Crítica: ‘Parasyte: los grises’

Acierta al no intentar readaptar y consigue convivir paralelamente al original

La historia de ‘Parasyte’ arrancó como un manga en Japón allá por 1988. Su autor Hitoshi Iwaaki ha visto como su obra se grajeaba muchos fans e incluso se llegaba a convertir en serie anime y a tener dos películas de acción real. Ahora es Netflix quien coge esta exitosa idea de terror y la convierte en ‘Parasyte: los grises’, una serie live action con 6 episodios que llegan el 5 de abril. Por mucho que esta serie le pegue mucho al director japonés Takashi Miike, quien ha realizado esta adaptación para Netflix es el guionista y director Yeon Sang-ho. Quizá es porque Miike, el mayor adaptador de mangas de la historia, estaba ocupado haciendo para la plataforma el anime de ‘Onimusha’.

Y me alegro de que haya sido Yeon Sang-ho pues muchos en España somos admiradores de su trabajo tras el estreno de ‘Seoul Station’ y ‘Train to Busan’, quizá no tanto tras ‘Península’. No es la primera vez que el rompedor director trabaja con Netflix pues ya estrenó la más que potable ‘Rumbo al infierno’ o la fantástica película de acción y ciencia ficción ‘Jung_E’.

Para aquellos que no conozcan ‘Parasyte’ han de saber, sin spoilers, que trata sobre como los humanos han de enfrentarse a unos seres bautizados como parásitos. Esto no va en el mismo sentido que la película de Bong Joon-ho, aunque algo de retrato de vagos y oportunistas hay, sino de un modo más cercano al de ‘Los ultracuerpos’, ‘The faculty’ o ‘Invasión secreta’. Con códigos de terror e imágenes grotescas similares a las que vemos en las páginas del ahora tan de moda Junji Ito, seguimos la historia de un adolescente llamado Shin’ichi Izumi, quien cual Eddie Brock con Venom empieza a convivir con uno de los parásitos invasores. Eso es lo que plantea inicialmente el manga. La serie se desplaza a un escenario ubicado un tiempo más adelante, con la invasión más avanzada, en términos más apocalípticos y con una protagonista diferente a la de los primeros mangas, pero que plantea las mismas cuestiones sobre la coexistencia.

Los humanos convirtiéndose en formas agusanadas letales y afiladas son la marca de la casa cuando hablamos de ‘Parasyte’. Las criaturas comparten el instinto de supervivencia de sus huéspedes ayudándose en simbiosis, pero sin compartir los intereses u objetivos. Estas criaturas son todo un reto para los cosplayers fans de la saga, los cuales, muy gratamente verán como la estética y morfología de las criaturas está respetada en la serie. No hay que preocuparse, no estamos ante un caso tipo ‘Death note’, la fidelidad de esta serie está más próxima a lo recientemente visto con ‘One piece’. Eso sí, hay que puntualizar que esta no es una traslación literal sino un fantaseo que sobre todo explora otras posibilidades del universo creado por Iwaaki. En el caso del manga y anime la dinámica es más ‘Venom’ y ‘The faculty’ y en el caso de la serie se toma un rumbo más cercano a ‘Invasión secreta’, The Strain’ y ‘Los ultracuerpos’. La pena es que la serie arranca con los mismos mensajes ecologistas que el manga, pero no desarrolla los argumentos en contra de lo perniciosos que somos los humanos de un modo convincente.

Yeon Sang-ho es ya todo un experto en manejar historias que ponen en jaque en a la humanidad. Hitoshi Iwaaki ya se ha manifestado muy satisfecho con las nuevas ideas que aporta la serie y yo no puedo decir lo contrario. La historia cambia sustancialmente con personajes más traumados y escenas más crudas, pero las reglas y el discurso se mantienen, de hecho, lo que sucede en la serie convive perfecta y simultáneamente con el manga. La trama es más policial y alude constantemente al ‘Dr. Jekyll y Mr. Hyde’, pero no pierde su sentido grotesco. En resumen, es un acierto que la serie haya desarrollado una trama que va de la mano a la original y no se haya intentado adaptar lo que ya hemos visto en formato anime y películas de acción real. Es una buena manera de ampliar el universo de ‘Parasyte’.

Tráiler de ‘Spider-Man: Cruzando el Mutiverso’

Estreno el 16 de junio

Tras haber pasado tiempo desde el primer teaser, Sony Pictures nos presentó ayer el primer tráiler de ‘Spider-Man: Cruzando el Mutiverso’, la esperada secuela de la espectacular película de animación ganadora del Oscar® ‘Spider-Man: un nuevo universo’, que consiguió conquistar al público y a la crítica en 2018, presentándonos al querido personaje de Miles Morales.

Dirigida en esta ocasión por Joaquim Dos Santos, Kemp Powers y Justin K. Thompson, esta nueva entrega de Marvel llegará exclusivamente a los cines el próximo 16 de junio de 2023. En el nuevo vídeo ya podemos confirmar que el villano es Spider-Man 2099.

Sinopsis oficial:

Vuelve Miles Morales para el siguiente capítulo de la oscarizada saga del Spider-Verso, Spider-Man: Cruzando el Mutiverso. Tras reencontrarse con Gwen Stacy, el amigable vecindario de Spider-Man de Brooklyn al completo es catapultado a través del Multiverso, donde se encuentra con un equipo de Spidermans encargados de proteger su propia existencia. Pero cuando los héroes se enfrentan sobre cómo manejar una nueva amenaza, Miles se encuentra enfrentado a las otras Arañas y debe redefinir lo que significa ser un héroe para poder salvar a la gente que más quiere.

Crítica: ‘Las de la última fila’

Un ahora o nunca catártico que a muchos les gustaría tener la excusa de poder vivir

El próximo 23 de septiembre en Netflix podréis darles un volteo a vuestras cabezas para ver la serie española, ‘Las de la última fila’. Una serie que reconozco que no es exactamente el entretenimiento que me gusta consumir, pero que está muy en la línea de algunas modas ofreciendo además ideas muy locas pero sobre que todo nos invitan a desafiarnos a nosotros mismos.

Amigas desde su época de estudiantes, las cinco protagonistas de ‘Las de la última fila’, interpretadas por Itsaso Arana, Mónica Miranda, María Rodríguez Soto, Mariona Terés y Godeliv Van den Brandt, coincidieron en los últimos pupitres de la clase y desde entonces son besties. Una amistad prolongada hasta la adultez y mantenida a base de escapadas de vacaciones. Pero este año el viaje estival se adelanta y lleva un motivo especial, evadirse de la dura noticia que han recibido, una de ellas tiene cáncer.

Verano, cáncer, amistad, vitalismo… esta parece una historia más de Albert Espinosa. Aunque va en la línea de series como ‘Vida perfecta’ o ‘Los zapatos de Valeria’, está también cargada de un optimismo que bucea en un mar de tragedia. En ‘Las de la última fila’ tenemos escenas vitalistas que se asemejan uno de esos anuncios de televisión que parece que te quieren dar la lección de tu vida cuando lo que intentan es venderte cerveza, unas compresas o una nueva cuenta bancaria.

Pienso que aunque no me gusten las conversaciones empalagosas, intensitas, hiperexistencialistas, mezcladas con expresiones millennials y metidas con calzador de esta serie va a gustar a mucha gente. Estas cinco amigas están de calavera, para ellas casi todo vale. Este es un carpe diem, un ancha es Castilla con normas improvisadas. ¿A quién no le gustaría poder esparcirse de ese modo tan gamberro e incluso conflictivo sin pensar en los daños colaterales? A veces estas protagonistas van de víctimas y son culpables de crear otras víctimas y otras se merecen esa liberación que van buscando. Es un entretenimiento ideal para empatizar si te encuentras en plena crisis de los 40, un ahora o nunca catártico que a muchos les gustaría tener la excusa de poder vivir. Esta historia transformadora, a veces tramposa, se justifica buscando soluciones a veces hipócritas, casi siempre poco realistas.

‘Las de la última fila’ es divertida, sensible y tiene visión. Pero juguetea a placer y de manera conveniente con la doble moral. Es capaz de pasar del desfase tipo ‘Resacón en las vegas’ o ‘Primos’ (obra también de Daniel Sánchez Arévalo) a la sensiblería a modo de ‘Bajo la misma estrella’. Eso sí, entre tantas idas de olla hay muchos símiles emotivos muy bien trabajados, acompañados además de caras conocidas en todos los episodios.

Esta es una serie que realiza un retrato generacional. Si pensáis que la expresión “salir de la zona de confort” está manida… esta serie la desgasta del todo. De hecho el propio Daniel Sánchez Arévalo está un poco fuera de los géneros habituales en su cinematografía, no olvidemos de todos modos su trabajo para Campofrío (¿recordáis lo que he dicho en el tercer párrafo?). Para esbozar los síntomas de nuestra generación no se queda solo en un sinfín de canciones indie o pop cantadas casi en su totalidad por intérpretes femeninas, sobre todo se centra en cómo somos una quinta que intenta huir y no afrontar los problemas, ahí veo yo su mayor acierto.

Crítica de ‘Sandman’

Bien cargada de onirismo, dan ganas de seguirla hasta la vigilia

No sé si ha sido debido a la privación del sueño inherente a la ola de calor o el hecho de que la serie sea lo bastante fiel a las novelas gráficas que me he visto sin cesar esta versión de ‘Sandman’. Netflix estrena este 5 de agosto la serie basada en los cómics creados por Neil Gaiman y como lector de su obra puedo mostrarme ampliamente satisfecho.

Por zanjar pronto lo que tanto se ha comentado y la razón por la que muchos ya le han puesto sin argumentos de peso la X a este ‘Sandman’. El siempre polémico cambio de raza o sexo de muchos personajes. Sin duda esa comidilla en redes no ha hecho más que realizar los sueños de Netflix pues de ese modo consiguen publicidad gratis. Son modificaciones que nunca se hacen en el sentido inverso y a mí esto ya me resbala. Esa política de “inclusión y diversidad” se retrata a sí misma. No obstante el casting me parece bien escogido pues el hecho de que una persona sea negra o mujer no influye ni en esta trama ni en la manera de ser de los personajes. Por ser muy fan lo que si me ha dolido de esta adaptación es la ausencia de John Constantine, quien en los cómics se hace con uno de los objetos de Sueño, y la no participación de la Liga de la Justicia que recupera la Gema del sueño. En los tebeos intervienen o se menciona a Joker, Arkham, Dr. Destiny, Detective Marciano… No olvidemos que estos cómics fueron un encargo de DC para Gaiman. A pesar de que la serie lleva por delante el logo de la Warner, materializar tal cual lo original se antoja un crossover imposible por temas de derechos, presupuesto o incluso duración, harían falta muchos personajes. Esta es sin duda una de las razones por las que la serie está muy condensada y con alguna trama que sucede en paralelo o de manera adelantada. Se han permitido al menos algún guiño como los muñecos que vemos de fondo en el octavo episodio.

Pero ‘Sandman’ está bien orquestada y percibimos la misma historia, el mismo espíritu que en la serie de cómics. Para los lectores de las viñetas puedo adelantar que en la primera temporada de la serie han abarcado los dos primeros volúmenes de los diez que tiene ‘Sandman’, es decir, ‘Preludios nocturnos’ y ‘La casa de muñecas’. Y son capaces de narrar todo lo incluido en esos cómics calcando algunos diálogos, imitando algunas escenas y además sin caer en atropellos. Y lo que es más importante, manteniendo los dilemas y comportamientos de los protagonistas.

En ‘Sandman’ conocemos a Sueño, al rey de los sueños. Él es uno de los Eternos (los de DC no los de Marvel). Pero contar su historia es contar en parte la de sus hermanos, Destino, Muerte, Destrucción, Deseo Desespero y Delirio, además de la de otros muchos personajes. Todo arranca en el momento en el que Sueño cae preso tras un conclave que sale mejor que el de ‘La Herencia de Valdemar’. Tenían el loable objetivo de atrapar a la muerte para que nadie más muriese, pero en lugar de ello atraparon a su hermano y el mundo dejó de soñar. Tras muchos años cautivo, cuando Sueño se libera empieza una cruzada por reconstruir su reino de los sueños y por recuperar los objetos que le han sustraído, las herramientas que usa para canalizar su poder. Se centra la serie en resolver ese conflicto. Ese sentido de lo poético y lo oscuro e incluso retorcido que caracteriza a Gaiman y su obra podemos decir con regocijo que está en la serie.

Fantasía oscura, épica dramática y fatalista. Se ha sabido conservar los sueños como eje que vertebra la obra, la interpretación de los mismos, el onirismo en un sentido moderno. Están muy presentes el existencialismo, el conocimiento, la mente, el comportamiento humano… los cómics de ‘The Sandman’ mezclan personajes de toda índole y en ese recorrido abarcan todo lo que somos capaces de soñar. ‘Sandman’ es un estudio contemporáneo de la condición humana sin llegar a ser algo intelectual. Habría sido muy ambicioso por parte de Netflix llegar a esos niveles, de hecho demasiado sesudo para su público mainstream. O lo haces tal cual y contentas a los más eruditos o fans del cómic o lo adaptas llevándotelo a tu terreno, no hay cabida para la tierra de nadie. Es una propuesta ligeramente distinta a lo habitual que puede que caiga en el aborrecimiento pues la serie roza un poco todo eso.

En cuanto al reparto. Los efectos visuales hacen que reconozcamos viñetas de los cómics pero en movimiento. Eso favorece a que los actores nos hagan recordar a los personajes dibujados. El Sandman interpretado por Tom Sturridge, por ejemplo, es igual de depresivo y va por ahí con esa estética que parece copiada a un emo fan de Tokio Hotel. Tiene ese color pálido, esa voluminosa melena, esos ropajes que parecen sacados de ‘El Cuervo’ y ese casco que bien podría ser de uno de los ingenieros del imaginario de Ridley Scott.

Muerte es igualmente esa hermana que quiere incondicionalmente a Sueño aunque le meta caña. No lleva exactamente la misma estética que en el cómic por lo que sí que pierde ese toque gótico o punk. Es donde más percibimos la actualización ya que no viste esas pintas de rockera salida de un concierto de The Cure. La serie no cae en la trivialización. El cuervo es casi el único alivio cómico, como en los cómics, junto a Merv que lleva la voz de Mark Hamill. Además en parte el ave negra es el vehículo para explicar todo el universo que rodea a los Eternos para que los no lectores comprendan mejor qué están viendo.

Si vemos cambios en el orden de la historia o en cómo suceden algunos eventos es por la supresión de los personajes de otras franquicias que comentaba antes y por adaptar todo al lenguaje audiovisual. Hay episodios, como el primero, el de la taberna o el cierre que están estupendamente bien hechos. Incluso se acierta en cuanto al uso de las tonalidades de color, sobre todo cuando emplea tonos oscuros, con una pizca de color y alguna luz que sobrevive entre ellos. Sin duda la serie hace honor al DC oscuro, ahora bajo el sello Black Label que reúne historias de Batman, Constantine o ‘The nice house on the lake’, entre otras.

Quizá conocíais Sandman por los cómics o quizá por la versión de audiolibro que lleva la voz de James McAvoy como Sueño. Si erais lectores quizá estaréis conmigo en que es la mejor adaptación del material de Gaiman, por encima de ‘American Gods’ o ‘Good Omens’, e incluso de ‘Stardust’ o ‘Coraline’. Si queréis saber más al respecto entrad en este otro artículo.

Crítica de ‘Dorohedoro’

‘Dorohedoro’, piel de cocodrilo y de anime retro

Surgida de un manga creado por Q Hayashida (editado en España por ECC) tenemos ya en Netflix la serie de doce episodios de veinticinco minutos ‘Dorohedoro’. Un anime que os digo desde ya que tenéis que ver si sois consumidores habituales de anime y añoráis las series de los años noventa. También os gustará si os va el estilo directo, el humor macabro y los argumentos estrafalarios y fantásticos. Me ha encantado por ser capaz de devolverme al estilo sin tapujos de hace más de veinte años acompañado además de un dibujo similar al de aquella época e incorporando algunos movimientos y detalles que claro está, son debidos a las técnicas actuales.

Yûichirô Hayashi (‘Batman: Gotham Knight’, ‘Kakeguri’) dirige con algún que otro director de apoyo y Hiroshi Seko (‘Ataque a los titanes’, ‘Inuyashiki’) escribe. Este mundo en el que el estudio Mappa y Netflix nos invitan a entrar está ambientado en la ciudad de Hole (Agujero). Un lugar sucio y se podría decir que futurista desde el que pasamos a otro mundo mágico. Es ahí donde el protagonista es víctima de un experimento de un mago que le deja convertido en un hombre con cabeza de reptil, que además pasa a ser inmune a la magia. Eso despierta el interés de otros magos que empiezan a perseguirle mientras él añora recuperar su memoria y su rostro.

Caiman es un personaje con cabeza sauria que podría haber salido perfectamente de la película de ‘Super Mario Bros.’, por su dibujo y por su carácter. Es un tontorrón y osado protagonista que sigue casi los mismos esquemas de los personajes principales de series como ‘Golden Boy’, ‘Trigun’ o ‘Louie, el guerrero de las runas’. Es osado, a veces inconsciente, algo pardillo y muy glotón. Te partes con él aunque se encuentre embadurnado en sangre en plena pelea.

Se topa con una compañera de armas (Nikaidō) que le ayuda en su búsqueda gracias a sus habilidades y su cocina. Juntos se tienen que enfrentar a todo tipo de magos, con especialidades muy variopintas. Dos de ellos me recuerdan mucho a los personajes Hazel y Cha Cha de ‘The Umbrella Academy’ y también a Travolta y Jackson en ‘Pulp Fiction’. Ningún personaje en esta serie está en sus cabales, todos tienen alguna rareza y eso la hace muy divertida y versátil.

La trama lleva a Caiman a momentos cada vez más peligrosos, según va desentrañando su pasado. Algunas teorías apuntan a que ‘Dorohedoro’ viene de traducir el título por partes: barro (doro) y lodo (hedoro). Podemos aprovechar muy convenientemente la expresión “de aquellos barros estos lodos” para aplicarla a lo que le pasa a Caiman y a las consecuencias derivadas de lo que ha hecho en su pasado.

¿Cómo investiga? Matando y metiendo la cabeza de los magos a los que se enfrenta en sus fauces, para que el hombre que tiene dentro vea si les reconoce y averiguar así si alguno de ellos es el causante de su mágica mutación. Hay mucha sangre y magia entremezclada en este anime. Si la acotamos hay que introducirla en las series de tipo seinen, para adultos. Es un disfrute de momentos ridículos con amputaciones y despellejamientos de caras.

También cabe señalar que es muy rarita. Los magos realizan su magia a través de un humo que exhalan. Y esto pueden hacerlo a través de su boca o mediante heridas autoinfligidas en los dedos, por ejemplo. No solo experimentan poniendo cabezas de pulpo o loro a las personas, también les convierten en kafkianas criaturas como una cucaracha gigante o en setas comestibles. Los magos, por cierto, llevan todos máscaras, algunas de ellas con formas tan excéntricas como un corazón humano o un pavo (si, a lo Friends).

Me ha encantado ese capítulo en el que unos monjes recorren la ciudad cual Moza de Ánimas en La Alberca y luego todo desemboca en una cacería anual de muertos vivientes. Hechiceros, zombies, demonios, mutantes, tecnología ciberpunkarra… Enganchado a ‘Dorohedoro’. Quedo a la espera de ver si os gusta tanto como a mi y si llegan a España las seis OVA’s que van a lanzarse a parte de esta serie, creo que en futuros lanzamientos en formato Blu-ray, porque de ellos va a depender el desenlace de esta historia que por desgracia se ha quedado colgada.

Impresiones de la primera temporada de ‘Locke & Key’

La serie que adapta los cómics de Joe Hill y Gabriel Rodríguez

Hace poco os hablábamos de ‘Locke & Key’, los cómics de Joe Hill y Gabriel Rodríguez (reseña aquí) y ahora estamos en posición de contaros cosas sobre la serie de Netflix pues ya la hemos visto al completo. La plataforma online ha adaptado las viñetas de IDW y el próximo 7 de febrero estrenará los 10 episodios que contienen esta producción. Una obra que ha llegado a buen término tras los intentos fallidos de otras productoras, como aquel que FOX llegó incluso a mostrar, que ha estado un tiempo en Youtube y que no se estrenó en 2011.

‘Locke & Key’ nos zambulle en la historia de los Locke. Una familia cuyo padre y esposo ha sido asesinado y que se muda al hogar ancestral de este. Allí se encuentran con una nueva vida pero también con los cuchicheos del pueblo de Matheson (en los cómics se llama Lovecraft, quizá en esta ocasión han querido homenajear a Richard Matheson, ‘Soy leyenda’, ‘El increíble hombre menguante’). Los Locke deben enfrentarse a una nueva y misteriosa mansión que no pone nada fácil el adaptarse a la nueva ciudad, el nuevo instituto… Sobre todo porque en esa vorágine de cambios hay unas llaves capaces de hacer cosas inimaginables y una entidad que va tras ellas.

Poco a poco la serie va desvelando misterios y secretos, tanto de las llaves como de la familia Locke. En ese sentido sigue también los mismos derroteros de los cómics. Entremezcla los hallazgos mágicos con los del clan que habita la Keyhouse. Esto hace que la trama nos guíe por una historia de drama y magia. Un nuevo mundo de alucinantes posibilidades para los protagonistas que a la vez está entrecruzado con un pasado doloroso y un presente conflictivo. Explora por lo tanto los mismos temas.

Si sois lectores de los cómics vais a detectar que todo se ha trastocado algo, la historia transcurre en diferente orden o se han gestionado de manera distinta algunos roles. Así se consiguen ligeras sorpresas para el lector pero sobre todo se nota que se ha hecho para adaptar todo al lenguaje de series y para preparar futuras temporadas. Porque aunque llega a un punto muy avanzado de la trama hay algunos personajes que está claro que necesitaremos ver más. Si no has tenido entre manos esta novela gráfica disfrutarás igualmente pues lo estupendo de esta narración es el cómo mezcla la parte ocultista con la trágica. Se ha perdido algo de terror con respecto a las viñetas a si es que si queréis sentir miedo tendréis que recurrir a ellas.

Como he dicho hay magia y hay drama, hay mucha inocencia o inconsciencia mezclada con peligro. Para eso es importante cómo se ha tratado la serie a nivel visual. Si los cómics tenían un estilo cartoon muy colorido entremezclado con la historia de terror, la serie ha optado por unos tonos fríos, bastante apagados. Los colores están muy atenuados. Pero cuando hay momentos de fantasía o de infantilidad aparecen los pigmentos vivos y se crea así el contraste que tanto nos «incomodaba» al leer los cómics. Esto ha hecho por otro lado que se hayan buscado soluciones distintas a las de las viñetas para algunos efectos mágicos. Es un ambiente lo suficiente raro como para ser considerado digno de una historia surgida de un King, no olvidemos que Joe Hill es el hijo de Stephen King y literariamente, casi literalmente, sigue los pasos de su padre. Por otro lado hay que admitir que se pierde el nivel sangriento y la serie es algo más «familiar».

En cuanto al reparto podemos decir que es muy parecido físicamente al de los cómics. Quizá los más logrados tanto estéticamente como interpretativamente sean Jackson Robert Scott y Emilia Jones como Bode y Kinsey Locke respectivamente. Thomas Mitchell Barnet como el perturbado Lesser también me ha parecido un gran acierto. El personaje más cambiado es el del padre de la familia Locke, interpretado por Bill Heck y caracterizado de tal modo que hasta se da un aire a John Wick. Hay otras modificaciones como aquellas que nos llevaban a personajes casi punk pero se ha optado por una línea más actual.

Los episodios han estado dirigidos por varios directores. Pero los más importantes, que en este caso son los últimos, llevan la firma de Vincenzo Natali (‘Cube’). Lleva muy bien al reparto juvenil y ha hecho junto con lo ideado por Carlton Cuse y Meredith Averill que esta sea una serie con bastante referencias. No solo me refiero a alusiones a películas modernas como ‘Lock, Stock and Two Smoking Barrels’ o ‘La naranja mecánica’, la serie también introduce sus guiños y sus sorpresas, seguro que reconocéis más de una cara entre aquellos que se cruzan con los Locke. Un ejemplo de ello es todo el trabajo de Laysla De Oliveira en la serie, recordemos que ella actuó en la adaptación de ‘En la hierba alta’, de la novela de Joe Hill, que también dirigió Natali y estrenó Netflix. Esto es algo que ya hacían los cómics pues tienen mucho de meta-universo, no solo de todas las referencias que se crean por su propia historia, sino a la hora de introducir claves que aluden a la vida de sus autores o sus influencias.

Entremezcla y explora menos las posibilidades de cada una de las llaves. Esto es debido a que en una sola temporada han querido incluir casi todas mientras que en cada arco de los cómics iban descubriendo solo unas pocas. No es algo excesivamente preocupante pues sabemos que habrá segunda temporada y dará para aumentar la originalidad de los eventos que viven los Locke. Esto ha hecho además que el cierre sea menos redondo, que haya tramas abiertas o incluso algún personaje olvidado. Pese a todo hay mucha magia en la serie, mucha fantasía, pero esta se construye de un modo más precipitado y quizá haría más falta ahondar en su mitología con detalle. El imaginario desplegado por Joe Hill es algo más complejo de lo que se muestra en la serie y necesitaremos más episodios para sentirlo realmente completo. Como he dicho, queda para la segunda etapa de ‘Locke & Key’ que el productor Carlton Cuse ya ha anunciado que está en desarrollo.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies
Salir de la versión móvil