Encuentro con François Ozon y Denis Ménochet por ‘Gracias a Dios’

«Mi primera idea era hacer una película sobre la fragilidad masculina»

El director François Ozon es de sobra conocido por películas como ‘Frantz’, ‘En la casa’ u ‘8 mujeres’. Denis Ménochet quizá se sale más de los circuitos europeos a los comerciales con títulos como ‘Maltidos Bastardos’, ‘Assassin’s Creed’ o ‘Robin Hood’ pero su currículum está repleto de éxitos producidos en nuestro continente como ‘Custodia Compartida’. Ambos han aterrizado en Madrid (fotos al final del artículo) para presentar ‘Gracias a Dios’, el título que el próximo 18 de abril estrena Golem Distribución en España.

El filme está ambientado en Lyon y habla de la organización creada por Alexandre, François y Pierre Emmanuel interpretados por Melvil Poupaud, Denis Ménochet y Swann Arlaud. La asociación “La palabra liberada” lucha por sacar a la luz abusos como los llevados a cabo por el sacerdote pederasta Bernard Preynat. Pero el filme va más allá y no se centra solo en un caso, trata de mostrar todo aquello que la Iglesia ha silenciado durante años con figuras como la del Cardinal Barbarin.

Esta es una historia real y dura, muy actual, tanto en Francia como en España. «Nunca se me había pasado por la cabeza hacer una película sobre un tema de actualidad. Mi primera idea era hacer una película sobre la fragilidad masculina. Yo he hecho muchas películas sobre mujeres fuertes. En el cine existe un cliché, el hombre es acción, la mujer es emoción. Pues vamos a invertir las cosas. Casualmente un día en Internet entré en la página de «La palabra liberada», leí los testimonios y me emocionó. Decidí conocerles y fue cuando nació la idea de hacer la película», declaró Ozon.

Se le preguntó al director sobre la relación con otros casos actuales que puede haber en España o sobre la intencionalidad del filme: «Puedo decir que en Francia las cosas han avanzado un poco. La iglesia allí se ha dado cuenta de que hay algo grave con la pedofilia, ya lo considera un crimen, están intentando hacer algo. Yo soy un cineasta, no soy un político. Mi intención no era hacer una película política. Mi intención era plantear una pregunta, era plantear un debate sobre esto, que es lo que he hecho, dar voz a las víctimas».

Tal es la repercusión del filme que en Francia cuando se estrenó en diciembre del año pasado muchas fueron las voces que la quisieron silenciar, pero su éxito es innegable. «Al principio fue rechazada e intentaron impedir su estreno, eso le dio mucha publicidad. Ahora la película ha alcanzado los 900.000 espectadores en Francia. De todos esos espectadores muchísimos son católicos. La iglesia se ha dado cuenta de que debe enfrentarse a esto. Se han apoderado en cierto modo de la película» puntualizó el cineasta.

Ménochet se acercó mucho al drama de estas personas que realmente sufrieron en su infancia. «Rodamos en la verdadera casa de François. Tenemos los testimonios que leí en la página de “La palabra liberada”, que si eres un ser humano normal qué menos que sentir empatía. También está el combate, la lucha de estos tres personajes que desde mi humilde trabajo de actor he intentado reflejar. Por último está lo de la batería. François, mi personaje, es un batería muy bueno y yo toco fatal (risas). Al director se le ocurrió grabar nuestros dos sonidos tocando y mezclarlos. Es como cuando sales a luchar, el tambor acompaña a los guerreros».

Ozon es un cineasta que cuida mucho la estética de sus largometrajes. Entran mucho por los ojos, sus imágenes impactan por su belleza y su cuidado, tiene un lenguaje visual muy expresivo. Pero en el caso de este filme esa elocuencia visual no es tan patente. «Normalmente adapto la fotografía a la historia, al o que voy a contar. En este caso la historia era la palabra, más que la imagen. Por una vez debía quedarme detrás más que anteponerme a la palabra» explicó el director.

¿Pueden esperar cambios o compensaciones de algún tipo las víctimas? Preguntas similares a esa recibió el director durante la presentación del filme. Su respuesta fue: «De hecho sí. Está ocurriendo algo. La condena a Barbarin y todo esto indica que algo se pone en marcha. He hablado con muchos sacerdotes y obispos y si parece que quieren hacer algo, hay muy buena voluntad. Entienden que es algo muy grave en el seno de la iglesia. El problema es que la Iglesia francesa es vieja. Los obispos rondan los 75 años. ¿Puede una generación de 70 y pico años cambiar algo así? Lo dudo, soy un escéptico. Por otro lado está el movimiento de los chalecos amarillos que se está metiendo con las instituciones. Si la Iglesia cambia lo hará a través de los fieles, no a través de la cúpula».

La película se cierra dejando en el aire una pregunta muy importante hacia uno de los protagonistas, cuestión teológica que le fue hecha a Ozon por uno de los asistentes a la rueda de prensa. Es por eso que al final del encuentro Ménochet quiso despedirse hablando en castellano… «Para terminar, yo no creo en Dios, pero creo en Meryl Streep».

Las fotografías han sido realizadas por Vicky Carras y Francisco J. Tejeda White. Todas las imágenes proceden de nuestro perfil de Google Photos y están protegidas con copyright, si deseáis que os enviemos alguna podéis solicitarla en nuestra sección de contacto.

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