Crítica: ‘Good Omens’ T2

En qué plataforma ver Good Omens T2

Mantiene la química profana pero se desinfla con sus secundarios

Mucha ha sido la espera. Han pasado casi cuatro años desde que vimos ‘Good Omens’, esta divertidísima adaptación que sin tapujos se mueve entre lo celestial y lo infernal llevándoselo todo a lo más terrenal. Los fans pudieron disfrutar en mayor o menor medida de esta producción audiovisual que surge de aquello que hicieron juntos Neil Gaiman y Terry Pratchett. Gaiman sigue involucrado en este proyecto que ha procurado mantener el espíritu de su gran amigo y hace crecer a otra de sus adaptaciones. Ha habido muchas obras, que como ‘Stardust’ o ‘Coraline’, parten de material de este talentoso y adorado autor. Recientemente hubo un aprobado general para el ‘Sandman’ de Netflix o para la película ‘Cómo enamorar a una chica punk’. Si queréis conocer más tenéis este artículo recopilatorio y también os comentamos en su momento otra versión surgida de las páginas de Terry Pratchett como ‘La Guardia’, la cual, vimos a través de Movistar Plus+. Pero ahora partimos de material nuevo. Con guiones realizados junto a John Finnemore (‘Avenue 5’) seguimos con las aventuras de Crowley (David Tenant) y Aziraphale (Michael Sheen).

De nuevo esta temporada dispone de seis episodios y hemos podido ver cinco de ellos. La espera ha sido larga como recordaba al principio a si es que Prime Video se asegura que no haya quien tenga la malicia de Crowley y desvele el final a tan expectantes fans. Esta nueva temporada arranca casi olvidándose por completo de lo sucedido en la anterior en el sentido de que no continua con el resto de personajes, solo mantiene a los dos protagonistas. Con ellos arranca todo, en el mismísimo principio de todo.

‘Good Omens’ 2 mantiene algo que le da fuerza, comedia y a la vez tragedia, lo bien trabajada que está la personalidad de sus protagonistas. A lo largo del tiempo estos dos inusuales amigos han influido en uno en el otro, por encima de los designios sus dos señores supremos. Ya vimos en la primera parte cómo había sido su relación en el pasado, pero en esta ocasión los flashbacks se centran en cómo ambos seres sobrenaturales han ido moldeando su propia naturaleza convirtiéndose en auténticos jugadores de las zonas grises. Y de nuevo esos flashbacks se convierten en las partes más divertidas. Siempre es gracioso cuando ‘Good Omens’ retrocede a tiempos de antes de Cristo y parodia los hechos bíblicos. Ridiculizar los pasajes de los libros sagrados y los tejemanejes de Dios conecta con el ateo que llevamos dentro y con una sociedad que comienza a vivir lo que se percibe ya como el postcristianismo.

El eje de la historia no es solo la relación entre Aziraphale y Crowley, también su enfrentamiento directo con el Cielo y el Infierno. Sucede que el arcángel Gabriel ha desaparecido y se presenta sin recuerdo alguno en la puerta de la librería de Aziraphale. Ello propiciará que veamos a Jon Hamm con un gran paquete entre las piernas (ver para entender) y también que los adalides del bien y del mal comiencen una búsqueda llena de peculiares personajes. En ese sentido la serie pierde fuelle pues los secundarios no son tan eficientes o divertidos como los de la primera temporada. Además casi toda la acción transcurre en la librería o en sus aledaños, con un diseño de producción que nos remonta a esas producciones televisivas en las que todo es demasiado artificial y está atiborrado de viandantes.

Con pegas o sin ellas esta ‘Good Omens’ 2 vuelve a provocar ganas de maratón y de verse todo de corrido hasta que se haga de noche. Como reza una frase que vais a ver mucho “give me coffee or give me death”.

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