Kiké Maíllo alcanzó la fama tras dirigir la obra de ciencia ficción “EVA”. Este joven barcelonés ha conseguido reunir para su segunda película a estrellas como José Sacristán, Luis Tosar o Mario Casas. “Toro” es el título de este thriller que ha dirigido dando imagen y sonido al guión de Rafael Cobos (“La isla mínima”) y Fernando Navarro (“Anacleto: Agente Secreto”). En este extenso encuentro con él descubriréis no solo algunos detalles y entresijos de su nueva obra, “Toro”, si no gran parte de su personalidad y concepto de cine.
Buenos días Kiké. Cuéntanos qué se va a encontrar el espectador en esta película.
Creo que se van a encontrar una historia frenética de 48 horas desesperadas de dos hermanos por, de alguna manera, salvar el pellejo, esencialmente eso. Es lo que está en la primera capa de lectura de la película.
Es una película de acción, pero guarda un poso emocional en el sentido de que las emociones de los personajes están muy presentes. No es una película de acción al uso con solo tiros, sangre y muerte…
Sí, yo creo que se trata más bien de un thriller que tiene bastante acción. En el sentido de que hay un misterio que sobrevuela la película y donde las relaciones son a la postre lo esencial de la película. Todo se resuelve en torno a esas relaciones. Evidentemente hay persecuciones y hay hostias y gente que se hace mucho daño, pero sí que es verdad que como en “EVA” me gusta el género en tanto que el género está pendiente de los personajes.
¿Y cómo ha sido trabajar con tres actores que probablemente son los más importante de cada una de sus generaciones? Sobre todo, teniendo en cuenta que cada uno ha heredado una sociedad diferente. Porque Pepe nació durante la Guerra Civil, Luis en los finales de la dictadura y Mario ha vivido siempre en democracia.
El tener a tres actores como estos es un propósito en la calidad. Al final puede ser que estén o no, tú lo intentas. Sí que teníamos muy claro que Mario y Luis, mucho antes de empezar a escribir, casi seis meses antes, sabíamos que los queríamos. Y habíamos hablado con ellos, estaban a gusto con la idea de trabajar juntos y sobre todo desarrollando este par de personajes que era lo único que teníamos claro. Lo de Pepe surgió más tarde y sí que es verdad que es una feliz coincidencia. Hay en la película un trasunto que tiene que ver con una segunda o tercera capa de lectura, para quien la quiera ver, con una parábola sobre la sociedad actual española. Eso que muy pedantemente en la película se llama segunda transición. Que tiene que ver con una España moribunda, que tardará 30 o 40 años en morirse y hay una España que tiene que matar al padre. Y ahí sí que hay una relación directa no sé si pivotando en Luis que es más espectador también por generación, mirando a ese Pepe Sacristán y esa generación que está ahora en torno a los setenta o setenta y cinco años y una generación que no llega a los treinta. De alguna manera esa nueva generación, seguramente más “choni”, menos culta en las élites, más alfabetizada por supuesto, pero menos culta en las élites, tiene que matar al padre, porque seguramente es más honesta. O al menos está menos manchada, menos embrollada, tiene menos trazas y enredos con diferentes líneas de corrupción moral y económica.
La película, esto es opinión personal mía, me parece una cosa a caballo entre “RocknRolla” y “Hasta que llegó su hora”. Con esa historia de venganza, acción, violencia… Pero no has querido poner tampoco una violencia muy explícita, muy cruda. Como por ejemplo con lo que hay entorno al personaje de Ingrid.
En esa secuencia me interesaba más la contundencia de la sorpresa para ir jugando más al thriller que no jugar a la acción macabra, sí que te doy completamente la razón. Sí que es verdad que…
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…tener los cojones de poner unos ojos en una virgen…
Igual que me preguntas esto y seguramente podría haber ido más allá, me tengo que comer veinticinco entrevistas en las que oigo “¿por qué es tan abusiva la violencia?” Nunca llueve a gusto de todos. La verdad que dentro de todo creo que la película trata de moverse en cierta cota de elegancia.
Y sobre las referencias no sé. Mis referentes son De Palma, Scorsese, es el cómic…
¿Y de cine asiático has visto algo para preparar la película?
Películas ninjas, pero durante toda mi vida. Creo que lo de la gubia, el lanzamiento… es completamente herencia de eso. Sí que hay mucha gente que me ha hablado del cine coreano, no soy muy fan del cine coreano. Pero sí que hay un paroxismo con esa idea de que alguien se vuelva loco que seguramente está muy en boga en corea. Y ves “Old boy” y es muy latente y muy obvio, pero no la tenía muy presente. Para mi es más un mito trágico, un mito griego. La idea de ascensión, subir y la guarida del malvado que lo mueve todo está arriba de una montaña.
Al fin de al cabo es una espiral de violencia…
Si. Había algo que, con Fernando Navarro, que es el primer guionista, después se unió Rafael Cobos, que como sabéis es el guionista de las películas de Alberto Rodríguez, había algo que nos repetíamos que a Rafael le hacía mucha gracia, que era: esto tiene que ser una película ballardiana. En el sentido de que, yo había hecho una película de ciencia ficción, pero no quería abandonar esa sensación de ciencia ficción en la segunda película. Esa idea de que en algún punto el espacio mental está teñido por el espacio arquitectónico o al revés. En el que un protagonista está subiendo las escaleras, entrando en el caos del malo, donde hay esas luces con ese mundo lisérgico y no sabes si esa pesadilla es del todo real.
¿Y trabajar con Pepe Sacristán, un actor que antes entrevistándole con Mario e Ingrid acaparaba toda la atención?
Bueno, son tíos muy aplicados. La verdad es que tanto Mario, como Pepe, como Luis, Ingrid… Son muy poco divos. Obviamente al coger a Sacristán sabes que vas a tener una manera diferente de trabajar porque hay una forma de hacer que tiene que ver con la interpretación que ahora ha cambiado. Ahora se abordan interiorizando las razones por las cuales el personaje está allí… Intentas comprender desde la comprensión de quién eres. Él trabaja al revés. Posiciona la voz y el cuerpo, y entonces es el personaje.
Me acuerdo que al primer ensayo vino a regañadientes, porque no le gusta ensayar “hasta que no me pongo el disfraz no soy el personaje” (risas), muy bien, pero vas a ensayar hoy, le dije. Y en el primer momento en el que comenzó a hablar Pepe fue como ¡¿Qué?! Puede decir cualquier sandez que lo dice con una voz que sentencia. Vi, que también pasa en “Magical Girl” si os fijáis, que hay un perfecto castellano, una forma de dicción extraordinaria al lado de una forma de contar y hablar que es muy naturalista, que ya le pasa a Luis también, un tío que tiene muy buena dicción. Poder combinar esas dos formas de interpretar costó lo suyo. También tienes que darle un personaje que le venga bien. Porque si te toca para aun personaje naturalista es una putada, no está para hacer de quiosquero.
Mario por ejemplo si puede hacer lo uno y lo otro, le queda una carrera vastísima. Ojalá esta y otras películas le pongan en el sitio que se merece. Hay un prejuicio obvio contra Mario. Alguien me ha preguntado que qué tal era hacer una película de encargo pensando que era así por estar Mario Casas. Eso es un prejuicio. Yo le veo bien, creciendo. No para de formarse, es súper aplicado. Si Mario fuese un tío que habla inglés, por haber nacido en Inglaterra, estaría forrao e hinchao a hacer películas, porque tiene algo que muy pocas veces se da. Tiene una cara tan tierna como muestra en el rodaje y es el que mejor conduce (contando a los especialistas), corre el mejor del rodaje y salta el segundo o tercero porque, a ver quién tiene cojones de saltar desde treinta metros… Es muy difícil de encontrar.
¿Para introducir a los personajes femeninos en un mundo tan masculino que problemas has encontrado?
Por un lado, evidentemente muchos de los personajes no son los de las chicas en una película que está sometida a tanto movimiento son utilitarios. Es verdad que el personaje de Diana es muy carismático y es un utensilio para meter a Toro en liza y provocarle la película. A la postre es un personaje que pude tener más recorrido. Hay secuencias eliminadas en las que se ponen a hablar ella y Mario y decíamos, poneros a correr que hay tres tíos persiguiéndoos.
Las cuestiones con el género vienen en cómo dar cobertura a los personajes cuando estas metido en las reglas del género. Con la ciencia ficción, con “EVA”, también pasaba.
Claudia Canal tiene ya 11 años, es una chica. Me gusta la cosa simbólica de la niña sin pelo, que fue de largo lo que más nos costó, porque quitarle a una niña su melena de tres palmos… Ella es un niño duro. Lo mejor de poder hacer una segunda película sería ver qué pasa con ella.
Siendo los personajes femeninos personajes menores en la película, porque es una película de tíos, de testosterona, no hay que negarse a la evidencia, hay algo en el personaje de Estrella, el de Ingrid García Jonsson, que tiene que ver con que es una tía cañera y eso la aleja de la mujer objeto. Ingrid es como Luis, son tíos que son para llevártelos un fin de semana sin guión y salir con una película. Tiene una manera de entender la interpretación súper creativa. Ha sido un hallazgo total. La mayoría de diálogos de la película, de su personaje, son suyos, no estaban escritos así.
Y uno de los personajes más carismáticos para mi es el de Luichi Macías, el de “La Tita”. El único personaje que sabe que pasa de verdad y está de vuelta de todo. El único que tiene un conocimiento de cuál es el destino de todos y simboliza ese remanso de paz, esa inteligencia femenina.
No sé si la ciudad está elegida desde el principio. ¿Qué os ha aportado el entorno arquitectónico que tiene connotaciones arquitectónicas y turísticas por esto del ladrillo y demás?
Precisamente esto de Ballard que situaba alguna de sus novelas en Marbella y esos espacios de clase media, que se supone que son ciudades de vacaciones. Esos lugares donde tú cortas con tu vida diaria y descansas, te relajas… A él le interesaba el off de todo eso. Había algo que a mí me gustaba muy de origen y es que con la que está cayendo y teniendo todos los días noticias que tienen que ver con la corrupción, sobre todo en los grandes motores económicos de nuestro país, ¿cómo puede ser que el principal motor económico que es el turismo no se conozca una gran noticia de corrupción? Fantaseábamos con la idea de que hace una o cinco ciudades de vacaciones alineadas en la misma costa cuando cae la temporada alta. Pues cosas malas. Seguramente yo esperaba una Costa del Sol más decadente. Cuando empezamos a escribir, en nuestro imaginario era más un mundo mucho más de grandes rascacielos, edificios muy altos (entiéndase rascacielos a la española), y que de pronto esa ciudad horizontal, loca, colosalita, tuviera una decadencia más obvia que la que tiene realmente.
¿Cómo ha sido para tu carrera ganar un Goya, como es el de dirección novel?
Ha sido una oportunidad. Es difícil acércate a Mario Casas y a Luis Tosar y decirles que llevas un guión y que se suban a un proyecto. Si te dan un Goya te reciben de otra manera. Quiero decir, esas cosas visten. Para mí ha sido muy importante y evidentemente habría sido mucho más complicado hacer una segunda película. Porque a mitad de ese estreno mío de hace cinco años nos metemos en la crisis y cae la mitad de productoras, se paran la mitad de producciones… La complicación después de haber hecho una primera película es decidirse por cual es la segunda. Es el mayor obstáculo que tiene uno mismo, su cabeza.
Y veíais que la historia transcurriese en otro sitio que no fuese Andalucía con ese arraigo a las tradiciones…
Cuando empezamos a hablar al principio no era muy localista y hubo un punto en el cual nos dimos cuenta de que necesitábamos, seguramente porque el cine que nos gusta es muy internacional, yo veía peligrar la integridad de la película, sobre todo la parte simbólica. Porque cuando no arraigas las películas a algún sitio creo que pierden interés, no cogen color, los personajes hablan como en ninguna parte… Entonces fue cuando llamamos a Rafael Cobos. Con Rafael lo que conseguimos, aparte de que él es un estructurador de historias de putísima madre, conseguimos que los personajes cogieran arraigo. Hablaban de una manera determinada, muy malagueña… Hubo que hacer un trabajo distinto porque hubo un punto en el que estábamos en el costumbrismo y yo no tenía ningún interés… Alberto Rodríguez lo borda, no tengo ningún interés de pisarle ese terreno. No creo que no me haya llamado dios para hacer películas realistas. Me interesan los universos en los que uno se mete cuando empieza la película y que ese universo se apague cuando se apaga la película. Me interesa que las reglas de la película sean las reglas de la película.
Hay una frase en la película: “Así un es España, un país de malos hermanos” ¿Nos queremos poco en España?
Si. Es una realidad muy estudiada. Esto viene del 98, del siglo XIX, nosotros perdemos colonias y nos causa esa sensación de imperio que no está superada, a todos los niveles. Somos muy poco chovinistas. Y en algún punto es bueno porque te da una distancia y una humildad que es necesaria sobre todo para dedicarse a contar historias. Y en algún punto es malo porque sientes que el público va a preferir un coche que no sea español a uno que lo sea, un deportista que no sea español a uno que sea español y un cineasta que no sea español a uno que lo sea. Creo que de alguna manera de las cosas buenas que han pasado en el cine en los últimos años es que hay cierto rebrote y uno siente que seguramente por ese movidón que fue “8 apellidos vascos” haya cierta reconexión.
Y cómo ves nuestro cine en cuanto a la dificultad de encontrar gente que lo financie.
Es verdad que el sistema de subvenciones siempre está sujeto a críticas y siempre estará sujeto a críticas. Veremos este que acaba de salir ahora cómo funciona y dónde nos lleva. Yo sí que creo que lo que debe tratar el sistema es de velar por que el dinero público esté bien repartido y que el privado entre en el juego de financiar cultura. Es muy bueno que lo público financie películas que son complejas de realizar fuera de un marco comercial y es muy bueno que las leyes velen por que quien quiera entrar al juego comercial pueda entrar con garantías. Es importantísimo que haya un caldo de cultivo comercial que funcione. Porque los derroteros artísticos siempre van a vivir a la sombra de eso. Son necesarios, son los que dan prestigio, son los que hacen películas necesarias, es decir, que dan claves a cerca de nuestra existencia, quienes somos, cómo nos comportamos…
Y hablando de organismos. ¿Habéis contado con la Andalucía Film Commission, Carlos Rosado y toda esta gente?
Si, con Andalucía Film Commision si, a través de Maestranza que es nuestro productor andaluz.
Relacionado con lo que comentabas antes de la inspiración en los cómics. Hay algunos elementos como la cazadora de Mario, el arma a lo “Assassins Creed” de José… que nos crean una imagen perpetua e icónica de cada personaje, como en las viñetas.
Yo creo que todo esto, arranca de nuevo en la Grecia antigua, donde de una manera popular se instaura en la cinematografía es en el western. El dibujo de los personajes es completamente inverosímil, es decir, no ha existido ese espacio mítico creado de la nada por los estadounidenses. Ese espacio revierte en los cómics sobre westerns y creo que de ahí vienen más tarde los superhéroes. Y ahora revierte en el cine una cosa que nació en el cine. Ese dibujo de personajes carismáticos con una forma de vestir, una forma de andar, de hablar… que solo existe en la ficción. Lo que también se conoce como pulp. Me interesa mucho ese dibujo carismático, un pelo como el de Tosar por ejemplo, porque es difícil encontrarse un López en la vida, pero haberlos haylos.
Tras abordar ciencia ficción y thriller ¿qué género te gustaría abordar?
El musical.
¿El eje sería igualmente la familia?
Creo que sí, con chicas pero creo que sí.
¿Películas Españolas que te hayan gustado en los últimos años?
“La isla mínima” me gusta mucho. “Magical Girl” me gusta mucho.
Y entonces, porque crees que la gente no ha ido a ver en demasía “Magical Girl” al cine.
Hay un asunto de promoción importante. Seguramente ganar a estar alturas el Festival de San Sebastián no es suficiente marca como para invitar a la gente a ir. Seguramente con otro tipo de promoción o distribución habría tenido mejor suerte. A parte que es una película de arte y ensayo.
Estamos en un punto en el cual la gente en España va al cine a ver cosa hecha. No se mete en un cine a investigar. La gente va a ver una película. Antes teníamos la costumbre de ir los fines de semana al cine, ahora vas “a ver una película”. Y esa película te la han sembrado 200 veces en la tele y has visto 7 tráilers en internet y carteles en la calle… Sí que hay cierto espíritu cultural que se ha quedado en el camino, por lo mainstream.
Retornando a Toro. La duración de la película está muy bien y es muy concreta no es como otras que tienen una duración excesiva, algo que ocurre mucho últimamente.
Si, a nosotros nos pasaba que, independientemente de cómo funcionen otras pelis, que sí que es verdad que uno siente que a veces está echando la tarde y como vale el cine por lo menos que sirva para echar la tarde. No queríamos que la gente llegase excesivamente cansada al final.
Creo que está conseguido. Muchas gracias por todo y enhorabuena por la película.
Muchas gracias a vosotros.