo ha dado el director Chiqui Carabante (’12+1: Una comedia metafísica’). La serie que llevan Javier Olivares y Marc Vigil mantiene sus dramas románticos y su manera «peculiar» de manejar u olvidarse de las paradojas. También aumenta su juego con el fantástico incluyendo más ideas no tan disparatadas que siempre han pululado entre los chismorreos de nuestra sociedad. Veremos qué nos aguarda en el futuro de esta serie sobre el pasado que nos promete capitulazos sobre Almodóvar, Felipe II y IV, Dora Maar, María Tudor, Picasso, Einstein, Clara Campoamor…

Crítica del 4×06 de ‘Rick y Morty’

‘Rick y Morty’ vuelve para arrollarnos con un tren de historias

Que ‘Rick y Morty’ no es tan popular por sus gotitas de humor inteligente está claro, sobre todo abundan los fans que buscan sus idas de olla, su ritmo arrollador y su desmadrada creatividad. Pero no se puede negar que está realizada por unos buenos y maquiavélicos estrategas. Dan Harmon y Justin Roiland saben que el público adulto demanda este desborde de imaginación, que puede guardar mensajes implícitos en sus tramas, pero que también da rienda suelta a una explosión de sandeces tan bien hiladas que nos encantan.

Me encanta como se estrujan el seso para retorcer cada vez más las cosas. En este episodio 4×06 se nota que hay detrás un guión muy imaginativo que trata una vez más de plasmar la nefasta imaginación de Morty. Para hacer personajes tan tontos y dementes hacen falta mentes perspicaces. Y Rick y Morty intentan esta vez escapar de los lápices y las ocurrencias que les imponen sus creadores.

Sonaría a risa si pareciese que intento hacer un estudio pormenorizado o cerebral de un episodio de ‘Rick y Morty’. Eso de hecho sería más digno de un gag de alguno de los capítulos de esta serie que hoy 4 de mayo ha vuelto a España en TNT para seguir con su cuarta temporada, la cual nos dejó con un coitus interruptus allá por diciembre, dándonos un corto entre medias. Ha regresado en el día de Star Wars (May the 4th) y no le falta ni Yoda ni espadas láser (no os preocupéis esto no es parte de la trama, contenerse los radicales de los spoilers con sus comentarios).

La realidad virtual, las simulaciones y sobre todo los narradores de historias son el eje central de este episodio que se ambienta en un tren al más puro estilo ‘Polar Express’ o ‘Snowpiercer’ y acaba tirando de giros nolanianos. Ahí nos topamos con grifos de cerveza con forma de cobra, culos pedorros de tres nalgas, tripas desperdigándose en el vacío del espacio… Para llegar hasta niveles sacrílegos, ya sabéis que ‘Rick y Morty’ no se corta ni un pelo.

También llega un punto en el que este episodio puede parecer hasta de recopilación. Reúne a muchos personajes surgidos en otras entregas, hasta el punto de que si me juráis que estos veinte minutos cierran la de temporada me lo habría creído. Con esto ya estaréis predispuestos a un capítulo lleno de auto-referencias, guiños y apariciones que os van a dar risas y sonrisas momentáneas pues su ritmo se hace cada vez más saltimbanqui. Por supuesto no están todos ni los más famosos, ya son muchas las criaturas descacharrantes las que han acumulado en estas treinta y seis cápsulas de multiversos e inventos.

Este es el episodio en el que ponía voz Paul Giamatti, el actor de ‘Billions’ o ’12 años de exclavitud’. Y su intervención es prolongada, no tiene un cameo como Elon Musk. Su personaje acaba conversando con otro que también ha sido doblado por un famoso, Chris Meloni (‘Happy!’, Comisario Gordon en la serie de Harley Quinn). No es la primera vez que hacen esto en un solo episodio los directores de casting que trabajan para la serie de Adult Swim.

Lo que sí que no han hecho es como ‘Los Simpson’ que ponían en marcha todas las webs que sacaban en sus episodios. Aunque el dominio al que nos invita a acudir su escena post-créditos si pertenece a Turner (podéis comprobarlo aquí) la dueña de Adult Swim. No os esforcéis http://www.story-train.com/ no funciona y muchos fans que vieron este 4×06 en Estados Unidos mostraron su frustración en las redes. ¡En fin! Picando en la ironía y la trampa consumista, lo que os decía de sus pequeñas gotas de humor inteligente. Bravo ‘Rick y Morty’.

Crítica de ‘La unidad’

‘La unidad’ no está falta ni de medios ni de miedos

Hoy tengo el placer de hablaros de ‘La unidad’. El próximo 15 de mayo Movistar+ estrenará otra de sus series originales (realizada junto a Vaca Films), de esas en las que está demostrando la gran salud de las series en España, como hizo hace poco con ‘La línea invisible’ hablándonos de los momentos en los que ETA comenzó a asesinar. Y vuelve a la carga con el tema del terrorismo solo que esta vez es el yihadista el que centra toda la atención.

Es un placer hablar de esta serie porque me ha gustado de cabo a rabo. La he seguido con mucho interés gracias a su ritmo, su buen tratamiento de la historia y sus múltiples localizaciones. Os recomiendo esta serie de Dani de la Torre que retorna a la actualidad con otra historia policíaca tras ‘La sombra de la ley’. Y lo hace además junto a Alberto Marini (‘Summer Camp’, ‘Feedback’), quien suele engancharme con sus giros de guión, nunca le faltan.

‘La unidad’ no está falta ni de medios ni de miedos. Maneja muy bien el temor al terrorismo y a facciones como el Daesh que en su momento debió ser mayor al que se tenía. Todo desde una ficción que muestra nexos con la realidad histórica de España y que tiene como precedente lo sucedido en el 11M. Pisando con pies de plomo pero sin recelos a la hora de tocar ciertos temas. Y también sin complejos a la hora de tener comparaciones con producciones de cualquier rincón del mundo. Aborda correcta y valientemente muchos aspectos que en producciones muy potentes no se atreven y su calidad es innegable.

Podréis ver algunas cosas en común con ‘The unit’, la serie de David Mamet. Seguimos a los protagonistas que tienen que coordinarse de manera simultánea en diferentes partes del mundo y sus parejas a penas pueden saber a qué se dedican.  Son personas secuestradas por su trabajo e implicadas de un modo muy cercano. Suena a secta eso de ‘La unidad’. Pero no va por ahí el título. Hace referencia al grupo de agentes que se encarga de intentar anticiparse a los pasos de los terroristas mientras lidia con sus problemas personales. En esa lucha sí que se encuentran cosas de secta tales como lavados de cerebro o radicalismos, lo cual se aborda también desde una perspectiva completa.

Obviamente ‘La unidad’ trata acerca de muchos personajes, un equipo no lo forma un solo individuo. Pero es cierto afirmar que su principal protagonista es Nathalie Poza, quien ejerce de madre de todos los policías que integran este cuerpo especial y de una niña que le echa de menos, al igual que añora a su padre. Poza hizo un papelón en ’70 binladens’, donde compartía reparto con Emma Suárez. Ahora ambas comparten el haber hecho de jefas en una comisaría pues Emma Suárez hizo lo mismo en ‘Criminal’. En mi opinión y para mi gusto el trabajo de Poza ha sido mucho más creíble y natural. Todos los actores se han esforzado en representar el papel de alguien profesional y analítico. Compro con gusto el rol de Marian Álvarez como Miriam «pepinillo», me gusta verla fuera de un papel en la que no sea una cascada de lágrimas y además haga de una policía de las que da dolores de cabeza. Se nota la colaboración con policías reales y se percibe una extensa preparación en el texto de estos personajes y de otros. Sobre todo en lo procedimental, se ve considerablemente en las palabras de Luis Zahera, a veces trabalenguas llenos de formulismos.

Las secuencias se componen muchas veces de planos que parecen captados por un espía, siempre grabando como a escondidas. Y esas secuencias a veces muestran momentos escalofriantes y otros sumamente tensos. Instantes que revelan que esta serie habla de lo que ha pasado y también de lo que podría pasar. Es una persecución llena de emoción y estrategia en la que no hay faceta que se quede sin explorar, uno de esos casos en los que viene como anillo al dedo el dicho «el que la sigue la consigue».

Crítica de ‘Ghost in the Shell SAC_2045’

Por dentro no tiene el mismo alma y por fuera no es eficiente

Es curioso que el último episodio, el doce, de esta nueva serie sobre ‘Ghost in the Shell’ se llame ‘Nostalgia’. Ya podían aplicarse el ejemplo de su trama, pasar página y dejar el pasado atrás. Porque uno ya no sabe como tomarse el que se retome una y otra vez una historia tan mítica, clásica y referente de la ciencia ficción cyberpunkarra como esta. Todo partió del manga de Masamune Shirow y desde entonces hemos tenido serie de anime, varias películas de animación, videojuegos, el live action con Scarlett Johansson y Takeshi Kitano (crítica aquí)… Ahora Netflix mete mano a este producto y publica ‘Ghost in the Shell SAC_2045’.

Con el tiempo se ha ido perdiendo el toque original de ‘Ghost in the Shell’ y esta ya es una versión desdibujada de lo que debería ser, ya os diré más abajo porqué además esto tiene un sentido literal. Lo que más se nota tras acabar la serie es que no hay una meditación cavilada y desarrollada en esta serie. No es capaz de generar reflexiones como anteriormente. Y aburre. No por sus superficiales divagaciones si no porque se evade mucho de la trama principal o la aborda demasiado desde la diplomacia. Se va a temas como la economía global, el acoso infantil, la crueldad de la gente en la red… pero en momentos puntuales, sin profundizar.

Esta es una nueva historia muy política, algo detectivesca y militar que sucede unos catorce años después de que se disolviese la Sección 9. Por supuesto tiene acción pero es más escasa y vibrante que de a menudo. Al menos la tecnología está constantemente presente y la serie vuelve a sorprendernos con algunos diseños de artefactos muy originales.

El caso es que desde el principio a mi me ha perdido. Y es que no comparto este estilo de animación que se está usando tanto en Japón. Es una estética similar a la que se ha empleado en series como ‘Ultraman’, ‘Los Caballeros del Zodíaco’ o juegos de ‘Dragon Ball’. Y no la veo para nada eficiente salvo por el hecho de que se parece a un dibujo manga al que le han aplicado directamente volumen. Las nuevas versiones de los personajes no cuadran con el paisaje, esto se nota de una manera mayúscula en el último episodio donde tenemos una aldea y un bosque estupendamente realizados y son recorridos por vehículos e individuos hechos pobremente. Los directores de esta serie son Kenji Kamiyama y Shinji Aramaki, ambos directores de ‘Ultraman’. Parece que uno ha estado a cargo de la animación de los elementos móviles tales como vehículos, robots y humanos y otro al mando de los escenarios. Y nadie al timón del doblaje, porque (y hablo de la versión original que es la que está disponible) está fatalmente doblada, con mucho desfase con las bocas que ya de por si tienen un movimiento muy torpe. O bien ‘Ghost in the Shell SAC_2045’ es parca en detalles ahorrando en texturas o bien usa elementos casi realistas, muy contradictorio. Por lo menos las luces están bien trabajadas.

En algunos aspectos procura ser adelantada a su tiempo, como hace con el planteamiento de las llamadas «Guerras sostenibles» o con los movimientos que hace con las monedas a nivel internacional. Usa esto como herramientas junto a una nueva amenaza para volver a reunir una vez más a los miembros de la Sección 9, que acaban por hacer lo mismo de siempre a pesar de comenzar ubicados en un ambiente bien diferente.

Regresan por lo tanto la Mayor Motoko Kusanagi, como siempre algo sexualizada, Saito, Bato, Aramaki, Togusa… Por supuesto se han añadido nuevos personajes, bastante carentes de carisma y que sirven sobre todo a esa trama de politiqueo. A parte están los «posthumanos» que vienen acompañados en sus momentos clave del ridículo sonido de una tecla de piano que no es para nada eficiente.

Si el incidente de «El hombre que ríe» tenía paralelismos con ‘El guardián entre el centeno’ en esta nueva etapa se ha querido enlazar con el ‘1984’ de Orwell, como se ha hecho tropecientas veces. Pero esto sucede prácticamente solo en su tramo final y además de un modo que parece casi superfluo. Si consigues llegar hasta el último capítulo acostumbrándote a los inexpresivos rostros, la trama política presente en exceso y las poco dinámicas peleas comprobarás que encima tras doce episodios nos dejan con un final excesivamente inconcluso. Creo que se logra una cinemática más elaborada con este tipo de animación pero no es tan fluida, se pierden muchos detalles, se transmiten menos sensaciones e incluso se pierde espectacularidad, el precio no vale la pena.

Crítica de ‘The Bay’

‘The Bay’ se fundamenta en un guión plagado de mentiras bien aplicadas

El género policíaco es una clase de historias a las que no les cuesta encontrar público. Suele estar muy colindante con la realidad, aunque se adorne con algunos artificios, como sucede bastante en ‘CSI’. En el caso de ‘The Bay’ estamos hablando de una serie dramática y de investigación. Se compara esta serie con ‘Broadchurch’ pero como no la he visto os puedo decir que los tiros van por un tono muy adusto como en ‘Caso abierto’ o ‘Ley y orden’. Es decir, tenemos una historia bastante seria pero los capítulos siguen todos un mismo hilo, no hablamos de casos concluyentes. Además ‘The Bay’ mezcla bastantes personajes que confluyen en sus últimos episodios de algún modo. Personajes adultos y algunos de ellos adolescentes, es un poco la jugada de ‘The accident’ solo que con diferente discurso y con una buena fotografía  que os comentaré más adelante.

Esta serie creada por Daragh CarvilleRichard Clark trata sobre la desaparición de un chico y una chica que son gemelos. Todo sucede en una pequeña localidad costera llamada Morecambe, ubicada al norte de Mánchester. Su bahía da de comer a muchos de sus habitantes con la pesca y alguno de nuestros protagonistas navegan todos los días en busca de lo que el mar pueda ofrecerles.

En este ambiente marinero de grises paisajes moteados del color de las ropas y el césped transcurre la trama detectivesca. La protagonista es Morven Christie en el papel de la detective Lisa Armstrong. Ella tiene que ser capaz junto a su nuevo, joven y entusiasta compañero, de localizar a los dos desaparecidos.

En sus primeros compases parecía que esta sería una especie de buddy movie pero tiene muy pocos compases que nos conecten con ese tipo de desarrollos. ‘The Bay’ aborda las historias de otros personajes que rodean a la detective. Sus hijos, su madre, los padres de los desaparecidos, sus amigas, los muchachos y muchachas del instituto local… La protagonista se ve fortuitamente implicada de manera personal en el caso y se involucra muchísimo. Es por eso que esta serie conduce bastante y muy bien por el manejo de conflictos: cómo dar una mala noticia, cómo llevar a cabo métodos que pueden incomodar, cómo soportar la presión y exigencia de su puesto de trabajo.

Y es que la detective se compromete incansablemente con la investigación intentando hacer un alarde de profesionalidad, hasta llegar al punto de descuidar a sus propios hijos. ‘The Bay’ aborda muchas situaciones vividas por púberes y las relaciones con sus padres, sobre todo en el caso particular de una madre soltera y muy trabajadora. Por otro lado se fundamenta en un guión plagado de mentiras bien aplicadas y planta semillas para que desarrollemos nuestras propias conjeturas, en mi caso algunas acertadas otras desatinadas. Sabe causar confusión. Además genera un suspense que si bien no nos pone en tensión nos suscita interés. Más aún siendo una de esas series que consigue aportar un buen cliffhanger al final de cada uno de sus seis episodios. En resumen, es una serie con matices familiares y de enredos que causan expectación.

Dado su punto de partida podríamos pensar que es un dramón. Pero no se explota demasiado el dolor, como hacen otras series que hacen del sufrimiento su bandera. Aunque tenemos al personaje de Chanel Cresswell (ganadora del BAFTA por ‘This is England ’90’) que no tiene apenas una escena sin soltar lágrima y eso que tiene muchas, esta es una serie que se centra más en su goteo de pistas y a veces de insensateces.

De la ciudad inglesa en la que se ambienta no han tocado prácticamente ni gramo de arena. Está la estatua del cómico Eric Morecambe, sus pubs, su paseo marítimo… Y el interior de sus feas casas. El olor a moqueta y mueble desgastado casi atraviesa la pantalla. Y aún con toda esa fealdad extrae unas imágenes muy buenas. Sobre todo en los episodios rodados por Lee Haven Jones, director de series como ‘Dr. Who’. De ambientes que pueden ser bastante deprimentes capta imágenes muy bonitas. Mayormente lo consigue tirando de la regla de los tres tercios, de bokeh y de algunos planos simétricos. Con esto sitúa a los personajes en zonas de la imagen algo apartadas o alejadas, pero consiguiendo que nos centremos en ellos.

En Reino Unido ha sido criticada por el cerrado y variado acento de sus personajes. En España si no sois capaces de seguirla ponéis los subtítulos y a correr. Que sus pronunciaciones no sean una barrera para seguir el hilo. En 2019 tanto la actriz de la madre protagonista como uno de sus directores fueron nominados al BAFTA. No es de extrañar y acalla un poco las bocas de los que pueden criticar ‘The Bay’ por algo así.

Estrenada en Reino Unido ya en 2019 ahora Filmin nos la trae a España. Puede verse desde el martes 28 de abril. Se ha confirmado una segunda temporada para este 2020 (podéis ver el anuncio hecho por la protagonista en su Instagram), pero desconozco en qué fecha será. No os preocupéis que no vais a tener una larga espera ya que la serie es buena por todo lo que os he comentado y porque cierra totalmente el caso que plantea, sin dejar cabos sueltos para la nueva temporada.

Crítica de ‘The Midnight Gospel’

La sobradísima serie animada de un youtuber espacial no apta para niños

Se ha generado la moda o tendencia que hace que surjan multitud de series de dibujos animados de carácter adulto. Pero no me refiero a series tipo ‘Beabis y Butt-head’, me refiero a locuras aún más absurdas e idas de olla como ‘Rick y Morty’, ‘Tigtone’, ‘Hora de aventuras’, ‘Mr. Pickles’… Ese es el caso de ‘The Midnight Gospel’ la serie creada por Duncan Trussell, quien ha trabajado en series como ‘Hora de aventuras’ o ‘Stupidface’.

El protagonista de ‘The Midnight Gospel’ es Clancy una especie de youtuber astral (o locutor espacial como dice él) que va a diferentes mundos gracias a un simulador. Sus viajes son reales, siente lo que le pasa a su avatar, entrevista a sus habitantes, se lleva obsequios… Es como si pudiésemos meternos en los mundos del videojuego ‘Spore’ y los pervirtiésemos con palabrotas y sangre.

Clancy adopta formas diferentes para mezclarse entre las criaturas de esos planetas. Así es que cada vez le vemos como un hombre pájaro con piernas de serpiente, un pulpo sheriff, una pequeña criatura parecida a Qbert o un arcoíris musical. Todos esos mundos y personajes están realizados como para niños y desde luego esta serie no es para nada infantil. Son animaciones que parecen hechas para poder reproducir los cuelgues de un drogadicto con verborrea. El estilo es muy colorido, lleno de degradados y personajes muy redonditos. Podríamos decir que estodo una mezcla de estilo del opening de Muchachada Nui y series como ‘Steven Universe’. Si no fuese por lo macabra que es podrían sacarse de ella libros para colorear.

Aunque para un adulto podrían editarse mandalas surgidos de sus fotogramas. Y es que esta serie va mucho de buscar el nirvana o algo así. Los personajes hablan y hablan y al final ese palique ni te importa, más que nada por todo lo que pasa al rededor. Parlotean sobre magia, religión, espiritualidad… y tienen una especie de obsesión con el mindfulness. El protagonista dice en el cuarto episodio que ha perdido su capacidad de escucha. ¡Normal, si no para de hablar! Al final la serie nos parece decir que ya puedes filosofar y meditar lo que quieras que el mundo es violento. Al rededor siempre hay masacre y se acaba convirtiendo en una especie de reto de concentración, a ver si puedes enterarte de la monserga que te están soltando mientras ante tus ojos destripan adorables criaturas. Por todo esto os recomiendo no verla del tirón, puedes acabar con un buen cuelgue y el cerebro frito de tanta tabarra. Nunca ha sido tan necesario el aviso que da Netflix y dice «¿Todavía sigues viendo ‘The Midnight Gospel’?»

Si os lanzáis a verla os esperarán tripas, zombies que vomitan zombies, un perro de muchas patas con una galaxia en su interior, peces parlantes y marineros… Ya podéis ver en Netflix esta majadería de 8 episodios en los que constantemente muere algún pajarillo y Clancy siempre consigue unos zapatos nuevos.

Crítica de ‘Devs’, la serie de Alex Garland

‘Devs’ es una serie para mentes curiosas

El titular que he empleado para esta crítica estaba casi predestinado a aparecer puesto que esta serie vista en HBO España está firmada por Alex Garland. El director de ‘Aniquilación’ o ‘Ex_machina’ y escritor de ’28 días después’ o ‘Dredd’, lo ha vuelto a hacer con ‘Devs’ sorprendiéndonos con un argumento original y bastante sesudo. En esta ocasión podemos hablar de la obra en la que pone más a flor de piel las emociones, sin perder su enfoque crítico y científico ante el comportamiento humano.

También puedo decir que ese subtítulo tenía que aparecer sí o sí porque esta serie va de eventos predeterminados a suceder. Maneja corrientes de pensamiento deterministas e hipótesis cuánticas. Dicho lo cual no voy a profundizar en esos conceptos de causa/efecto y de metateoría en los que se mezclan ideas lógicas, casuales y epistémicas, que si no estaría adelantando mucho de la trama. Pero si puedo afirmar que se aplican de un modo bastante acertado y sin dar pie a agujeros de guión, dudas o confusiones.

Os puedo adelantar que ‘Devs’ es un thriller donde el poder corporativo persigue a nuestra protagonista, una ingeniera informática interpretada por Sonoya Mizuno (‘Ex_Manina’) que investiga la desaparición de su novio y recela de su empresa. Una empresa que se llama Amaya y cuyo departamento de desarrollo se llama Devs. Una corporación que está en la vanguardia tecnológica y que da a sus empleados un ambiente moderno para trabajar ofreciéndoles condiciones muy «molonas». Pero obviamente tras esta fachada tan flamante y amigable se esconde un secreto que descubrimos de sopetón en el primer episodio (no es el único giro de guión que os espera).

Es de estas series que hacen pensar y nos dejan ese «y si esto fuese de esta manera… cómo cambiaría tu concepto de ver las cosas». Además todo su discurso, tan lleno de conjeturas, está rodeado de personajes que se dejan llevar por la deducción y la analítica por encima de la impulsividad. Con esto también os tengo que decir que es una serie que va pausada y no tiene acción. Aún así visualmente es magnética. Tanto los decorados fractales y ornamentados de Devs como su entorno están diseñados para sugerir.

La protagonista sin duda es Sonoya Mizuno (actuando por tercera vez en un trabajo de Garland) que debe moverse entre tecnicismos y dramas. Por ella es muy fácil sentir empatía y encontrarse igual de perdido. Pero por los villanos cuesta más encontrar motivos para amistarse, por lo menos al principio. Por ejemplo vemos que los que trabajan en Amaya disfrutan de un jefe comprensivo, paciente, abierto o lógico. Pero los que trabajan en concreto en la división Devs saben que también aprieta, restringe y más cosas… Para este polifacético personaje ha sido todo un acierto contar con Nick Offerman (‘Fargo’). Si os digo que aparece en esta serie Alison Pill, la que fue batería en ‘Scott Pilgrim’ y os cuento además que aquí hace de una fría e impasible científica no me creeréis, pero esta serie va de eso, de abrirse a lo increíble. Y también de tener algo de miedo, más que nada por el papel de Zach Grenier que me ha recordado a algunos estadios del personaje de Jonathan Banks en ‘Breaking Bad’.

Que si, que ‘Devs’ cae en clásicos como el mostrar que los programadores solo usan el teclado y para nada el ratón, que las grandes empresas son despiadadas, que la gente aún no tiene ni idea de cómo se usa una copia de seguridad en la nube… Pero son detalles para un segundo plano, porque hasta la enorme y omnipresente figura infantil o el papel de Stephen McKinley Henderson nos hacen ver que esta es una serie sopesada y humana. Realmente este nuevo trabajo de Garland es como la caja de Schrödinger, que puede tener dos estados totalmente opuestos hasta que te decides a abrirla. En este caso no es un vivo o muerto, pero si un te atrapa o te mata de aburrimiento, según el interés o la atención de cada uno. Yo os animo a abrirla y a descubrir esa realidad.

Crítica de ‘Penny Dreadful: City of Angels’

Vuelve ‘Penny Dreadful’ con sus personajes enigmáticos en una nueva e intrigante trama

El 27 de abril al igual que en Estados Unidos podréis empezar a ver ‘Penny Dreadful: City of Angels’ con un episodio nuevo cada lunes. En España será Movistar+ quién la ponga a vuestra disposición y para que os podamos hablar de ella nos han permitido ver ya los dos primeros episodios. Empezamos con una historia nueva que cambia tono, personajes, lugar… pero conserva algo en común, esta es una serie con toques sobrenaturales y con elementos también muy realistas, lo vais a ver nada más comenzar.

En la anterior entrega tuvimos a Frankenstein, mediums, brujas, hombres lobo, el Dr. Henry Jekyll e inmortales como Dorian Gray o Drácula… además de los personajes secundarios tras muchos de ellos que siempre les acompañan. Una serie inmensamente cargada de mitos y criaturas de terror clásico. Ahora empezamos de momento con la Santa Muerte (título del primer episodio) y magia negra, pero seguro que se incorporarán más personajes que contribuirán a que este vuelva a ser un crossover fantástico. O quizá me equivoco y en esta ocasión han sido más parcos no optando por un reparto tan coral.

La anterior versión de la serie mezcló de maravilla en sus tres temporadas un buen número de mitos que recorrieron las calles del Londres victoriano, además del oeste estadounidense. Para esta segunda etapa el escenario es Los Angeles, durante la época en la que Hollywood vivía su esplendor y mientras los cimientos de la sociedad temblaban con los diferentes conflictos políticos y raciales. Un marco histórico verídico vuelve a sujetar el lienzo de una historia que se pintará con oleos fantasiosos.

En esta ocasión el género que maneja ‘Penny Dreadful’ es el del cine o las novelas negras. Un detective tiene que resolver un asesinato con tintes rituales que podría haber sido obra de un Jack el Destripador de tez bronceada por el sol californiano. Unos cuerpos aparecen sin corazón y con el rostro descuartizado para emular la famosa calavera de la Santa Muerte. Y mientras tiene que ir del lujoso Beverly Hills a las barriadas donde vive su familia y donde la policía quiere acallar a porrazos las reivindicaciones de los mexicanos nacidos allí.

Para lograr esa sensación detectivesca, peligrosa y casi fatalista tenemos una puesta en escena de diez. El ambiente es hostil en todas partes, algo que tal vez no sea exagerado para la coyuntura de la época. Sus decorados además son un viaje en el tiempo y su música acompaña igualmente. En su conjunto me ha recordado a cuando jugaba juegos tan logrados como el ‘Mafia’ o ‘El padrino’.

Los nombres más destacados entre los productores son John Logan (el creador) y Sam Mendes (‘1917’). Pero para poner de nuevo en marcha esta producción de Showtime está al volante un nombre que supone un sello de calidad, Paco Cabezas (‘Adiós’). El director español, que yo sepa, firma los dos primeros capítulos y los suma a los que ya dirigió en la tercera temporada de la trama pasada. Cuando uno piensa en ‘City of Angels’ se le puede venir a la cabeza el tagline de la secuela de ‘El Cuervo’ o aquella película romanticona de Nicolas Cage y Meg Ryan. Pero precisamente Cabezas (Paco) hará que tengáis esas tres palabras asociadas unas nuevas e impactantes imágenes. Y por suerte lo hace haciendo una vez más un uso esplendoroso de la cámara lenta, con la que nos deja pasmados por su potencia visual.

Pero, ¿y el reparto? De momento tenemos rostros conocidos pero tal vez no tan mediáticos como los de la serie madre. El protagonista es Daniel Zovatto (‘It follows’) con su papel de detective con raíces latinas. También acapara muchos minutos en los primeros compases Natalie Dormer que al margen de lo que misteriosamente pueda ser está su papel camaleónico que va más allá de una cara bonita y de lo que hizo en ‘Juego de Tronos’. Repite en ‘Penny Dreadful’ Rory Kinnear y esta vez no hace de monstruo, a no ser que interprete a alguien del tipo Josef Mengele, porque de momento lo único que sabemos es que un alemán nazi. Tanto Kinnear como Dormer os van a sorprender con un trabajadísimo acento. Os va a imponer bastante también la chilena Lorenza Izzo (‘Érase una vez en… Hollywood’) pues es quien representa a la Santa Muerte. Por ahí también tenemos a Adam Rodriguez (‘CSI’) quien ejerce del hermano del protagonista o a Brent Spiner (‘Star Trek’) como jefe de policia.

Los temas relacionados con la fe parece que van a ser también muy importantes en este nuevo período de la serie de John Logan. Se mezcla además con asuntos de odio racial, nazis infiltrados, cultos… Los dos primeros episodios se pasarían volando aún viéndolos por segunda vez. Tras Paco Cabezas cogen el testigo Sergio Mimica-Gezzan (‘The Terror’) o Sheree Folkson (serie ’12 monos’). Tengo fe en que estos dos directores van a continuar con tan buen arranque.

Crítica de los primeros episodios de la segunda temporada de ‘Lo que hacemos en las sombras’

El humor negro y tontorrón vuelven con ‘Lo que hacemos en las sombras’

Hace unos días os estuvimos recomendando series en nuestro canal de Youtube y Lo que hacemos en las sombras estaba dentro de nuestras elegidas. ¿Por qué?, pues porque es una comedia que parte de la idea en donde cuatro vampiros comparten piso y tienen que aguantarse. Hilarante. Con ellos vive el familiar de uno de ellos, Guillermo, que lo único que quiere es convertirse en vampiro y ser como Armand (Antonio Banderas) en ‘Entrevista con el vampiro’.

Pues un año después, podemos ver la segunda temporada de esta magnífica serie, que sigue la estela de la película estrenada en 2014 y que gracias a sus creadores Jemaine Clement y Taika Waititi ha llegado a un éxito rotundo.

Después del final de la primera temporada, en donde a nuestros vampiros les hacen una intervención infinidad de estrellas en el mundo vampírico y además conocemos el gran secreto familiar de Guillermo, se desarrolla esa última trama. En esta segunda temporada podemos ver cómo éste utiliza sus destrezas para seguir salvando a esta panda de sin sangre que siguen sin valorarlo como merece.

Ya hemos visto fantasmas, zombies e incluso muñecos poseídos en los dos primeros episodios que HBO España ha estrenado. También conoceremos la nueva faceta de Colin Robinson, el vampiro emocional, que nos hará pasar unos buenos momentos en estos dos capítulos.

Otro de los atractivos de la nueva temporada son los invitados, ya vimos en la anterior que para el último episodio no escatimaron en gastos y en esta temporada comienzan fuerte. Tenemos a Haley Joel Osment (‘El sexto sentido‘) que nos mostrará a un personaje lleno de energía y que viene a pisar fuerte a Guillermo. Las peleas entre ambos son dignas de ver. Pero no solo le vemos a él, también nos encontramos con Benedict Wong de ‘Doctor Extraño’. No os perdáis la escena final del episodio, es buenísima.

En cuanto al resto del reparto sigue sin cambiar y es algo que se agradece, los personajes de Nando, Laszlo, Nadja y Colin Robinson, son maravillosos y hacen que un mal día pase a estar lleno de risas.

En el tema técnico se nota mucho que han tenido bastante más presupuesto ya que los efectos son bastante buenos, dándonos momentos muy divertidos gracias a estos.

A partir de hoy todos los jueves tendremos nuevos episodios de ‘Lo que hacemos en las sombras‘ en HBO España.

Crítica de ‘Historias del bucle’

Genial exposición, escasa resolución

Las series antológicas tienen en común que enganchan al espectador planteando en cada episodio una situación diferente. Por lo general estas series son de carácter fantástico o terrorífico y en el caso de ‘Historias del bucle’ podríamos ubicarnos en el primer género. La serie creada por Nathaniel Halpern (‘Legion’) inspirándose en la obra del ilustrador Simon Stålenhag (por favor buscad sus increíbles dibujos) tiene mucho de antología. Cada episodio supone una nueva sorpresa y si bien podemos ver de manera independiente todas y cada una de las historias, estas están interrelacionadas entre sí formando un todo.

La idea está muy bien, pero falta o bien una trama central que le dé un sentido global a toda la serie o más profundidad en sus argumentos, ya que estos carecen prácticamente de mensaje. Pocas veces nos topamos con moralejas. Es muy fácil plantear elementos extraños y no parar de sumar misterios (todos ellos relacionados con algún artilugio o tecnología). Pero lo complicado y una de las virtudes de la buena ciencia ficción es darle una salida, un final y una explicación que de sentido a la exposición esbozada. En el caso de ‘Historias del bucle’ tenemos un planteamiento excelente con su ritmo, su ambientación y sus personajes pero la razón de ser brilla por su ausencia. Sucede que muchas de las «aventuras» que vemos en la serie nos recuerdan horrores a entregas de ‘Los Simpsons’ y la sensación con la que nos quedamos es la misma, esto ha sido algo episódico.

Los ocho episodios fueron estrenados el 3 de abril en Amazon Prime Video. En el reparto está Rebecca Hall, Jonathan Pryce, Daniel Zolghadri, Paul Schneider, Ato Essandoh, Nicole Law, Dominic Rains, el joven Duncan Joiner… ¡Y en un episodio está Jon Kortajarena! Uno no puede obviar el talento de Pryce el cual ejerce de introductor de la trama cargándose del misterio de series como ‘The Twilight zone’. Pero también destacaría el papel de madre ejercido por Rebecca Hall y el de hijo por parte de Joiner. Ambos se mueven con incredulidad y temor por este científico pueblo.

A colación de eso cabe destacar otro de los fallos de la serie. ¡Aquí prácticamente todo el mundo tiene conocimientos técnicos! Indiferentemente de la edad y formación de cada uno. Y otra cosa que tienen en común los habitantes del pueblo asentado sobre El Bucle es ir gritando por el bosque el nombre de alguien perdido o desaparecido. En casi todos los episodios tenemos una situación así. Efectivamente tenemos una sensación de bucle con esto.

En ‘Historias del bucle’ lo visual y lo dramático están por encima de lo aclaratorio. Como he dicho antes el guión se esfuerza poco o nada en dar explicación a lo que sucede. Esta producción parece más bien concebida para generar un drama cargadísimo de melancolía con la música de Paul Leonard-Morgan (‘Dredd’, ‘Sin límites’) y para lucirse visualmente. Porque si hay algo innegable en la serie de Prime Video es que atrapa con su diseño de producción. Mezcla maquinaria y naturaleza al estilo de Miyazaki y conforme vamos por un campo, un bosque o una barriada nos topamos con inmensas estructuras o robots que eliminan cualquier posible ambientación en un lugar ordinario. En muchas de sus localizaciones nos puede recordar a la URSS de la guerra fría con sus tipografías, tableros de ajedrez, relieves en las paredes, logotipos, ropajes… Pero a mí a lo que más me ha recordado es a esas películas de Neill Blomkamp (‘Distrito 9’, ‘Elysium’, ‘Chappie’) en las que los grandes avances, pese a ser portentos de la técnica, parecen chatarra.

Las tramas son predecibles y más aún cuando vas indagando a cerca de las películas que aparecen en el cine del pueblo de Ohio (‘La máscara del demonio’, ‘Un verano con Mónica’, ‘Missing’). Al menos están bastante bien dirigidas y eso que podríamos tener sensación de falta de continuidad al tener diferentes directores en cada capítulo. Puede llamar la atención la presencia de Jodie Foster por ser más conocida pero los episodios que brillan más son ‘Echo Sphere’ (1×04) y ‘Control’ (1×05) dirigidos por Andrew Santon y Tim Mielants.

Esta es una serie que a veces es muy ‘Lost’ y a veces es muy ‘Dark’. No intentéis verla encontrándole sentido. Ni siquiera se molesta en indicar por qué teniendo una instalación bajo tierra todos los objetos detonantes de las maravillas y misterios están desperdigados por todo el pueblo al alcance de cualquier incauto, sin que nadie de parte a las autoridades de que han visto algo peligroso o extraño, quiero entender porque lo inaudito es algo a lo que están acostumbrados, aunque sea en secreto.

Crítica de ‘El último show’, la serie de «Marianico el Corto»

De-construcción de un personaje entrañable

Si pensamos que un comediante es en su vida normal tal y como se muestra en el escenario lo más probable es nos equivoquemos. ‘El último show’ viene para rescatar de nuestra memoria a «Marianico el Corto» o Miguel Ángel Tirado y a la vez para plantear de nuevo esa verdad. Pero más allá de mostrar cómo es un humorista tras bambalinas, pues eso ya lo han hecho series como ‘Life’s too short’ o más próximamente aquí en España ‘Paquita Salas’, se dedica a hacer un discurso sobre el cómo es la construcción de un personaje que pueda llegar a calar en la memoria de los espectadores, una audiencia que se siente más feliz cuando está embriagada de nostalgia, aunque esta esté más repetida que los episodios de ‘Los Simpsons’ en Antena 3.

Este es un drama que dentro de su amargor tiene momentos cómicos. Y es irónico porque en la ficción Miguel Ángel Tirado quiere hacer una película surrealista al estilo de las que hacía Luis Buñuel, otro aragonés, y su vida ya se pinta bastante alejada de la normalidad. No olvidemos que esta es una ficción que deconstruye un mito que está en su ocaso. Le saca del ámbar en el que está conservado, rodeado de mucha publicidad de la zaragozana cerveza Ambar por cierto. Pero quizá por no ser demasiado negra y deprimetne la serie también lleva a cabo una re-construcción, sobre todo de relaciones, como la que tiene el protagonista con su ex, el vínculo con su nieta o la aparición del padre huido.

En cierto sentido me ha recordado a ‘En las estrellas’, la película de Zoe Berriatua. Un soñador quiere hacer una obra de arte contra viento y marea, cuando otros le piden lo mismo de siempre. Y a la vez procura traspasar ese espíritu y conocimientos a una mente más tierna. De alguna manera ‘El último show’ juega con el espectador. ¿Habrá hecho alguna vez «Marianico el Corto» cortos caseros? ¿Tiene un escorpión como mascota? Y mientras esto pasa los episodios intentan dar respuesta a cómo se podría cerrar toda una carrera de éxitos en un mundo tan complejo y difícil como es el de la comedia.

El próximo 17 de abril se estrenan en HBO España los ocho episodios de ‘El último show’, la serie protagonizada por «Marianico, el corto» que un día antes emite su último episodio en Aragon TV. Una obra creada por Álex Rodrigo, un zaragozano que saca pecho en ‘El último show’ por su ciudad y por los talentos que su tierra ha dado citando nombres como Escartín, David Civera, Bunbury, Luis Larrodera e incluso Fluvi la mascota de la Expo de Zaragoza 2008. Así muchos pueden ver que el talento no solo se encuentra en núcleos como Madrid o Barcelona. De hecho el director de ‘Vis a Vis’, ‘El embarcadero’ o ‘La casa de papel’ incorpora dos actores tan buenos como  María Isabel Díaz Lago y Álvaro Morte, de Cuba y Algeciras.

A ‘El último show’ le falta algo de chispa, algo que capte más nuestra atención. Está bien el ver que un cómico como «Marianico el Corto», que ha vivido de hacer gracias a base de juegos de palabras, es capaz de hacer drama, hasta el punto de ser más propenso a darnos bajona en lugar de partirnos de risa. Pero las tramas desarrolladas con su ficticia ex (Luisa Gavasa) y su nieta (Laura Boudet) acaparan mucho tiempo y están bastante desvinculadas de lo que le pasa a Marianico. Sobre todo porque a veces parece que la serie gira solo en torno a ellas y además la trama de Boudet funciona mucho mejor cuando esta hace de nieta que cuando hace de adolescente insurrecta. Eso sí, hay que reconocer que a veces hila muy fino, como con esa confusión de Marianico con Álvaro Morte llamándole «el maestro», doble alusión, a su papel en ‘La casa de papel’ y a su pasado como maestro de primaria. También es hilarante la escena techno-etílica poniendo a Benidorm como un Magaluf para la tercera edad.

Este es el ocaso de un viejo comediante y el amanecer de un nuevo entusiasta de la comedia. Por eso se enfrenta la figura del monologuista con la del cómico tradicional. Es muy curiosa la diatriba que suelta en determinado momento el personaje de José Luis Esteban, manager de Marianico. El cómico tiene una handicap más, tiene que crear un personaje, aunque muchos monologuistas casi implementan esto a sus espectáculos. Y así volvemos a lo que comentaba al principio, delante del hombre está el personaje.

Marianico es una personalidad que iba de la mano de Barragán (por primera vez le he visto sin estar caracterizado), Pedro Reyes, Emilio Laguna, Manolo de Vega o posteriormente aquellos que cogieron el testigo como Chiquito de la calzada o Paz Padilla. Su único objetivo era soltarnos esas pequeñas cápsulas que nos hacen reír y se llaman chistes. Nos retrotrae a esos tiempos, arrinconados en pequeñas salas o locales de Karaoke. Lugares donde el recuerdo y el cameo van de la mano casi por extrema necesidad. Ahí es donde entroncamos con otra serie conocida, ‘¿Qué fue de Jorge Sanz?’. La diferencia es que Marianico huye de los conflictos y su gloria está algo más atrás. Pero igualmente todo acaba narrándose a base de mendicidad artística, cotilleos y hartazgo. A mí me ha causado penilla la serie, igual que aquel vídeo del sacerdote intentando dar misa a través de las redes sociales mientras todos se reían de él por equivocarse poniéndose ridículos filtros. Es todo un agrio absurdo.

Por último solo dos peticiones. Quiero un Playmobil de Barragán y que nos cuenten el chiste del vegetal (no sé si lo contará en el último episodio pues he podido ver siete de ocho).

Crítica del primer episodio de la nueva temporada de ‘Killing Eve’

Se aproxima una temporada llena de acción en ‘Killing Eve’

Hemos podido ver el primer episodio de la tercera temporada de Killing Eve’, cuyo estreno HBO España ha adelantado al 13 de abril. Esta temporada continuará la historia de estas dos mujeres adictas entre sí que intentan seguir con sus vidas por separado. Una porque piensa que la otra ha muerto y la otra escondiéndose e intentando tener una nueva vida, menos glamurosa y peligrosa para ella y para toda la gente a la que quiere.

Con una primera temporada estupenda, llena de acción y muy ligera, ‘Killing Eve’ volvió con un poco de bajón en su segunda temporada, eso sí, mostrándonos más de las vidas de nuestras protagonistas y por supuesto con un final que nos dejó a todos helados.

No hago ningún spoiler pues en el tráiler y en las distintas imágenes podemos ver que Eve sigue viva, de hecho, el título de la serie no tendría sentido si ella no hubiese sobrevivido, por mucho que Villanelle se basta ella sola en la serie. Su carácter y su locura siguen en el pie del cañón en esta temporada, al menos en el primer episodio, donde nuevamente vemos pequeños retazos de su vida.

Una boda, un montón de localizaciones distintas, canciones como Calor de Concha Velasco o La Tarara nos acompañan en este primer episodio que nos deja un final bastante agridulce, pero que nos da un comienzo de temporada bastante bueno.

De nuevo la fotografía es uno de los puntos fuertes de esta serie, con primeros planos arquitectónicos muy centrados, simples y mostrándonos altos contrastes de colores.

En cuanto al tema de las actrices, seguimos teniendo a Sandrá Oh, como Eve, que esta vez nos da una visión más pesimista de su personaje. Después de todo lo sucedido y del final que pudimos ver, para ella retomar su vida ha sido bastante complicado.

Mientras que Jodie Comer, Villanelle, sigue dándonos a esa psicópata que tanto nos gusta. En este capítulo tenemos junto a ella a la actriz Harriet Walter, que nos regala un papel y unas situaciones de locura inmensas. Como curiosidad ambas han trabajado en alguna de las nuevas películas de ‘Star Wars’.

La serie basada en la saga literaria de Luke Jennnings, Condéname Villanelle, parece que seguirá dándonos lo que pedimos, acción y diversión a partes iguales gracias a estos dos personajes tan fuertes.

Crítica de ‘Pure’

Explícita, descaradamente abierta y aún así con mucho tacto

El próximo 7 de abril Filmin estrena ‘Pure’. Una serie de 6 episodios de 35 minutos cada uno que cuenta la peculiar situación de Marnie (Charly Clive). Esta historia parte de la autobiografía de Rose Cartwright. En ella cuenta sus propias vivencias al enfrentarse a un TOC. Pero no un TOC común como el que pueden sufrir muchas personas al querer tener siempre su entorno en orden. Es un trastorno que la hace tener siempre imágenes obscenas, extravagantes y bastante perturbadores en su cerebro. Está obsesionada con el sexo y sin necesidad de provocación su mente genera pervertidas imágenes, indiferentemente de si está ante un desconocido en el metro o ante sus propios padres.

Como otras muchas series británicas esta es una comedia pero con algo de acidez ya que hay momentos con una ligera carga de drama. Los flashes tremendamente explícitos que tiene la protagonista se entremezclan con situaciones muy incómodas y estresantes, a veces hasta claustrofóbicas muy a pesar de situarnos en espacios amplios. Es interesante porque explora un concepto poco conocido de los TOCs y maneja también conceptos como el F.O.M.O (fear of missing out o temor a perderse algo).

Me ha gustado porque es una serie muy sincera, algo extravagante, descarada y abierta, pero para nada desmedida. Teniendo en cuenta que no tiene reparos a la hora de mostrar aquello que surge de la cabeza de Marnie puedo decir que no cae en lo obsceno y tiene bastante tacto. A pesar de que la protagonista tiene pensamientos raros e intrusivos, más allá de lo erótico y calificables como salidorros o porno está un mimado discurso interior que desarrolla una joven que se busca a ella misma sumergiéndose en el anonimato en Londres, lejos de su localidad escocesa donde todos parece que la conocen.

Charly Clive os puede sonar por tener facciones muy típicas de las chicas de Inglaterra, no puede negar que es británica, pero realmente en pantalla ha hecho muy poco. Es una actriz en cuyo currículo figura poco más que la película ‘Never Better’ pero es porque realmente ha estado dedicando su tiempo a la comedia, en concreto a reírse de su situación. En 2015 se le descubrió un tumor en la cabeza y ella para sobreponerse elaboró un show en el que le ponía nombre, Britney. Ahora, recuperada, ha protagonizado ‘Pure’, una serie en la que tiene que encarnar a un personaje con dilemas muy parecidos a los que ha vivido. Cambio de personalidad, descubrimiento de una enfermedad, vivir la vida con optimismo… Sin duda su propia experiencia le habrá valido poder interpretar este papel pero también para ella habrá sido algo catártico.

Aunque dada la peculiaridad del personaje es muy difícil empatizar con ella si se pueden extrapolar lecciones para otro tipo de ámbitos. Es una historia de superación y adaptación, no de cambios. ‘Pure’ nos muestra que ir a mejor no necesariamente significa subir en el escalafón o que tu vida se transforme trascendentalmente. Nos habla del descubrimiento y aceptación de uno mismo. Obviamente es una lucha con una enfermedad que afecta a los que rodean a la protagonista y por eso los personajes secundarios están colocados para generar el conflicto social y esto para la protagonista significa el retirar una máscara y poder abrirse libre y valientemente a los demás con todo lo que supone.

Estos personajes están interpretados por gente muy joven en su mayoría. La irlandesa Niamh Algar, por ejemplo, es una conocida por aquellos que exploran el catálogo de Filmin ya que forma parte del reparto de ‘The Virtues’, una serie muy aplaudida en la plataforma. También la habréis visto en la serie de la BBC (distribuída por StarzPlay en España) ‘MotherFatherSon’. Igual que conoceréis a Anthony Welsh y Kiran Sonia Sawar. Ambos británicos como la actriz principal y parte del reparto del episodio ‘Crocodile’ de la cuarta temporada de ‘Black Mirror’.

‘Pure’ podría llamarse así porque el personaje de Charly Clive está machacada (hecha puré) de tanto lidiar con su problema, casi siempre recurriendo a la bebida. Pero hay que darle un significado mucho más inglés. Esta serie trata de la «pureza» de asumir lo que nos pasa y también, por qué no, de intentar emitir con sinceridad lo que desfila por nuestros cocos, sin la necesidad de llevar unas copas de más.

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