Crítica del live action de ‘Cowboy Bebop’

Flipados y complacidos por cómo se parece

Netflix estrena el próximo el 19 de noviembre la serie de acción real inspirada en el anime ‘Cowboy Bebop’. Aunque decir inspirada es en este caso quedarse un poco corto. Por suerte los 10 episodios de esta nueva versión son una excepción a la norma y los norteamericanos han dado en el clavo. Mis sensaciones son como las que tuve con ‘Sin City’, una obra que adaptaba un cómic de los considerados sagrados y que acertó en su estilo visual, tratamiento de personajes, respeto a la trama original…

Para los que no conozcan esta historia. Es una serie que surgió de un manga, como suele ser habitual. Nos traslada a un futuro en el que la humanidad vive desperdigada por nuestro sistema solar. Para viajar por el espacio de manera muy rápida se utilizan unas puertas o relés de masa a lo ‘Mass Effect’ que nos teletransportan a las inmediaciones de otros planetas. Pero uno de esos portales provoca un accidente y como daño colateral se daña la Luna y se origina un cataclismo en la Tierra de proporciones tipo Emmerich o Bay. Comienza así una vida de peligros para los humanos, propia de aquellos que en su día exploraron y habitaron el far west.

El nombre de la serie viene en parte por la nave en la que viajan los protagonistas. La Bebop es el hogar de unos cazarrecompensas que viajan por el espacio al son de música jazz y el gruñir de sus hambrientos estómagos. Pero el nombre de la serie también es muy descriptivo en cuanto a su estilo narrativo. Cowboy hace referencia obvia a los vaqueros, a una trama propia del western con bandas y buscavidas. Be bop nos traslada a un estilo de jazz y eso hace que cada personaje vaya a su ritmo, posea en su superficie un estilo frívolo, improvisado, sin melodía, pero en ese caos se percibe una armonía fruto del trabajo en equipo. Así se reflejaba tal cual en el anime y ese es uno de los mayores aciertos del live action, calca el estilo.

‘Cowboy Bebop’ está lleno de espontaneidad, música y acciones muy locas por parte de los personajes. Me gustaría conocer la opinión del director original, Shinchiro Watanabe, pero no me quemaré si pongo la mano en el fuego afirmando que le va a gustar. Si hay alguien que adapta muy bien los manga/anime es Takashi Miike y puedo decir que la serie de Netflix es fruto de su escuela. No se comete el error de convertir a los actores en monigotes mal disfrazados al estilo cosplay cutre. Se ha acertado a la hora de hacer el casting o el vestuario, pero eso no ha impedido que la serie mantenga su humor propio de un chiflado, ni su carácter fatalista, propio del cine negro. Dicho esto es obvio decir que aparecen elementos tan locos como el noticiero de los cazarrecompensas con sus dos divertidos y eufórocos presentadores, Judy y Punch.

Es fantástico el cómo más allá del opening o los títulos de crédito, la música se ha respetado, algo que se antojaba casi obligatorio. Y a nivel visual los planos, casi siempre inclinados, mantienen la vertiginosidad de la serie, se clavan muchas tomas. Calca escenas míticas e incluso episodios casi completos. Los fans reconocerán momentos del pasado de Spike y por supuesto identificarán el interior de la Bebop. Los escenarios de ciencia ficción son apabullantes, muy elegantes a la par que caóticos. Se ha respetado hasta la tipografía del anime en todas las letras que aparecen. El tratamiento de color, a todos los niveles, ha sido vital para tan satisfactoria adaptación.

Era también algo imperativo que ‘Cowboy Bebop’ tuviese mucha acción. Y la tiene, con unas escenas vibrantes. Entre la gallardía y picardía de los protagonistas vuelan los tiros y las patadas. Los personajes son unos fuera de serie, pero en el fondo pringan siempre. Son héroes miserables y condenados constantemente al fracaso, incluso en sus momentos más épicos. Esto es porque son capaces de aparcar sus diferencias y bromas en los instantes más difíciles para entregarse a la acción o a su sentido de la justicia.

Esta adaptación se antoja un poco más adulta, con detalles que digamos que son más violentos y libertinos. Seguramente esto sea fruto de las políticas de Netflix o de satisfacer a una audiencia que desde el original ha crecido lo suyo, por no decir que nos han salido canas. Eso nos lleva también a corregir la tan criticada sexualización de vestuario que tenía Faye Valentine, se nota que los tiempos han cambiado la visión del personaje y el foco está en su personalidad, no en su físico.

Vais a reconocer perfectamente a los personajes de esta space opera. Spike (John Cho) se mantiene como el héroe pícaro y bravucón de bromas sin gracia y pasado oscuro. Jet Black (Mustafa Shakir) es el gruñón capitán con un perpetuo sentido de la responsabilidad. Valentine (Daniella Pineda) sigue siendo una bocazas metomentodo también con un pasado desconocido. Julia (Elena Satine) también se conserva con acierto como la mujer fatal de la historia. El único que no me ha convencido es Alex Hassell como Vicious, el final boss de esta serie. Y… no digo quién más aparece.

Se ha criticado mucho a Netflix por el doblaje en España, pero esta serie me la he visto en versión doblada ya que así fue como experimenté el anime. En cuanto he escuchado a Jet  Black con la misma voz del anime (Francesc Belda) me han conquistado. El resto de protagonistas tiene nuevas voces pero están totalmente acordes.

En Netflix se ha publicado también el anime original ‘Trigun’, otro de mis favoritos. Si os gusta esta mezcla, a veces cyberpunk, de naves espaciales con el estilo western echadle un vistazo. El nuevo ‘Cowboy Bebop’ tiene solo uno o dos episodios aburridos, como el 9 que me parece demasiado sobre-explicativo. Es ciencia ficción con reminiscencias a ‘Blade Runner’, tiroteos a lo spaghetti western e incluso bailes a lo ‘Banda aparte’ de Godard. Pronto descubriréis por qué ‘Cowboy bebop’ fue una serie de tanto éxito. Antes equiparaba el grado de éxito que va a tener esta serie a la adaptación cinematográfica de ‘Sin City’. La segunda parte de la obra de Frank Miller en forma de largometraje supuso un profundo chasco. Espero que no pase lo mismo con la más que probable segunda temporada de ‘Cowboy Bebop’. Hasta la vista cowboy del espacio.

Impresiones de la segunda temporada de ‘The Punisher’

No es para desearle castigo pero la serie ha perdido

El 18 de enero vuelve ‘The Punisher’, vuelve el Castigador interpretado por Jon Bernthal con una segunda temporada en Netflix. El personaje creado por Gerry Conway, John Romita y Ross Andru para ser un rival de Spider-Man continúa con su brutal versión televisiva. Como siempre contra viento y marea se abre paso a tiros y puñetazos pero en esta temporada eso no es suficiente.

Todo sucede tras la tercera entrega de Daredevil. En esta segunda etapa en solitario el personaje se tiene que enfrentar a un antiguo amigo que emplea sus conocimientos militares para causar estragos en la ciudad. Por otro lado Castle tendrá que proteger a una adolescente que está siendo perseguida por un reverendo que hace las veces de sicario. Individuos muy relacionados con la muerte, porque en esta temporada juegan mucha importancia los traumas, pero los causados por las muertes causadas por uno mismo.

La serie acabó con sangre y empieza con The Punisher cubierto de sangre y rellenando a los demás de balas. Media temporada se sostiene manteniendo varias cuestiones. ¿Quiénes son o para quien trabajan de verdad los malos esta vez? También nos engancha el conocer el secreto que guarda con tanto recelo la chica interpretada por Giorgia Whigham (‘The Orville’), con quien comparte la mayoría de sus correrías el justiciero de la calavera. En los primeros capítulos, mientras esperamos la respuesta a esas preguntas, si que está bien ver cómo va cambiando el tipo de aventura. Hay episodios con un componente de thriller psicológico, tenemos algunos al estilo buddy movie, un enfrentamiento como en ‘Asalto al distrito 13’, romances repentinos…

Por lo general esta segunda temporada pasa por muchos momentos muy aburridos y eso se debe a varios de sus personajes secundarios. El primer episodio es sin duda el más tedioso y gran parte de su trama no tiene ninguna repercusión en el resto de la temporada, pero en él no aparecen aún aquellos que hacen que la serie arrastre varios problemas.

Principalmente son sus villanos quienes no funcionan. Es decir, esta temporada sufre el mal de muchas películas de superhéroes. Uno de ellos ya conocido y otro nuevo. Ambos pecan de demasiado arquetípicos y sobre todo en el caso de Puzzle/Billy Russo (Ben Barnes) nos topamos con discursos poco creíbles, manidos y acompañados de una máscara de lo más pueril. Como sucede en otras series de Marvel/Netflix estos enemigos acaparan bastantes minutos de metraje para intentar crearles trasfondo o ilustrar sus motivaciones. Pero el hecho de que sean demasiado tipicones y que sus interpretaciones no sean nada destacables nos alarga la duración de los episodios.

‘The Punisher’ está muy metida en la Norteamérica más genuina. Es normal que llegue a esos puntos tratándose del héroe de Marvel que anteriormente era un marine. A su favor juega que ya no bebe tanto del trauma de Frank Castle por la pérdida de su familia. La mayoría de sus actos siguen la filosofía de un hombre chapado a la antigua. Continúa siendo un fuera de la ley, en esta ocasión mucho más estable mentalmente. Es de esos tipos que no dice «lo siento», si no que más bien te dice «prepárate para las consecuencias de conocerme o de lo que voy a hacer». Sigue con su filosofía de cowboy moderno, de forastero de vuelta a un hostil hogar con un sentido muy particular e implacable de la justicia. Lo que se procura que pensemos en esta temporada es que es un solitario egoísta, un paranoico que tiene algo roto dentro de él, pero que aún así se cuida mucho de no matar inocentes. Así lo respaldan algunos guiños a la canción de Linkin Park «papercut» que habla de alguien así. Por descontado podéis pensar que es la misma máquina de matar que casi siempre acaba hecho un Cristo.

Obviamente siguen apareciendo personajes inspirados en os cómics como John Pilgrim, interpretado por Josh Stewart (‘The Collector’, ‘Interstellar’). La doctora Dumont, especializada en veteranos militares interpretada por Floriana Lima. La agente Madani, también continúa en esta temporada, el personaje que interpretó Amber Rose Revah. También tenemos la incorporación de Annette O’Toole pasando de DC a Marvel, de ser la madrastra de Superman en ‘Smallvile’ a ser la ambiciosa Eliza Schulz, esposa de Anderson Schulz, interpretado por Corbin Bernsen (‘Psych’).

Sus guiones pegan un bajón con respecto a su primera temporada y su participación en ‘Daredevil’. Con la tendencia de Marvel/Netflix a cancelar sus series no me extrañaría que no tuviese más temporadas. La serie vuelve a contar con Joe Quesada, Alan Fine, Karim Zreik y el difunto Stan Lee como productores, así como Jim Chory o Jeph Loeb y Steve Lightfoot (escritor de los guiones de la serie). También han escrito capítulos Ken Kristensen (‘Happy!’), Dario Scardapane (‘The bridge’), Felicia D. Henderson (‘Fringe’), Bruce Marshal Romans (‘Infierno sobre ruedas’), Angela Lamanna (‘Hannibal’) o Laura Jean Leal (‘The bridge’). Entre todos han escrito episodios muy similares y aunque hay que agradecer que mantienen la misma línea no aportan nada nuevo.

Tampoco han conseguido salirse de la norma directores como Jim O’Hanlon (‘Sleepy Hollow’), Jeremy Webb (‘The Runaways’), Stacie Passon (‘Transparent’), Jamie M. Dagg (‘Sweet Virginia’), Jet Wilkinson (‘Jessica Jones’), Michael Offer (‘Arrow’), Salli Richardson-Whitfield (‘American Gods’), Alex Garcia Lopez (‘The Witcher’), Meera Menon (‘Titanes’) o  Stephen Kay (‘Hijos de la anarquía’).

En su último episodio todos se van cruzando de un modo correcto y ni con eso ni con la aparición de Karen Page (Deborah Ann Woll) y el in memoriam final a Stan Lee se salva la temporada. Tiene más de un sinsentido y no va a sentar cátedra. Se olvida por otro lado de personajes o de aspectos importantes de estos que hacen que todo lo visto tenga poca consistencia y profundidad.

Henry Cavill será el protagonista de la serie de ‘The Witcher’

Alik Sakharov, Charlotte Brändström y Alex Garcia Lopez dirigirán la serie de la showrunner Lauren Schmidt Hissrich

Hace muy poco que hemos visto a Henry Cavill darlo todo en la última entrega de ‘Misión: Imposoble – Fallout‘. El actor, bastante entregado con el cine de acción, ha sido elegido para pasarse a las series y encarnar al protagonista de una de los videojuegos más exitosos del momento, ‘The Witcher’.

Geralt de Rivia estará encarnado por el actor de ‘Superman’. Lo hará en hasta 8 ocasiones pues ese es el número de episodios que va a tener las serie. Durante esos capítulos nos mostrará el relato épico que une el destino y la familia. Geralt de Rivia, un solitario cazador de monstruos, lucha por encontrar su lugar en un mundo donde las personas pueden ser más despiadadas que las bestias. Pero cuando el destino lo lleva a una poderosa hechicera y a una joven princesa con un peligroso secreto, juntos deberán aprender a navegar en un volátil Continente.

Su showrunner/productora ejecutiva es Lauren Schmidt Hissrich  quien ha estado inmersa en ‘Marvel – Daredevil’  o ‘Marvel – The Defenders’. El director/productor ejecutivo Alik Sakharov (‘House of Cards’, ‘Juego de Tronos’) también está involucrado en esta serie y dirigirá 4 episodios, incluyendo el primero. Así miso, Alex García López director de ‘Marvel- Luke Cage’,  ‘Marvel- Daredevil’ y ‘Fear The Walking Dead’ capitaneará 2 episodios al igual que Charlotte Brändström (‘Outlander’, ‘Counterpart’).

El propio actor ha confirmado la noticia que nos ha transmitido Netflix con varias fotos en Instagram.

 

 

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