Crítica: ‘Hollywoodgate’

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Sinopsis

Un cineasta arriesga su vida acompañando a los talibanes que toman una base militar estadounidense abandonada en Afganistán. Una visión escalofriante e inolvidable del poder armamentístico.

Inmediatamente después de que Estados Unidos se retirara de Afganistán, los talibanes ocuparon el complejo ‘Hollywood Gate’, supuesta antigua base de la CIA en Kabul. Los talibanes encuentran innumerables aviones, armas y piezas de equipo militar.

Crítica

El documental más arriesgado que he visto en los últimos años

Aún recuerdo la última temporada de la serie ‘La Unidad’ (Movistar Plus+, 2023). En ella vivíamos una nueva aventura junto a los agentes antiterroristas, pero la trama se trasladó al mismísimo Kabul. Y acompañando a esta trama policíaca se nos enviaba un mensaje que rogaba por no olvidar a todos aquellos que habían quedado abandonados en Afganistán. El documental ‘Hollywoodgate’, que nos trae Filmin esta misma semana, está dirigido por Ibrahim Nash’at y representa un esfuerzo audaz y osado por capturar las consecuencias de aquel momento histórico crucial en el país tomado por los talibanes: la retirada de las tropas estadounidenses. A través de un acceso sin precedentes, la película se desarrolla principalmente en la base militar abandonada por la CIA, conocida como «Hollywood Gate», en las afueras de Kabul. Este enclave militar, cargado de simbolismo, se convierte en el escenario donde el director documenta la transformación de los talibanes de una insurgencia armada a un gobierno en formación.

Nash’at se adentra en las vidas de los nuevos líderes talibanes, presentando figuras como Mawlawi Mansour, el comandante de la fuerza aérea, y MJ Mukhtar, un piloto en formación. Ambos personajes representan distintas caras del nuevo régimen: Mansour encarna la estrategia militar, mientras Mukhtar refleja las aspiraciones bélicas de una generación nacida en medio de la guerra. Nash’at captura la apropiación de sofisticados equipos militares estadounidenses, incluidas aeronaves y helicópteros, como un testimonio del vacío dejado por la retirada occidental. Estas imágenes no solo subrayan el fracaso desinteresado de la intervención militar estadounidense, sino también el inmenso desafío logístico y político que enfrenta el régimen talibán en su intento por gobernar un país devastado. Sobre todo nos muestra cómo a Afganistán se le ha regalado una enorme maquinaria de guerra. El final de la película da escalofríos por el alarde de belicosidad que ha registrado el director y por cómo se habla de ejecuciones y declarar guerras con total naturalidad.

Uno de los aspectos más destacados del documental es su capacidad para mostrar momentos que humanizan a los talibanes, revelando sus contradicciones y los desafíos que enfrentan al asumir el control del país. Por ejemplo, escenas en las que discuten la formación de pilotos o intentan organizar su infraestructura aérea ilustran un nivel de pragmatismo que rara vez se asocia con el grupo en el discurso occidental. El documental correría el peligro de parecer propaganda talibán, pero hace bien en arrancar con un repaso de la historia y con avisar que lo que vemos está continuamente sujeto a la censura de la organización militar islamista deobandi.

La ausencia de voces de ciudadanos afganos, especialmente mujeres y grupos marginados, deja un vacío significativo en la narrativa, lo cual lamenta el propio director. Al no abordar directamente las implicaciones sociales y culturales del regreso al poder talibán, Nash’at corre el riesgo de presentar una visión unilateral que puede interpretarse como una validación indirecta de su autoridad. Este sesgo, aunque no es intencionado, limita la profundidad del análisis político y social que el documental podría haber ofrecido. Personalmente, aunque es algo que deja coja a la película, para mi no es sino una muestra más de cuan arriesgado ha sido acompañar a Mansour y su séquito grabando alarmantes testimonios del fanatismo.

En términos visuales, la fotografía realizada por el propio Nash’at al recorrer el Hollywood Gate cámara en mano, es cruda y directa, lo que refuerza la autenticidad del proyecto. La cámara parece convertirse en un testigo silencioso de una transformación histórica, logrando capturar tanto la euforia del triunfo como la incertidumbre y soberbia del futuro afgano.

‘Hollywoodgate’ es un retrato poderoso y único del nuevo régimen talibán, pero su falta de pluralidad en las perspectivas lo convierte en una obra incompleta. Aun así, su valentía al ofrecer un acceso tan cercano a figuras clave del grupo y su enfoque en un momento de cambio histórico hacen de este documental una pieza esencial para quienes buscan entender las complejidades de la política en Oriente Medio y las consecuencias de las intervenciones extranjeras. Aunque imperfecto, ‘Hollywoodgate’ es un testimonio valioso de un capítulo decisivo en la historia de Afganistán y por desgracia se extiende como reflejo de uno de los fracasos de occidente.

Ficha de la película

Estreno en España: 17 de enero de 2025. Título original: Hollywoodgate. Duración: 92 min. País: EE.UU. Dirección: Ibrahim Nash’at. Guion: I. Nash’at, Shane Boris, Talal Derki. Música: Volker Bertelmann. Fotografía: Ibrahim Nash’at. Reparto principal: Ibrahim Nash’at. Producción: Cottage M., Jouzour Productions, RaeFilm Studios, Rolling Narratives. Distribución: Filmin. Género: documental. Web oficial: https://www.cottagem.com/films/hollywoodgate

Crítica: ‘Metalocalypse: army of the doomstar’

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¿Podrá Dethklok elegir entre sus egos y el bien mayor del mundo para embarcarse en una aventura llena de peligros que pondrá a prueba sus propias almas y escribir finalmente la canción que será su salvación?

Crítica

Con su energía implacable, su humor irreverente y su banda sonora es un merecido homenaje a la brillantez caótica de Dethklok

Aunque había visto antes algún que otro título de Adult Swim, ‘Metalocalypse’ fue la serie con la que me hice fan de la factoría de animación. Es por eso que a pesar de ser un entretenimiento muchas veces chanante, retorcido y absurdo le guardo cierto cariño. Descubrir que habría una nueva película ambientada en la carrera de la banda de metal más famosa del mundo de la animación me causó cierta alegría.

‘Metalocalypse: Army of the Doomstar’ llega para postularse como una película crepuscular. Para aquellos que no lo conozcan, Dethklok es la banda protagonista de la serie ‘Metalocalypse’. Son un grupo de death metal que existe en la realidad y que en la ficción a alcanzado cotas de fama tales que tienen su propia fortaleza, ejército e incluso PIB. Y eso a pesar de que sus conciertos son tan brutales que los asistentes han de firmar un descargo de responsabilidad asumiendo que en ellos se pueden perder miembros del cuerpo e incluso morir. Con esta nueva película de HBO Max descubrimos que sucede en sus últimos días. La película reúne dentro de su caos muchos elementos vistos durante la serie y recupera personajes para hacer las veces de cierre. Aunque sus creadore le tienen tanto cariño a Nathan Explosion, Murderface y compañía que han sido incapaces de escribir una conclusión definitiva.

Tommy Blacha y Brendon Small son los responsables de la serie y por supuesto de esta película que conserva su estilo de animación y lo que es más importante, su sentido del humor sin tapujos ni censuras. Llegados a estas alturas lo que han intentado hacer es una especie de crisis de identidad, de búsqueda de un sino, que puede definir el devenir de la banda y como no, del mundo entero. El planteamiento de la película es tan disparatado como el resto de la serie. No faltan las palabrotas, la sangre y los giros de guión locos. Por supuesto hay temas pegadizos para los fans del metal e imágenes de lo más épicas. ‘Metalocalypse: Army of the Doomstar’ es una atronadora explosión de caos metálico que hará las delicias de los fans. Ojalá saliese un videojuego inspirado en esta historia, tipo ‘Brutal Leyend’, eso si que sería brutal.

Ficha de la película

Estreno en España: 6 de abril de 2024. Título original: Metalocalypse: Army of the Doomstar. Duración: 83 min. País: EE.UU. Dirección: Brendon Small. Guion: Brendon Small. Música: Reparto principal (doblaje original): Tommy Blacha, Victor Brandt, Thundercat, King Diamond, Mark Hamill, Kirk Hammett, Jon Hamm, Scott Ian, Malcolm McDowell. Producción: Warner Bros. Discovery, Williams Street, Timouse. Distribución: HBO Max. Género: animación, comedia. Web oficial: https://www.adultswim.com/videos/metalocalypse/metalocalypse-the-doomstar-requiem-a-klok-opera

Crítica de ‘We are who we are’

Un esbozo de identidades en un hogar extranjero

Luca Guadagnino vuelve a rodar en Italia y vuelve a inmiscuirse en asuntos de adolescentes. El autor de ‘Call me by your name’ y del remake ‘Suspiria’ ha realizado ‘We are who we are’, una serie producida conjuntamente entre HBO y Sky y que se publicará el próximo 15 de septiembre en HBO España.

El director italiano se estrena con ‘We are who we are’ en el mundo televisivo. En esta serie de ocho episodios aplica su característico, contemplador y pausado estilo narrativo. A mi modo de verlo está claro que cuando cuenta una historia Guadagnino busca ser poético y además directo, incluyendo siempre el tema de la sexualidad además. Si no eres capaz de llevar esta manera de contar historias ‘We are who we are’ se te puede hacer larga e incluso puedes pensar que toda la serie se podría haber condensado en un largo. En estos cotidianos episodios seguimos los pasos de dos adolescentes. Pero su cotidianidad es diferente a la de otros chicos corrientes ya que ambos están obligados a vivir, con mejor o peor aceptación, en una base militar ubicada en Italia.

Son dos adolescentes diferentes entre ellos pero en ambos casos la serie se ha concebido como un retrato o búsqueda de identidad además de todo un Carpe Diem. Es un diario cercano, sin necesidad de hacer un found footage, que recrea bien las inquietudes, salvajadas y preocupaciones de personas muy jóvenes. Turnando los capítulos entre uno y otro personaje narra una historia que puede ser global pero tampoco es un retrato generacional, si no particular de una etapa en concreto por la que todos pasamos. Incluso algún episodio, en especial el cuarto, podría considerarse más un vídeo casero que una serie ficcionada.

Son jóvenes e intentan poner banda sonora a su vida, ese detalle está muy bien incorporado a la serie. Exploran su entorno y la vez se exploran a sí mismos. Al mismo tiempo transgreden las normas en un lugar donde todo el mundo parece cuadriculado y donde puedes tener la impresión de estar 24h y 365 días vigilado. Con esto también se habla de los padres modernos que tienen ambos. Y no lo digo porque uno de ellos tenga dos madres sino porque su manera de educar difiere mucho de la tradicional, en ambos casos con distintas vertientes.

Una de las productoras de la serie se llama Wildside y su nombre es más que apropiado para definir al personaje de, Jack Dylan Grazer. Es una persona complicada, asalvajada, disconforme y que hace siempre lo que quiere. Grazer interpreta bien este papel y me alegra poder decirlo. Me había gustado mucho este actor en películas como ‘IT’ y ‘¡Shazam!’ y veo esta serie como una prueba de madurez a la que antes o después tiene que llegar como actor. Aquí obviamente tiene que ejecutar un registro diferente hasta el que ahora le había visto y cada vez descubres que tiene más complejidad.

La otra guía en este camino de exploración es la debutante Jordan Kristine Seamón. Creo que Guadagnino podría haber sacado más partido a los rasgos tan peculiares que tiene esta actriz pero igualmente queda claro su carisma y proyección. Su personaje vive añorando pasar tiempo con su padre pero también vemos como sufre algunos factores sociales que la rodean y algunas novedades que se incorporan a su vida por ser mujer. Sobre todo su historia se debate entre el amor por uno u otro y en la presión que su hermano ejerce sobre ella.

También tenemos en el reparto otras buenas actuaciones, como la de Francesca Scorsese, Chloë Sevigny o Alice Braga. Su inclusión también habla de esa diversidad que caracteriza siempre la obra de Guadagnino.

El título por otro lado puede hacer alusión al método militar de vida que es capaz de hacer suyo un pedazo de otro país. Y como trasunto está el retrato de una parte de la sociedad norteamericana. Aunque estamos en Italia vemos por todas partes la bandera de EE.UU., la palabra “América”, las franquicias de comida… Comercialmente Estados Unidos ha demostrado quién es y este tipo de invasión mercantil es parte de su identidad. Son quienes son y el colonialismo nunca ha desaparecido.

Crítica de ‘Betaal’ la serie de no muertos hindúes de Netflix

La reseña que probablemente nunca leeréis de la serie que nunca pensaríais ver

La serie de Netflix ‘Betaal’ junta zombies vampíricos trepamuros, maldiciones, posesiones, mercenarios, ingleses colonialistas y por supuesto hindúes. Esta mezcla más variada que un plato especiado del restaurante Taj Mahal podría repeler a muchos. Solo aquellos amantes de las películas chuscas o del terror más recóndito podrían atreverse a enfrentarse a ‘Betaal’. Pero si aceptáis mi recomendación os meteréis de lleno en esta miniserie, sin intentar tomárosla como una propuesta seria sino más bien desenfadada.

El nombre Betaal viene del espíritu vetal de la India. En esa cultura este ente posee cadáveres y se presenta como una especie de vampiro o zombie que se dedica a atormetar. En esta serie, que es ya la quinta original de Netflix en la India, tenemos a ese espectro dentro de un soldado inglés de alto cargo. Pero este soldado está muerto, es del siglo XIX y ha permanecido encerrado en un túnel con su ejército hasta la actualidad. Un plan de construcción de una autopista y unos soldados sin escrúpulos hacen que los lugareños de la zona deban enfrentarse de nuevo a la amenaza de los no muertos.

El británico Patrick Graham (‘Ghoul’) es el principal cerebro de ‘Betaal’. Ha contado en parte con la producción de la Blumhouse Productions. De hecho parece que la serie está hecha con la calderilla que le ha sobrado a Jason Blum. Son solo cuatro episodios y tanto el nivel actoral como a veces el de puesta en escena es bastante escaso. Esta serie es como la copia barata de ‘Kingdom’. Pero como suele ser costumbre o tradición en las películas de la Blumhouse se saca provecho a lo que hay y si uno sabe a lo que va disfruta de ‘Betaal’. Y a lo que hay me refiero a que esta es una serie de infecciones, con pocos escenarios y con un argumento que parece surgido de un videojuego más que básico. La verdad es que podrían costearse una segunda parte, la trama da para ello y así podría desmadrarse más.

Y es que la miniserie se contiene e intenta estar acotada a los cánones occidentales del género. Creedme, he visto películas hindús donde todo lo que vemos aquí parecería normalito, que al menos nos han ahorrado las escenas musicales tan típicas de allí. Si películas como ‘Zombies Nazis’ u ‘Orgullo y prejuicio y zombies’ os parecían raritas esperad a ver a estos zombies escaladores que disparan con mosquetes y tocan el tambor. ‘Betaal’ es excéntrica y quiero creer que por tener un director británico sigue clichés como el introducir la típica frase «si me convierto en una cosa de esas mátame».

A pesar de que la trama es bastante pobre, con fallos y que no hay un acabado de superproducción sí que hay algunos personajes muy bien maquillados. La iluminación sobre los zombies (enmascarados o maquillados) parece sacada de un videojuego japonés, tipo ‘Resident Evil’ o ‘Project Zero’. Pero no elevéis en exceso vuestra expectativa, también hay no muertos recreados con máscaras y guantes que parecen sacadas de AliExpress, con ojos brillanes hechos con bombillitas rojas. Me han recordado a los Morlocks de ‘La máquina del tiempo’. Aunque también he detectado varias veces imágenes homenajeando al ‘Demons’ de Dario Argento.

Vineet Kumar es uno de los protagonistas (prácticamente es el principal de ‘Betaal’) y suma así su segundo título para Netflix y Red Chillies Production. Aunque este sea el protagonista la actuación más valorable es la de Siddharth Menon quien tiene una secuencia de terror e diálogos muy interesante, rescatable sobre todo por lo que decía del maquillaje.

La serie mete sus mensajes en sus escenas pues deja ver que aún hay un grave distanciamiento de clases en la India. Las creencias y la humildad se enfrentan al racismo y la avaricia. Es peor la codicia de algunos o la cerrazón del ejército que la propia maldición de ‘Betaal’. Con toda esta abundancia de cosas en la serie os invito a verla, total, su montaje es ágil y su duración corta, no os arrepentiréis.

Crítica de ‘Space Force’, la serie de Greg Daniels y Steve Carell para Netflix

Entre ‘The office’ y ‘Hot shots!’, una Space Force falta de de combustible

Si no me equivoco Estados Unidos tiene siete u ocho ramas militares. Una de ellas es la Space Force o Fuerza Espacial. Esta unidad está en marcha desde el pasado 2019 dentro de las iniciativas de Trump pero ya se llevaba barruntando la necesidad de este cuerpo de defensa desde hace unos veinte años.  Greg Daniels (‘The office’, ‘Upload’) que siempre es capaz de mostrar una gran y peculiar visión de la actualidad ha sido el primero en atreverse a contar los orígenes de este organismo tan singular del ejército. Podréis ver su nueva serie en Netflix el próximo 29 de mayo.

Y para hacer los diez episodios de ‘Space Force’ ha contado con su gran amigo Steve Carell quien como todos sabemos entre otras cosas protagonizó la versión norteamericana de ‘The office’. Comparar esta serie con ‘The office’ es inevitable. Pero hay que tener claro que Carell solo interpreta un papel con ciertas similitudes, que el humor está mucho más americanizado y que su absurdez se sale de lo cotidiano, no llegamos a reírnos por la remota posibilidad que pueda pasar lo mostrado en la serie en nuestras vidas, que es lo que muchos monólogos o series como ‘The office’ conseguían. Aunque Daniels fue showrunner de la versión británica de ‘The office’ hay que atribuir su éxito a Ricky GervaisStephen Merchant. La versión de USA siguió su ejemplo y estela. A ‘Space Force’ no le habría venido mal la mano de estos dos humoristas pues parece que quiere hacer algo muy similar pero se va por las ramas y no llega a sus niveles de acidez e inconsciencia voluntaria.

Con ‘Space Force’ te ríes bastante. Pero su humor va más por los derroteros de la parodia y no se va tanto a lo ridículo o patético. La serie es una pantomima del ejército estadounidense y llega a tener momentos surrealista al más puro estilo ‘Los Simpsons’ (serie en la que trabajó Daniels) o a ser una especie de nueva versión de ‘Armageddon’. Ojalá hubiese sido un nuevo ‘Hot Shots!’ pero tanto su ritmo como los papeles de Lisa Kudrow (la actriz de ‘Friends’ hace de la esposa de Carell) y Diana Silvers (hija de Carell en la ficción) reducen mucho la cadencia de los gags o los hacen desaparecer. A la serie le falta tener más mordiente o aumentar su número de chistes. Me atrevería a decir que a lo que más se parece es a ‘Miracle Workers’ donde además se intenta hilar una historia a través de la ruptura de algo infalible, en este caso la preponderancia de USA, en el caso de la serie con Buscemi y Radcliffe la infalibilidad de Dios.

Haciendo uso de mucho más presupuesto Daniels y Carell han introducido un esquema similar al de ‘The office’. Tenemos a un jefe, no tan estúpido, pero con sus torpezas y carencias. De él depende no el destino de una empresa de papelería si no el de un país que está descubriendo que ha perdido su supremacía por culpa de los Chinos. Junto a él está el fiel asistente que está un poco ido de la olla (el que sería Dwight Schrute aquí es el general Brad Gregory). En las versiones de ‘The office’ siempre había un contrapeso cuerdo y sensato como el que fueron Martin Freeman y John Krasinski que aquí está representado por John Malkovich. Y los empleados o soldados de la Space Force parecen gente sensata pero también tienen sus taras, como los empleados de Dunder Mifflin.

No le faltan elementos actuales. Community managers que están a muerte por el postureo, nuevos multimillonarios que llevan la tecnología por delante de lo que la lleva su nación, proyectos de hábitats lunares… Todo eso va apareciendo en una base que también busca sacarnos la sonrisa con referencias visuales y burlas como la que vemos en su comedor representando el alzamiento de la bandera en Iwo Jima con astronautas. Seguro que a más de uno le va a gustar o a hacer gracia el uniforme de camuflaje repleto de cráteres lunares o va a querer un helado de Meal Armstrong.

Yo diría que por encima de todo ‘Space Force’ nos retrata de un modo irrisorio a un país que derrocha recursos, sobredimensiona presupuestos y tiene al volante a auténticos ineptos. Los episodios están hilados entre sí con el fin de plantearnos si este proyecto de soldados es capaz de llegar a la Luna en 2024. Pero más que mantener expectación por esa meta tenemos intriga por la situación del personaje de Lisa Kudrow.

Otra cosa que no hacía ‘The office’ es dejarnos en stand by hasta una siguiente temporada, no de un modo tan mayúsculo. ‘Space Force’ no tiene confirmada una segunda tanda de episodios pero nos deja asumiendo con bastante obviedad que quieren hacer más. Hay varias respuestas por responder y me gustaría ver como las desarrollan, sobre todo si es con aún más comedia.

Crítica: ‘Billy Lynn’

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‘Billy Lynn’, basada en la alabada novela superventas de Ben Fountain, está narrada desde el punto de vista del soldado de 19 años Billy Lynn (el debutante Joe Alwyn) quien, junto al resto de los soldados del pelotón Bravo, se convierte en un héroe tras una angustiosa batalla en Irak y lo llevan temporalmente de vuelta a casa para que realice una gira de la victoria. Por medio de flashbacks, que culminan en el grandioso espectáculo del descanso de mitad del partido de fútbol americano del día de Acción de Gracias, la película va desvelando lo que realmente le sucedió al pelotón y muestra el claro contraste entre la realidad de la guerra y las percepciones de los americanos.

Crítica

Cala hondo sin llegar a conmover.

El lenguaje visual de Ang Lee siempre ha sido gozosamente reconocible. La última vez que nos maravilló fue con ‘La vida de Pi’ pero antes ya nos dejó con la boca abierta gracias a películas como ‘Tigre y Dragón’. En esta ocasión emplea de nuevo los mejores avances (4K, 3D y HDR a 120 fotogramas por segundo) para ofrecernos un espectáculo en toda regla. A si es que buscad un cine que esté a la última para disfrutarla al máximo.

Pero ojo que ‘Billy Lynn’ no es solo calidad técnica. Está basada en un best seller que ha adaptado un guionista habitual de Ang Lee, Jean-Christophe Castelli. Expone como se frivoliza y se hace un circo mediático en torno a cualquier persona que pueda enfervorizar a las masas. Pero lo que la gente, el gran público, no suele tener en cuenta es que la historia que se cuenta y la que hay realmente detrás suelen tener muchas diferencias. Además se considera el trauma que pueden tener unos soldados que recientemente han estrenado su mayoría de edad. Y aunque no existiesen estos factores también profundiza en el hecho de que hay quien no desea convertirse en objeto de lo viral o en héroe a partir de una situación que no le desearía a nadie. Son muchos puntos a tener en cuenta pero el director taiwanés trata con solvencia todo este conjunto de cuestiones.

La calidad de la dirección de Lee es indiscutible. No obstante rechinan algunos planos escogidos, sobre todo en su inicio, resultan atópicos y como salidos de un neófito. La técnica para narrar la historia está bastante bien, aunque si hubiese mantenido algún tipo de misterio habría sido más impactante. Nos muestra la pantomima que tienen que soportar los militares mientras poco a poco avanza en su historia pasada a través de reminiscencias que le vienen al protagonista a la cabeza. Un protagonista encarnado por el debutante Joe Alwyn, un actor que apunta maneras.

Como peculiaridad une a rostros que no estamos acostumbrados a ver últimamente como Steve Martin o Chris Tucker en un género que tampoco es con el que han triunfado precisamente. Si que están otros nombres como Vin Diesel o Kristen Stewart de los que si nos llegan muchos trabajos en la actualidad. Ninguno de ellos realiza una actuación memorable, ya sea por su talento o porque el que realmente soporta el peso de la película es Alwyn.

Más que una sátira, parece pretender ser una denuncia social con todas las de la ley. La línea entre oportunistas y patriotas o entre amigos y hostiles se torna difusa gracias a esta película. Además la tecnología empleada la muestra marcadamente realista. Ang Lee mantiene su sentido y sensibilidad, sigue en su línea uniendo tragedia con comedia, una comedia casi imperceptible. Su película es afectiva y profunda hasta el punto de tener a Vin Diesel diciendo “te quiero” a unos soldados norteamericanos y no quedar mal. Emite su mensaje usando como recaderos a unos niños a los cuales se les pide que den su vida para defender un estilo de vida que no han tenido tiempo de disfrutar y menos de comprender.

Ficha de la película

Estreno en España: 27 de enero de 2017. Título original: Billy Lynn’s Long Halftime Walk. Duración: 110 min. País: EE.UU. Director: Ang Lee. Guión: Simon Beaufoy, Jean-Christophe Castelli. Música: Jeff Danna, Mychael Danna. Fotografía: John Toll. Reparto principal: Joe Alwyn, Steve Martin, Kristen Stewart, Garrett Hedlund, Vin Diesel, Chris Tucker, Beau Knapp, Ben Platt, Deirdre Lovejoy, Bo Mitchell, Bruce McKinnon, Randy Gonzalez, Christopher Matthew Cook, Ricky Muse, Ric Reitz. Producción: Sony Pictures, TriStar Pictures, Bona Film Group, Dune Films, Film4 / Ink Factory, The Marc Platt Productions, Studio 8. Distribución: Sony Pictures. Género: drama, bélico. Web oficial: http://www.billylynn-movie.com/

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