Sinopsis
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Tom Harper (Timothy Spall), un jubilado de 90 años cuya esposa acaba de fallecer, se embarca en una emocionante travesía. Dejará atrás el aislado pueblo en el que vive desde hace cincuenta años, situado en el punto más al norte de Gran Bretaña, para viajar hasta su ciudad natal, en el extremo más al sur del país, utilizando para ello su billete gratuito de autobús. El intrépido protagonista le plantará cara al tiempo, a la edad y al destino con tal de cumplir la promesa que le hizo a su esposa Mary (Phyllis Logan). Regresando a su pasado, Tom descubrirá el mundo moderno y una diversidad multicultural británica que hasta entonces desconocía. En el camino, sus aventuras serán registradas por las personas que conoce y ayuda, y al final de su viaje, sin saberlo, se habrá convertido en una ‘celebrity’ de las redes sociales.
Crítica
Un emotivo y tierno viaje de ida y vuelta
Reticente, condicionado por el cambio de título, me acerqué a ver ‘El inglés que cogió la maleta y se fue al fin del mundo’. Una película que en versión original se llama ‘The Last bus’ y que viene a querer decir que siempre hay una manera de emprender un último viaje.
Un título tan largo puede jugar en contra del boca a boca pero rompiendo ese sesgo que me había inculcado la estrategia de marketing adoptada por la distribuidora tengo que decir que me ha gustado mucho. ‘El inglés que cogió la maleta y se fue al fin del mundo’ es un road trip a son de un ritmo british y nonagenario lleno de ternura, especialmente en su tramo final.
La película comienza con una secuencia a lo ‘Up’ pero de un modo más sutil y escueto. En ella vemos como una pareja inicia una nueva vida en una nueva casa, intuimos que huyen de algo y nos dejan ver muy fugazmente que ella ha fallecido y él va a emprender un viaje en autobús. Lo que nos cuenta ‘El inglés que cogió la maleta y se fue al fin del mundo’ es un viaje de huida de la muerte y de los recuerdos. Y ese viaje sucede tanto en la ida como en la vuelta, de un modo que es mucho más bonito que lo descubráis en lugar de que os lo cuente. El filme nos lleva por una sucesión de paradas o estaciones que coinciden con reminiscencias del pasado bastante melancólicas.
Saltando, o más bien reptando, de un autobús a otro, Timothy Spall emprende un viaje que es tanto físico como metafórico. Un trayecto en el que vive y revive momentos, en el que se opone a curarse las heridas, un recorrido que es como la vida misma, cruzándose con la apatía o amparo de desconocidos. La actuación de Spall es una materialización del cansancio y la vejez, del empeño y la fidelidad, de la añoranza y la generosidad. Está magnífico.
Inspirado por la novela de Joe Ainsworth y con una banda sonora compuesta de temas de guitarra y alguna canción conocida, el director Gillies MacKinnon nos lleva de norte a sur del Reino Unido (de Thurso a Land’s End) haciendo algo de crítica social, mostrando la hipocresía delatada por lo viral y también que aún hay atisbos de bondad en el ser humano.
Spall parece usar esta película como catarsis a la enfermedad que él mismo ha superado. Esta es una historia de superación y de compromiso, me atrevo a decir además que no solo trata de un compromiso personal, sino también social. Contado todo así parece algo muy melodramático pero la película tiene breves momentos de humor, un humor gentil que hace que el filme se pase más rápido que un viaje en duermevela.
Ficha de la película
Estreno en España: 18 de junio de 2021. Título original: The last bus. Duración: 86 min. País: Reino Unido. Dirección: Gillies MacKinnon. Guion: Joe Ainsworth. Música: Nick Lloyd Webber. Fotografía: George Geddes. Reparto principal: Timothy Spall, Phyllis Logan. Producción: Hurricane Films, Head Gear Films, Metrol Technology, Kreo Films FZ. Distribución: DeAPlaneta. Género: drama. Web oficial: http://www.celsiusentertainment.com/films/films/the-last-bus/