“El Olivo” es la nueva película de Icíar Bollaín escrita por Paul Laverty. Narra una historia con multitud de valores y lecturas expuestas para la libre interpretación del espectador. En ella una joven emprende la valiente aventura de intentar rescatar el olivo de su anciano abuelo. Esa impulsiva chica está interpretada por Anna Castillo y la acompañan, entre otros, Javier Guitiérrez y Pep Ambrós en los papeles de tío y amigo respectivamente. Con estos tres actores hemos estado en el más que adecuado marco del Real Jardín Botánico hablando de la película que se estrena hoy, 6 de mayo de 2016.
La película está cargada de multitud de valores, ya sean ecologistas, familiares o de las raíces en el mundo rural. Pero para vosotros ¿Cuál es el verdadero mensaje que transmite?
PA: Yo creo que el mensaje es el creer y el enseñar que se puede hacer un mundo mejor y que se pueden conseguir muchas cosas luchando. Se tiene que luchar por lo que uno quiere. Que, si se persiguen las cosas, los sueños y las ambiciones se puede conseguir. Me parece una oda muy bonita a la esperanza y que te motiva o te puede tocar emocionalmente en muchos sentidos. Pero sí que creo que es un “si se puede” y que se pueden hacer muchas cosas para hacer un mundo mejor, más justo quizá.
JG: Él lo ha dicho muy bien. ¡Lo ha dicho muy bien!
AC: Lo ha dicho perfecto.
JG: ¿Sabes qué pasa? Que es una peli que tiene tantas lecturas que cada espectador es un mundo… Uno se quedará con la lectura familiar, otros con la social, otros con que el país está hecho unos zorros, otros con la responsabilidad de los ciudadanos, de los gobernantes… A mí me gusta mucho más, es cierto que hay una lectura también ecológica, de cuidar nuestras raíces, nuestro paisaje, pero a mí me gusta mucho más la lectura que se hace social de la peli y lo que se ha hecho con los ciudadanos, la tropelía. De cómo el sistema ha tratado a las generaciones de este país. De lo que ha sufrido la ciudadanía y este país con la crisis inmobiliaria. Y la responsabilidad de nuestros gobernantes.
AC: Cada uno se quedará con una batalla o con otra.
Tuvisteis relación con la gente del campo donde están los olivos e incluso Manuel Cucala (el abuelo de la película) es alguien que no es actor profesional. ¿Qué tal la relación y la experiencia?
AC: Pues fue muy fácil, porque él es un señor que lleva toda la vida trabajando el campo, de hecho, Mireia e Icíar le vieron bajando de su tractor.
JG: Mireia Juarez es la directora de casting.
AC: Le vieron bajar de su tractor y le hicieron una prueba. Le preguntaron sobre qué opinaba del tema y lo defendió con tal pasión que dijeron “es él”. Además, él tiene nietas a las que ha criado. Es como que puede ser un Ramón, un abuelo de esta película, es su vida. Fue muy fácil a la par que tuvimos la suerte de que Manuel es un señor muy intuitivo y muy relajado. Fue capaz de empatizar directamente con lo que le decían, de estar muy cómodo con nosotros rodando, se olvidaba de las cámaras y eso te lo ponía muy fácil como actor porque a veces cuando alguien no es actor estás pendiente de que esté cómodo, eso ya lo teníamos resuelto con él.
Le salía natural entonces.
AC: Si, completamente.
JG: Si porque sabe lo que habla, porque está hablando del expolio de su tierra, porque está hablando de sus raíces, de esta gente de la ciudad que viene a destruir lo que es su tierra. Y sabía muy bien de lo que hablaba, casi mejor que todos nosotros. Entendió muy bien la película y su personaje. De hecho, ahí está el trabajo que ha hecho, es un trabajazo. Hay que tener también esas manos, esa voz, esa cara, esa mirada… Eso te lo da la vida como dice él, “es que es la vida”.
Si no me equivoco es vuestra primera colaboración con Icíar. ¿Qué tal?
AC: Muy buena. Una experiencia muy buena, de verdad, no por hacer la pelota a nadie.
JG: Un poquito por hacer la pelota también (risas). Que quieres que te llame para la próxima.
AC: Lo justo de hacer la pelota siempre viene muy bien. Ha sido muy fácil y me he sentido muy arropada todo el tiempo por ella, me ha cuidado muchísimo, me ha dado mucha confianza y ha sido muy fácil y muy ligero. Pensaba que sería más duro y gracias a ella el rodaje fue muy sencillo, una maravilla.
PA: A parte que Icíar también es actriz y tenía muy clara la película. Todo eso ayuda. Si tienes clara la película las directrices que puedes darle a los actores son muy concretas, esto a nosotros nos ayuda un montón. El hecho de ser actriz hace que conozca el mecanismo y como se trabaja o está delante de la cámara. Es un material sensible y hay necesitas mucha confianza por parte del director para poder jugar y estar relajado o proponer. Icíar confía mucho en los actores y se nota mucho en el trabajo. Porque proponíamos mucho, nos escuchábamos muchos, estábamos relajados…Creo este ambiente de confianza absoluta en el trabajo.
JG: Al punto que yo creo que a ella no le gusta mucho ensayar. No es que no le guste, lo mismo dice, voy a confiarlo todo al rodaje, a las tomas, porque llegamos a ensayar al pueblo, leíamos la secuencia y era “pues venga siguiente”. Y todo a una velocidad… “y siguiente, siguiente, vamos a comer, ya está”. Pero luego es que dices, ¿no vamos a ensayar, no vamos a ponernos “tu entras por aquí” y tal? Luego ya nos explicó y nos dijo que todo ese trabajo lo íbamos a hacer en rodaje porque luego haríamos las tomas necesarias. Te das cuenta de que tiene la peli en la cabeza y de que si ha confiado en los actores que ha confiado es porque ha visto el potencial, para bien o para mal.
¿Con lo cual no hubo muchas segundas tomas?
AC: Si, sí que hubo. Sobre todo, porque yo creo que había pocas tomas, pero muchos planos. Se cubría de todas partes, pero es verdad que yo recuerdo que en las secuencias más difíciles para mi ella me preguntó “eres de primera toma o de ir cargándote” y yo la dije “no lo sé, ya lo veremos”. Entonces me dijo que vale y me di cuenta de que soy de primeras tomas porque de repente hago ¡bluah! y luego me cuesta hacer lo mismo…
JG: ¿Cómo haces?
AC: ¡Bluah! (risas). Ella tuvo la consideración maravillosa de estar siempre haciendo primero los primeros planos, cuidándome mucho, muy pendiente de eso.
JG: ¿Nosotros no te cuidamos?
AC: Vosotros más Javier Gutiérrez porque yo sin vosotros…
JG: ¡Pues dilo! (risas).
AC: Sin ti no soy nada, una gota de lluvia…
JG: Esto es como las tres hermanas de Chéjov. Es muy buena directora, tiene muy claro lo que quiere hacer, mucha sensibilidad. Se nota que es mujer, porque esto en manos de un tío habría sido un despiporre… No, no sé qué habría sido, pero se nota mucho que conoce el material humano.
Bueno, es que todas las pelis de Icíar, si repasáis toda su filmografía son maravillosas. Como trata el ser humano, el hombre, la mujer. El retrato que hace de un maltratador como el de Luis Tosar en “Te doy mis ojos”. Cómo busca las esquinas y busca un tío que está en permanente conflicto que dice “ostia, es que lo que más quiero lo estoy destruyendo”. Cualquier trabajo que busques de Icíar, sea hombre o mujer lo dota de una humanidad y una mirada tan particular…
Y cuando conocisteis esta historia qué pensasteis.
JG: A mí me pareció una buena oportunidad para hablar de lo que pasaba en este país. Hablar de una forma quizás desde ahí… desde la naturaleza, desde un árbol… Algo que puede parecer como muy simple o muy sencillo encierra detrás una serie de lecturas. Que van desde lo político social, a lo familiar… Es un mundo abierto y eso es gracias al guión de Paul Laverty que es un genio de la escritura.
AC: A mí me dejó muy tocada. Yo estaba cenando en un restaurante leyéndomelo y lloré. Yo creo que la gente me miraba. Me dejó muy tocada. Sobre todo, la relación de Alma con el abuelo y el amor incondicional, luchar…
Es también un poco road movie, estaréis cansados de oír eso ya. Estuvisteis rodando en Alemania, ¿surgió alguna anécdota?
JG: Comíamos sin parar… (risas).
AC: Los alemanes a parte del catering que tienes durante el rodaje, de normal, cuando termina la jornada te dan una sopa de chili picante o de champiñones.
PA: O te traen esa bandeja de chuches y chocolatinas.
JG: Nos dimos cuenta de que Alemania, en contra de lo que se piensa, no es un país tan eficiente. Son lentos, un poco espesos y muy cuadrados.
AC: En España como somos todo lo contrario a cuadriculados, improvisamos rápido.
JG: Y a veces sale bien y a veces sale mal, que somos un desastre.
AC: Pero allí en un rodaje que muchas veces las cosas no salen como tu tenías pensado, que coño nunca. Ellos era como “¿y ahora que hacemos?”.
JG: No tienen la cintura que tenemos nosotros. Algunas veces tenemos demasiada cintura, pero no… Me llamó mucho la atención. Hubo un momento en que todo fluía muy bien, aquí en España la producción, esto queda un poco patriótico, pero bueno es cierto, paramos una semana por producción, nos fuimos a Alemania y como que costó. Como que la máquina no estaba tan bien engrasada y era un problema de producción. Porque los actores éramos los mismos, el equipo era el mismo, tal… Una cosa de que íbamos un poco al tran tran. A si es que bueno, en fin, lo alemán, lo alemán…
Nos gustaría saber también qué veis de vuestros personajes en vosotros mismos. ¿Os sentís muy identificados?
AC: Pues yo en principio no me siento especialmente identificada con Alma porque creo que estoy bastante más sana a nivel mental.
JG: Bueno bueno…
PA: Depende del día…
AC: Pero inevitablemente el personaje si lo hubiese hecho otra chica habría sido distinto. Entonces sí, inevitablemente tiene mucha parte de mí. Yo igual soy muy pasional y con mucho carácter y he podido estar más cómoda pero no contengo tanto como ella, nunca se rompe, yo soy una magdalena.
JG: Bueno, ha llegado el momento de decirlo, ha nacido una estrella. ¿Cómo que otra actriz podría hacerlo? Nadie podría hacer el personaje como tu Anna Castillo. Lo que haces tú en esta película es un regalo para los espectadores.
AC: Y un regalo para mí.
Y tu personaje Pep, igual es más comedido, pero eres un magnífico novio…
PA: Bueno no es novio, ya le gustaría (risas).
AC: Yo digo aquí que yo luché por besos en guión.
PA: Y fuera de set (risas).
AC: También también (risas).
PA: No, estamos casados, con otra gente. Pero todo se andará (risas).
AC: Luché por besos entre Alma y Rafa, pero no quisieron. A mi esa relación inacabada, que no culminara, me dio pena.
AC: Ya, hubiera sido muy típico.
PA: Si, a veces en estos personajes comedidos siempre hay algo del actor que inconscientemente intentas encontrar. A lo mejor suena mal, pero si hay secuencias en las que te dices que puedes lucirte un poco más… Y de repente te dices que pensar así, en que momento puedes lucirte o enseñar un poquito más de ti como actor va en contra del oficio y de la historia de la peli. Tienes que leer el personaje, entender que le pasa, que hace y es un personaje que no habla. Yo creo que es un personaje que habla mucho sin hablar. Creo que es muy interesante y difícil de hacer. Fue un trabajo complicado e Icíar me ha ayudado mucho a guiarme en eso, a entender por qué aquí no se implica, no habla, no opina… Cuando entiendes eso también te ayuda a llenar esos silencios y el currazo aquí era ese.
JG: Cuando empiezas en el cine siempre te dicen “menos es más”. Y nunca lo entiendes porque los actores siempre tendemos a hacer cosas, muchas, cuantas más mejor, crees. Y es todo lo contrario. En ese sentido el trabajo de Pep es muy brillante. Hace una cosa muy difícil que es desde la contención dotar de verdad a ese personaje.
Vamos a poner un poco las cartas sobre la mesa.
JG: ¿Te parece poco lo que hemos dicho ya? (risas).
Anna, estás en tu tercera película y Pep para ti es la primera. ¿Qué tal en estos inicios teniendo en cuenta que habéis trabajado con Javier?
JG: ¿Queréis que me vaya? (risas).
PA: No. Javier Guitiérrez para estar empezando… (risas), es bastante interesante como trabaja.
AC: Se defiende bastante bien (risas).
PA: Empezó tarde… pero… No, para mi es mi primera peli, he hecho muchísimo teatro, pero a Javi, antes de que todo el mundo lo conociera como el actor de cine y televisión que es, le vi cuando era pequeño en Hamelin y pensaba que quien era ese tío, ese pavo que hacía eso tan brillante. En Youtube está entero el monólogo que sale vestido de camarera gallega lavando los platos… Eso es una masterclass. Un tío al que admiras así, que le ves así, de repente lo conoces y a los dos días de rodaje ya es un colega y se crea esta relación… pues la admiración crece y aprender es constante.
AC: Es lo mejor que nos ha pasado. Poder currar con Javi, aparte de cómo actor, como persona… yo estaba un poco acojonada antes de empezar la peli y me arropó muchísimo…
JG: Gracias chicos. Me ha costado llevarlos a cenar, de langostinos… emborracharles un poco también…
PA: Y lo consiguió.
Y antes que decíamos lo de las escenas rodadas a la primera. Lo de la Estatua de la Libertad, ¿eso se hizo a la primera?
JG: No, tuve agujetas tres días.
PA: Pero porque estuvimos poniendo trocitos, porque había algo y no se podía tocar más.
JG: Es muy… no sé si quedará divertida a ojos del espectador, pero es muy… joe, destroza la estatua de la libertad a martillazos… Y repetimos, claro que repetimos, quedó bien.
AC: Está más fuerte que el vinagre.
JG: Me hizo gracia una cosa, porque yo llegué el primer día y le dije a Icíar “oye yo para este personaje he pensado en ponerme un poquito fuerte, unas pesas y tal”. Y me dijo ella “Nooo ¿Dónde vas? ¿Qué dices? Pero si los camioneros están todos gordos, llevan una vida sedentaria, tienes que engordar”. Pues nada engordé como cinco kilos y cuando me vio en San Mateu nos fuimos a cenar y tal y a mí que me gusta mucho comer, me dijo “oye pero estás muy gordo ¿no?”. Pero me había dicho que tenía que engordar hacía dos meses. Y hace poco se lo recordé y me dijo “pues tienes razón, se me olvidó, pues estabas muy guapo así sin engordar ni na”.
Javier, me ha gustado mucho esos puntos de comedia que se meten con tu personaje para llevar mejor el drama.
JG: Muchas gracias. Si yo creo que es necesario abrir esa ventana para que el espectador respire. Que no es que sea dramática ni asfixiante la peli pero si tiene momentos muy emotivos de los que el espectador necesita recuperarse un poquito. Están muy bien metidos, además. Muchas gracias chicos.
Gracias a vosotros.