Crítica: ‘Ícaro y el minotauro’

Sinopsis

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En la isla de Creta, bajo el reinado del rey Minos, los humanos adoran y temen a los dioses del Olimpo. Sólo un tonto se atrevería a ofenderlos.

Crítica

Introduciendo a los niños a un mito explorando otra dimensión de la historia

‘Ícaro y el minotauro’ es la elegida por Luxemburgo para optar a ganar el Oscar. Espero haber captado mínimamente vuestra atención con ese dato pues esta película animada merece un visionado. Una película que partía de antemano con mi simpatía pues busca contar una historia diferente a la que estamos acostumbrados y mostrar otra versión de quiénes fueron los buenos o los malos.

En ‘Ícaro y el minotauro’ seguimos lo pasos de un jovencísimo Ícaro, lejos de usar aún sus alas de cera y plumas. Se muestra la relación con su padre, Dédalo, el afamado arquitecto e inventor. A las órdenes del rey Minos (el nieto del primer Minos) irgue el laberinto que debe alojar al temido minotauro. Pero en esta versión el Minotauro no es un ser aterrador, sino atormentado. Ícaro y él mantienen una relación tipo ‘Cómo entrenar a tu dragón’ y vivimos una de tantas historias que nos hablan de cómo el monstruo no lo es por naturaleza, sino que es creado. Al margen de eso la película sirve para que el público infantil se familiarice con uno de los mitos clásicos, usados como referente o patrón en otras muchas historias.

Carlo Vogele es el director de esta cinta. El luxemburgués sigue los pasos habituales de aquellos que se estrenan como directores de animación, habiendo trabajado previamente en el departamento de animación de otros filmes. Y los que tiene en su currículo no son moco de pavo: ‘Brave’, ‘Toy Story 3’ o ‘Monstruos University’, entre otros. La calidad y el estilo de esta película es muy distinta a esos títulos de Disney pero eso no le quita ningún valor a ‘Ícaro y el minotauro’. El dibujo a priori parece bastante plano, sin bordes, por capas bien diferenciables y con muchísimo colorido, aunque con predominio de los marrones y amarillos, por eso de darle un toque mediterráneo y antiguo. Hay aventuras gráficas que comparten estilo visual e incluso dinamismo ya que al fin y al cabo también tiene algo de 3D. Con esta combinación y los diseños del dibujante Édouard Cour se consiguen estampas verdaderamente poéticas y bellas

Ariadna, Teseo, Zeus, Poseidón… son otros nombres que baraja ‘Ícaro y el minotauro’, una historia paternofilial, de amistad y de nacimiento de una leyenda que aunque esté edulcorada muestra detalles escabrosos e incluso turbios como el invento que le regaló Dédalo a Pasifae y que a algunos recordará a ‘Top Secret’. Eso a los adultos, a los niños les llegará a causar la misma relación amor-odio que películas como ‘Bambi’ o ‘En busca del valle encantado’.

Ficha de la película

Estreno en España: 11 de noviembre de 2022. Título original: Icare. Duración: 76 min. País: Luxemburgo, Francia, Bélgica. Dirección: Carlo Vogele. Guion: Isabelle Andrivet, Carlo Vogele. Música: André Dziezuk. Reparto principal (doblaje original): Camille Cottin, Niels Schneider, Féodor Atkine, Wolf Van Cappellen, Igor van Dessel, Maia Baran, Mark Irons, Alexis Flamant, Isabelle Andrivet. Producción: Iris Films, Iris Group, Iris Productions, Rézo Productions. Distribución: Cinemarán. Género: aventura, familiar. Web oficial: https://icare.film/en/

Reseña: ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’

Argumento

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En el año 2021 la guerra mundial ha exterminado a millones de personas. Los supervivientes codician cualquier criatura viva, y aquellos que no pueden permitirse pagar por ellas se ven obligados a adquirir réplicas increíblemente realistas. Las empresas fabrican incluso seres humanos. Rick Deckard es un cazarrecompensas cuyo trabajo es encontrar androides rebeldes y retirarlos, pero la tarea no será tan sencilla cuando tenga que enfrentarse a los nuevos modelos Nexus-6, prácticamente indistinguibles de los seres humanos.

Reseña

Las preguntas adecuadas.

¿Un «Blade Runner» nace o se hace? Es una pregunta un poco complicada de responder porque en mi caso, huyendo del postureo, he de reconocer que, desde mi más tierna infancia, siempre me ha fascinado la película de Ridley Scott a nivel visual, pero en todo lo demás me aburría. Con 6 añitos prefería los modelos más simples, pero efectivos de ‘Cyberdyne systems’ de la saga ‘Terminator’ (que funcionan hasta 120 años con su célula energética) y a medida que fui creciendo me he identificado más con las angustias existenciales de los modelos Nexus 6 de Tyrell Corporation. A la hora de acercarse a la obra original en la que se inspira ‘Blade Runner’, la novela titulada ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’ de Philip K. Dick quizás inevitable ser fanático de la adaptación dirigida por Ridley Scott.

Después de muchos años consumiendo cine ciberpunk de occidente y oriente fue en el 2007 cuando me lancé de lleno a su literatura. Gracias a una asignatura de humanidades en la universidad, ‘El ciberespacio y la Cibercultura’, tomé como aperitivo un pequeño relato de William Gibson en el que se basa la película Johnny Mnemonic , perteneciente a la antología ‘Quemando cromo’. Acto seguido nos metimos de lleno al plato fuerte de la asignatura, en la cual analizamos tanto la película como la novela de ‘Blade Runner’.

Me llevé un pequeño chasco porque en un primer vistazo no se parecía mucho a la película. Ya había oído que Scott pasó por alto muchos detalles de la novela, pero si fue fiel al espíritu de la historia. ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’ no enamora ni engancha desde la primera página, es más, cuesta empatizar con su protagonista (¿lo hizo Philip K. Dick adrede en un juego metanarrativo?, ¿la lectura del libro es nuestro test particular de Voight-Kampff?) pero a medida que se desarrolla la historia me di cuenta de mi propio autoengaño: lo que me llevó a acercarme a la novela, ‘Blade Runner’, fue mi principal prejuicio. Así que después de la decepción inicial, seguí leyendo el libro pensando en que nada me sorprendería…

Pero si lo hizo.

No porque se relataran sucesos diferentes a la película, si no por cómo se cuentan. Philip K.  Dick, de manera magistral, absorbe al lector en una narración llena de giros argumentales porque lleva al extremo, hasta límites insospechados, los temas que siempre nos han gustado de ‘Blade Runner’. Una vez dejado a un lado los prejuicios disfruté bastante de la paranoia, el thriller y la conspiración de la novela. El cine y la literatura son medios diferentes y por eso no creo que la película sea mejor que el libro si no que son complementarios. Al igual que las secuelas literarias de la primera novela, escritas por un amigo de Philip K.  Dick, K.W. Jeter, que intentan explicar muchas incógnitas de ‘Blade Runner’ y enlazar la película con la novela de una manera bastante original.

Os pediríamos que tuvierais un poco de fe en la secuela cinematográfica, dirigida por un Denis Villeneuve que normalmente no hace concesiones (‘Sicario’, ‘La llegada’)  Según hemos visto en los avances de ‘Blade Runner 2049’ podremos ver tanto el tono post-apocalíptico como el aspecto religioso (con echar un vistazo al personaje de Jared Leto nos hacemos una idea) que en la novela tenían un peso importante. Eso es algo que hemos visto en la filmografía reciente de Scott, sobre todo en ‘Prometheus’ y su secuela, ‘Alíen Covenant’, que además contienen guiños sobre un universo compartido entre las dos sagas.

Considero que ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’ es ‘pre-ciberpunk’ porque estéticamente se acerca más a la ciencia ficción clásica, pero es una novela tan visionaria que cuando la leí, muchos de sus conceptos me parecieron extraños, pero ahora me dan bastante miedo porque son muy reconocibles: Philip K Dick describe la dependencia de las redes sociales, internet y los móviles como experiencia social compartida décadas antes de que fueran algo intrínseco a nuestra vida cotidiana.

La novela sí que contiene la respuesta de la pregunta de la portada, pero no la revelaremos aquí para que lo descubráis por vosotros mismos (al igual que hemos hecho con las novelas de ‘La Torre Oscura’). Aunque lo más importante no serán las respuestas… si no las preguntas que os encontréis en el libro.

Ficha del libro

Autor: Philip K. Dick. Editorial: Minotauro. Traductor: Miguel Antón. Datos técnicos: 12×23 cm., 296 págs, tapa dura. Publicación: septiembre 2017 (primer lanzamiento en 1968). Precio: 24,95€.

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