‘Homeland Gone’, el documental que nos hablaba del Líbano antes de ser noticia mundial

Cortometraje ilustrando la situación social y política de un país en quiebra

La explosión en el puerto de Beirut ha puesto en boca de todos a el Líbano, incluso teniendo una pandemia instalada en nuestras calles. Una catástrofe como tal ha conmovido al mundo. Es de esperar que los medios le den prioridad en primera plana pero muchas veces la información llega sesgada, con poco espacio de tiempo o con solo unas ligeras notas de lo que rodea esta hecatombe. Y hay que usar términos así porque no puede ser más inoportuno este suceso o tal vez sea al contrario e inicie el desencadene lo que muchos esperan.

Hoy quería traeros una propuesta que os pondrá bien en situación sobre el Líbano esbozando muy bien las razones de la crisis. Tanto esa recesión del país de Oriente Próximo como el documental ‘Homeland Gone’ surgieron antes del COVID-19 y de la detonación del nitrato de amonio mal almacenado. El trabajo de Laura Lavinia y Alberto Rodríguez es una herramienta estupenda para adquirir la perspectiva suficiente que buscan aquellos que se quieren acercar a un país cada vez más convulso y comprometido con el cambio. Podéis verlo ya en Amazon Prime Video.

Una patria que ha desaparecido y busca recuperar su identidad. Lo que sucede en el Líbano va más allá de haber tenido que llevar a cabo el primer impago de deuda de su historia, de tener una deuda que supone el 170% del PIB libanés o que estén tan bajos de recursos que tengan un nivel desmesurado de importaciones o que la moneda se haya devaluado hasta un 90% alcanzando la hiperinflación justo antes de la explosión. El problema del Líbano, explica ‘Homeland Gone’ y sus entrevistados, es que es una patria controlada por gente que no cree en la democracia y el pueblo obviamente no cree en ellos. Acabamos de verlo con las manifestaciones que han desembocado en la dimisión de todo el gobierno, al completo.

Quien mandaba allí acabó con lo local y potenció el sectarismo. A través de entrevistas y un ritmo bastante ágil el documental de 35 minutos nos lleva de un testimonio a otro abordando temas como la división inexistente entre política y religión, la depreciación de la moneda, la corrupción sistémica, el compromiso de los jóvenes que han sufrido incluso un impuesto al Whatsapp… Está claro que este es un documental comprometido, que dadas las circunstancias no puede contar con la aportación o versión de las autoridades locales. Se mete de lleno en las calles, siguiendo a manifestantes y miembros de partidos como el Free Patriotic Movement. Este último es el partido del presidente por lo que se muestra la perspectiva del oficialismo crítico pero a su vez también la de la calle que incluye el MPL entre sus enemigos.

El Líbano, un país paralelo a nosotros. Viendo el reportaje se pueden detectar muchas similitudes con lo vivido recientemente en España y eso que algunos llegan a comparar el devenir el país con el de Grecia. Ellos han sufrido una guerra civil que quieren dejar atrás evitando más conflictos y han experimentado un resurgir de la esperanza contra lo arcaico que nos puede recordar al 15M. Un movimiento debilitado allí por los distintos frentes en los que quiere luchar cada vertiente, factor que aprovecha el gobierno para usarlo a su favor. Indignados se les ve sin duda cuando comentan que el país no puede sostenerse tras llevar años con políticos rindiendo cuentas a los bancos que a su vez se han nutrido de las desgracias de los países vecinos. Si yo, que francamente no tenía ni idea de la compleja situación de este país, me he percatado de todo esto es porque el cortometraje está bien estructurado.

En los créditos hay espacio para las diferencias entre sirios y libaneses a si es que tampoco os los perdáis. ‘Homeland Gone’ aprovecha su tiempo de cabo a rabo.

¿Cuál es el futuro del Líbano? Los realizadores de esta producción de 14 milímetros lanzan esa pregunta en los últimos compases. Si habéis visto la serie ‘El colapso’ en Filmin sabréis que abismo están atisbando en ese país. Eso es lo que quieren evitar, seguir con un sistema que les está fallando a propósito. En plena crisis, cuando todo parece ir peor, se ven algunos brotes verdes. Estableced comparativas entre lo plasmado en ‘Homeland Gone’ y la actualidad y los veréis.

Crítica: ‘El insulto’

Sinopsis

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Relata como un pequeño incidente entre un palestino musulmán y un libanés cristiano escala hasta convertirse en un conflicto nacional que pone de relieve los conflictos históricos entre ambas comunidades.

Crítica

Tendrían que haber hablado más los personajes que el director.

El director Ziad Doueiri acumula premios en su carrera, como los ganados con ‘West Beirut’ y ‘El atentado’, en Toronto y San Sebastián respectivamente. Ahora con ‘El insulto’ parte con el aval de haber estado entre las nominadas al Oscar en la categoría de Habla No Inglesa. Puede que el carácter de su película haya favorecido a esa nominación, por eso de darle un tirón de orejas a Trump tras el jaleo de la pasada edición con Farhadi y ‘El viajante’. Desde luego la película también toca un tema delicado pero su tratamiento es menos sutil y efectivo que la película que pudimos ver la temporada pasada.

Parte de una afrenta surgida de un lance cotidiano entre un palestino musulmán y un libanés cristiano. Desde ese punto se llega hasta una crisis entre dos comunidades cuya convivencia está en frágil equilibrio en la zona en la que habitan, a la espera de una reconciliación que no acaba de llegar. Ni que decir tiene que la película sirve como proyector de los enfrentamientos históricos vividos en esa región desde hace años y años. A partir de unas palabras la bola comienza a crecer, el problema empieza a escalar niveles hasta las cotas más elevadas, extremas y desbocadas. Está claro que una de las intenciones del director, además de reflejar los problemas de su tierra como hace en toda su filmografía, es remarcar que cuando un problema está candente, cuando además hay un sistema adulterado, es mucho más fácil que la cosa se vaya de las manos.

‘El insulto’, mirándola a través de un prisma más universal, trata sobre tragarse el orgullo, la convivencia, el rencor, la libertad de expresión y el poner los problemas personales por encima de los de todo un pueblo. Para ello dos actores Adel Karam (Tony) Kamel El Basha (Yasser) se han sumergido en un duelo interpretativo que debería haber sido más intenso aunque ambos encarnan a sus personajes por separado de un modo irreprochable y cabal. Si su guion no hubiese estado tan atado al corazón del director y guionistas, más a la verdad de la situación planteada, hablaríamos de un retrato más penetrante. Mientras que uno de ellos puede parecer más extremista, panfletista y cargado de odio el otro es la personificación de la terquedad que mantiene viva los conflictos religiosos en nuestro planeta. Y es que como decían unos que iban arrasando cepas… «la razón no se reparte» o como dice el personaje interpretado por Rita Hayek «arrasarías todo y aún así no pasarías página».

Si en algún momento os chocan los movimientos de cámara que tiene esta película o los ángulos tan perpendiculares de algunas tomas solo tenéis que bucear en la filmografía del director. Este fue ayudante de cámara de Tarantino en películas como ‘Pulp Fiction’, ‘Four Rooms’ o ‘Jackie Brown’. En algunas escenas emplea algunos giros y encuadres que ciertamente no vienen muy a cuento con el carácter del filme, pero que van retratando cual es el sello que quiere dejar el cineasta en su filmografía. Igualmente la música no acompaña para nada a un drama que habría pedido unos temas diferentes, no tan fogosos, incluso vitalistas.

‘El insulto’ intenta ser  imparcial, sobre todo en su excesivamente complaciente y suplicante final, o por lo menos procura parecer más ecuánime que los jueces que aparecen en su película. Pero rápidamente se ve de qué pie cojea el director. Es patente que la película intenta poner paños calientes constantemente incluso echado mano de la comedia en más de una ocasión. Es lógico que para ello Ziad Doueiri tenga que emplear algunos recursos como estos sobre todo cuando el arco de la película comienza con la frase «capullo de mierda», alcanza su curva máxima cuando se pronuncia el «ojalá Ariel Sharon os hubiera aniquilado» y llega a su extremo final cuando oímos «nadie tiene el monopolio del sufrimiento». Tiene bastantes expresiones lapidarias que en cierto sentido le dan a la película un sentido global, pero en todo momento no dejamos de recordar que el conflicto que trata el largometraje es tremendamente local.

Ficha de la película

Estreno en España: 16 de marzo de 2018. Título original: L’insulte. Duración: 110 min. País: Líbano. Dirección: Ziad Doueiri. Guión: Ziad Doueiri, Joelle Touma. Música: Éric Neveux. Fotografía: Tommaso Fiorilli. Reparto principal: Adel Karam, Rita Hayek, Kamel El Basha, Christine Choueiri, Camille Salamé, Diamand Bou Abboud. Producción: Ezekiel Films, Scope Pictures, Tessalit Productions, Rouge International, Cohen Media Group, Ciné+, Douri Films, CNC, L’Aide aux Cinémas du Monde, Canal+. Distribución: Sherlock FIlms. Género: drama. Web oficial: http://www.en.rouge-international.com/movie/450/

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