Crítica: ‘Nación cautiva’

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Diez años después de que la Tierra haya sido sometida por una fuerza extraterrestre, la sociedad humana se divide en disidentes y colaboracionistas. En la ciudad de Chicago un grupo de jóvenes busca sobrevivir y recuperar su identidad, pero no lo tendrá fácil.

Crítica

A pesar de ponernos en la mierda, cautiva

Aún me acuerdo cuando era pequeño y en mi casa seguíamos ‘V’, la serie de alienígenas come ratas. Con el tiempo, tras ver y comparar con multitud de películas sobre invasiones uno ha aprendido a valorar más esa serie que ya por entonces rompió moldes. Y es remarcable por haber sido pura ciencia ficción y por toda esa etapa de resistencia prolongada en el tiempo en la que basó su argumento, algo que hemos visto más últimamente. No es que quiera comparar o poner a ‘Nación cautiva’ a la altura de tan entrañable serie pero si que puedo asegurar que os va a recordar a aquella idea de Kenneth Johnson, autor también de ‘Cortocircuito’ y de ‘Steel’.

‘Nación cautiva’ abarca los tiempos de una postguerra. Una contienda que se salvó con el éxito de los alienígenas y la subyugación de la humanidad. Es de esas narraciones que mandan al carajo todo ese optimismo, patriotismo y virtuosismo de películas como ‘Independence Day’ o ‘Invasión a la tierra’. Directamente arranca en un punto derrotista y destructivo en el que Rupert Wyatt, director de ‘El origen del Planeta de los Simios’, vuelve a meternos en las cloacas y a sacar el lado oscuro de la humanidad.

Con un trabajo inferior al remake de la película simiesca Wyatt vuelve a pintar un futuro muy aciago para la humanidad. Al igual que la serie ‘Colony’ arranca directamente en el punto en el que llevamos años bajo el mando alienígena, o tal vez debería decir sobre porque estos son unos extraterrestres que se nos acomodan bajo tierra, en plan locust. En ese punto de partida se antoja interesante pues nos hace deambular por una trama suburbana y con asuntos de familia, que no falten en las producciones de Amblin y DreamWorks.

Donde hay invasores siempre surgen oportunistas y colaboracionistas. Por supuesto y por suerte ante situaciones así siempre nos amparamos en la clásica resistencia. Lo que vemos en ‘Nación cautiva’ se amolda a los esquemas de un gran hermano y un estado fascista. La película nos pone en situación rápidamente con una secuencia introductoria a base de noticiarios. Irónicamente durante el filme no cunde esa agilidad alargándose excesivamente con algunas secuencias que podrían haberse resumido. Pero igualmente consigue dar acción y plantear una narración y una disposición de personajes con los que es fácil simpatizar.

En líneas generales esta es una película que se deja ver muy bien, sobre todo porque se gusta con los planos amplios, con lugares colosales. También porque se reserva algún giro y tiene ciertos toques de originalidad. Me ha encantado el diseño de los alienígenas y de sus trajes, sobre todo porque no me esperaba verlos en pantalla, pensaba que iban a estar ocultos siempre manteniendo el suspense. Tampoco me extraña la calidad de estos seres, aunque sus escenas son algo confusas, ya que Greg Nicotero los ha recreado e incluso interpreta a uno.

Tener a John Goodman, que ha hecho en su carrera casi el mismo número de personajes adorables como viles, ayuda mucho. Eso lo habrá aprendido el director tras contar con él en ‘El jugador’. Aporta un alto grado de suspense pero no le considero exactamente el protagonista, aunque su rol me ha recordado mucho a lo que está planificado para Jeremy Reiner en ‘Spawn’, si se llega a rodar. Los protagonistas son Jonathan Majors (‘Territorio Lovecraft’) y Ashton Sanders (‘Moonligth’), pese a que la película se olvida de este último durante casi todo un acto. Son dos actores que me parece que tienen mucho futuro, que en esta película no tienen fallos pero tampoco se les ve brillar en exceso. Aún más inexplicable es el desaprovechamiento de Vera Farmiga que pasará por muy poco los cinco minutos en pantalla.

‘Nación cautiva’ está por encima de otras producciones de ciencia ficción que parece que se hacen por cumplir una cuota. Puede sorprender a espectadores más tiernos, sobre todo si se desarrolla con alguna secuela ya que esta parece un punto de partida que no acaba de formarse como un análisis exhaustivo de algo concreto, quizá tampoco lo pretenda. ‘Nación cautiva’ llega tarde y a tiempo. Tarde porque tenemos un desfase de más de un año y medio con respecto a su estreno en otros países. A tiempo porque es un buen entretenimiento, lo suficientemente cautivador como para que nos merezca la pena el paseo hasta el cine.

Ficha de la película

Estreno en España: 9 de octubre de 2020. Título original: Captive state. Duración: 110 min. País: EE.UU. Dirección: Rupert Wyatt. Guion: Erica Beeney, Rupert Wyatt. Música: Rob Simonsen. Fotografía: Alex Disenhof. Reparto principal: John Goodman, Ashton Sanders, Jonathan Majors, Vera Farmiga, Kevin Dunn, James Ransone, Alan Ruck, Madeline Brewer. Producción: DreamWorks, Amblin Partners, Lightfuse & Gettaway, Participant. Distribución: eOne Films. Género: ciencia ficción, drama. Web oficial: https://www.focusfeatures.com/captivestate/

Crítica: ‘1917’

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En lo más crudo de la Primera Guerra Mundial, dos jóvenes soldados británicos, Schofield (George MacKay) y Blake (Dean-Charles Chapman) tienen que llevar a cabo lo que parece una misión imposible. En una carrera contrarreloj, deberán atravesar el territorio enemigo para entregar un mensaje que evitará un mortífero ataque contra cientos de soldados, entre ellos el propio hermano de Blake.

Crítica

Seguro que ‘1917’ estará en nuestro top ten de 2020

No se puede comenzar de mejor manera 2020 que viendo ‘1917’. La nueva obra de Sam Mendes (‘Spectre’, ‘Skyfall’) es una magnífica película que consigue ser épica a pesar de hablarnos de una gran retirada. Como pudo serlo en su día ‘Dunkerque’ ya que de un episodio no victorioso, si no derrotista se extrae una historia emocionante, emotiva y trepidante. La gran diferencia con la película de Nolan es que el lenguaje aquí no es solo la gran música de Zimmer si no el falso plano secuencia que magistralmente han orquestado.

‘1917’ es un gran trabajo logístico. Está organizada para ser vista como si fuese una gran obra teatral sin interrupciones. Su historia transcurre en completa continuidad, sin apenas paradas y por lo tanto sin apenas respiros. Solo se perciben unas cuantas tomas en las que algunos movimientos de cámara dejan evidente una transición o el trucaje digital para poder partir de nuevo desde cero. No van a ser pocas las veces en las que vais a preguntaros cómo han rodado lo que acabáis de ver. La cámara rarísima vez pierde de vista a uno de los dos actores protagonistas interpretados por Dean-Charles Chapman (‘Juego de Tronos’) y George MacKay (‘Captain fantastic’). Ellos dos nos llevan sin pausa e incansablemente por uno y otro escenario, descubriendo con cada giro de cámara nuevos personajes, nuevas localizaciones, nuevas y palpitantes situaciones.

La película empieza con calma, a mi me gusta decir con la pachorra de dos ociosos soldados. Pasa, como si se tratase de un videojuego, a la transmisión de una misión de vital importancia e inmediatamente a meterse manos a la obra, pasando de un checkpoint a otro. Así transcurre la película por el 6 de abril de 1917, fecha de la Primera Guerra Mundial en la que dos soldados británicos intentan evitar una catástrofe.

Como decía Dean-Charles Chapman y George MacKay son las principales caras de ‘1917’. Funcionan muy bien wn pantalla como compañeros y aguantan en tándem el racord emocional estupendamente. Esto es de vital importancia en una película que pretende tener una continuidad ininterrumpida y mantenida solo por algunos puntos de control que están sostenidos a través del contacto con rostros conocidos, como los de Mark Strong, Andrew Scott, Richard Madden, Colin Firth o Benedict Cumberbatch así como por algún fundido a negro. Las interpretaciones tan intrépidas y osadas de los protagonistas junto con el montaje y movimientos de cámara son lo mejor de este filme que podríamos decir a principios de enero que ya va a estar en nuestro top ten de 2020.

En alguno aspectos nos remonta a películas bélicas recientes, sobre todo a ‘Dunkerque’. Por lo que decía al principio, por no tratar acerca de una batalla conocida y por no manejar una victoria. También porque algún tema musical nos sugiere el sonido del tic tac del reloj, porque aquí el tiempo también es de vital importancia ya que los dos soldados protagonistas tienen una misión a contrarreloj para evitar que sus miles de compañeros caigan en una trampa alemana. Acierta Thomas Newman (‘Tolkien’) con su abanico de sonidos intrigándonos, poniéndonos los pelos de punta o el corazón en un puño. También podemos decir que tiene en común con la película de Nolan que no vemos en ningún momento al bando rival.

En conjunto Sam Mendes ha hecho una gran obra de arte audiovisual inspirándose además en las historias que pudo recoger de su abuelo (Alfred H. Mendes), una bonita manera de hacerle honores. Se ha unido a esa nueva «moda» de hacer planos secuencia y ha retornado al género bélico como hizo ya en ‘Jarhead’ rodeándose de explosiones y disparos, con un diseño de producción apabullante. No es nada fácil, al contrario, es muy compleja la tarea que ha llevado a cabo, son dos horas de compenetración actoral, de efectos especiales, de post-producción y de todo el montaje, banda sonora y demás. Es decir, todo un equipo bien escogido que hacen que podamos decir que esto sea CINE con mayúsculas.

Ficha de la película

Estreno en España: 10 de enero de 2020. Título original: 1917. Duración: 119 min. País: EE.UU. Dirección: Sam Mendes. Guion: Sam Mendes, Krysty Wilson-Cairns. Música: Thomas Newman. Fotografía: Roger Deakins. Reparto principal: George MacKay, Dean-Charles Chapman, Mark Strong, Andrew Scott, Richard Madden, Colin Firth, Benedict Cumberbatch. Producción: Amblin Partners, Neal Street Productions, DreamWorks SKG, New Republic Pictures. Distribución: eOne Films. Género: bélico. Web oficial: http://www.1917.movie

Crítica: ‘Green Book’

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Cuando Tony Lip (Viggo Mortensen), un rudo italoamericano del Bronx, es contratado como chófer del virtuoso pianista de color Don Shirley (Mahershala Ali), durante una gira de conciertos por el Sur de Estados Unidos, deberá confiar en «El libro verde», una guía de los pocos establecimientos seguros para los afroamericanos, para encontrar alojamiento. Son dos personas que tendrán que hacer frente al racismo y los prejuicios, pero a las que la bondad y el sentido del humor unirá, obligándoles a dejar de lado las diferencias para sobrevivir y prosperar en el viaje de su vida.

Crítica

Como el Jazz, está llena de desafíos y notas contra los prejuicios

Un experto en comedias disparatadas, Peter Farrelly, es quien nos trae la ya premiada narración de Tony «Lip» Vallelonga (Viggo Mortensen) y Don Shirley (Mahershala Ali). Un relato de amistad surgido en la realidad del que podemos decir que hay más que inspiración, hay veracidad.

No se le dan mal las comedias y las historias de amistad a Farrelly pues de su puño y letra salieron ‘Dos tontos muy tontos’ o ‘Algo pasa con Mary’. ‘Green Book’ es muy distinta en cuanto a discurso y género pero contiene también bastante humor. Puede que sea porque es la primera vez que Farrelly dirige un largometraje en solitario, sin el trabajo de su hermano. Se nota mucha más contención para poder centrarse en el verdadero objetivo del filme, que no es el de causar carcajadas, si no el de, desde una clara jovialidad, sensibilizar al espectador.

En España, como nación, tenemos muchas cosas de las que sentirnos avergonzados, sobre todo en la actualidad. Pero en países tan grandes como Estados Unidos también hay muchas historias que les hacen agachar la cabeza y son ellos mismos quienes nos las cuentan. Uno de esos sucesos nos revela que existió en un país «civilizado» como el yanki un libro que indicaba a los afroamericanos los lugares más adecuados para alojarse, comer o encontrar servicios. Ese es el libro verde que Tony como chofer tiene que seguir para llevar a su jefe de raza negra por el hostil sur del país mientras él interpreta su música para ricos hipócritas y racistas.

Esta es la crónica de la transformación de un hombre y de una cultura en general. Se tratan conceptos como la hipocresía, los prejuicios, la amistad, el clasismo y el racismo por supuesto. Con otras películas me he quejado de que se esgrimen argumentos muy manidos pero sin preocuparse por cambiar el modo. Con ‘Green Book’ no sucede eso ya que si se cambian las formas procediendo de un modo acertado y fresco. Puede que eso se note también porque una de las productoras es Octavia Spencer, cuya película ‘Figuras Ocultas’, me pareció una gran reivindicación en muchos aspectos.

A parte de todo el sabor afroamericano que tiene la cinta, otra cultura acapara un buen porcentaje del largometraje de Peter Farrelly. Lo italoamericano tiene una gran presencia. Y es que Tony Lip fue un estadounidense de ascendencia italiana criado en el Bronx. Incluso seguro que os suena su rostro al buscarle en Internet pues ha aparecido en sonadísimos títulos como ‘Los Soprano’, ‘Uno de los nuestros’ o ‘El Padrino’. Esta historia es tan real y tan actualmente tangible que los familiares del personaje de Viggo Mortensen están interpretados por los auténticos miembros de la familia de Tony.

La música del filme es una parte importante. No solo porque suenen algunos clásicos norteamericanos o porque nos ambiente en un 1962 convulso y lleno de cambios. Si no porque incluye mucho Jazz, con todo el caos y la sofisticación que ello conlleva. El responsable de las notas que oímos es Kris Bowers y tiene doble mérito pues es él quien sustituye a Mahershala Ali en muchas escenas de piano. La sonoridad del filme es un continuo desafío contra lo tradicional y lo culturalmente aceptado como normal.

Viggo Mortensen además de hablar muy bien en inglés con acento italiano ha engordado para interpretar a este tragón embaucador del que se ha documentado hasta conocer a la misma familia Vallelonga. Un tipo que si no está fumando está comiendo y si no hace ninguna de esas dos cosas es porque está soltando algún mamporro. Ese individuo tan mundano o chabacán choca con el músico culto, estirado y exigente que tan maravillosamente interpreta Mahershala Ali. Estos dos actores no hacen más que demostrarme que saben escoger sus películas.

Me parece digno de alabanza que un director acostumbrado a hacer títulos de carácter tontorrón como ‘Pegado a ti’, ‘Amor ciego’ o ‘Yo, yo mismo e Irene’ haya hecho una película tan sutil y eficiente. Espero más películas que cuenten con Peter Farrelly como único director y digo esto sin ánimos de romper una familia, si no por demostrar también con ello que no hay que prejuzgar a un artista por todas sus obras anteriores.

Ficha de la película

Estreno en España: 1 de febrero de 2019. Título original: Green Book. Duración: 130 min. País: EE.UU. Dirección: Peter Farrelly. Guion: Peter Farrelly, Brian Hayes Currie, Nick Vallelonga. Música: Kris Bowers. Fotografía: Sean Porter. Reparto principal: Viggo Mortensen, Mahershala Ali, Linda Cardellini, Sebastian Maniscalco, Dimiter D. Marinov. Producción: Participant Media, Dreamworks, Amblin Partners, Innisfree Pictures, Wessler Entertainment. Distribución: eOne Films. Género: hechos reales, comedia, drama. Web oficial: https://www.uphe.com/movies/green-book

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