Crítica de ‘El bebé’

Una ricura que es diabólicamente absorbente y desquiciante

En el cine y las series hay multitud de personajes que llevan a cabo la acción o los diálogos. Pero hay unas criaturillas que a veces tienen el centro de atención sin ni siquiera haber aprendido aún a decir una palabra. El bebé que aparece en pantalla suele llevarse todas las adulaciones, pero… ¿Qué pasa si la aparición de ese bebé es señal de algo ominoso?

No es la primera vez que un recién nacido se las hace pasar canutas al protagonista. No me refiero a situaciones cómicas como las de ‘Mira quién habla’, ‘El peque se va de marcha’ o ‘Tres hombres y un bebé’. No, el coprotagonista de ‘El bebé’ es más de desquiciar a lo ‘Arizona baby’ o de meter miedo a lo ‘Braindead’ pues trae consigo peligrosas y mortales situaciones. Y en algunas partes la serie puede recordar a ‘El pueblo de los malditos’, al episodio ‘It’s a good life’ de ‘The Twilight Zone’ o a ‘Quién puede matar a un niño’.

‘El bebé’ estará disponible el 25 de abril en HBO Max. Esta es una serie creada por Lucy Gaymer y Sian Robins-Grace quienes han trabajado en ‘True horror’ y ‘Sex education’ respectivamente. Con esas credenciales podéis haceros a la idea de qué tipo de historia tenéis delante. Tierno y macabro a la vez. El bebé (o los bebés, pues han usado una pareja de gemelos durante el rodaje) que protagoniza esta historia tiene una cara adorable, pero lo que pasa a su alrededor es espeluznante.

La historia nos da a conocer a la otra protagonista, Natasha (Michelle de Swarte). Ella es una joven independiente que está harta de ver como sus amigas llenan sus vidas dando a luz a nuevas criaturas, restregándole las fotos por su cara o el timeline de las redes sociales. Fortuita y literalmente le cae del cielo un bebé y algo más que el destino la obligan a tener que cuidarle. Desde ese momento su vida queda supeditada a los inescrutables designios del bebé.

Durante los ocho episodios de la serie el bebé se dedica a propiciar situaciones desconcertantes y funestas. Digamos que hace cosas muy al estilo a las de la muñeca Annabelle. El trabajo de montaje, planos o coaching infantil hace que veamos a la criatura como alguien que se está mofando de la protagonista, tanto cuando se ríe adorablemente como cuando se queda mirando de manera fija, como si pusiese cara de póker. Realmente parece que actúa.

La tipografía del título de la serie nos puede recordar a la de algunos carteles de ‘Rosemary’s baby (La semilla del diablo)’. Y ciertamente este podría ser el bebé engendrado en la película de Polanski. Solo que el tono de la serie es burlesco. Estamos ante un entretenimiento con tintes de humor surrealista e inglés, rozando el absurdo y añadiendo horror. El ambiente de pueblo británico no se decir a qué contribuye más, si al terror o a la depresión. Pero desde luego está puesto ahí como extensión cómica de lo que siente la protagonista. ‘El bebé’ consigue con todos estos elementos hacer que nos riamos, nos desconcertemos y sigamos sin ganas de ser papás.

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