Tan fresca como estúpida
Cuando una serie empieza su primerísimo episodio piloto con un clásico “anteriormente en…” y sus escenas proceden de una disparatada película (‘El Escuadrón Suicida’) ya nos podemos imaginar el tono burlesco que va a tener. Pero es que además ‘El Pacificador’ arranca con un opening en el que los protagonistas bailan en plan musical sobre un escenario a ritmo del glam metal de Wig Wam. La parodia, la mofa y el heavy metal están omnipresentes en esta serie de HBO Max que se estrena el 13 de enero. Un lanzamiento que arrancará permitiendo ver tres episodios de los ocho que tiene la serie. Esta reseña la escribo tras haber visto siete de ellos, todos con escena post-créditos.
El Pacificador de John Cena ha perdido la epicidad y luce muy poco la puntería demostrada en ‘El Escuadrón Suicida’, pero conserva su estupidez. Con la serie vemos que es más patriota que pacificador. Es tan “americano” que vive en uno de esos pintorescos parques de caravanas en una casucha pintada con la bandera norteamericana. La serie llega para plantar unos cuantos huevos de pascua con respecto a los cómics (como los múltiples cascos) pero no plantea nada serio salvo algunos datos del pasado del protagonista. Básicamente solo es una historia de acción y comedia. A Cena se le da bien hacer el tonto, pero no actuar. Viene del espectáculo que viene, pero aún le falta mucha escuela interpretativa. Se lo notamos sobre todo cuando tiene que hilar muchas frases o en los momentos dramáticos… A si es que lo mejor de la serie es la acción y los momentos incómodos. La frase “Si vis pacem, para bellum” (“Si quieres paz, prepárate para la guerra”, ya usada en ‘The Punisher’), es la máxima de Pacificador, solo que él no va directo a la confrontación, se tropieza de una manera obtusa con ella.
Junto a Cena está el reparto de agentes que a las órdenes de Amanda Waller (Viola Davis) monitorizaban las misiones del Escuadrón Suicida. Tienen el encargo de acabar con una amenaza mundial ideada para la serie, “Las mariposas”, una especie de invasión de los ultracuerpos un tanto diferente a la que ‘El Escuadrón Suicida’ planteó con Starro. Y para ampliar la trama se incorpora otro villano que si proviene de las viñetas, Judomaster (Nhut Le), una especie de guardaespaldas canijo que no hace más que comer snacks. Además hay otras sorpresas o enemigos que prefiero no desvelar.
Pero si hay una incorporación divertida es la del águila. Eagly es la mascota y compañera del Pacificador y resulta la mar de simpática. Está estupendamente recreada por ordenador y aunque se nota a veces que falla el punto al que miran los personajes y donde está realmente colocado el ave, es tan realista que lo pasamos por alto. La personalidad de este personaje es tan tierna como traicionera, no descartemos que tenga un papel importante en el último episodio.
Sinceramente, me trae sin cuidado todo el trasfondo dramático de los personajes secundarios. Creo que duermen la trama. Sobre todo se adormece cuando los agentes, que más bien son oficinistas que tienen que trabajar obligados por Amanda Waller (si habéis visto ‘El Escuadrón Suicida’ sabréis por qué), nos plantean sus inquietudes o miedos. ‘El Pacificador’ funciona cuando el antihéroe se muestra fascista, racista, sexista… sin ser consciente de lo que es realmente. Cuando se ve que es un tipo que intenta ser superhéroe pero que a veces es villano. En la serie no lo es tantas veces como debería y se separa en ese sentido de ‘El Escuadrón Suicida’, quitándole parte de la gracia.