Crítica: ‘Fallout’

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Un bombazo de serie que solo se puede medir con el pulgar hacia arriba

Jonathan Nolan y Lisa Joy regresan con una serie de ciencia ficción, ‘Fallout’, esta vez en Prime Video a partir del 11 de abril. Los artífices de ‘Westworld’ y ‘The Peripheal’ crearon anterior y respectivamente su versión de una película y una novela fantástica y ahora lo que adaptan es un videojuego. La mítica saga de Bethesda da el salto a la televisión en formato acción real. No serán pocas las comparaciones de esta serie que tiene planos a lo ‘Apocalypse now’ y ‘Terminator’, pero sobre todo con quien tendrá muchas asimilaciones es con un estreno que aún tiene que llegar ‘Borderlands’.

Estamos en un mundo arrasado, controlado por clanes (a cada cual más chiflado y fanático), siguiendo la búsqueda de un preciado tesoro, donde impera la ley del más fuerte o el más trapero. Bien es cierto que aunque aquí hay bastantes majaderías el juego de Gearbox es mucho más cómico que ‘Fallout’, pero hay muchos puntos en común. El sabor al farwest, los tiroteos, el ambiente apocalíptico desértico donde aún funcionan ciertas tecnologías… Se parecen y sin entrar en cuál llegó antes a nuestras consolas disfrutamos de la historia.

¿Cuáles son los precedentes? Como espectador que no conozca el videojuego solo has de saber que la humanidad, como siempre controlada por el corporativismo, a arrasado el planeta a base de explosiones nucleares. A la cabeza está Vault-Tec, una empresa tipo Umbrella Corporation que desarrolla todo tipo de tecnologías, en especial los más de cien bunkers que mantendrán a la humanidad a salvo bajo tierra. ¿A salvo? Como siempre la multinacional se alza como la villana de esta ucronía y realiza variopintos experimentos que crean todo tipo de situaciones y criaturas. Seres como los ghouls, los gulpers, los mutantes… forman sus clanes y facciones que intentan controlar los Estados Unidos, ahora convertidos en una Commonwealth de trece estados.

Estamos ante una realidad alternativa con sabor a western y a años 50. Sombras del comunismo hasta en la sopa, llaneros solitarios, una elegancia que se percibe hasta entre la mugre… La serie tiene un encanto difícil de describir pues en su mezcolanza de géneros brota un drama y un romanticismo que funciona. Sobre todo porque todos los personajes tienen un arco argumental interesante y evolucionan sustancialmente, no son para nada planos. Y principalmente porque ‘Fallout’ marca la diferencia y huye de héroes y santurrones. Todos los protagonistas hacen alarde de cierta maldad fruto de vivir en un mundo que te destroza para conseguir sobrevivir.

Quizá esta no sea una traslación literal de alguna entrega concreta de la saga pero desde luego funciona correctamente en el universo creado por Tim Cain para ordenador en 1997. Si habéis jugado toda la saga reconoceréis a personajes como Lucy o Maximus, e incluso al pero albóndiga, así como a un robot que tiene jocosamente la voz de Matt Berry. Curioso o sarcástico es que la serie disponga de un personaje que proviene de un pasado similar al de los nazis y que comparta nombre (Dr. Siggi Wilzig) con alguien que en la realidad fue un superviviente del holocausto y de campos como Auschwitz y Mauthausen y posteriormente un magnate de la banca. Sea como fuere está divertido seguir al escudero de unos caballeros de armadura tosca a lo Warhammer 40.000 (Aaron Moten), a la candorosa y bienintencionada joven del búnker 33 (Ella Purnell) o al pútrido cowboy cuatrero excelentemente bien maquillado (Walton Goggins).

La serie al fin y al cabo es una aventura que desarrolla varias buddy movies a la vez. Como en el juego es divertido ver los distintos clanes que se han creado o los variopintos experimentos que se han realizado en los búnkeres. Es una propuesta más bestia y sangrienta que ‘Westworld’, pero no por ello menos dramática. La Hermandad, El Enclave, Shady Sands, El Yermo, diversos refugios subterráneos… Recorremos puntos clave de los videojuegos y por momentos la serie recuerda a ‘De amor y monstruos’ o a ‘Mad Max’, pero no olvida la fuente original. Toparnos con un cadáver nada más salir del búnker 33, tener un filtro de agua roto o usar una nevera como refugio nuclear son detalles que no pasarán desapercibidos a los gamers. Como el hecho de ver por todas partes y sin abusar a lo product placement el logo de la Nuka-Cola. A esa manera de no propasarse con los detalles y de saber adaptar, no calcar los juegos, yo le pongo el pulgar arriba cual Vault Boy.

Crítica: ‘Oppenheimer’

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Escrita y dirigida por Christopher Nolan, ‘Oppenheimer’ es un épico thriller rodado en IMAX® que transporta a los espectadores a la trepidante paradoja de un enigmático hombre que deberá arriesgarse a destruir el mundo para salvarlo.

Cillian Murphy como Julius Robert Oppenheimer y con Emily Blunt interpretando a su esposa, la bióloga y botánica Katherine Oppenheimer. El ganador de un Oscar® Matt Damon se convierte en el general Leslie Groves Jr., director del Proyecto Manhattan, y Robert Downey Jr. da vida a Lewis Strauss, un miembro fundador de la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos.

Crítica

Un caramelo para los antibelicistas y los amantes de la ciencia

A pesar de su proximidad en el tiempo es muy probable que la historia de J. Robert Oppenheimer nos haya llegado con detalles tergiversados, ya sea por la desinformación, por las campañas de descrédito o por el material clasificado. A pesar de que no han pasado aún ni cien años lo único verdaderamente fiable y contrastable a la hora de reproducir su vida serían sus logros científicos. Ante la imagen tan desdibujada o borrosa que la historia ha creado de este importantísimo científico Christopher Nolan ha decidido basar su primer biopic en ‘Prometeo americano’, el libro de Kai Bird y Martin J. Sherwin.

Primera película biográfica del autor de películas como ‘Origen’ o la trilogía de ‘El Caballero Oscuro’. Es un director que siempre nos ofrece espectáculo o nos deja rallados. Cuesta creer que se haya pasado a los códigos de esas películas que narran la vida o la etapa de un personaje real y relevante. Pero Nolan es muy suyo y ha creado una comunión un tanto difícil de digerir. Para mí ‘Oppenheimer’ es una gran película que recrea detalles importantes de nuestra historia que hoy en día tienen mucho eco además de acercarnos a las figuras que estuvieron tras ello, pero el modus operandi de Nolan la convierten en un “mucho ruido y pocas nueces”.

Aunque me pese y mi amor por la ciencia se resienta habrá que decir que más allá de descubrir a este científico el atractivo de ‘Oppenheimer’ es el de recrear los hechos que hicieron a este neoyorquino citar la frase “ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos”. En el 45 se detonó la primera bomba atómica, en la prueba Trinity, como fruto del proyecto Manhattan en las instalaciones de Los Alamos. Hitler estaba muerto, pero aún había que derrocar a los japoneses. Para ello se hizo uso del triunfo en la mayor apuesta científica de la historia, la carrera armamentística de la bomba atómica. Gran parte del ruido o la promoción del filme ha sido el ver esa bomba que ha recreado Nolan con diversos efectos prácticos, nada de ordenador. Esto sucede a las dos horas de película y no es para tanto, aunque la escena está muy bien montada. Lo cual me lleva a la otra obsesión de la campaña de marketing. No veo tan necesario ver este filme en las específicas condiciones que pide el director a pesar de que su fotografía es magnífica y su edición de sonido hace que te tiemblen hasta las tripas con la vibración.

Está claro una vez más que a Nolan le chifla la ciencia. A mí me ha enganchado porque no es parca en detalles y nombres, ya faltaría con tres horas de duración. No se deja a casi ningún científico o hecho relevante, aunque la fase en la que Oppenheimer se dedicaba a la cuántica queda a un plano secundario por motivos obvios que la propia historia también se ha ocupado en tapar. No veréis por lo tanto cómo se saltaba cursos enteros o cómo llegó a formular la aproximación de Born-Oppenheimer. Pero si otros detalles como que fue quien importó la física cuántica a los Estados Unidos o su estrecha relación con Albert Einstein. Todo esto a partir de otro amor que tiene Nolan, el de sus amigos actores. El reparto podría arruinar a cualquier productora con su caché y a algunos de nosotros a base de pagar entradas de cine. Las actuaciones de Cillian Murphy y Robert Downey Jr. son laureables. Ambos lucen en pantalla como si fuesen estrellas del Hollywood dorado y son capaces de llevar a cabo un duelo interpretativo a pesar de que no comparten muchas escenas.

‘Oppenheimer’ está mejor armada, concebida o es más comprensible que ‘Tenet’. Aunque de nuevo, salvo en los compases iniciales y finales, Nolan descuida el ámbito emocional. ¿Será que Christopher Nolan está acusando no escribir junto a su hermano Jonathan? Recordemos que no lo hace desde ‘Interstellar’. Intenta suplirlo con una banda sonora que de nuevo a estado a cargo de un Ludwig Göransson que cada vez imita mejor a Hans Zimmer. Algo que también nos transmite el guión es una saturación de temas, lo cual hace que la película sea densa o dispersa al mismo tiempo. Toca el ámbito científico con la incursión de la física cuántica, los nuevos inventos cuando están al servicio de lo bélico (el hombre siempre pervierte el progreso, como nos recuerda Nolan al comienzo con el mito de Prometeo), es a todas luces un thriller político que incluye hasta la permisibilidad de USA en la Guerra Civil Española y el auge del fascismo, por supuesto funciona como biopic de un científico que a muy poco podría haber sido como ‘La Teoría del todo’ o ‘The imitation game’, también reflexiona el cómo cambió el mundo a partir de aquello y cómo lo comprobamos hoy en día que tenemos candente una guerra violenta que a la vez es fría… Para todo esto se ha dispuesto un montaje en tres tiempos fílmicos distintos. El mayor tiempo de metraje se dedica a cómo Oppenheimer progresó en el campo de la física dentro de determinados ámbitos académicos y a cómo se desarrolló su moral durante su etapa como director en el proyecto Manhattan. A parte de eso saltamos por una auditoría en la que fue martirizado y una comisión ante el Congreso. Son tres horas de concatenación de escenas que no llegan a superar los cinco minutos cada una y por eso agradezco que se pasa rápido. Pero el montaje podría considerarse intenso y agotador. En mi lugar habría recortado algunas escenas, como muchas en las que interviene Florence Pugh que están no solo fuera del tono del filme, también de lo que acostumbra a mostrar Nolan.

Aunque tiene muchas temáticas pienso que se centra la atención en la caza de brujas y el escarnio que sufrió Oppenheimer por parte de ciertos miembros de su propio país, lo cual fue desvelado tras la desclasificación en 2014 de los juicios que fueron llevados a cabo en su contra. Él era de opiniones progresistas, consideradas de izquierdas y tal y como se empeña en mostrar el filme, con lazos comunistas. En lo que coinciden los historiadores es sobre todo que su carácter era pacifista. De ahí su segunda temática principal. Esta película es la filmación de su camino hacia la culpa que sintió toda su vida, llegando a manifestar su propia vergüenza, la oposición al uso de su propio invento, tras lo que consideró un verdadero abuso de poder y una masacre. ‘Oppenheimer’ nos deja como último mensaje la constatación de que ya hemos puesto el último clavo en el ataúd de la humanidad con la invención de la bomba atómica. Su mensaje es sin duda melancólico y catastrofista, esperemos que eso no sea vaticinio de lo que les espera a las salas de cine tras la invención del streaming y las IAs.

Ficha de la película

Estreno en España: 20 de julio de 2023. Título original: Oppenheimer. Duración: 180 min. País: EE.UU. Dirección: Christopher Nolan. Guion: Christopher Nolan. Música: Ludwig Göransson. Fotografía: Hoyte van Hoytema. Reparto principal: Cillian Murphy, Emily Blunt, Matt Damon, Robert Downey Jr., Florence Pugh, Benny Safdie, Michael Angarano, Josh Hartnett, Rami Malek, Kenneth Branagh, Dane DeHaan, Dylan Arnold, David Krumholtz, Alden Ehrenreich, Matthew Modine. Producción: Universal Pictures, Atlas Entertainment, Gadget Films, Syncopy. Distribución: Universal Pictures. Género: biografía. Web oficial: https://www.instagram.com/oppenheimermovie/

Tráiler de ‘Oppenheimer’, lo nuevo de Christopher Nolan

El 21 de julio exclusivamente en cines

El próximo 21 de julio tendremos bomba de las buenas. Universal Pictures estrenará por entonces la nueva película de Christopher Nolan, ‘Oppenheimer’, la cual, por desgracia tratará sobre esas nefastas bombas que tantos problemas le están dando a la humanidad. ¿El fin justifica los medios? ¿Crear un arma de destrucción masiva salva a la humanidad a corto plazo o la amenaza a su destrucción a medio largo plazo?

Ese es el dilema que tuvo J. Robert Oppenheimer el cual estará interpretado por Cillian Murphy, que vuelve a trabajar junto al director tras haber interpretado a personajes tan míticos como El Espantapájaros de su trilogía de Batman. Junto oa él está Emily Blunt interpretando a su esposa, la bióloga y botánica Katherine Oppenheimer. El ganador de un Oscar® Matt Damon se convierte en el general Leslie Groves Jr., director del Proyecto Manhattan, y Robert Downey Jr. da vida a Lewis Strauss, un miembro fundador de la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos. La nominada al Oscar Florence Pugh es la psiquiatra Jean Tatlock, Benny Safdie es el físico teórico Edward Teller, Michael Angarano es Robert Serber y Josh Hartnett es el pionero científico nuclear estadounidense Ernest Lawrence. También cuenta con el oscarizado Rami Malek y reúne una vez más a Nolan con el actor, guionista y cineasta Kenneth Branagh, nominado en ocho ocasiones a los Oscar. Y por si fuese poco también están Dane DeHaan (‘Valerian y la ciudad de los mil planetas’), Dylan Arnold (la saga ‘La noche de Halloween’), David Krumholtz (‘La balada de Buster Scruggs’), Alden Ehrenreich (‘Solo: Una historia de Star Wars’) y Matthew Modine (‘El caballero oscuro: La leyenda renace’).

‘Oppenheimer’ está basada en el libro ganador del Premio Pulitzer ‘Prometeo americano: El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer’, de Kai Bird y el difunto Martin J. Sherwin. La cinta está producida por Emma Thomas, Charles Roven de Atlas Entertainment y Christopher Nolan. Está filmada con una combinación de IMAX® de 65 mm y película cinematográfica de 65 mm de gran formato, e incluye, por primera vez en la historia, imágenes analógicas IMAX® en blanco y negro.

Crítica: ‘Operación Búfalo’

Sacándole los colores a la Commonwealth

Apuntaos estas fechas: 27 de septiembre de 1956 y 18 de enero de 2022. La primera es la fecha en la que empezó la Operación Búfalo en Maralinga (Australia) y la segunda marca el momento en el que Filmin pondrá a disposición de sus usuarios la serie que narra lo sucedido allí.

Todos los episodios comienzan con la frase “Esta es una obra de ficción histórica, pero gran parte esta terrible historia ocurrió de verdad”. De este modo sabemos que, aunque tengamos mucha comedia hay un subtexto muy serio. También tenemos en todos ellos a modo paródico un noticiero radiofónico que suena de vez en cuando incitando al patriotismo, aunque lo que estén llevando acabo allí sea una misión temeraria en la que dan palos de ciego con la energía nuclear y su consecuente radiación. Lo que pasó en Maralinga es que el ejército británico tiró bombas atómicas en las antípodas.

‘Operación Búfalo’ es una serie Australiana de 6 episodios de 52 minutos cada uno. Transcurre en una base militar disfuncional, indisciplinada que como en otras historias del mismo corte está gestionada por un líder experimentado pero despreocupado o inconsciente, interpretado por James Cromwell. La serie ha sido creada por Peter Duncan (‘Rake’). Aunque Cromwell encarna los remordimientos del Imperio Británico no es el único protagonista, realmente quien hila la narración es el personaje de Ewen Leslie (‘The Nightingale’).

Leslie interpreta al segundo militar más veterano de la base, un héroe de la Gran Guerra. Hace poco vi ‘The White Lotus’ y en ella el regente de un resort se volvía loco por mantener el orden y evitar un escándalo. Esa es la estresante labor del segundo al mando en la ‘Operación Búfalo’, correr de un lado para otro velando por el buen funcionamiento de la base tratando de localizar a una prostituta introducida sin autorización en la base en la víspera de un ensayo nuclear y la visita de unos ministros (de justicia y defensa). “Nunca es fácil” repite constantemente.

El guión dispone conversaciones propias de los Hernández y Fernández de Hergé, en medio de la tormenta conservan la calma y la locuacidad. Son seis capítulos con multitud de sucesos. Nos mantiene enganchados con muchos giros y misterios. Pero bajo todo eso hay un discurso sobre el abuso de poder, los atentados ecológicos, todo ello en aras del imperialismo británico y un mal llamado progreso. Y sobre todo a la apropiación indebida de tierras pertenecientes a aborígenes. De hecho el primer episodio va dedicado a Ningali Lawford Wolf, una actriz aborigen australiana.

Las intrigas se suceden, los compromisos se complican, las situaciones peliagudas son una constante en una serie que más que cómica es ilustrativa y reflexiva. Más que como un entretenimiento humorístico ‘Operación Búfalo’ funciona para poner en entredicho los supuestos valores honorables y benefactores de la Commonwealth.

‘Operación Búfalo’ llega a Filmin

Una serie sobre las pruebas nucleares de Reino Unido en Australia

Filmin estrena el próximo martes 18 de enero, en exclusiva en España, la serie australiana ‘Operación Búfalo’. Se trata de una lujosa producción, mezcla de thriller de espías y sátira política, que se ambienta en los años 50, durante las pruebas nucleares que llevó a cabo el Reino Unido en tierras australianas. Unos experimentos que dejaron residuos radioactivos en la zona durante décadas y que azotaron a la población aborigen que vivía en Maralinga.

Peter Duncan (‘Rake’) dirige la serie, de 6 episodios, protagonizada por Ewen Leslie (‘The Nightingale’), Jessica De Gouw (‘The Crown’) y James Cromwell (‘Succession’), y que recibió 10 nominaciones en los Premios de la Academia Australiana del Cine y la Televisión.

Crítica: ‘Tokyo shaking’

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11 de marzo de 2011. El mayor terremoto que ha experimentado Tokio desencadena el desastre de Fukushima. Alexandra acaba de llegar al país procedente de Francia para trabajar en un banco y tiene que afrontar esta crisis nuclear.

Separada entre su trabajo y su familia, defenderá el honor y la palabra a pesar del terror y la ansiedad emergentes. “Un capitán nunca abandona su barco en plena tormenta”.

Crítica

Nueva visión acerca de otro de los jaques recientes vividos por la humanidad

Coincidiendo con plena crisis energética, porque la gran subida de precios en España es una crisis en toda regla, llega a nuestros cines ‘Tokyo shaking’. Las compañías eléctricas nos amenazan con cierres y cese de suministro ante avisos de regulaciones de las facturas que llegan a los ciudadanos y eso puede tener más consecuencias de las que pensamos. En el caso de la película de Olivier Peyon la situación es aún más crítica pues nos habla del parón y daños sufridos en la central de Fukushima por el terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011. Lo que quiero señalar con esta relación es que estamos a merced de la decisión de unas cuantas empresas y así lo demuestra este largometraje.

Nos trasladamos pues al tercer mes de 2011, cumplido el décimo aniversario del incidente. Pero la acción no transcurre a pie de campo, en las insstalaciónes de la central nuclear. El director francés nos emplaza a más de doscientos kilómetros de allí, en la sede del Crédit de France en Tokio. Y eso es porque más allá del accidente que todos conocemos bien nos quiere contar el comportamiento de quienes trabajan en tan millonarias empresas en un momento de extrema urgencia.

‘Tokyo shaking’ acierta al mostrarnos la frialdad de una entidad preocupada en no perder dinero en vez de garantizar los bienes de sus clientes e incluso preocuparse por sus vidas o la de sus empleados. Ese es el contexto mientras más y más el desastre de Fukushima a nivel humano va ganando presencia. Como con otras catástrofes los protagonistas presentan una resistencia inconsciente a creer que puede darse el horror, pero poco a poco todo se va reduciendo a la supervivencia y el miedo o la estoicidad de cada uno juegan su papel.

El miedo corporativo era aún mayor pues si hacemos memoria en aquel entonces se empezaban a ver recelosamente brotes verdes tras la crisis inmobiliaria. El terremoto no tambaleó solo Japón sino la economía global y nos mantuvo en vilo por el miedo a vivir otro Chernobyl. El filme capta muy bien el egoísmo, tanto corporativo como personal. El cómo cada uno mira solo por lo suyo incluso en situaciones de emergencia, algo que hemos podido comprobar en muchos casos con el jaque vivido en la pandemia del COVID-19.

Toda esta situación se cuenta a través de los ojos de una francesa en Japón. Directiva del grupo financiero Crédit de France, empresaria de moderado éxito que hace viajar a sus hijas por todo el mundo. Su papel llama la atención en Japón donde la mujer queda relegada al hogar en cuanto se convierten en madres. El filme también acierta con ese contraste, pero peca de la clásica arrogancia francesa cuando muestra otros detalles, como el hecho de tener una mini corte de servidoras. Cede el pulso en cuanto habla de una falsa superación del techo de cristal ya que la protagonista, interpretada por Karin Viard, realmente ejerce el único trabajo que le han permitido hacer y lo hace de buen grado, con sacrificio, casi por encima de su familia. Hace falta una amenaza de holocausto nuclear para que reaccione.

Finalmente, el personaje explota contra una serie de tropelías pero lo más enfocado en el filme es la duda a la hora de abandonar el barco, a costa de dejar atrás a merced de una posible muerte o acentuada depresión a aquellos que ha podido conocer en su primer mes en Japón. Lo bueno del personaje de Viard es cómo muestra la dificultad de la toma de decisiones, las encrucijadas en las que se puede ver metida. Entran en juego asuntos personales, raciales, culturales… Elementos bastante fuertes que, aunque no se analizan con mucho compromiso, si se tratan sin pasarlos por alto.

Hacía Mucho que no veía una película de terremotos, viendo los edificios tambalearse. Aquí no tenemos un temblor espectacular, aunque si un sonido lo bastante bien recreado como para tener unos instantes de terror. Obra por cierto del belga Marc Engels, fallecido por el COVID-19 en 2020 y a quien le dedican en filme en los créditos. Y al igual que en otras películas de catástrofes tenemos también un coloso en llamas, uno figurado, el de la economía mundial. El filme no da datos pero si habla de cómo se cubren las espaldas las grandes compañías para tener las mínimas pérdidas cuando todo se va a pique, incluso cuando es el mundo el que corre peligro. Una perspectiva que nos deja a los hombres de a pie en calzoncillos. El tono podría haber sido más alarmista, pero es comedido. De hecho lo que más nos deja sin aliento son las imágenes reales del tsunami, pero el filme solo injerta un minuto de esto en su metraje total. ‘Tokyo shaking’ se queda por lo tanto lejos de la calidad y el vértigo de otros ejemplos catastrofistas como el de su compatriota ‘El colapso’.

‘Tokyo shaking’ nos deja con un triste final, cuyo resultado dependerá de lo bueno que sea vuestro recuerdo o vuestras ganas de googlear el desenlace de la historia o la gestión de la dañada central Fukushima.

Ficha de la película

Estreno en España: 15 de octubre de 2021. Título original: Tokyo shaking. Duración: 101 min. País: Francia. Dirección: Olivier Peyon. Guion: Cyril Brody, Olivier Peyon. Música: Manuel Roland. Fotografía: Alexis Kavyrchine. Reparto principal: Karin Viard, Stéphane Bak, Yumi Narita. Producción: Les Films du Lendemain, Wild Bunch, Scope Pictures, Canal+. Distribución: Alfa Pictures. Género: drama. Web oficial: https://alfapictures.com/sp/amy_movie/tokyo-shaking/

Crítica de ‘Palomares’

Documentado como nunca, contando lo que nunca dijeron los documentos

Movistar+ lanza el 22 de abril una nueva bomba, una producción documental original creada en colaboración con ‘93 Metros’ acerca de un famoso episodio sucedido en España que tuvo lugar el 17 de enero de 1966. Famoso pero quizá no tan gravemente considerado como se debería, debido a la mofa que se ha ido haciendo con el tiempo sobre el tema y debido a la información oculta desde el primer instante. ‘Palomares’ llega a para mostrar mucho material inédito y para dar voz a aquellos que con el tiempo nos pueden devolver a la historia original, algo nublada con el tiempo, ahora libre de censuras.

Cuatro episodios para cuatro bombas que cayeron sobre el municipio almeriense en 1966. Pero no unas bombas cualesquiera, explosivos que habrían dejado en algo anecdótico lo de Hiroshima pues podrían alcanzar hasta una potencia hasta 75 veces mayor. Cuatro bombas de las cuales al poco aparecieron tres, actualmente expuestas en el Museo Nacional de Ciencia e Historia Nuclear de Albuquerque (Nuevo México), claro, donde los isótopos. Y por supuesto una cuarta de la que tarde se sospechó que había caído en el mar, en ese mar en el que hoy en día la gente se baña, pesca y en cuya arena hay un chiringuito y una discoteca.

El desconocimiento y la ignorancia es un factor clave en este suceso. Desconocimiento por cómo sucedió, por lo que hacían esos aviones previamente y por cómo había que manejar esos restos del accidente. Los sencillos habitantes e incluso los Guardias Civiles de la región estuvieron expuestos a la radiación y a una posible muerte fulminante sin ni siquiera ser conscientes de ello. Interesaba que predominase la desinformación en todo esto, pero el despliegue militar era tan de película que el suceso dio la vuelta al mundo. El documental Daniel Boluda (‘El Palmar de Troya’), Maria Cabo (‘Clandestino’) y Álvaro Ron (‘Los protegidos’) abre una pregunta ¿Quién es más cateto? ¿El que hace sin conocimiento o el que sabe que lo que hay y aun así lo gestiona de un modo imprudente y egoísta? No son pocas las negligencias de esta historia.

‘Palomares’ se centra en entrevistar a los supervivientes, tanto pilotos como aquellos que por entonces eran unos niños. Gentes que usaban la aparición de los aviones en el cielo como un indicador horario dada su repetitividad de maniobras. Gentes casi totalmente ajenas a la guerra fría y soldados listos para atacar a los soviéticos en unos minutos. Sus testimonios se contradicen en determinados puntos pero gracias al denominador común que extrae el documental vamos hilvanando la historia. Que este choque de mundos y culturas no acabase en una tragedia fue cosa del azar, para los creyentes, un milagro.

Con ‘Palomares’ descubrimos multitud de detalles relacionados con el accidente y todo lo que le rodeo y eso puedo decirlo habiendo podido ver previamente solo dos de los cuatro episodios. Con más o menos conocimiento lo que sí que predomina en todas las versiones de la historia es que los voluntariosos habitantes de Palomares y alrededores fueron clave para salvar las vidas de algunos de los ocupantes de los aviones. ¿Habrían hecho lo mismo si supiesen que lo que llevaban tiempo haciendo sobre sus cabezas y a diario eran maniobras de repostaje en pleno vuelo cargando siempre con bombas termonucleares? Yo diría que sí.

El gobierno de la época y las autoridades militares actuaron desconsideradamente hacia los palomareños. Obviamente son muchos los que aquí se lavaron las manos, incluido Fraga que literal e insensatamente se las lavó en esa costa mediterránea. Siempre me he preguntado si ese baño con posible dopaje radiactivo fue la causa de su longeva y gruñona vida, emergió del mar cual Godzilla. Hasta la veracidad de ese chapuzón fue cuestionado y el documental habla de ello.

Este accidente se considera uno de los más graves de la aviación estadounidense, un Broken Arrow como tipifican ellos. Sucedió antes que Chernobyl y pudo haber sido aún mucho peor. Pese a todo esto sus consecuencias prevalecen en la zona y salvo medidas del CIEMAT poco se tiene en cuenta. A pesar de los esfuerzos posteriores de limpieza del ejército de EE.UU. Palomares es a día de hoy la población más radioactiva de España. Muchos esperan aún una compensación por lo sucedido pues o bien su economía o bien su salud se ha visto afectada, protestas que en la época llevaron a algunos a la cárcel. La propaganda de la época caló en una población crédula, pero la historia va poniendo en su lugar a aquellos que decían aquello de “Spain is different”, irradiantemente diferente.

Impresiones de la segunda temporada de ‘Dark’

Continúa la concienzuda trama y el tenebroso estilo 

Se podría decir que Netflix tiene un catálogo inmenso. Pero de entre todas las producciones propias que nos pone en su parrilla hay algunas que de verdad pueden considerarse un auténtico buque insignia. Son esas series o películas que gustan a nivel mundial y que dejan una huella perceptible en nuestra época. ‘Dark’ es de esas que quedarán grabadas en el tiempo, nunca mejor dicho. La serie de Baran Bo Odar y Jantje Friese acaba de estrenar su segunda temporada y el nivel continúa altísimo, los viajes en el tiempo siguen siendo el centro de atención en una producción que continúa rompiendo moldes.

La primera temporada nos desbordó con su gran complejidad y número de personajes. La manera en que sus guionistas trataron conceptos como los viajes en el tiempo, el efecto mariposa o las paradojas se salió de lo típico y es algo que nos sorprendió. Eso unido a la incógnita de reconocer a cada protagonista en cada una de sus épocas y por supuesto a desvelar el enigma de los niños desaparecidos nos atrapó. Ese primer tramo de la serie fue bastante resolutivo y nos hemos enfrentado ahora a una segunda etapa con las cartas sobre la mesa en la que hemos tenido algunas claves por desvelar y en la que se nos han abierto nuevas incógnitas.

Para mí el misterio más importante es ¿qué le pasó al agente Wöller en el ojo? Os puedo adelantar que esta temporada ni nos desvela que le sucedió a este policía que aparece tuerto desde la primera temporada ni nos dice quién es en otras épocas. Pero aunque os parezca un asunto trivial yo tengo mis teorías y me aventuro a señalar que va a resultar ser definitivo en la serie. A parte de esto la nueva temporada tiene incógnitas que arrastra durante todos sus episodios y que os van a mantener bastante atrapados pues los guionistas han generado más cuestiones que se suman a las pocas que quedaron sin resolver en la primera parte.

La serie toma muy bien el pulso al espectador y le hace plantearse sus creencias sobre la linealidad del tiempo. El origen de todo es el centro de atención de esta temporada, es la búsqueda incesante de los protagonistas. Es por eso que la famosa frase «sic mvndvs creatvs est» aparece por todas partes y la narrativa juega con la famosa partícula de dios (con algo de desacierto en sus términos físicos) o con detalles tan nimios como referencias musicales al grupo Kreator. Es brillante como cada episodio está repleto de paradojas o coincidencias sin que la trama se contradiga, completando un complejísimo puzle reservándonos además unas cuantas sorpresas.

Cobra aún más protagonismo el personaje de Jonas, interpretado por varios actores, como casi todos los protagonistas de esta serie. Pero también adquieren más presencia personajes como Noah o Claudia. Ellos representan dos bandos enfrentados en una guerra sin disparos, una cruzada místico-científica que coge de por medio a un grupo de gente inocente. Personas que sin comerlo ni beberlo se ven inmersas en una contienda de la que debe formar parte y elegir frente. En este aspecto la serie me ha recordado mucho a ‘Perdidos’ y he de decir que tanto el personaje de Claudia como el de Adam me han remontado a los papeles que ejercían Mark Pellegrino y Titus Welliver como Jacob y El hombre de negro respectivamente.

Tantas de desapariciones cada treinta y tres años no podían pasar desapercibidas y la serie no ha descuidado ese detalle. La incorporación del personaje del investigador Clausen ha sido una gran aportación pues ha unido muchas de las historias que necesitaban un hilo conductor. El casting de la serie sigue siendo excelente, no descuida parecidos ni rangos de edades, ni por supuesto el talento de los actores.

El guión y la trama es muy concienzuda. Pero si la ambientación no fuese igual de excelente la serie no nos estaría cautivando tanto. La temporada 2 de ‘Dark’ nos lleva de una época a otra como quien pasa de su salón a su cocina, con solo dar unos pasos. De una era arrasada al siglo XXI, pasando a los musicales años ochenta, de ahí a los prometedores años 50 y de ahí a los años 20 de post-guerra. Y no precisamente en ese orden, con la destreza además de no liarnos y consiguiendo mantener el drama. El trabajo de localización y diseño de producción es apabullante pues han tenido que plasmar los mismos lugares de muchas maneras distintas, todo un reto logístico y de recreación. Se mantiene el tono lúgubre y tenebroso pero va cambiando la luz y el color en función de la década en la que nos encontremos.

La esencia de esta temporada está en llegar a los nexos de las líneas temporales que unen a unos personajes con otros, o lo que es más, lo que une a unos personajes con ellos mismos. Todo gira en torno a una cuenta atrás hacia un apocalipsis (algo que parece repetirse en algunas series de Netflix) que se intenta evitar o provocar. Para ello nos van a hacer ver como se unen principios y finales, creados con creadores, padres e hijos. La línea de origen y final se unen en la segunda temporada de ‘Dark’ y no existe un punto donde situarse para reconocer el germen del bucle. Está todo pensado para que cuadre de una manera sin fisuras.

¿Cuánto hace que no veis un producto alemán que os guste y os enganche sin que haya necesidad de que este se refiera a alguna Guerra Mundial o al Muro de Berlín? Esta sigue siendo una serie para no perder detalle. El final de esta temporada es menos concluyente y queda más abierto o expectante a la llegada de la tercera. Y aquí llega la única pega de este año en ‘Dark’ que se une quizá a su leve bajada de calidad en su fotografía. Sus instantes finales nos auguran que los siguientes episodios de la serie se van a amoldar a una narración más acorde a corrientes actuales a argumentos muy de moda. Yo confío en que Baran Bo Odar y Jantje Friese sabrán mantenernos expectantes en la oscuridad de nuestro salón mientras vemos lo que pasa en Winden, pero me temo que la presencia de sus discursos, argumentos y teorías acerca del tiempo comienzan a diluirse.

Impresiones de la gran miniserie ‘Chernobyl’

‘Chernobyl’ es una serie de aciertos que narra una serie de desaciertos

Accidente nuclear, catástrofe natural, incidente político y ahora serie. Lo ocurrido en Chernóbil (Ucrania) en 1986 tuvo muchas repercusiones a muchos niveles y fue fruto de una sucesión de malas decisiones en un país en el que las prioridades no eran las adecuadas. Todo el mundo ha oído hablar en mayor o menor medida de la catástrofe y de su famosa nube pero muy pocos conocen realmente sus detalles. Como siempre una obra de entretenimiento llega para despertar la curiosidad del gran público.

La serie que desde el 6 de mayo hemos podido ver en HBO España y que este 4 de junio ha emitido su quinto y último episodio ha mostrado con creíble exactitud todo lo sucedido en la central nuclear soviética y en localizaciones cercanas como Prípiat. Esta creación de Craig Mazin (‘Superhero Movie’, ‘Scary Movie 3’) se ha tratado enfocándola desde los aspectos técnicos y físicos hasta los humanos, pasando por los políticos. Quizá los efectos de la radiación en el cuerpo humano sean lo más llamativo para la audiencia más escrupulosa pero sin duda el hermetismo o recelo de los políticos soviéticos es la parte que más ha llamado la atención a buena parte de la audiencia que por otro lado desconocía como en gran medida la causa del accidente fue la soberbia rusa por encima de la ignorancia o la inexperiencia técnica. «Cada mentira que decimos supone una deuda a la verdad, así es como explota un reactor RBMK» dice el personaje de Jared Harris en una ocasión y es la frase que mejor define la política de la URSS con respecto al incidente.

Aquello que ocurrió en la URSS y que tuvo repercusión en los alrededores del país de manera irregular se ha plasmado con un reparto mucho mejor sopesado que las decisiones tomadas en los ochenta. Para mi Jared Harris siempre será el villano de ‘Fringe’ pero papeles como el que ejerce aquí o el que desempeñó en ‘The terror’ me ponen difícil enmarcarle en un «personaje favorito», desde luego está en estado de gracia. También está brillante como física nuclear Emily Watson la cual se diría que es la otra gran protagonista, en un rol que aunque sea ficticio no carece de fuerza, por lo menos ella representa eficazmente la vertiente investigadora del proceso. Junto a ellos dos está Stellan Skarsgård, quien simboliza con su actuación déspota ese poder ruso receloso y controlador del que os hablaba. Aparecen otros rostros conocidos y talentosos como los de Jessie Buckley, Ralph Ineson, Barry Keoghan… ‘Chernobyl’ incluso se toma el lujo de tener a James Cosmo en un cameo como minero durante unos segundos. Es toda una demostración de talento interpretativo, veracidad y dramatismo.

Quizá a muchos les parezca curioso que una serie tan exacta y excelente, con un carácter tan serio, surja del guionista de ‘Resacón en Las Vegas’. A ver si esto da más alas a la hora de contar con artistas multidisciplinares y hace que las comedias se tomen más en serio. Además está dirigida por una apuesta segura como es Johan Renck quién cuenta en su haber con episodios de ‘Bates motel’, ‘Breaking Bad’ o ‘Vikingos’. Entre ambos nos cuentan de manera cronológica lo que sucedió. La documentación sobre el suceso es extrema y nos narran los eventos tal y como pasaron pero algunos hay que puntualizar que están cambiados de orden para beneficio del dramatismo de la serie. También se han tomado alguna licencia con cierto personaje para mostrar el impacto de la radiación en la salud. Otro punto a favor es la ambientación, la cual tiene algo de digital pero hay que apreciar que gran parte del rodaje tuvo lugar en una central nuclear de similares características emplazada en Lituania.

Mucho material de la serie es real. Gran parte de las grabaciones que oímos proceden de audios originales, de las llamadas ‘Voces de Chernóbil’, de Svetlana Alexievich. Son auténticas las historias de los ciudadanos de Prípiat contaminándose totalmente desinformados, del exterminio de animales, de los mineros trabajando semi-desnudos y sacrificándose o de los bomberos agonizando tras haber sido irradiados. ‘Chernobyl’ deja huella y su creador sabe reconocer los momentos únicos y los que marcan un punto de diferencia con respecto a otras series del mercado. Como ese en el que los mineros manchan al ministro su impoluto traje con sus sucias manos, como si ese simple gesto fuese su única oportunidad de conseguir una mínima justicia popular ante lo que ha sucedido y la marca que les va a dejar.

Chernóbil es un enclave que se ha convertido en un lugar post-apocalíptico en la era moderna, un imán para los amantes de la fotografía con rincones muy sugerentes para ser capturados por nuestras cámaras. Es por eso que Johan Renck detiene muchas veces la acción de sus imágenes en determinados puntos, en emplazamientos que ya son icónicos. Ahora la zona se ha convertido en un lugar turístico, pero hasta hace muy poco había que colarse ilegal o furtivamente para visitar con cierto morbo esta zona cero que HBO en colaboración con Sky han transformado con muy buena calidad técnica en serie. Si sois o conocéis a amantes de la física, la historia o la política no dudéis en echarle mano a ‘Chernobyl’.

Crítica: ‘Kursk’

Sinopsis

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Agosto de 2000. El submarino nuclear de la armada rusa K-141 naufraga durante un ejercicio en aguas del mar de Barents. Un desastre al que le sigue una marcada negligencia gubernamental internacional que tiene en vilo al mundo. Mientras los marineros luchan por sobrevivir atrapados dentro del submarino, sus familias se enfrentan desesperadamente contra los obstáculos políticos y las escasas probabilidades de rescatarlos.

Crítica

Sus escenas políticas y dramáticas la mantienen a flote durante todo el metraje

En la Rusia postsoviética sucedió un accidente cuyo final no quiero desvelar por si no conocéis el caso y queréis vivir la tensión de esta película. La cuestión es que allá por el año 2000 durante unas maniobras el submarino Kursk quedó aislado en las aguas del mar de Barents con toda su tripulación dentro. En la nueva película de Thomas Vinterberg se nos plantea una nueva versión de lo acontecido allí, con caras tanto dramáticas como políticas. Este director, del que hemos visto desde películas como ‘Lejos del mundanal ruido’ hasta videoclips de Metallica (a los que hace un guiño), se moja haciendo una crítica a los estamentos gubernamentales pero manteniendo un buen balance con la parte sentimental. De hecho la conclusión final que podemos extraer es que infortunios así crían a generaciones en el odio hacia sus gobernantes. Hay varias películas y documentales que exploran e indagan lo que pasó tanto dentro como fuera del vehículo nuclear. En este caso la visión en la que se apoya el director es la extraída de la novela de Robert Moore y de los testimonios de personas que realmente vivieron este incidente como el Comodoro David Russel, británico interpretado por Colin Firth.

Aunque cuente con nombres tan grandes como Colin Firth o Max Von Sydow, los dos principales protagonistas son Matthias Schoenaerts y Léa Seydoux. Ellos dos son los que nos guían por tierra y mar de un modo tan correcto que sentimos el malestar que se vive en casos como estos. En la película también interviene bastante el fallecido Michael Nyqvist en la que fue una de sus últimas películas, junto a la también en cartelera ‘Hunter killer’ y ‘Radegund’ en la que le veremos también compartiendo título con Schoenaerts. Vinterberg maneja bien a todo el reparto, tanto protagonista como secundario, aportándoles a todos matices con los que ejercer su rol.

‘Kursk’ se pasa rápido y eso que dura casi dos horas. No es que tenga una trama vibrante pero sabe enlazar las vicisitudes sufridas en un accidente como el del Kursk de manera que ni nos aburrimos ni sentimos repetitividad. Además alterna lo sucedido en el interior del submarino con toda la diplomacia que se puso en marcha en la superficie y con todas las reacciones suscitadas.

Esta es una película que ha escrito alguien como Robert Rodat, autor de películas patrióticas e históricas. Nos brindó el guión de ‘Salvar al soldado Ryan’ o el ‘Patriota’, pero mucho antes tendió puentes con Rusia con la comedia ‘Camaradas olímpicos’. Y aunque esta película también trata sobre la colaboración entre pueblos cobran mucha más importancia las trabas que puso en aquel momento el gobierno ruso para realizar las labores de salvamento por encima de proteger sus secretos militares, alimentando su orgullo, tapando su precariedad y procurando mantener su imagen lo más intacta posible. Puede que eso figurase tal cual en la novela pero lo que me parece más claro es que se habrá hecho más énfasis en ese aspecto tras los impedimentos puestos al equipo de rodaje por parte del gobierno actual. Por lo tanto estad seguros de que esta película va más allá del desastre mojándose con la vida política que hubo tras el suceso.

La técnica empleada por Vinterberg me parece inteligente. Sabe dividir bien las etapas del filme y relevar correctamente sus escenarios. Desde el detalle de mantener el inicio en formato scope pasando a 1,66:1 cuando entramos en el submarino hasta el ir permutando las escenas de unos y otros personajes sin detener el transcurso de la historia, consiguiendo que se mantenga la sensación de urgencia, aunque puede que si perdiendo algo de la claustrofobia que nos habría metido más en el thriller. Otro pormenor que le resta fuerza a la película es su rodaje en inglés. Creo que si hubiese estado interpretada en ruso e inglés habría resultado aún más creíble. Pero con lo que nos presenta es suficiente para ser una película solvente que no naufrague en tan inundada cartelera.

Ficha de la película

Estreno en España: 5 de diciembre de 2018. Título original: Kursk. Duración: 117 min. País: Francia. Dirección: Thomas Vinterberg. Guion: Robert Rodat. Música: Alexandre Desplat. Fotografía: Anthony Dod Mantle. Reparto principal: Matthias Schoenaerts, Léa Seydoux, Colin Firth, Max von Sydow, Michael Nyqvist, Peter Simonischek, Martin Brambach, Guido De Craene, Geoffrey Newland, August Diehl, Matthias Schweighöfer, Fedja Stukan, Miglen Mirtchev, Jehon Gorani. Producción: Europa Corp, Belga Productions, VIA EST. Distribución: A Contracorriente Films. Género: hechos reales, drama, thriller. Web oficial: http://www.acontracorrientefilms.com/pelicula/902/kursk/

‘La Zona’ os hará disfrutar y sufrir a partes iguales, estupenda y perfecta.

Desde que nos dieran las primeras informaciones y visto el tráiler, sabíamos que Movistar+ apostaba por algo grande. Y es que ‘La Zona’, además de tener un gran reparto, tiene unos buenos guionistas y creadores, los hermanos Jorge y Alberto Sánchez-Cabezudo, escritores de ‘Crematorium’. La serie nos lleva al norte de España, tres años después de un accidente en el reactor nuclear. Justo en la Zona de exclusión se encuentra el cadáver de un hombre brutalmente asesinado que arrastrará al inspector Héctor Uría de nuevo a ese lugar que tanto odia.

La serie ahonda mucho en las consecuencias de una catástrofe de estas magnitudes, psicológicamente están afectados. Mucha gente ha perdido a seres queridos de una manera terrible. Las formas de procesar todo, el cómo se trataron los cuerpos y como pasó en Chernóbil, que mucha gente decidió mantenerse en sus casas a pesar de saber que podían tener radiación.

Pero esto sería solo una parte, tenemos también temas como el canibalismo, el poder de las bandas, las drogas, las traiciones. En general la serie es muy completa y poco a poco te va adentrando en una trama de la que no quieres salir, solo conocer su desenlace.

Los personajes están muy bien construidos, con unas historias personales sólidas y atrayentes. En cuanto al reparto, como he comentado antes, mejor no puede ser, Eduard Fernández, Alba Galocha, Álvaro Cervantes, Alexandra Jiménez, Emma Suárez, Sergio PerisMenchieta, Manolo Solo o Carlos Bardem, entre otros.

También trata el tema animalista, parece mentira, pero entre tanta contaminación, en una zona en la que apenas está el ser humano, la naturaleza comienza a revivir. Los árboles empiezan a crecer y las manadas de animales también.

A partir del 27 de octubre podréis disfrutar del estreno de esta serie de 8 capítulos que estará disponible bajo demanda. No dudéis en darle una oportunidad, os aseguro que no vais a poder dejar de verla.

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