Para los amantes del manga y del terror Junji Ito es un referente en activo a celebrar y cuyo trabajo seguir con un fervor casi religioso. El jhorror se mantiene vivo en gran parte gracias a sus historias, entre ellas, ‘Uzumaki’. Ahora una de las narraciones más espeluznantes del mangaka japonés cobra vida de nuevo.
En el 2000 pudimos ver un live action bastante aceptable y ahora será una serie de animación en Max la que intente transmitir el talento de este imaginador de historias de terror. El listón dejado por la serie de Netflix ‘Junji Ito Maniac: Relatos japoneses de lo macabro’ no está muy alto. Podremos ver el 28 de septiembre si Max ha calado mejor la clave del éxito de Ito.
El estreno de Uzumaki tendrá lugar en Max debido a que esta es una producción de Adult Swim. La macabra factoría de animación nos tiene acostumbrados a historias sangrientas e hilarantes. Tendrán que dejar a un lado su carácter cómico y exprimir lo más macabro de sus animadores para dejar satisfechos a los fans.
Encuentros con grandes artistas y de nuevo buenas películas en las salas de Sitges
Hoy hemos estado con grandes figuras del cine mundial. Una vez más hemos tenido un gran encuentro con el gran Takashi Miike, un habitual en el festival y que este año además vuelve a presentar película. De seguido, hemos estado con el gran Hideo Nakata, director de la estupenda ‘The Ring’ entre otras muchas. A la tarde, nos han dado una charla sobre animación el director de ‘Coco’, Lee Unkrich y Bill Kopp, uno de los animadores de ‘Los Simpsons’ en su primera época. Y para terminar el día, tuvimos la oportunidad de escuchar al gran Phil Tippett, creador de criaturas y un gran artista en los efectos visuales. Una gozada y un gran aprendizaje que nos han dado todos y cada uno de ellos. Os iremos dejaremos los encuentros en nuestro canal de youtube.
También en el día de hoy Jan Harlan ha recibido el Gran Premio Honorífico de la edición del Festival y LambertoBava es galardonado con el Premio Màquina del Temps.
El Festival de Sitges, también ha anunciado la que será la película sorpresa de este año y es ni mas ni menos que ‘V/H/S/85’. La última entrega de una de las grandes sagas de terror de culto de los últimos años.
Dirigida por David Bruckner, Scott Derrickson, Gigi Saul Guerrero, Natasha Kermani y Mike P. Nelson, la película nos cuenta: Un siniestro mixtape que mezcla imágenes snuff nunca vistas con noticiarios pesadillescos e inquietantes vídeos caseros para crear una analógica mezcla de tintes surrealistas de los olvidados años 80.
Aquí os dejamos las críticas de las películas que hemos podido visionar hoy.
‘Os reviento’
Ya lo decía Will Smith en ‘Cocussion’, que tantos golpes en la cabeza no son buenos. El protagonista de esta película es un exboxeador que se ha ganado a pulso el nombre de “Tarado”. Kike Narcea nos brinda una película llena de acción y comedia en la que esboza a un antihéroe, de esos que están resignados a un destino vinculado a la delincuencia. Una propuesta sencilla que viene edulcorada con nombres clásicos del fantástico español como son Antonio Mayans, Lone Fleming y Javier Botet, el cual marca la pauta cómica desde la primera escena y para el resto del filme.
Es de esa acción cruda que está rodeada de enredos y lances fortuitos. Evidentemente se puede asociar a películas para fans de la acción pura y dura pero quizá también habría que decir que se percibe influencia de Guy Ritchie por esos personajes que filosofean mientras vomitan jerga callejera y sus continuas situaciones confusas. Mario Mayo está estupendo como protagonista, pero ‘Os reviento’ podría estar perfectamente protagonizada por Vinnie Jones.
Si antes decía que los golpes no son buenos para el cerebro, yo pido porque me den más bofetadas como esta. Lo de ‘Os reviento’ se agradece, su sinceridad, su entrega, su sentido del humor, su sencillez, su españolización de un género monopolizado por el mercado anglosajón… una propuesta que debería ser más frecuente.
Nueva película que nos plantea un escenario apocalíptico. Corea del sur sufre un devastador terremoto sin precedentes, haciendo que la propia tierra se ondule cual olas de mar en medio de una tempestad, destruyéndolo todo. En la región en la que vive el protagonista, la ciudad de Seúl, solo queda en pie un edificio. Con ese único lugar como resguardo ante la ruina y el frío los ciudadanos intentarán sobrevivir sin saber si habrá rescate o recursos suficientes.
La escena inicial y todas aquellas que reflejan el desastre son espectaculares. Por lo demás casi todo transcurre en un bloque residencial en el que comienza la construcción de lo que parece que será la nueva sociedad. De vez en cuando nos hace transitar por el desolado paisaje que está generado muy bien por ordenador y algún que otro decorado que está salpicado de seres humanos que hurgan en los escombros. Divididos entre propietarios ya residentes y refugiados, los protagonistas representan a pequeña escala el drama de las diferentes crisis migratorias que asolan actualmente el planeta. Evidentemente esa es una lectura que extraemos pero este no es un filme político o que busque ningún tipo de reivindicación. Es un drama como otros muchos en el que se ejemplifica una lucha por la supervivencia. Una vez más la especie humana es puesta a prueba y se imagina como sería nuestra solidaridad, avaricia o sacrificio. Spoiler, no tenemos muy buena percepción de nosotros mismos pues no hay lugar para culpa o remordimiento. Aunque he de decir que si en algo destaca este filme es en tener una pequeña esperanza a nuestro trabajo en comunidad. Eso sí, aunque deja un rayo de esperanza, cae en lo que caen casi todas las historias postapocalípticas, casi todo el mundo usa las segundas oportunidades para ser peor aún que cuando todo iba bien.
Sigue la estela de títulos como ‘Snowpiercer’, ‘28 semanas después’, ‘DMZ’ o ‘Estación once’. Es de esas películas que nos entrenan para un escenario del cual cada vez parece que estamos más convencidos que tendrá lugar antes o después. El director Tae-hwa Eom se lo imagina con personajes dubitativos, manipulables y temerosos. Mueve bien la cámara en escenas con muchos extras y caótica acción, también a la hora de realizar pequeñas introspecciones en sus personajes.
¿Veis esa gente que al morir pide que sus cenizas sean convertidas en un diamante o que se plante un árbol con ellas? Deseo cumplido gracias a esta película y además con gratificación social incluida. Los directores Tibor Bánóczki y Sarolta Szabó nos plantean un fin del mundo en el que los humanos donan su cuerpo, como muy tarde y de manera boligada a los 50 años, para convertirse en árboles y así garantizar que haya recursos para todo el planeta.
La premisa es interesante. Antes de ponerle al mundo una fecha de caducidad nos la ponemos a nosotros mismos. Una situación que se antoja tan distópica como utópicamente imposible dado el egoísmo que nos caracteriza como especie. Pero le sacan partido a este Budapest de 2123 que persiste bajo un techo artificial. Como en ‘In time’ los personajes llevan un reloj con lo que les queda de vida. Hay menos acción y más reflexión, aunque a veces transita por momentos similares a los de ‘La isla’. Dilemas filosóficos, amorosos y éticos ocupan casi todo el metraje que luce como una aventura ciberpunk. Al ser humano le han arrebatado las ansias de futuro, las ganas de vivir a cambio de tener un sitio donde al menos tener una determinada existencia. ¿Merece la pena? Se agradece cómo el guión busca respuestas para ello.
La animación mezcla 3D para sus escenarios, objetos y movimientos de cámara pero los personajes están dibujados de tal modo que pueden recordar ‘A Scanner Darkly’. El diseño de este nuevo mundo es imaginativo, lleno de sugerentes localizaciones, lo cual alimenta nuestra imaginación y sirve de respaldo a los argumentos que plantea.
F. Javier Gutiérrez es el director de este largometraje que protagoniza Víctor Clavijo, repitiendo una vez más la colaboración entre ambos. De nuevo esta dupla nos traslada a la España aislada, a las tierras más áridas y remotas de nuestro país. La historia se enmarca en un ambiente rural y soleado, en unas ásperas tierras sevillanas. Es la época de la Mobylette y las pesetas. Allí transcurre la dura vida del guarda de una finca y su familia. Una vida que por supuesto va a verse trastocada.
Pasa el tiempo en el filme y parece que nos hallamos en un drama costumbrista. Intento no olvidar que este es el director de ‘Rings’ y de ‘3 días’, uno de esos títulos desconocidos o que pasan desapercibidos pero que te atrapan y siempre recomiendas. Pero la siembra de este hombre de campo es demasiado lenta, progresa sin cosechar demasiados misterios. Si bien es cierto que hay una cierta similitud con ‘El corazón delator’ el terror se hace desear y el fantástico brilla por su ausencia.
Al final por supuesto el guión se precipita y se culmina la tragedia en lo que, haciendo uso de la manida expresión, es un descenso a los infiernos. Pero el filme es excesivamente sobrio y su narrativa se hace pesada. En el último tramo, bastante más allá de la mitad, aparecen algunas pistas, pero por desgracia ‘La espera’ termina siendo un folk horror fallido.
Una de las series más esperadas por los lectores de cómics y manga era este título que acaba de estrenar Netflix el pasado 19 de junio. ‘Junji Ito Maniac: Relatos japoneses de lo macabro’ adapta una vez más al formato serie las historias del mangaka Junji Ito, conocido por sus cuentos de terror. Y digo una vez más porque allá por 2018 ya se estrenaron unas OVA’s que se llamaron ‘Junji Ito Collection (Korekushon)’.
A través del director Shinobu Tagashira (artífice de la anterior serie) y los guiones adaptados de Kaoru Sawada (‘Kita e…: Diamond Dust Drops’) Netflix nos presenta estas historias del autor que han sido animadas por Studio DEEN. Los mangas ya publicados de Ito se convierten en entretenimiento animado del cual se agradece el estilo que diría que es casi noventero. Pero por desgracia la inclusión del color y de algunos elementos en 3D le quitan muchísimo encanto a las narraciones.
Ha sido lanzada de manera completa con 12 episodios, la mayoría de los cuales están divididos en dos capítulos distintos. ‘Junji Ito Maniac: Relatos japoneses de lo macabro’ es ideal para un entretenimiento corto, breve o para ver durante algún desplazamiento, pero la idea se supone que es meterse en casa a oscuras a ver estas historias. No la veo ideal si eres muy fan del autor porque no han conseguido el mismo efecto en el espectador que en el lector. Vale que al leer un cómic o manga, sobre todo si este es de terror, importa mucho tu estado anímico, tu imaginación, el ambiente en el que te encuentres o lo aprensivo que seas. Se supone que una serie o una película tiene que allanar mucho el terreno en ese sentido al poder atacarnos también a través del sonido y el movimiento. En este caso, por lo menos en la mayoría de episodios, no se logra ese efecto que tan famoso ha hecho a Junji Ito entre los lectores.
Están sus personajes tétricos y lo que nos cuenta sigue siendo macabro, desconcertante, misterioso, paranormal, juguetón con lo desconocido y casi siempre y literalmente retorcidamente desagradable. Pero ya el opening, al son de una especie de J-pop, nos adelanta lo perdida que va la serie. Hay demasiado color y los personajes o su animación a veces resultan pueriles, amateur e incluso ridículos. La mayoría de episodios pecan de ser sobreexplicativos y sus diálogos entorpecen la trama, por no decir que eliminan cualquier tipo de atmósfera tétrica conseguida. Las voces en castellano tampoco ayudan, por si la vais a ver doblada.
Sin duda ‘Junji Ito Maniac: Relatos japoneses de lo macabro’ habría sido una adaptación más satisfactoria si se hubiese mantenido el blanco y negro o si sus historias estuviesen mejor resueltas (cosa que puede que sea un problema heredado de las viñetas). A veces es muy difícil cerrar una historia y en este caso casi ninguna está finalizada y mucho menos explicada. Esto a veces sirve para imbuirnos aún más misterio o dejarnos más desconcertados, pero otras directamente nos dejan con una sensación de insuficiencia.
Para mi Junji Ito es un artista que visualmente me impacta y cautiva. Es como si Alan Poe hubiese nacido también con las dotes del dibujo. Sus novelas y narraciones breves a veces también son extraordinarias. Prueba de ello son sus famosas ‘Uzumaki y ‘Tomie’ (la cual tiene hasta ocho live actions). En este caso nos pasa como con el gabinete de Guillermo del Toro, que unos episodios nos gustan pero otros no. Lo malo es que tenemos una obra original con la que comparar que le hace un flaco favor a este nuevo material. Ojalá sirva para que os lancéis a sus viñetas.
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