‘Welcome to the freakshow’, ya a la venta este viaje lleno de monstruos

Una obra de Mar Goizueta y Celia González

Mar Goizueta, autora galardonada con el I Premio Amaltea de Fantasía y Chrysalis Awards por la European Science Fiction Society nos deleita con historias de pesadilla ambientadas en los circos de los horrores. ‘Welcome to the freakshow’ está dividida en varios capítulos protagonizados por las criaturas de los circos de los horrores ilustrados por Celia González. Esta es una edición de Apache Libros.

Desde antiguo, los monstruos han salido de los cuentos, las pesadillas y los lugares ocultos para exhibirse, normalmente no por voluntad propia, y casi siempre para regocijo de mentes ávidas de comprobar cómo la naturaleza es capaz de romper sus propios esquemas. Desde la Edad Media, y con bastante asiduidad, sobre todo a partir del siglo XVII, se vieron obligados a decorar cortes reales, en el mejor de los casos, y a ser lo que se conocía como «monstruos mendicantes» en el peor, aunque «más palos da el hambre», y ser una rareza humana a menudo aseguraba el pan simplemente por dejarse ver, una vez asumida la cruel realidad de que tragarse la dignidad acababa, de una forma o de otra, por alimentar un estómago vacío.

El paso de la humanidad a la monstruosidad siempre se ha hecho con el lenguaje como vehículo, pues es bien sabido que las palabras configuran el mundo, y son los términos los que convierten lo diferente en monstruoso. Una vez asumida esta condición, en la mayoría de las ocasiones, sobre todo si rondaba la pobreza, poco le quedaba al que la padecía más allá de comportarse como tal. Con el tiempo, la exhibición cortesana del fenómeno, o la individual del «monstruo mendicante» en los pueblos por unas monedas, empezaron a dejar paso a formas de negocio basadas en la reunión de «fenómenos», tanto animales como humanos, en un mismo espectáculo. Fue ese un tiempo terrible —y nunca acabado del todo— en el que se mostraba a la gente como en un escaparate, sin importar —una vez más— lo que pudiesen sentir.

Sea como sea —o por lo que sea—, el gusto por la exhibición monstruosa duró siglos, y se extendió por diferentes lugares del mundo que se hace llamar civilizado, evolucionando a su paso por la historia y llevando, en un juego del destino tan morboso como los ojos de los espectadores de ese tipo de espectáculos, la diversión a los lugares a los que llegaban, la ruptura con una realidad a menudo aburrida y falta de fantasía. Fue, precisamente, a estos últimos conceptos a los que se aferró el gran esplendor del circo norteamericano de los siglos XIX y XX, que, dando un paso más, empezó a mezclar los ya existentes freak shows, «zoológicos humanos» o «ferias de monstruos» con espectáculos de vodevil y criaturas exóticas, de la mano de empresarios con una gran visión publicitaria.

‘Welcome to the freakshow’ es una invitación a viajar en viejos carromatos por parajes desiertos de leyes, coman bocados prohibidos si se lo pide el cuerpo, beban con la voracidad de los monstruos que no le deben nada a la religión, disfruten de sus cuerpos y de la felicidad de saberse libres. Lloren de rabia, de dolor, de miedo o de alegría. Bailen sobre carcomidos tablados de madera antigua, taconeen hasta aplastar las ideas puritanas que ocultan su auténtico ser. Pero, sobre todo, paladeen cada una de las historias que les vamos a contar, pues en ellas habitan las almas de sus protagonistas, y es indiferente si estos pertenecen a la realidad, han sido inventados o tienen un pie, un tentáculo o una cabeza en cada una de las posibilidades.

Olviden lo aprendido, lo que es incorrecto y lo que no. Una vez traspasada la puerta ya no habrá vuelta atrás, y cuando el maestro de ceremonias se coloque la chistera y con voz profunda grite «Welcome to the freak show!» serán una parte más de este carnaval de los horrores que les espera detrás de la portada de este libro que tienen entre las manos.

¡Qué suene la música, que se abra el telón! ¡Qué la Mujer Barbuda muestre su piel, que los siameses coordinen su ser! ¡Qué baile la serpiente, que hable el pez, que los enanos muevan los pies! ¡Qué los muñecos hablen a la vez! ¡Qué el mago les haga ver lo que no quieren ver! ¡Qué un ciervo les prepare el té!

¡Bienvenidos otra vez!

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