Crítica de ‘The Stand’

Terroríficamente pegada a la realidad

A partir del 3 de enero en Starzplay se estrenará ‘The Stand’. Una nueva adaptación de una novela de que cada domingo tendrá un nuevo episodio en la plataforma en línea perteneciente al canal Starz. El libro que se ha convertido en entretenimiento televisivo lleva el mismo título, aunque también ha sido traducido como ‘La danza de la muerte’.

No sé cuáles habrían sido mis impresiones de haber visto ‘The Stand’ hace un año, sin estar condicionado por la actual pandemia, el primer confinamiento, la psicosis social… Pero sí que es cierto que a esta serie “le ha venido bien” el estrenarse con un panorama bastante similar al apocalipsis que plantea. Consigue transmitir mejor su terror por semejanza a lo que estamos viviendo. Per hablemos de tiempos, ya que el estreno de esta serie puede parecer oportunista/alarmista pero la historia viene de mucho antes.

Resumiendo un poco podemos contar que el libro está en librerías desde 1978. En el 94 ya hubo una miniserie que salió tras un proyecto fallido con Romero. Mick Garris la hizo y estaba protagonizada por Gary Sinise, Jamey Sheridan, Molly Ringwald, Miguel Ferrer o Rob Lowe, entre otros. Tuvo muy buena acogida. En 2011 fue trasladada a las viñetas y ese mismo año se anunció película que no se materializó. Una nueva adaptación se comenzó a escribir en 2014 por Josh Boone (‘The new mutants’) pero tampoco se hizo, contaría con Christian Bale y Matthew McConaughey. Finalmente, con los derechos en la CBS y contando con Boone se hizo esta serie que comenzó su andadura en 2019 y terminó de rodarse en marzo de 2020.

¿Por qué se parece y por qué os pongo en precedentes? ‘The Stand’ trata de una epidemia consistente en una altamente contagiosa gripe. Un virus que en 5 meses asola todo diezmando la población y que deja a las personas expectorando mocos color ocre y con el cuello inflamado. Veréis como abunda la paranoia, como el virus pasaba desapercibido al principio y como un simple estornudo se convierte en un elemento terrorífico. Desde luego parece que se han sacado de la realidad algunas imágenes como las que muestran hileras de cadáveres en los pasillos de hospitales.

¿Se parece al libro? En líneas generales sí, pero hay cambios que los lectores van a acusar y además Stephen King y su hijo menor Owen King han elaborado un guión con un final diferente. En los primeros episodios (que son los que hemos podido ver) la historia acusa el saltar demasiado de un personaje a otro sin llegar a construir demasiado. Va a recordar a ‘The Walking Dead’ en muchos sentidos.

La trama, al igual que el libro, también se centra en ir conformando una lucha entre dos bandos mientras nos muestra el antes y el después de esta situación tan de cataclismo. Lucha que está encabezada por Whoopi Goldberg y Alexander Skarsgård que encarna al Hombre Oscuro (la primera aparición de aquel que también es llamado El hombre de negro de ‘La Torre Oscura’). Ellos aparecen de vez en cuando pero están más presentes los personajes de James Marsden (‘Sonic’), Odessa Young (‘Nación salvaje’), Owen Teague (‘IT’), Daniel Sunjata (‘Happy!’), Jovan Adepo (‘Watchmen’), Gordon Cormier (‘Lost in space’) Amber Heard (‘Aquaman’), Nat Wolff (‘Death Note’) e incluso la serie reserva papeles para Ezra Miller (‘Liga de la Justicia’) o J.K. Simmons (‘Spider-Man’).

Desde luego que con ‘The Stand’ crece el universo expandido de King o dicho de otro modo se vuelve a poner a disposición de los consumidores de audiovisual. La sensación que tengo con esta serie es que es un producto mejor que ‘La cúpula’ pero que no llega a abrazar con el suficiente acierto la obra de King, no tanto como ‘El visitante’ o ‘Castlerock’, por mencionar algunos éxitos recientes.

No obstante la serie consigue ser muy canónica e introducir los elementos clásicos de King. No nos falta el chico maltratado por otros jóvenes, las persecuciones en bici, las escenas en campos de maíz, la América de provincias, de agricultores y pequeñas villas… Por supuesto está repleta de momentos oníricos, con misticismo y telepatía. Con estos últimos nos siembran los misterios a resolver. No os van a faltar las referencias a otras novelas o adaptaciones.

Quiero creer que la serie se estrena ahora por que Starz ha de sacar provecho a una producción en la que ha invertido cierta cantidad de dinero, no por sacar renta del tema COVID-19. Hay que tomarse ‘The Stand’ como una serie fantástica, sin más. No se percibe en ella una intención agorera o predictiva como nos pudo pasar con ‘El colapso’.

Crítica de la serie ‘Motherland: Fort Salem’

Un aquelarre militar con hormonas brujeriles

Las brujas usadas como armas para la guerra, como soldados de vanguardia. ¿La idea no suena mal verdad? Por lo menos es diferente. ‘Motherland: Fort Salem’ es una realidad alternativa en la que las mujeres son las que dominan el arte de la guerra. Pero más allá de esa marcada diferencia está el detalle de que tiempo atrás las brujas llegaron a un acuerdo con el resto de comunes mortales, un tratado de paz en Salem que fue el germen de un ejército con poderes mágicos.

El 20 de noviembre se estrena en Amazon Prime Video esta serie de diez episodios que ya tiene planificada una segunda temporada. Una historia que sobre el papel pinta bien pero que rápido pierde su magia y originalidad.

Las protagonistas son una chica rubia, una morena y una pelirroja (Taylor Hickson, Ashley Nicole Williams, Jessica Sutton). Parece el principio de un chiste malo pero así de típica es la mecánica de la serie y eso que empieza prometiendo con una escena en plan ‘El incidente’. Se basa en personajes arquetípicos, desarrolla los clásicos romances y transita por los manidos pasos de las historias de instituto, academia en este caso. No son pocas, sino más bien predominantes, las escenas de entrenamiento a lo Harry Potter, estando mejor gestionadas en la saga cinematográfica inspirada en la saga de J.K. Rowling.

Lo malo de la serie no es su tono adolescente, para nada. Lo malo es que te puedes ver venir lo que va sucediendo, por mucho que estemos en un presente tremendamente cambiado. Eso y el casting, que peca de ser bastante regulero. Ni que decir tiene que alguna escena es ridícula y casi machista (lo entenderéis cuando veáis a las brujas gritando histéricas ante la aparición de unos brujos que se quitan la camiseta para jugar a Lacrosee).

Brujas y tornados, no hablo de ‘El Mago de Oz’. Esta serie de Eliot Laurence (‘Claws’) es una especie de aquelarre militar con un toque bastante belicista. Goza de espectacularidad en un par de escenas y sus efectos visuales no son nada malos. Pero toda esa vistosidad está a merced de una trama que cada vez es más ‘Jóvenes y brujas’ cuando pretende ser algo más parecido a ‘The Magicians’ o ‘Sabrina’. Extrañamente te mantiene siempre a la espera de algo fastuoso, pero nunca llega, no por lo menos en los tres primeros capítulos que hemos podido ver previo estreno. Quizá su potencial se desarrolle en sus etapas finales o ya en la segunda temporada.

No es que la serie esté documentada o no, es que introduce todos aquellos elementos que hemos ido viendo en películas o series entorno a las brujas. En ‘Motherland: Fort Salem’ no os van a faltar pentáculos, conjuros o maldiciones. Incluso las protagonistas tienen nombres de la historia brujeril norteamericana. Por ejemplo una de ellas se llama Abigail como una de las primeras juzgadas en Salem.

Quizá me ha decepcionado porque me esperaba una especie de ‘The Boys’ pero con magia. Pero es que la serie ni siquiera tiene el valor de acercarse a la distopía o a retorcer el modo de vida americano y su patriotismo exacerbado. Si lo que quería hacer Laurence es un retrato de las jóvenes de hoy en día debería haber aprendido más de películas como ‘Nación salvaje’.

Crítica de la serie ‘Snowpiercer. Rompenieves’

Asesinato en el Snowpiercer exprés

El cómic de ‘Snowpiercer’ vuelve a ser objeto de una adaptación (podéis leer nuestra reseña aquí). Tras la versión cinematográfica de Bong Joon Ho (‘Parásitos’) el día 25 de mayo Netflix publicará su serie, de la cual nos ha permitido ver ya tres episodios. Se irán publicando semanalmente, algo que no es habitual en Netflix, pero vivimos una época poco común. Quizá la razón es que esta serie en USA la controla TNT.

También es poco frecuente el plantel que vive la humanidad en ‘Snowpiercer’. La idea de Jacques Lob, Jean-Marc Rochette y Benjamin Legrand permanece intacta en esta serie que ha producido el equipo de la película: Bong Joon Ho (Parásitos), Miky Lee, Tae-sung Jeong, Park Chan-wook, Lee Tae-hun y Dooho Choi. La poca población humana que queda sobre la faz de la Tierra está confinada en un tren de mil y un vagones. Se ha añadido una pequeña variación. La razón es como siempre que el mundo está congelado, pero esta vez se debe a un error humano al intentar corregir el cambio climático.

Graeme Manson (‘Orphan Black’) es quien ha orquestado esta serie que en sus primeros episodios está dirigida por James Hawes (‘Black Mirror’) y Sam Miller (‘Luther). Y si querían ser fieles a los cómics la serie se tenía que parecer a la película. Así es en algunas escenas de su inicio, el cual fue modificado tras un piloto fallido. Pero también hay cambios, algunos muy interesantes, que hacen que la serie tenga un aliciente y unas soluciones por las que merezca la pena ser vista. De hecho podría funcionar como algún episodio previo a lo sucedido en las otras versiones que hemos visto, aunque realmente esta es una variable distinta de la premisa.

Todo empieza un poco al estilo ‘Altered Carbon’. Los ricos de arriba (en este caso de la parte delantera del Snowpiercer) rescatan a un hombre (interpretado por Daveed Diggs) de la miseria para que resuelva un extraño crimen. Siendo más sangrienta que la película e incluso que el propio cómic la situación se convierte en una especie de ‘Asesinato en el Orient Express’ pero post-apocalíptico. Cual Poirot tenemos al protagonista, esta vez llamado Layton, investigando por el tren mientras se mueve entre prejuicios, secretos, rencillas, odio y las propias sorpresas que le da el descubrir lo que hay en los vagones que ha tenido durante más de siete años al otro lado de la puerta. Vagones que por cierto algunas veces tienen interiores sobredimensionados. Si esta trama hubiese servido como herramienta para elevar el mensaje de la idea original estaría aplaudiéndola, pero me temo que solo funciona para poder justificar el formato de serie.

Sin lugar a dudas se conserva el mensaje de diferencia entre estratos sociales y la vaga resistencia de los ricos a adaptarse a un nuevo orden mundial. En este rompehielos motorizado hay muchos más pobres que ricos y sin embargo los privilegiados tocan a más trozo del pastel. Los de primera clase viven en su mundo particular y los de tercera aunque inferiores están en todas partes gracias a que viven, sirven y trabajan en todas partes del tren. Dudoso equilibrio piramidal en un mundo lineal que hoy en día vemos en muchos países, empresas o sociedades, como por ejemplo España, donde unos cuantos viven en su propia burbuja y llegan a tal punto de ignorancia que se olvidan del bien común. La lucha de clases sigue siendo uno de los argumentos principales y las cuestiones revolucionarias siguen estando muy presentes en esta historia que transcurre a mil revoluciones. No me refiero a una sensación de frenesí en la serie, si no al avance implacable del tren. Porque el ritmo, aunque no es pausado, tampoco se puede decir que nos haga segregar adrenalina. No arriesga en ninguno de esos aspectos, ni es una aventura comprometida ni se moja a la hora de abordar un estilo más rápido y directo que podría estar acotado a un público más reducido.

‘Snowpiercer’  lastra las carencias de un actor algo falto de carisma que interpreta a un personaje que se tiene sobrestimado y que además ha de liderar a los parias de la humanidad. También le quita encanto la mala gestión de los momentos musicales. Sin embargo hay brotes verdes en la heladora corteza terrestre. Está mucho mejor Jennifer Connely, no solo por su actuación si no por ese halo de misterio de su personaje y por el giro tan sugerente que tiene. Su secreto es mucho más atractivo que el que pueden revelar todos los demás pasajeros del tren.

Obviamente no hace falta haberse visto ni la película ni haber leído el cómic para captar todo lo que nos cuenta. Uno puede entretenerse con ‘Snowpiercer’ sembrándose la expectativa por cómo va a acabar este o aquel personaje, pero tampoco hay que ponérsela muy alta pues no hay giros excesivamente inteligentes. A mí, tras cinco episodios e indagar algo en la serie lo que más me ha seducido no es que ya tenga una segunda temporada planificada, sino que en ella estará Sean Bean.

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