Crítica: ‘Monkey Man’

En qué plataforma ver Monkey Man

Sinopsis

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Kid (Dev Patel) es un delincuente que acaba de salir de prisión y vive en la India, intentando adaptarse a un mundo marcado por la avaricia y carente de valores espirituales. Allí luchará por buscar venganza por la muerte de su madre y defender a las clases más desfavorecidas.

Crítica

Dev Patel se monta su propio John Wick… a medias

Con la curiosidad de que es la primera película que dirige Dev Patel y que él mismo protagoniza saliéndose también de sus habituales roles pues es un filme de acción, llega ‘Monkey Man’. En ella seguimos a un huérfano que se mueve por los bajos fondos ganándose la vida como luchador callejero mientas intenta hacerse un hueco en un famoso local de lujo. Esta es una historia de venganza pero que va acompañada de otras tantas inquietudes para el actor.

Para Patel, según declaraciones suyas, la industria cinematográfica ha creado demasiado cine de acción con violencia porque sí. Haciendo entender que las considera películas sin alma ni trasfondo. Es por eso que este filme no es puramente de tiros, peleas y persecuciones. Ha querido que sea una cinta con personajes trabajados que deje algo de poso. Y efectivamente ‘Monkey Man’ tiene discurso y una intencionalidad que va más allá de las escenas trepidantes y agresivas, pero se le ha ido la mano.

Las raíces del actor británico están muy presentes, a veces literalmente. En ‘Monkey Man’ nos viene a decir que en el país de sus antepasados sigue existiendo una diferencia de clases desproporcionada, alimentada hoy en día por los intereses corporativos y favorecida por las mafias y la corrupción. Esta historia a parte de tener mucha acción trata en el fondo de rescatar los valores espirituales de su cultura a través de una visión que nos hace recelar de líderes y gurús.

Os esperan dos segmentos de acción sin parar. Podríamos decir que tenemos dos películas en una, cada una de ellas dividida en una fase previa de construcción y retrato del personaje culminadas con una escalada de violencia explícita. Cuando la cosa se pone al rojo vivo en ‘Monkey Man’ las sensaciones son muy similares a las de películas como ‘John Wick’ (citado literalmente durante el filme), con detalles al estilo de Park Chan-wook o de la saga Ong-Bak. Sobre todo está presente la trilogía de Keanu Reeves por la presencia de neones, organizaciones criminales con matones que no se acaban, escenarios que van desde los bajos fondos al lujo, coreografías de lucha frenética, un protagonista que parece ser inmortal… Bien es verdad que Patel maquilla la acción con mucho movimiento de cámara, como hacen películas como la saga Bourne, por ejemplo, pero distinguimos unos cuantos movimientos buenos obra del coreógrafo y especialista Brahim Chab.

El problema de la película son los tiempos muertos. En ese afán por huir del cine de acción gratuito y sin alma Dev Patel introduce momentos que se supone que sirven para la progresión del personaje pero que resultan excesivamente alargados y reiterativos, sobre todo teniendo en cuenta que con unos pequeños flashes ya nos habían explicado lo mismo. Esto puede responder a que ‘Monkey Man’ respira cine indio en muchos aspectos. Más allá de lo superficial como puede ser la localización o los protagonistas está la costumbre de ese cine a la hora de introducir numerosos y largos flashbacks que por lo general aportan poco. Por lo menos no hay escena de baile tipo flashmob, aunque hay muchísima música en forma de covers y una secuencia a ritmo de tabla de la India que también se alarga más de lo necesario. Dese luego queda claro que el resultado final de la película se debe a lo mucho que se ha entregado el ahora director con su pueblo y con las escenas de acción, que le han valido más de una lesión.

Produce Monkeypaw, es decir Jordan Peele. Pero no es un producto original del cineasta. La cuestión es que una vez estaba rodado el filme Peele lo vio y se lo compró a Netflix para que no fuese directo a la plataforma teniendo así un merecido recorrido por cines. Por lo tanto ‘Monkey Man’ no tiene nada del sello de Peele ya que no ha estado involucrado en la gestación de la película, solo en su distribución. La historia es realmente de Dev Patel y cuenta con un guionista hollywoodiense como es John Collee (‘Master and commander’, ‘Happy feet’) pero también con uno que tiene los mismos orígenes que Patel como es Paul Angunawela, otra muestra más de que la película se divide en dos partes muy diferenciadas. Por lo demás hay que reconocer que sabe disimular muy bien las escenas grabadas con smartphone o GoPro por falta de presupuesto, que tiene los momentos justos y atinados de humor (que viva Sharlto Copley) y que es un muy digno debut en la dirección.

Ficha de la película

Estreno en España: 12 de abril de 2024. Título original: Monkey Man. Duración: 113 min. País: EE.UU. Dirección: Dev Patel. Guion: Dev Patel, Paul Angunawela, John Collee. Música: Volker Bertelmann. Fotografía: Sharone Meir. Reparto principal: Dev Patel, Sharlto Copley, Pitobash, Vipin Sharma, Sikandar Kher, Sobhita Dhulipala, Ashwini Kalsekar, Adithi Kalkunte, Makarand Deshpande. Producción: Universal Pictures, BRON Studios, Creative Wealth Media Fiance, Lost Winds Entertainment, Lucky Elephant Media, Minor Realm, Monkeypaw Productions, S’YA Concept, Thunder Road Pictures. Distribución: Diamond Films. Género: suspense, acción. Web oficial: https://www.instagram.com/monkeymanmovie/

Crítica de ‘Betaal’ la serie de no muertos hindúes de Netflix

La reseña que probablemente nunca leeréis de la serie que nunca pensaríais ver

La serie de Netflix ‘Betaal’ junta zombies vampíricos trepamuros, maldiciones, posesiones, mercenarios, ingleses colonialistas y por supuesto hindúes. Esta mezcla más variada que un plato especiado del restaurante Taj Mahal podría repeler a muchos. Solo aquellos amantes de las películas chuscas o del terror más recóndito podrían atreverse a enfrentarse a ‘Betaal’. Pero si aceptáis mi recomendación os meteréis de lleno en esta miniserie, sin intentar tomárosla como una propuesta seria sino más bien desenfadada.

El nombre Betaal viene del espíritu vetal de la India. En esa cultura este ente posee cadáveres y se presenta como una especie de vampiro o zombie que se dedica a atormetar. En esta serie, que es ya la quinta original de Netflix en la India, tenemos a ese espectro dentro de un soldado inglés de alto cargo. Pero este soldado está muerto, es del siglo XIX y ha permanecido encerrado en un túnel con su ejército hasta la actualidad. Un plan de construcción de una autopista y unos soldados sin escrúpulos hacen que los lugareños de la zona deban enfrentarse de nuevo a la amenaza de los no muertos.

El británico Patrick Graham (‘Ghoul’) es el principal cerebro de ‘Betaal’. Ha contado en parte con la producción de la Blumhouse Productions. De hecho parece que la serie está hecha con la calderilla que le ha sobrado a Jason Blum. Son solo cuatro episodios y tanto el nivel actoral como a veces el de puesta en escena es bastante escaso. Esta serie es como la copia barata de ‘Kingdom’. Pero como suele ser costumbre o tradición en las películas de la Blumhouse se saca provecho a lo que hay y si uno sabe a lo que va disfruta de ‘Betaal’. Y a lo que hay me refiero a que esta es una serie de infecciones, con pocos escenarios y con un argumento que parece surgido de un videojuego más que básico. La verdad es que podrían costearse una segunda parte, la trama da para ello y así podría desmadrarse más.

Y es que la miniserie se contiene e intenta estar acotada a los cánones occidentales del género. Creedme, he visto películas hindús donde todo lo que vemos aquí parecería normalito, que al menos nos han ahorrado las escenas musicales tan típicas de allí. Si películas como ‘Zombies Nazis’ u ‘Orgullo y prejuicio y zombies’ os parecían raritas esperad a ver a estos zombies escaladores que disparan con mosquetes y tocan el tambor. ‘Betaal’ es excéntrica y quiero creer que por tener un director británico sigue clichés como el introducir la típica frase «si me convierto en una cosa de esas mátame».

A pesar de que la trama es bastante pobre, con fallos y que no hay un acabado de superproducción sí que hay algunos personajes muy bien maquillados. La iluminación sobre los zombies (enmascarados o maquillados) parece sacada de un videojuego japonés, tipo ‘Resident Evil’ o ‘Project Zero’. Pero no elevéis en exceso vuestra expectativa, también hay no muertos recreados con máscaras y guantes que parecen sacadas de AliExpress, con ojos brillanes hechos con bombillitas rojas. Me han recordado a los Morlocks de ‘La máquina del tiempo’. Aunque también he detectado varias veces imágenes homenajeando al ‘Demons’ de Dario Argento.

Vineet Kumar es uno de los protagonistas (prácticamente es el principal de ‘Betaal’) y suma así su segundo título para Netflix y Red Chillies Production. Aunque este sea el protagonista la actuación más valorable es la de Siddharth Menon quien tiene una secuencia de terror e diálogos muy interesante, rescatable sobre todo por lo que decía del maquillaje.

La serie mete sus mensajes en sus escenas pues deja ver que aún hay un grave distanciamiento de clases en la India. Las creencias y la humildad se enfrentan al racismo y la avaricia. Es peor la codicia de algunos o la cerrazón del ejército que la propia maldición de ‘Betaal’. Con toda esta abundancia de cosas en la serie os invito a verla, total, su montaje es ágil y su duración corta, no os arrepentiréis.

Crítica de la serie ‘Snowpiercer. Rompenieves’

Asesinato en el Snowpiercer exprés

El cómic de ‘Snowpiercer’ vuelve a ser objeto de una adaptación (podéis leer nuestra reseña aquí). Tras la versión cinematográfica de Bong Joon Ho (‘Parásitos’) el día 25 de mayo Netflix publicará su serie, de la cual nos ha permitido ver ya tres episodios. Se irán publicando semanalmente, algo que no es habitual en Netflix, pero vivimos una época poco común. Quizá la razón es que esta serie en USA la controla TNT.

También es poco frecuente el plantel que vive la humanidad en ‘Snowpiercer’. La idea de Jacques Lob, Jean-Marc Rochette y Benjamin Legrand permanece intacta en esta serie que ha producido el equipo de la película: Bong Joon Ho (Parásitos), Miky Lee, Tae-sung Jeong, Park Chan-wook, Lee Tae-hun y Dooho Choi. La poca población humana que queda sobre la faz de la Tierra está confinada en un tren de mil y un vagones. Se ha añadido una pequeña variación. La razón es como siempre que el mundo está congelado, pero esta vez se debe a un error humano al intentar corregir el cambio climático.

Graeme Manson (‘Orphan Black’) es quien ha orquestado esta serie que en sus primeros episodios está dirigida por James Hawes (‘Black Mirror’) y Sam Miller (‘Luther). Y si querían ser fieles a los cómics la serie se tenía que parecer a la película. Así es en algunas escenas de su inicio, el cual fue modificado tras un piloto fallido. Pero también hay cambios, algunos muy interesantes, que hacen que la serie tenga un aliciente y unas soluciones por las que merezca la pena ser vista. De hecho podría funcionar como algún episodio previo a lo sucedido en las otras versiones que hemos visto, aunque realmente esta es una variable distinta de la premisa.

Todo empieza un poco al estilo ‘Altered Carbon’. Los ricos de arriba (en este caso de la parte delantera del Snowpiercer) rescatan a un hombre (interpretado por Daveed Diggs) de la miseria para que resuelva un extraño crimen. Siendo más sangrienta que la película e incluso que el propio cómic la situación se convierte en una especie de ‘Asesinato en el Orient Express’ pero post-apocalíptico. Cual Poirot tenemos al protagonista, esta vez llamado Layton, investigando por el tren mientras se mueve entre prejuicios, secretos, rencillas, odio y las propias sorpresas que le da el descubrir lo que hay en los vagones que ha tenido durante más de siete años al otro lado de la puerta. Vagones que por cierto algunas veces tienen interiores sobredimensionados. Si esta trama hubiese servido como herramienta para elevar el mensaje de la idea original estaría aplaudiéndola, pero me temo que solo funciona para poder justificar el formato de serie.

Sin lugar a dudas se conserva el mensaje de diferencia entre estratos sociales y la vaga resistencia de los ricos a adaptarse a un nuevo orden mundial. En este rompehielos motorizado hay muchos más pobres que ricos y sin embargo los privilegiados tocan a más trozo del pastel. Los de primera clase viven en su mundo particular y los de tercera aunque inferiores están en todas partes gracias a que viven, sirven y trabajan en todas partes del tren. Dudoso equilibrio piramidal en un mundo lineal que hoy en día vemos en muchos países, empresas o sociedades, como por ejemplo España, donde unos cuantos viven en su propia burbuja y llegan a tal punto de ignorancia que se olvidan del bien común. La lucha de clases sigue siendo uno de los argumentos principales y las cuestiones revolucionarias siguen estando muy presentes en esta historia que transcurre a mil revoluciones. No me refiero a una sensación de frenesí en la serie, si no al avance implacable del tren. Porque el ritmo, aunque no es pausado, tampoco se puede decir que nos haga segregar adrenalina. No arriesga en ninguno de esos aspectos, ni es una aventura comprometida ni se moja a la hora de abordar un estilo más rápido y directo que podría estar acotado a un público más reducido.

‘Snowpiercer’  lastra las carencias de un actor algo falto de carisma que interpreta a un personaje que se tiene sobrestimado y que además ha de liderar a los parias de la humanidad. También le quita encanto la mala gestión de los momentos musicales. Sin embargo hay brotes verdes en la heladora corteza terrestre. Está mucho mejor Jennifer Connely, no solo por su actuación si no por ese halo de misterio de su personaje y por el giro tan sugerente que tiene. Su secreto es mucho más atractivo que el que pueden revelar todos los demás pasajeros del tren.

Obviamente no hace falta haberse visto ni la película ni haber leído el cómic para captar todo lo que nos cuenta. Uno puede entretenerse con ‘Snowpiercer’ sembrándose la expectativa por cómo va a acabar este o aquel personaje, pero tampoco hay que ponérsela muy alta pues no hay giros excesivamente inteligentes. A mí, tras cinco episodios e indagar algo en la serie lo que más me ha seducido no es que ya tenga una segunda temporada planificada, sino que en ella estará Sean Bean.

Reseña: ‘Snowpiercer’

Argumento

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Un tren en movimiento perpetuo recorre sin descanso un planeta Tierra inhabitado y devastado por la nieve. Sus pasajeros, únicos supervivientes de la raza humana, subsisten divididos por vagones en una recreación despiadada de la sociedad estamental.

Reseña

Una fría pesadilla a toda máquina

‘Le Transperceneige’ es el título original de ‘Snowpiercer (rompenieves)’. Cómic francés realizado por Jacques Lob y Jean-Marc Rochette, posteriormente continuado en el guión por Benjamin Legrand a causa del fallecimiento de Jacques Lob. Una obra que no es de extrañar que cautivase a Bong Joon Ho (si, el de ‘Okja’, ‘The host’ y ‘Parásitos’) dada la gran carga de crítica social que posee. Todos sabemos que al director coreano le encanta emplear argumentos de demanda sobre las diferencias existentes en el mundo. Bong Joon Ho popularizó este cómic en 2013 con su adaptación al cine que contaba con Chris Evans, Ed Harris, John Hurt, Tilda Swinton, Jamie Bell, Octavia Spencer o Kanh-ho Song, entre otros. Ahora, seguro que conservando su mensaje, estará aún más presente en las librerías pues Netflix lanza una serie creada por Graeme Manson (‘Cube’, ‘Orphan Black’) y que os enlazaremos aquí.

Este cómic editado en España por Norma nos ofrece una aventura abordo de un tren. Quizá es otro de los componentes que atrajo a Joon Ho, parece que en Corea del Sur hay cierto atractivo por las historias sobre raíles, ahí tenemos ‘Train to Busan’. En este caso no hay zombies, hay nieve y vagones por un tubo. Un cataclismo nuclear ha dejado el globo terráqueo congelado. ¿Dónde reconstruir la humanidad en caso de no tener un lugar donde cobijarla? Ni el espacio ni el subsuelo fueron las elecciones de sus autores. Un tren a toda mecha y acondicionado para protegerse del frío es el hábitat en el que se ambienta la historia de ‘Snowpiercer’. Ahí es donde seguimos los pasos de unos protagonistas que cuando abren verdaderamente los ojos quieren pasar de la cola a la cabeza.

Todo lo que queda de nuestra especie confinada en un tren de 1001 vagones. Organizados por clases sociales y funciones en todo este tinglado en el que se ven obligados a adorar a la locomotora. Un mecanismo sagrado que les mantiene en perpetuo movimiento y a merced de un apartheid sobre ruedas. La desigualdad se muestra por niveles según los protagonistas van progresando hacia la cabeza del tren. Descubren fascismo y xenofobia en el que un extranjero puede ser la persona que viene de unos vagones más allá. Por supuesto la novela gráfica tiene más espacio para explorar la utilidad de cada compartimento. Así destaca aún más la injusticia de los privilegios o la necesidad que tienen los de delante de que los de atrás cumplan con su parte encomendada.

El tren es una clara metáfora del rumbo sin frenos de una humanidad avocada a destruirse a sí misma. Una raza carente de empatía y equidad. Si por la época en que se concibió el cómic ya se veía este tipo de desigualdades ahora que la brecha entre clase rica y pobre está aún más acentuada, no me quiero imaginar como de duro habría sido este cómic. Desde luego funciona como espejo en pleno 2020. Quizá es la plasmación en papel de la revuelta  que los mismos autores añoraban. Al igual que el ‘Gran Hotel Abismo’ de Prior y Rubin esta es una crítica a la sociedad desde una futura distopía. Busca despertar conciencias y el nervio de los lectores que sean capaces de establecer los claros paralelismos.

Sorpresa, estupor, esperanza (y desesperanza) mezclados con acción son los ingredientes de esta obra. Una acción inhumana, carente casi en su totalidad de sentimientos por parte de quien oprime. Inhumanidad rabiosa por parte de quien lucha. Esto es ciencia ficción post-apocalíptica con mucho mensaje.

No soy muy partidario de los cómics en escala de grises. Pero admito que Rochette supo sacar partido a una historia permanentemente acotada entre vagones de tren rodeados de una inmensidad de nieve o hielo. Cerrazón y angustia son dos palabras que le vienen bien tanto a la historia como a sus viñetas. Además su estilo le da un toque de oscuridad que se acopla al tono de la historia. El dibujo refleja los atuendos y miedos de una época cargada de temores al holocausto nuclear  y las consecuencias de la guerra fría.

Si la canción de Undrop predicaba la existencia de un tren que nos iba a llevar más arriba y lejos, ‘Snowpiercer’ es diagonalmente opuesto, muy pesimista al respecto. Si la serie sigue sus pasos, como en gran parte hizo la película, tendremos un buen drama de ciencia ficción.

Ficha del cómic

Guion: Jacques Lob, Benjamin Legrand. Dibujo: Jean-Marc Rochette. Editorial: Norma. Datos técnicos: 280 págs., cartoné, blanco y negro, 19 x 26 cm. Publicación: 1982. Precio:  32€.

Amor y apartheid en ‘Un reino unido’

Una historia a caballo entre Britania y Sudáfrica.

Ya tenemos doblado al castellano el tráier de ‘Un reino unido’, el nuevo filme de Amma Asante (‘Belle’, ‘A Way of Life’). Una nueva película sobre el apartheid, en el marco de un imperio que ahora conocemos como Reino Unido y que no lo estaba tanto por entonces. El 5 de mayo veremos a David Oyelowo (‘Selma’, ‘Jack Reacher’), Rosamund Pike (‘Perdida’, ‘Jack Reacher’), Jack Davenport (‘Piratas del Caribe’, ‘El talento de Mr. Ripley’), Terry Pheto (‘Tsotsi’, ‘Mandela: del mito al hombre’) y Tom Felton (‘Harry Potter’) en este filme distribuido por Tripictures.

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