Crítica: ‘La calle del terror – Parte 3: 1666’

Sinopsis

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En 1666, Dena descubre la verdad sobre Sarah Fier. De nuevo en 1994, los amigos luchan por sus vidas… y por el futuro de Shadyside.

Crítica

Me quedo a vivir en La calle del terror… si me dejan o no me matan

Muy de vecinos, muy de familias, muy de convivencia. Así podríamos decir que se resume la triliogía. Una vez terminada de ver las tres obras puedo decir que de lo que trata es de convivir entre vecinos, entre distintas generaciones. Pero también abarca un discurso sobre la tolerancia y el rencor que tiene valor y se superpone a la carnicería que vemos durante toda la saga.

Podría decir aquello de… “ha merecido la pena la espera para esta tercera película” pero ¡han sido solo unas semanas! Vale que vivimos en la era de la inmediatez, pero ha sido tan rápido nuestro paso por esta Calle del terror que dan ganas de quedarse a vivir un tiempo más, si nos dejan o no nos degüellan antes. Y lo cierto es que entre visiones, enmascarados y escena post-créditos Netflix nos está anunciando que podría haber más episodios surgidos de estas novelas de R.L. Stine, pero tal y como concluye la historia está perfectamente bien cerrada. Muy bueno tiene que ser lo próximo que haga el director Leigh Janiak para superar a esto.

Además, debo admitir que ‘La calle del terror – Parte 3: 1666’ se cierra de un modo que yo no me esperaba. Tenía mi propia teoría a cerca de en qué consistía realmente la maldición de Shadyside y de cómo podría acabar pero me han sorprendido con la trama definitiva. Este nuevo filme, aunque se subtitule 1666, se divide en dos partes, una en 1666 para narrarnos todo lo ocurrido en los orígenes y otra en 1994, como era de esperar, para vivir el desenlace una vez que los jóvenes protagonistas han descubierto el pastel. Y como volemos a esa época tenemos música conocida como la de The Offspring, Pixies u Oasis.

Ya que es una tercera entrega me gustaría destacar tres escenas, todas ellas responsables de que ‘La calle del terror – Parte 3: 1666’ tenga calificación R (al igual que la segunda parte). Me ha encantado el momento en el que nos explican el corte de mano de Sarah Fier, da grima y dolor de verlo. Es también macabra la escena en la capilla. Y por último es una gozada la pelea al pie del árbol de la ahorcada en el centro comercial, nos hace decir “¿y por qué no?”. Por cierto, que esta última me ha vuelto a recordar a ‘Las furias’.

Aunque este filme se mantiene dentro de los detalles clásicos de los slashers consigue diferenciarse, sobre todo con su primera mitad en el Estados Unidos colonial. Como imaginábamos cuando vimos la primera entrega la ciudad (por entonces conocida como Union) se convirtió en un Salem lleno de recelos, fanatismo, prejuicios y persecución. Allí de nuevo se confunde la habilidad con brujería, la chiquillería con satanismo. Se explica bien por qué los personajes están repetidos en el pasado, también por qué hay una maldición sobre Shadyside y por lo tanto por qué surgen asesinos. Me parece un final más que satisfactorio. Podéis ver las películas de manera independiente si queréis, pero no vais a disfrutar de igual manera de las sorpresas que tiene, además es un poco absurdo hacerlo así pues están todas en la misma plataforma, igual de accesibles.

Por pocos minutos esta es la más larga de las tres películas. Como en las otras sabemos de antemano que Fier perdió una mano y posteriormente fue ahorcada, pero antes hubo cosas que han tenido ecos en el futuro. Al igual que en la segunda entrega tenemos un detalle que sabemos por adelantado, pero con pormenores por averiguar, lo cual es harto interesante, hace que el espectador se preocupe por la construcción de la historia y no tanto por el final en sí. A parte de los brutales asesinatos eso es lo más atractivo de esta trilogía. Sobre todo porque todo encaja de un modo que nadie habíamos imaginado.

Antes de ver ‘La calle del terror – Parte 3: 1666’ se me planteaba una pregunta: ¿se ha ganado Sara Fier un hueco en el hall de la fama del terror y veremos disfraces suyos en Halloween? El tiempo y las tiendas con el merchandising suele decidir eso, pero tampoco os lo puedo decir pues rompería una de las sorpresas.

Ficha de la película

Estreno en España: 16 de julio de 2021. Título original: Fear Street 3. Duración: 110 min. País: EE.UU. Dirección: Leigh Janiak. Guion: Phil Graziadei, Leigh Janiak, Kate Trefry. Música: Marco Beltrami, Anna Drubich. Fotografía: Caleb Heymann. Reparto principal: Kiana Madeira, Ashley Zukerman, Gillian Jacobs, Olivia Welch, Benjamin Flores Jr., Darrell Britt-Gibson, Sadie Sink, Emily Rudd, McCabe Slye, Julia Rehwald, Fred Hechinger, Jordana Spiro, Jordyn DiNatale. Producción: Chernin Entertainment.  Distribución: Netflix. Género: terror. Web oficial: ver en Netflix.

Crítica de ‘Exterminad a todos los salvajes’

La incómoda verdad de vivir en una civilización cuyos cimientos apestan

Seguro que todos habéis oído la historia de personas que han decidido romper con el ruido de la ciudad e irse al campo a llevar una existencia más sencilla, sin llegar al extremo de Beatriz Montañez, pero buscando reducir la complejidad de los quehaceres y reconectando a la vez con aquello que únicamente satisface las necesidades más básicas. Esa confrontación de conductas o filosofías de vida es la que sucede siempre que dos civilizaciones se encuentran por primera vez. Casi siempre la “más avanzada” siente envidia por la sobria felicidad de la otra y acaban mirándose por encima del hombro y llegando al conflicto armado.

‘Exterminad a todos los salvajes’ es una nueva obra de Raoul Peck, cineasta concienciado tanto política como cinematográficamente con los conflictos raciales. El autor de ‘I am not your negro’ analiza esta vez en formato de serie de cuatro episodios la construcción de la supremacía blanca, del colonialismo que tradicionalmente ha buscado la imposición de su cultura. Desde el 8 de abril en HBO podréis ver esta exposición o visión de cómo el hombre blanco se ha fraguado a sí mismo y con la fuerza de las armas o el comercio como una raza preponderante.

A través de recreaciones, simulaciones y sobre todo mucho material de archivo Peck nos transmite su visión de la evolución del ser humano en los últimos siglos, empleando además su experiencia personal. Hilando todo eso muy bien ha conseguido que ‘Exterminad a todos los salvajes’ sea un Interesantísimo documental, con reflexiones valiosas, con verdades incómodas. También con imágenes duras, de masacres y de masacrados.

Quizá en España no nos haga falta este documental para saber que la raza blanca tiene un pasado oscuro. Conocemos los detalles de la conquista de América o lo que sufrieron los conversos en nuestra tierra tiempo después de aquello. Al fin y al cabo todo se reduce a la teoría darwinista de “la supervivencia del más apto o la preservación de las razas favorecidas en la supervivencia”. Pero si nos queremos considerar civilizados hemos de dejar a un lado el comportamiento animal.

El documental va a la raíz de muchos conflictos y conceptos que están hasta injertados en nuestro ADN. Mal conservados tras años de prejuicios y de historia tergiversada, manipulada o poco documentada. En ambos bandos (si se me permite usar la palabra bando para distinguir entre oprimido y opresor) hay errores y adulteraciones de la visión del pasado. Pero es innegable que las palabras codicia, esclavitud, traición, conquista, fascismo, masacre, incomprensión… están grabadas a fuego en algunos episodios de nuestra historia que se han producido por diferencias de culturas, raza o religión.

Al final todo se reduce a una historia de racismo y de preponderancia de una raza. A parte de a imperios o exterminios clamorosos ‘Exterminad a todos los salvajes’ dedica tiempo a cosas tan básicas como el uso de la palabra “negro” o a analizar los instintos más básicos del ser humano. El documental acaba encallando una y otra vez en las costas del nazismo y el mismo movimiento nacionalsocialista es el eje del último episodio, que culmina Peck con un apabullante plano de Auschwitz. Al fin al cabo el culmen de todo proceso es la sistematización del mismo para optimizarlo y eso es lo que los alemanes hicieron con su propaganda, sus campos y las cámaras de gas.

“La inquietante confianza de la ignorancia”, «¿Quién diablos es Colón?», «Matar a distancia o… cómo disfruté mucho la excursión» y «Los colores brillantes del fascismo» son los más que ilustrativos títulos de los capítulos que nos llevan desde América hasta las Indias. El ser humano ha extinguido a muchas especies de animales, pero el aniquilarse por el simple color de la piel demuestra que la civilización que actualmente domina la Tierra es altamente ignorante y a menudo olvida su negro pasado.

Las comparativas o las ironías que emplea el documental ponen en relevancia la hipocresía de nuestra sociedad actual. El primer mundo a menudo olvida que se ha construido a base de movimientos migratorios y que se conservan vestigios colonialistas como Guam, Gibraltar, Polinesia, Malvinas, Nueva Caledonia… Mientras en algunos países crecen los fanatismos anti extranjeros, sus propios ciudadanos dejan de lado ciertas asignaturas sin aprobar desde hace siglos. ‘Exterminad a todos los salvajes’ también se fija en lo preocupante que es que en pleno siglo XXI se alcen presidentes como Trump o Bolsonaro.

Josh Hartnett, el actor que rechazó ser Superman por querer apartarse un tiempo de Hollywood, se encarga desde la ficción de dar vida a una cara cruenta y realista de esos colonizadores que por muchas de sus acciones bien pueden considerarse asesinos o genocidas. Muchas de sus escenas surgen del proyecto fallido que se iba a llamar ‘Continental drift (Deriva continental)’ y que iban a hacer juntos Peck y Hartnett. Sus imágenes os pueden parecer duras, pero aún más lo van a parecer otras reales que las suceden.

Nuestra cultura pop a veces ha contribuido a enmascarar la historia y otras a intentar arrojar luz. Es por eso que Raoul Peck emplea fragmentos de novelas o de películas como ‘El Álamo’, ‘Gangs of New York’, ‘Indiana Jones’… así como de películas suyas como ‘Moloch Tropical’. Tanto los unos como los otros han intentado siempre quitarse de encima salvajadas y atribuírselas a otros. Y no digo que ambas partes no se hayan atacado mutuamente, en muchos casos no sabremos nunca quién tiró la primera piedra, pero la hipocresía del hombre blanco está histórica y reiteradamente probada (en guerras, cruzadas, holocaustos o actuaciones policiales). Esperemos que no tengan que salir más documentales como este para que aprendamos del pasado.

Crítica de ‘Betaal’ la serie de no muertos hindúes de Netflix

La reseña que probablemente nunca leeréis de la serie que nunca pensaríais ver

La serie de Netflix ‘Betaal’ junta zombies vampíricos trepamuros, maldiciones, posesiones, mercenarios, ingleses colonialistas y por supuesto hindúes. Esta mezcla más variada que un plato especiado del restaurante Taj Mahal podría repeler a muchos. Solo aquellos amantes de las películas chuscas o del terror más recóndito podrían atreverse a enfrentarse a ‘Betaal’. Pero si aceptáis mi recomendación os meteréis de lleno en esta miniserie, sin intentar tomárosla como una propuesta seria sino más bien desenfadada.

El nombre Betaal viene del espíritu vetal de la India. En esa cultura este ente posee cadáveres y se presenta como una especie de vampiro o zombie que se dedica a atormetar. En esta serie, que es ya la quinta original de Netflix en la India, tenemos a ese espectro dentro de un soldado inglés de alto cargo. Pero este soldado está muerto, es del siglo XIX y ha permanecido encerrado en un túnel con su ejército hasta la actualidad. Un plan de construcción de una autopista y unos soldados sin escrúpulos hacen que los lugareños de la zona deban enfrentarse de nuevo a la amenaza de los no muertos.

El británico Patrick Graham (‘Ghoul’) es el principal cerebro de ‘Betaal’. Ha contado en parte con la producción de la Blumhouse Productions. De hecho parece que la serie está hecha con la calderilla que le ha sobrado a Jason Blum. Son solo cuatro episodios y tanto el nivel actoral como a veces el de puesta en escena es bastante escaso. Esta serie es como la copia barata de ‘Kingdom’. Pero como suele ser costumbre o tradición en las películas de la Blumhouse se saca provecho a lo que hay y si uno sabe a lo que va disfruta de ‘Betaal’. Y a lo que hay me refiero a que esta es una serie de infecciones, con pocos escenarios y con un argumento que parece surgido de un videojuego más que básico. La verdad es que podrían costearse una segunda parte, la trama da para ello y así podría desmadrarse más.

Y es que la miniserie se contiene e intenta estar acotada a los cánones occidentales del género. Creedme, he visto películas hindús donde todo lo que vemos aquí parecería normalito, que al menos nos han ahorrado las escenas musicales tan típicas de allí. Si películas como ‘Zombies Nazis’ u ‘Orgullo y prejuicio y zombies’ os parecían raritas esperad a ver a estos zombies escaladores que disparan con mosquetes y tocan el tambor. ‘Betaal’ es excéntrica y quiero creer que por tener un director británico sigue clichés como el introducir la típica frase «si me convierto en una cosa de esas mátame».

A pesar de que la trama es bastante pobre, con fallos y que no hay un acabado de superproducción sí que hay algunos personajes muy bien maquillados. La iluminación sobre los zombies (enmascarados o maquillados) parece sacada de un videojuego japonés, tipo ‘Resident Evil’ o ‘Project Zero’. Pero no elevéis en exceso vuestra expectativa, también hay no muertos recreados con máscaras y guantes que parecen sacadas de AliExpress, con ojos brillanes hechos con bombillitas rojas. Me han recordado a los Morlocks de ‘La máquina del tiempo’. Aunque también he detectado varias veces imágenes homenajeando al ‘Demons’ de Dario Argento.

Vineet Kumar es uno de los protagonistas (prácticamente es el principal de ‘Betaal’) y suma así su segundo título para Netflix y Red Chillies Production. Aunque este sea el protagonista la actuación más valorable es la de Siddharth Menon quien tiene una secuencia de terror e diálogos muy interesante, rescatable sobre todo por lo que decía del maquillaje.

La serie mete sus mensajes en sus escenas pues deja ver que aún hay un grave distanciamiento de clases en la India. Las creencias y la humildad se enfrentan al racismo y la avaricia. Es peor la codicia de algunos o la cerrazón del ejército que la propia maldición de ‘Betaal’. Con toda esta abundancia de cosas en la serie os invito a verla, total, su montaje es ágil y su duración corta, no os arrepentiréis.

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