Crítica: ‘Golda’

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Una mirada cautivadora a la historia de Israel y un retrato íntimo de una mujer extraordinaria, Golda Meir (Helen Mirren), también conocida como la «Dama de Hierro de Israel». Una de las mujeres más destacadas de la política israelí del siglo XX, quien enfrentó responsabilidades y decisiones intensamente dramáticas y de alto riesgo durante la Guerra de Yom Kippur.

Crítica

Ni su estructura ni su intencionalidad se ganan la confianza del espectador

Golda Meir fue conocida por un apodo idéntico al de la Thatcher, la “dama de hierro”. El suyo es un dilema como el del huevo y la gallina, ¿qué fue antes, su férreo carácter o su estancia como embajadora del Estado de Israel en la Unión Soviética? Sea como fuere es un personaje que hizo brecha destacando como la primera israelí en un puesto de alto cargo. La película de Guy Nattiv se centra en sus últimos días como Primera Ministra de Israel, no es un biopic que parta desde los orígenes, ni su relación sentimental ni siquiera esa etapa que he comentado en la URSS.

El filme parece tener solo dos únicas metas: reflejar que fue la primera política en hacer que un país árabe reconociese a Israel a través de ese nombre y constatar que Golda fumaba como un carretero. El humo del tabaco sirve para hacer luz de gas y pasar completamente por alto nombres como Palestina o los atentados de las Olimpiadas de Múnich. Ahora que David se ha convertido en Goliat es imposible no detectar en esta película una grandísima hipocresía, un victimismo en el que el director, también israelí, se ha olvidado de que ambas partes atacan y apresan.

Pero más allá de politiqueos y paralelismos con la actualidad que nos demuestran una vez más que Estados Unidos ha alimentado durante años la máquina de guerra del sionismo, está el hecho de que esta es una película aburrida. Es de esos filmes capaces de enumerar muchos detalles y aún así no ser explícito o no saber explicarse con sentido de conjunto. El planteamiento, hilar la historia a partir de una comisión en 1974 para a partir de ahí ir soltando flashbacks, carece de sentido cuando toda la película es un completo flashback. Solo en un par de ocasiones volvemos a la silla del pleno y este recurso no aporta nada a la historia, ni dramatismo, ni punto de inflexión, ni apenas clímax.

Helen Mirren actúa magníficamente ayudada por un gran trabajo de caracterización e imágenes mezcladas con metraje de archivo. El problema de ‘Golda’ no es que el personaje esté mal interpretado, solo hay que buscar entrevistas y comparecencias de la época para comparar, es que a poco que uno conozca la historia se dará cuenta que hay un trabajo, voluntario o no, de suavizar o limpiar su reputación, con lo cual se pierde toda la fidelidad.

Liev Schreiber interpreta al fallecido Henry Kissinger. Un diplomático tan aplaudido como criticado por sus trabajos en secreto, sus alianzas cuestionables y sus logros políticos. Ejerció su llamada “diplomacia itinerante”. Se movió siempre por arenas movedizas, en conflictos peligrosos y delicados, de igual modo que lo hace este filme que llega cuando cada vez son más los que están convencidos del genocidio en Gaza. Curiosamente Golda se crio en Ucrania, a si es que incluso ya fallecida no puede estar más relacionada con las guerras y la actualidad. Nattiv desaprovecha esa oportunidad para hacer un filme que se siente más melodramático y adulador de lo que correspondía.

Ficha de la película

Estreno en España: 15 de diciembre de 2023. Título original: Golda. Duración: 100 min. País: Reino Unido. Dirección: Guy Nattiv. Guion: Nicholas Martin. Música: Dascha Dauenhauer. Fotografía: Jasper Wolf. Reparto principal: Helen Mirren, Liev Schreiber, Camille Cottin. Producción: Embankment Films, Hianlo, Maven Screen Media, New Native Pictures, Picadilly Pictures, Qwerty Films, ShivHans Pictures. Distribución: Diamond Films. Género: biografico, drama. Web oficial: https://bleeckerstreetmedia.com/golda

Crítica: ‘La maldición del Windsor’

Restaurando nuestra memoria, rescatando datos, pero dejándonos igual de desorientados

Este domingo 12 de febrero HBO Max lanza ‘La maldición del Windsor’. Una serie de cuatro episodios que hemos podido ver y que hemos devorado casi maratonianamente a pesar de que cada uno de ellos dura 45 minutos..

Dirigida por Raül Calàbria y producida por Jordi Évole y Ramón Lara (Producciones del Barrio) nos trasladan a 2005. Un año en el que aún estaba presente la hecatombe del 11S y permanecía fresco el dolor del 11M. Con esa memoria colectiva empezó a arder uno de los edificios más importantes de la ciudad, el Windsor. Las primeras teorías o impresiones derivaron en el terrorismo, pero la cosa fue por otros derroteros que aún hoy en día no están para nada claros.

Para intentar esclarecer lo sucedido o darnos herramientas con las que extraer nuestras conclusiones, ‘La maldición del Windsor’ cuenta con testimonios de los responsables de los servicios de emergencias, del primer y del último bombero en estar allí, de los vecinos, de los peritos, los arquitectos del edificio, políticos, el abogado que grabó a los “fantasmas del Windsor”, parapsicólogos, fiscales anticorrupción, los responsables de su demolición… La miniserie hace muy buen trabajo a la hora de intentar atar cabos, en su afán por mostrar versiones objetivas, hipotéticas e incluso fantasiosas.

Siendo quienes son los responsables de esta serie sobra decir que la clave usada es la humorística. En tono de ironía, con poca especulación y dando voz a distintas vertientes, se plantean las diferentes teorías explicativas como si coexistiesen en universos paralelos. El primer tema controvertido es el origen, la velocidad y dirección de propagación del incendio. El segundo se cuestiona dónde están los papeles del banquero Francisco González y pone sobre la mesa la cuestión del sabotaje, lo cual nos lleva a la tercera dimensión paralela. ¿Qué eran las siluetas conocidas como los “fantasmas del Windsor”? Por supuesto se habla del excomisario Villarejo, con toda la dimensión y repercusión que ello conlleva, pero quizá el dato que me ha dejado más pasmado es el de su papel de Frankenstein en ‘Aquí huele a muerto’ de Martes y Trece.

En el Windsor había nombres muy importantes. Garrigues Abogados, El Corte Inglés, Comparex y sobre todo destaca la auditora Deloitte. En las oficinas de esta última se sabe que comenzó el incendio y con ello la hipótesis más sencilla que nos presentan con pruebas y fundamentos. ¿Fue una colilla mal apagada la que desató el incendio que rememoró al ‘El coloso en llamas’? Por supuesto el documental no tiene pelos en la lengua ni se anda con paños calientes y bucea en explicaciones más complejas como el tema de Francisco González y Villarejo o el contexto previo al incendio retrocediendo hasta su construcción y todo lo que rodea a la familia Reyzabal, lo cual, es algo más propio de intrigas y enredos palaciegos que de un grupo empresarial.

Como valor añadido ‘La maldición del Windsor’ muestra unas imágenes, liberadas por el juez que las tenía, de una cámara de seguridad instalada solo tres días antes en la zona donde empezó el fuego. Se suma a esa casualidad el hecho de que se habían instalado sistemas de rocío pero estaban pendientes de activarse en un breve espacio de tiempo. Es normal que surjan sospechas que se enfrenten la hipótesis accidental. Este fue un siniestro inédito de esos que levantan suspicacias y teorías conspiranoicos, que se analizan tanto que es comprensible que se le haya sacado todo tipo de explicaciones, hasta maldiciones a los Reyzabal o fantasmas jugosos para Iker Jiménez. Desde luego fue algo muy conveniente para vender periódicos o hacer carrera investigadora.

¿Saca el documental una conclusión clara? No. Pero nos animan a aceptar la explicación menos enrevesada tirando de la navaja de Ockham (la explicación más sencilla siempre es la más plausible). Pero se deja flecos pues no nos dicen qué pasó posteriormente con los allí presentes en el momento del incendio, es decir, con los guardias de seguridad o la empleada de recursos humanos que supuestamente tiró la colilla. También nos anuncian en los créditos finales de que Villarejo aceptó salir en el documental, pero “más adelante”.

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