Impresiones de la segunda temporada de ‘(Des)encanto’

Mejorada a golpe de vapor

Será porque es una obra de Groening por lo que he vuelto a viajar a Utopía y a pegarme una panzada de ‘(Des)encanto’. La serie animada de Netflix creada por el autor de ‘Los Simpson’ y ‘Futurama’ ha estrenado el pasado viernes 15 de enero su tercera temporada y tras recorrer sus diez nuevos episodios tengo que reconocer que me he reído bastante más pero que a la serie le sigue costando arrancar. Arrancarnos risas y aumentar su ritmo y eso que irónicamente viajamos a un mundo lleno de motores a vapor.

La primera temporada me supuso un gran chasco pues las obras cumbre de Groening están siempre entre mis preferidas a la hora de pensar en rankings de series animadas. Poco a poco, demasiado progresivamente, ‘(Des)encanto’ ha ido mejorando sus gags e incorporando secuencias más ágiles. Pero está tardando demasiado.

El problema de la música permanecía en la segunda etapa y se mantiene en esta tercera. Tenemos una banda sonora que no es mala como obra musical pero que no acompaña para nada a la historia o a la acción junto a la que transcurre. Además el guión se empeña a veces en alargar chistes que en su punto inicial no tienen chispa. Y lo que más se nota es que la serie no es capaz de generar personajes secundarios con los que llevar a cabo sus gracias, no al menos tan memorables como los que hasta ahora había creado Groening.

En la tercera temporada la cosa cambia un poco. El humor se hace aún más adulto, más burro. Quizá nos estamos acostumbrando a la velocidad y a las gamberradas de series como ‘Rick y Morty’ u otros éxitos de Aduls Swim, pero le ha venido bien a ‘(Des)encanto’ el ganar más mala leche. Quizá lo que se ha notado es la entrada de guionistas como Ken Keeler, Patric M. Verrone o Bill Odenkirk, ya habituados a hacer episodios de las otras series de Groening. Creo que la mano más presente a la hora de elaborar las tramas es la de Liz Suggs, que no ha trabajado nunca con Groening pero cuyos episodios tienen el tono necesario para levantar este ‘(Des)encanto’. Aunque hay que reconocer que el episodio 6 es puro relleno.

Retomando la ironía hay que decir que cuando más efectiva es esta serie fantástico medieval es cuando saca a sus personajes del reino de Utopía. La ciudad steampunk que funciona con vapor aporta los mejores momentos de la serie, con una burla hacia Alva Edison que por desgracia queda demasiado aparcada en el resto de la serie. Ahí nos apabullan con muchos detalles ingeniosos, guiños y momentos imaginativos. Y fuera de allí me quedo con que han salido bien graciosos los lúgubres Drøgs y el caballo que se parte la caja con cualquier cosa.

El socialismo, la monarquía y la teocracia son los componentes iniciales de la trama de la tercera temporada. Para acabar con una historia de legado y locura. Como dije en la crítica de la primera temporada se agradece que la trama sea continuista y que podamos incluso adivinar sketches de los Monty Python.  Se agradece que en estos nuevos episodios se exploten más momentos absurdos.

Al contrario que otras series de animación el casting en castellano que Deluxe ha escogido para esta serie es muy acertado. Me gustaría saber por qué ha cambiado la voz de Elfo de Luis García Marquez a José Javier Serrano, pero me parece que el personaje gana, sobre todo teniendo en cuenta que la serie en esta temporada 3 se ha hecho menos tristona y más “salvaje”. También en cuanto a doblaje, refiriéndome al original, me gustaría dar una curiosidad. Varios actores de ‘Los informáticos (The IT Crowd)’ ponen sus voces. En concreto Richard Ayoade como Alva, Matt Berry como el puerco príncipe Merkimer y Noel Fielding como Stan el verdugo.

Ya que me he visto tres temporadas y la cosa parece que progresa adecuadamente me veré la cuarta. Esperemos que por entonces si estemos disfrutando de originalidad y riéndonos a carcajadas con Bean, Luci y Elfo.

Impresiones de la gran miniserie ‘Chernobyl’

‘Chernobyl’ es una serie de aciertos que narra una serie de desaciertos

Accidente nuclear, catástrofe natural, incidente político y ahora serie. Lo ocurrido en Chernóbil (Ucrania) en 1986 tuvo muchas repercusiones a muchos niveles y fue fruto de una sucesión de malas decisiones en un país en el que las prioridades no eran las adecuadas. Todo el mundo ha oído hablar en mayor o menor medida de la catástrofe y de su famosa nube pero muy pocos conocen realmente sus detalles. Como siempre una obra de entretenimiento llega para despertar la curiosidad del gran público.

La serie que desde el 6 de mayo hemos podido ver en HBO España y que este 4 de junio ha emitido su quinto y último episodio ha mostrado con creíble exactitud todo lo sucedido en la central nuclear soviética y en localizaciones cercanas como Prípiat. Esta creación de Craig Mazin (‘Superhero Movie’, ‘Scary Movie 3’) se ha tratado enfocándola desde los aspectos técnicos y físicos hasta los humanos, pasando por los políticos. Quizá los efectos de la radiación en el cuerpo humano sean lo más llamativo para la audiencia más escrupulosa pero sin duda el hermetismo o recelo de los políticos soviéticos es la parte que más ha llamado la atención a buena parte de la audiencia que por otro lado desconocía como en gran medida la causa del accidente fue la soberbia rusa por encima de la ignorancia o la inexperiencia técnica. «Cada mentira que decimos supone una deuda a la verdad, así es como explota un reactor RBMK» dice el personaje de Jared Harris en una ocasión y es la frase que mejor define la política de la URSS con respecto al incidente.

Aquello que ocurrió en la URSS y que tuvo repercusión en los alrededores del país de manera irregular se ha plasmado con un reparto mucho mejor sopesado que las decisiones tomadas en los ochenta. Para mi Jared Harris siempre será el villano de ‘Fringe’ pero papeles como el que ejerce aquí o el que desempeñó en ‘The terror’ me ponen difícil enmarcarle en un «personaje favorito», desde luego está en estado de gracia. También está brillante como física nuclear Emily Watson la cual se diría que es la otra gran protagonista, en un rol que aunque sea ficticio no carece de fuerza, por lo menos ella representa eficazmente la vertiente investigadora del proceso. Junto a ellos dos está Stellan Skarsgård, quien simboliza con su actuación déspota ese poder ruso receloso y controlador del que os hablaba. Aparecen otros rostros conocidos y talentosos como los de Jessie Buckley, Ralph Ineson, Barry Keoghan… ‘Chernobyl’ incluso se toma el lujo de tener a James Cosmo en un cameo como minero durante unos segundos. Es toda una demostración de talento interpretativo, veracidad y dramatismo.

Quizá a muchos les parezca curioso que una serie tan exacta y excelente, con un carácter tan serio, surja del guionista de ‘Resacón en Las Vegas’. A ver si esto da más alas a la hora de contar con artistas multidisciplinares y hace que las comedias se tomen más en serio. Además está dirigida por una apuesta segura como es Johan Renck quién cuenta en su haber con episodios de ‘Bates motel’, ‘Breaking Bad’ o ‘Vikingos’. Entre ambos nos cuentan de manera cronológica lo que sucedió. La documentación sobre el suceso es extrema y nos narran los eventos tal y como pasaron pero algunos hay que puntualizar que están cambiados de orden para beneficio del dramatismo de la serie. También se han tomado alguna licencia con cierto personaje para mostrar el impacto de la radiación en la salud. Otro punto a favor es la ambientación, la cual tiene algo de digital pero hay que apreciar que gran parte del rodaje tuvo lugar en una central nuclear de similares características emplazada en Lituania.

Mucho material de la serie es real. Gran parte de las grabaciones que oímos proceden de audios originales, de las llamadas ‘Voces de Chernóbil’, de Svetlana Alexievich. Son auténticas las historias de los ciudadanos de Prípiat contaminándose totalmente desinformados, del exterminio de animales, de los mineros trabajando semi-desnudos y sacrificándose o de los bomberos agonizando tras haber sido irradiados. ‘Chernobyl’ deja huella y su creador sabe reconocer los momentos únicos y los que marcan un punto de diferencia con respecto a otras series del mercado. Como ese en el que los mineros manchan al ministro su impoluto traje con sus sucias manos, como si ese simple gesto fuese su única oportunidad de conseguir una mínima justicia popular ante lo que ha sucedido y la marca que les va a dejar.

Chernóbil es un enclave que se ha convertido en un lugar post-apocalíptico en la era moderna, un imán para los amantes de la fotografía con rincones muy sugerentes para ser capturados por nuestras cámaras. Es por eso que Johan Renck detiene muchas veces la acción de sus imágenes en determinados puntos, en emplazamientos que ya son icónicos. Ahora la zona se ha convertido en un lugar turístico, pero hasta hace muy poco había que colarse ilegal o furtivamente para visitar con cierto morbo esta zona cero que HBO en colaboración con Sky han transformado con muy buena calidad técnica en serie. Si sois o conocéis a amantes de la física, la historia o la política no dudéis en echarle mano a ‘Chernobyl’.

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