El colapso

Crítica de ‘El colapso’


¿Nos compartes?

Cuando nada vale nada es el todo por el todo

Llega otro título ineludible a Filmin, la serie ‘El colapso’ (disponible desde el 14 de julio). 8 episodios con 8 planos secuencia mostrando las consecuencias de un sistema rebosado y saturado por la demanda y las expectativas establecidas a los ciudadanos. Capítulos de 22 minutos que están muy bien aprovechados y que nos ponen sobre la mesa las consecuencias de un evento que está siendo pronosticado por muchos. La estructura y los cimientos en los que se basa nuestra sociedad pierden su sostenibilidad y la anarquía se instaura por todas partes, es un sálvese quien pueda.

El colapsoHay muchas historias apocalípticas que ofrecen visiones parecidas, ‘The Walking Dead’ por poner un caso cercano. Pero esta serie no pertenece precisamente al género fantástico, es una posibilidad que se hace más plausible conforme vemos como está el mundo. Aún con todo ‘El colapso’ no se manifiesta como una serie antisistema pero si anti-apatía y anti-dependencia. La serie nos induce a ello pero si no es vuestro caso por favor reservar un espacio para hablar y discutir sobre lo que pasa en cada episodio.

Es una pena que a veces las producciones que muestran lo peor de nosotros sean de lo mejor que hemos visto. Este es uno de los casos. ‘El colapso’ es de esas series críticas con la condición humana, de las que hace falta para sacarnos de nuestro estado de bienestar y ponernos alerta, sin necesidad de confinamientos y virus. Ni series realizadas por actores o cineastas confinados ni nada. ‘El colapso’ sí que es ilustrativa y saca a relucir nuestra verdadera naturaleza. En muchos casos exhibe lo peor de nosotros pues es lo que menos suele costar a la gente sacar a relucir, su peor cara. Me acuerdo que pensé eso mismo con los ciudadanos encerrados en el supermercado de ‘La niebla’ de Frank Darabont.

Somos un mundo de consumo donde importa más la bolsa que los árboles que nos permiten respirar. A la gente le preocupa lo suyo: su mantequilla, su tiempo de espera, su horario de salida, su almacén a rebosar, su autoridad… “Lo mío pa mí” que cantaban los guardias del Sr. Burns y todos tenemos al menos un pequeño Burns dentro. Cuando hay problemas de escasez el sistema perjudica a todos y no es equitativo. Para este tinglado en el que vivimos no hay karma que valga, solo supervivencia. Ni siquiera se aplica la ley del más fuerte, si no la del más avispado e incluso ruin. En un caso así no se produce ni basura o restos de los que viven muchos mendigos. De un modo muy fluido la serie muestra como tenemos interiorizado y normalizado el nerviosismo, el egoísmo o la indiferencia por el prójimo, cosas que sabemos que no están bien, pero dejamos que sucedan.

‘El colapso’ no es una serie del todo pesimista, nos pone en lo peor pero introduce también algunas personas buenas (que pagan el pato) o a grupos esforzados en solucionar las cosas y convivir de la mejor manera con un fallo de lo establecido como este.

No nos explican exactamente porque el sistema se ha venido abajo, tampoco es necesario ya que sabemos que hay varios motivos (crisis económica, sequías, pandemias…) que lo pueden causar. En el último episodio, el más alarmista con el tema, dan algunas guías de por qué pasa todo lo que vemos.

Y más que ficción o fantástico este es un drama muy real, no solo porque hagamos examen de conciencia con los detalles que muy bien refleja la serie, sino porque los hemos visto por todos lados en estos días de crisis por el COVID-19.

El colapso

Está muy bien que todo esté hecho con planos secuencia, aparte de por la planificación de estos también porque esa técnica contribuye a la sensación de prisa y de cascada de emociones. Es de las mejores maneras en que se observa cuán difícil es tomar decisiones precipitadas e improvisar ante una adversidad tan arrolladora.

Los episodios nos ubican en días posteriores a iniciarse el caos, hasta medio año después, compartiendo personajes entre sí. Habría estado bien alguno sobre el final del colapso pero también está bien así, nos dejan con la duda de si tendremos solución.

A continuación me animo a detallar algo sobre cada episodio en concreto, relacionando con eventos acaecidos recientemente. No destripo nada de la trama.

  1. El supermercado: todos vimos las avalanchas de gente corriendo a comprar, sobre todo papel higiénico.
  2. La gasolinera: la población se pelea por recursos básicos, incluso hay quien retrocede a aceptar trueques en vez de pagos con moneda.
  3. El aeródromo: los ricos (no todos) no se preocupan por aquellos que dejan de lado aun habiendo vivido con ellos. Solo miran por su salvaguardia.
  4. La aldea: el mundo rural se antoja más seguro y parece que allí se acusa menos la crisis. Las hormiguitas del campo han recopilado lo suyo y las langostas de ciudad arrasan con todo.
  5. La central: somos dependientes de una tecnología y fuente de energía que a su vez depende de nosotros para mantenerla.
  6. La residencia: todos hemos visto lo que ha pasado en las residencias de ancianos, sobre todo en la respuesta que han dado a clientes que pagan miles de euros por el cuidado de sus mayores. Aunque esto va más de decidir entre la supervivencia de unos u otros, algo que por desgracia acabamos de vivir.
  7. La isla: nos podemos ver a la deriva en un mar de dificultades, por mucho que tuviésemos algún tipo de seguro.
  8. La emisión: muchos hacen advertencias sobre lo malo que está por venir y por lo general se les trata como a paranoicos o pirados. Con Cuarto Milenio pasó algo así.

Podría decirse que la llegada de esta serie de Les Parasites es algo oportunista, pero es de finales de 2019. En cualquier caso es muy ilustrativa, al menos para aquellos que aun viviendo en sus carnes lo que nos está pasando estos días ni han visto las advertencias ni han sido capaces de empatizar con sus congéneres y vecinos.


Acerca de Furanu

De origen irlandés y criado en tierras vetonas, este ingeniero curiosamente nació en Bloomsday. Pegado desde pequeño a una televisión y a cientos de páginas, ahora gasta su tiempo montándose películas y disfrutando las de otros.

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