Crítica: ‘Super/Man: La historia de Christopher Reeve’

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Sinopsis

‘Super/Man: La historia de Christopher Reeve’ es un asombroso ascenso de actor desconocido a estrella de cine icónica, y su interpretación definitiva como Clark Kent/Superman sentó las bases de los universos cinematográficos de superhéroes que dominan el cine actual. Reeve encarnó al Hombre de Acero en cuatro películas de Superman e interpretó docenas de otros papeles que demostraron su talento y variedad como actor, antes de resultar herido en un accidente de equitación casi mortal en 1995 que le dejó paralizado del cuello para abajo.

Crítica

La historia del mito que se redefinió tanto a sí mismo como al concepto de héroe

Es fácil caer en halagos condescendientes hacia una persona que quedó postrada en silla de ruedas o hacia toda una familia, los Reeve, que sufrieron una serie infortunios de repercusión mundial. Es fácil que los que crecimos en los 80 y 90 adorando al primer gran actor en interpretar a Superman lloremos ante el rescate de su historia. Pero lejos del sensacionalismo o la lágrima fácil, el documental ‘Super/Man: la historia de Christopher Reeve’, supone un reto duro, un trago difícil de pasar, que nos dice que tanto en su época como aún hoy en día había detrás del personaje idolatrado y todopoderoso un gran abanico de vulnerabilidad. Esta película viene a atacarnos con remembranza y muchos archivos sorprendentes con el duro recordatorio de que hay momentos muy concretos de la vida que nos hacen madurar de un modo tan cruel como bello.

‘Super/Man: The Christopher Reeve Story’ destaca el impacto duradero de Christopher Reeve tanto a través de su carrera como durante su vida personal. El documental no solo examina su icónica interpretación de Superman, sino que muestra cómo, incluso antes de ponerse el traje del superhéroe, Reeve ya encarnaba muchas virtudes heroicas. Pero además, el documental de Ian Bonhôte y Peter Ettedgui tiene el tino de remarcar que si analizamos cualquier figura o la vida de cualquier persona que ha sufrido este tipo de infortunios, encontramos siempre proezas y aptitudes heroicas. Reeve marcó un antes y un después no solo debida su capacidad de lucha y resiliencia, también a su posición social. Sin duda se dio el caldo perfecto para crear un punto de inflexión en todos los estratos de nuestra sociedad y cultura.

Con esta película descubriréis, si no disponíais ya de esta información, como Reeve demostró un compromiso profundo con su oficio, una ética de trabajo notable y un fuerte sentido de la justicia. Desde joven, se le percibía como alguien decidido, disciplinado y dedicado a mejorar el mundo, virtudes que más tarde resonarían en su papel como Superman. Pero como bien repite durante todo el reportaje a través de distintas entrevistas rescatadas en distintos momentos de su vida, él no era ni de lejos el Hombre de Acero, de hecho creció en un hogar al que recordaba como roto. Aunque su atractivo físico y carisma ayudaron a definir al personaje, fue su habilidad para proyectar nobleza y moralidad lo que lo hizo memorable. Y aunque gestionó con humildad su fama no se callaba ni intentaba parecer un santo, de hecho, aunque sea un detalle que aparece solo unos segundos en la película, fue de los primeros en “denunciar” que Hollywood tenía secuelitis.

Tras su accidente en 1995, el verdadero héroe emergió. Reeve se convirtió en un ejemplo de valentía, determinación y compasión, luchando por los derechos de las personas con discapacidades y promoviendo la investigación médica. En lugar de caer en la desesperación, usó su posición pública para abogar por cambios positivos y continuó inspirando a otros con su coraje. Este es uno de los focos y valores del documental. Su historia demuestra que no necesitaba una capa para ser un verdadero símbolo de esperanza y resiliencia. Pero el documental está centrado también en los testimonios de sus tres hijos y es por eso que la visión que vemos es la de un padre completamente transformado, convirtiéndose el filme en una historia sobre valores de familia e impacto humano.

Seguro que hay foros de debate tras ver ‘Super/Man: la historia de Christopher Reeve’ en los que cada uno expondrá lo que ha descubierto sobre el actor, sobre sus películas o sobre su lesión. Es lógico pues es una película emotiva y educativa llena de anécdotas, tiernas, curiosas y graciosas. En mi caso se me hizo un nudo en el estómago con todas las alusiones hacia Robin Williams, el recuerdo de David Prowse o la mítica aparición en los Oscar. Estoy seguro que Reeve volverá a estar en los Oscars gracias a este documental.

Ficha de la película

Estreno en España: 10 de octubre de 2024. Título original: Super/Man: The Christopher Reeve Story. Duración: 104 min. País: EE.UU. Dirección: Ian Bonhôte, Peter Ettedgui. Guion: Ian Bonhôte, Peter Ettedgui, Otto Burnham. Música: Ilan Eshkeri. Fotografía: Bryan Twz Brousseau. Reparto principal: Christopher Reeve, Will Reeve, Dana Reeve, Matthew Reeve, Alexandra Reeve, Susan Sarandon, Robin Williams, Whoopi Goldberg, Glen Close, Jeff Daniels. Producción: DC Studios, HBO Documentary Films, CNN Films, Words + Pictures, Passion Pictures, Misfits Entertainment, Jenco Films. Distribución: Warner Bros. Pictures. Género: documental. Web oficial: https://www.warnerbros.com/movies/superman-christopher-reeve-story

Crítica: ‘Godzilla: Minus One’

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En el Japón de la posguerra surge un nuevo terror. ¿Podrán sobrevivir las personas devastadas… y mucho menos defenderse?

Crítica

Exprime sus recursos al máximo y aún así es capaz de alinearse con las originales y los gustos del público actual

¿Habéis oído alguna vez la expresión “lo bueno de tocar fondo es que solo te queda subir”? Pues es cierta hasta que aparece Godzilla en tu vida. El monstruo gigante o kaiju, casi siempre azote de japón y a veces el vengador radiactivo, regresa con una producción hecha en casa que lleva al país del sol naciente a niveles peor que tercermundistas, de ahí su título.

En ‘Godzilla: Minus One’ se recupera el grito original, algunas notas de la música de las primeras películas y detalles como el no mostrar al monstruo comiéndose a gente de manera expresa. Aunque también lo disfruto, he de celebrar que este regreso a las raíces le ha valido a la Tōhō mejor resultado en cifras y críticas que el Monsterverse de Warner. Es un logro para una película de quince millones de dólares. Pero no todo es nostalgia.

Este Godzilla que recupera un aspecto y propiedades más mutantes solo está presente en pantalla once minutos. Con todo y con eso la película es tan capaz de sembrar terror e incertidumbre que parece omnipresente. Aparecía más en ‘Shin Godzilla’ y todo el mundo coincidió en que esa fue una película excesivamente humana y burocrática. Es otra medalla para ‘Godzilla: Minus One’, la cual, ha tenido que exprimir su presupuesto.

Se llevó un Oscar a los Mejores Efectos Visuales y me imagino que fue un reconocimiento a lo bien que está realizado todo con mucho menos presupuesto que las películas con las que competía. Pero además imagino que influye el homenaje al autor de los efectos de los primeros Godzilla, tanto por el nombre del protagonista como por la postura que pone el kaiju al caminar, la cual, recuerda a la que adoptaban aquellos que vestían el traje en las películas de los 50s y 60s. Y no solo hay que hablar del diseño de la criatura, también de la mezcla con efectos prácticos y su capacidad de crear la ambientación basada en el Japón de la ocupación estadounidense.

La II Guerra Mundial y las bombas nucleares vuelven a ser el marco, hasta tal punto de introducir rebuscados guiños a detalles reales y trágicos relacionados con Hiroshima. Así es como vemos a Japón, como una nación que resurge de sus cenizas y tiene un fuerte sentimiento de comunidad y sacrificio. Esto último es algo habitual en la cinematografía del director Takashi Yamazaki, tachado muchas veces de ser nacionalista. Pero esta película está lejos de pecar de orgullosa o soberbia, al margen de mostrar la capacidad nipona de recuperarse, es capaz de reflejar una disposición de asumir los errores del pasado. El protagonista hace las veces de metáfora de un país capaz de redimirse y aprender lo que es vivir.

Mi yo más lógico me hace decir que también ‘Godzilla: Minus One’ dispone una de las soluciones más ingeniosas y científicas para intentar acabar con Godzilla. Lo que plantean no es algo nada disparatado, que evidentemente está dentro de la ciencia ficción y que por fin muestra por qué Godzilla siempre asoma todo su cuerpo por encima de las aguas sea cual sea la profundidad del océano.

Con tantas versiones que ha habido y sigue habiendo de Godzilla, Takashi Yamazaki ha conseguido una película épica, original y lo que es más difícil, capaz de alinearse con las originales y los gustos del público actual. ‘Godzilla: Minus One’ da espectáculo y destrucción con el aliento atómico contemporáneo, pero no da el fan service de las producciones hollywoodienses alineándose con un concepto japonés de criatura destructiva y aterradora, un tatarigami.

La teoría loca para el final. El director orquestó las películas live action de ‘Parasyte’. En las últimas escenas hay un detalle en el cuello de uno de los personajes que quizá nos sugiera, no que ambas franquicias vayan a confluir, pero quizá si una curiosa idea para continuar las películas de Godzilla por derroteros hasta ahora nunca vistos.

Ficha de la película

Estreno en España: 31 de mayo de 2024. Título original: Gojira -1.0. Duración: 124 min. País: Japón. Dirección: Takashi Yamazaki. Guion: Takashi Yamazaki. Música: Naoki Sato. Fotografía: Kôzô Shibasaki. Reparto principal: Minami Hamabe, Ryunosuke Kamiki, Sakura Andô, Rikako Miura, Munetaka Aoki. Producción: Robot Communications, Toho Studios. Distribución: Netflix. Género: ciencia ficción. Web oficial: https://www.instagram.com/godzilla231103/

Crítica de ‘The Stand’

Terroríficamente pegada a la realidad

A partir del 3 de enero en Starzplay se estrenará ‘The Stand’. Una nueva adaptación de una novela de que cada domingo tendrá un nuevo episodio en la plataforma en línea perteneciente al canal Starz. El libro que se ha convertido en entretenimiento televisivo lleva el mismo título, aunque también ha sido traducido como ‘La danza de la muerte’.

No sé cuáles habrían sido mis impresiones de haber visto ‘The Stand’ hace un año, sin estar condicionado por la actual pandemia, el primer confinamiento, la psicosis social… Pero sí que es cierto que a esta serie “le ha venido bien” el estrenarse con un panorama bastante similar al apocalipsis que plantea. Consigue transmitir mejor su terror por semejanza a lo que estamos viviendo. Per hablemos de tiempos, ya que el estreno de esta serie puede parecer oportunista/alarmista pero la historia viene de mucho antes.

Resumiendo un poco podemos contar que el libro está en librerías desde 1978. En el 94 ya hubo una miniserie que salió tras un proyecto fallido con Romero. Mick Garris la hizo y estaba protagonizada por Gary Sinise, Jamey Sheridan, Molly Ringwald, Miguel Ferrer o Rob Lowe, entre otros. Tuvo muy buena acogida. En 2011 fue trasladada a las viñetas y ese mismo año se anunció película que no se materializó. Una nueva adaptación se comenzó a escribir en 2014 por Josh Boone (‘The new mutants’) pero tampoco se hizo, contaría con Christian Bale y Matthew McConaughey. Finalmente, con los derechos en la CBS y contando con Boone se hizo esta serie que comenzó su andadura en 2019 y terminó de rodarse en marzo de 2020.

¿Por qué se parece y por qué os pongo en precedentes? ‘The Stand’ trata de una epidemia consistente en una altamente contagiosa gripe. Un virus que en 5 meses asola todo diezmando la población y que deja a las personas expectorando mocos color ocre y con el cuello inflamado. Veréis como abunda la paranoia, como el virus pasaba desapercibido al principio y como un simple estornudo se convierte en un elemento terrorífico. Desde luego parece que se han sacado de la realidad algunas imágenes como las que muestran hileras de cadáveres en los pasillos de hospitales.

¿Se parece al libro? En líneas generales sí, pero hay cambios que los lectores van a acusar y además Stephen King y su hijo menor Owen King han elaborado un guión con un final diferente. En los primeros episodios (que son los que hemos podido ver) la historia acusa el saltar demasiado de un personaje a otro sin llegar a construir demasiado. Va a recordar a ‘The Walking Dead’ en muchos sentidos.

La trama, al igual que el libro, también se centra en ir conformando una lucha entre dos bandos mientras nos muestra el antes y el después de esta situación tan de cataclismo. Lucha que está encabezada por Whoopi Goldberg y Alexander Skarsgård que encarna al Hombre Oscuro (la primera aparición de aquel que también es llamado El hombre de negro de ‘La Torre Oscura’). Ellos aparecen de vez en cuando pero están más presentes los personajes de James Marsden (‘Sonic’), Odessa Young (‘Nación salvaje’), Owen Teague (‘IT’), Daniel Sunjata (‘Happy!’), Jovan Adepo (‘Watchmen’), Gordon Cormier (‘Lost in space’) Amber Heard (‘Aquaman’), Nat Wolff (‘Death Note’) e incluso la serie reserva papeles para Ezra Miller (‘Liga de la Justicia’) o J.K. Simmons (‘Spider-Man’).

Desde luego que con ‘The Stand’ crece el universo expandido de King o dicho de otro modo se vuelve a poner a disposición de los consumidores de audiovisual. La sensación que tengo con esta serie es que es un producto mejor que ‘La cúpula’ pero que no llega a abrazar con el suficiente acierto la obra de King, no tanto como ‘El visitante’ o ‘Castlerock’, por mencionar algunos éxitos recientes.

No obstante la serie consigue ser muy canónica e introducir los elementos clásicos de King. No nos falta el chico maltratado por otros jóvenes, las persecuciones en bici, las escenas en campos de maíz, la América de provincias, de agricultores y pequeñas villas… Por supuesto está repleta de momentos oníricos, con misticismo y telepatía. Con estos últimos nos siembran los misterios a resolver. No os van a faltar las referencias a otras novelas o adaptaciones.

Quiero creer que la serie se estrena ahora por que Starz ha de sacar provecho a una producción en la que ha invertido cierta cantidad de dinero, no por sacar renta del tema COVID-19. Hay que tomarse ‘The Stand’ como una serie fantástica, sin más. No se percibe en ella una intención agorera o predictiva como nos pudo pasar con ‘El colapso’.

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