Impresiones del 3×03 de ‘El Ministerio del Tiempo’

La magia ha llegado del director, no de la mano de Bécquer.

Este tercer episodio se ha nombrado como ‘Tiempo de hechizos’, no confundir con ‘Tiempo de magia’, que ese fue otro episodio de la temporada pasada. En esta ocasión la superstición y lo brujeril han constituido el eje del argumento de un episodio dirigido por Koldo Serra (‘Gernika’). El director bilbaino ha incorporado a la serie su sello, su manera de ver la escena, dotándola de brillantes planos y de un vibrante ritmo. La calidad visual ha sido el mejor aspecto de esta tercera entrega.

Tras arrancar el capítulo con un guiño a ‘El Señor de los Anillos’, a esa famosa escena del Nazgûl persiguiendo a los hobbits, se ha iniciado una trama que de nuevo ha estado relacionada con alguien que viaja destrangis por el tiempo, aunque en esta ocasión fuese una viajera involuntaria. El monasterio de Veruela ha acogido el capítulo y Hugo Silva ha vuelto a enfrentarse a la brujería, como ya hiciese en Zugarramurdi. Pacino ha seguido haciendo de las suyas contando, literalmente, películas. Por supuesto, haciendo lo que mejor se le da hacer investigar. Mientras tanto Amelia y Alonso se han pasado el episodio como drogados y cambiados, por un motivo bastante previsible.

El «personaje invitado» en esta ocasión era Gustavo Adolfo Bécquer, interpretado por Tamar Novas. Quizá el personaje histórico más desaprovechado y menos carismático de los que han aparecido. Culpa de ello quizá sea lo poco que ha estado en pantalla o lo poco que ha influido. Ha estado mucho más presente y ha sido más determinante Miryam Gallego como la supuesta hechicera y viajera del tiempo. También han aparecido Jon Arias (hijo de Imanol Arias), Marta Guerras, José Luis Ferrer, Marta Guerras, Adelfa Calvo y Juan Viadas.

Además hemos seguido con una intriga paralela protagonizada por Cayetana Guillén Cuervo y Macarena García, Irene Larra y Lola Mendieta respectivamente. No sabemos si la joven Mendieta seguirá los pasos de su otro yo ya fallecido, aquí al menos comienza a dar pasos en dirección contraria. Y hablando de cambios en las líneas temporales, Amelia ha dado señales de seguir preocupada por la niña que aparecía en las fotos que recibió.

Aunque cada vez que aprecian por el bosque nos saturaban de graznidos, algunos excesivamente artificiales, en general ha sido un atrayente capítulo, aunque algo por debajo de la media de la serie.

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