Impresiones de la segunda temporada de ‘Dark’

Continúa la concienzuda trama y el tenebroso estilo 

Se podría decir que Netflix tiene un catálogo inmenso. Pero de entre todas las producciones propias que nos pone en su parrilla hay algunas que de verdad pueden considerarse un auténtico buque insignia. Son esas series o películas que gustan a nivel mundial y que dejan una huella perceptible en nuestra época. ‘Dark’ es de esas que quedarán grabadas en el tiempo, nunca mejor dicho. La serie de Baran Bo Odar y Jantje Friese acaba de estrenar su segunda temporada y el nivel continúa altísimo, los viajes en el tiempo siguen siendo el centro de atención en una producción que continúa rompiendo moldes.

La primera temporada nos desbordó con su gran complejidad y número de personajes. La manera en que sus guionistas trataron conceptos como los viajes en el tiempo, el efecto mariposa o las paradojas se salió de lo típico y es algo que nos sorprendió. Eso unido a la incógnita de reconocer a cada protagonista en cada una de sus épocas y por supuesto a desvelar el enigma de los niños desaparecidos nos atrapó. Ese primer tramo de la serie fue bastante resolutivo y nos hemos enfrentado ahora a una segunda etapa con las cartas sobre la mesa en la que hemos tenido algunas claves por desvelar y en la que se nos han abierto nuevas incógnitas.

Para mí el misterio más importante es ¿qué le pasó al agente Wöller en el ojo? Os puedo adelantar que esta temporada ni nos desvela que le sucedió a este policía que aparece tuerto desde la primera temporada ni nos dice quién es en otras épocas. Pero aunque os parezca un asunto trivial yo tengo mis teorías y me aventuro a señalar que va a resultar ser definitivo en la serie. A parte de esto la nueva temporada tiene incógnitas que arrastra durante todos sus episodios y que os van a mantener bastante atrapados pues los guionistas han generado más cuestiones que se suman a las pocas que quedaron sin resolver en la primera parte.

La serie toma muy bien el pulso al espectador y le hace plantearse sus creencias sobre la linealidad del tiempo. El origen de todo es el centro de atención de esta temporada, es la búsqueda incesante de los protagonistas. Es por eso que la famosa frase «sic mvndvs creatvs est» aparece por todas partes y la narrativa juega con la famosa partícula de dios (con algo de desacierto en sus términos físicos) o con detalles tan nimios como referencias musicales al grupo Kreator. Es brillante como cada episodio está repleto de paradojas o coincidencias sin que la trama se contradiga, completando un complejísimo puzle reservándonos además unas cuantas sorpresas.

Cobra aún más protagonismo el personaje de Jonas, interpretado por varios actores, como casi todos los protagonistas de esta serie. Pero también adquieren más presencia personajes como Noah o Claudia. Ellos representan dos bandos enfrentados en una guerra sin disparos, una cruzada místico-científica que coge de por medio a un grupo de gente inocente. Personas que sin comerlo ni beberlo se ven inmersas en una contienda de la que debe formar parte y elegir frente. En este aspecto la serie me ha recordado mucho a ‘Perdidos’ y he de decir que tanto el personaje de Claudia como el de Adam me han remontado a los papeles que ejercían Mark Pellegrino y Titus Welliver como Jacob y El hombre de negro respectivamente.

Tantas de desapariciones cada treinta y tres años no podían pasar desapercibidas y la serie no ha descuidado ese detalle. La incorporación del personaje del investigador Clausen ha sido una gran aportación pues ha unido muchas de las historias que necesitaban un hilo conductor. El casting de la serie sigue siendo excelente, no descuida parecidos ni rangos de edades, ni por supuesto el talento de los actores.

El guión y la trama es muy concienzuda. Pero si la ambientación no fuese igual de excelente la serie no nos estaría cautivando tanto. La temporada 2 de ‘Dark’ nos lleva de una época a otra como quien pasa de su salón a su cocina, con solo dar unos pasos. De una era arrasada al siglo XXI, pasando a los musicales años ochenta, de ahí a los prometedores años 50 y de ahí a los años 20 de post-guerra. Y no precisamente en ese orden, con la destreza además de no liarnos y consiguiendo mantener el drama. El trabajo de localización y diseño de producción es apabullante pues han tenido que plasmar los mismos lugares de muchas maneras distintas, todo un reto logístico y de recreación. Se mantiene el tono lúgubre y tenebroso pero va cambiando la luz y el color en función de la década en la que nos encontremos.

La esencia de esta temporada está en llegar a los nexos de las líneas temporales que unen a unos personajes con otros, o lo que es más, lo que une a unos personajes con ellos mismos. Todo gira en torno a una cuenta atrás hacia un apocalipsis (algo que parece repetirse en algunas series de Netflix) que se intenta evitar o provocar. Para ello nos van a hacer ver como se unen principios y finales, creados con creadores, padres e hijos. La línea de origen y final se unen en la segunda temporada de ‘Dark’ y no existe un punto donde situarse para reconocer el germen del bucle. Está todo pensado para que cuadre de una manera sin fisuras.

¿Cuánto hace que no veis un producto alemán que os guste y os enganche sin que haya necesidad de que este se refiera a alguna Guerra Mundial o al Muro de Berlín? Esta sigue siendo una serie para no perder detalle. El final de esta temporada es menos concluyente y queda más abierto o expectante a la llegada de la tercera. Y aquí llega la única pega de este año en ‘Dark’ que se une quizá a su leve bajada de calidad en su fotografía. Sus instantes finales nos auguran que los siguientes episodios de la serie se van a amoldar a una narración más acorde a corrientes actuales a argumentos muy de moda. Yo confío en que Baran Bo Odar y Jantje Friese sabrán mantenernos expectantes en la oscuridad de nuestro salón mientras vemos lo que pasa en Winden, pero me temo que la presencia de sus discursos, argumentos y teorías acerca del tiempo comienzan a diluirse.

Reseña: ‘Polar’

Argumento

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Black Káiser es el asesino más letal del mundo, y alguien quiere su cabeza. Cuando unos sicarios intentan asesinarlo, lo único que consiguen es morir en sus manos y encender la mecha de una bomba destinada a estallar en el seno de la agencia de asesinos Damócles. Solo hay dos finales posibles: o muere él, o mueren ellos.

Reseña

Un western noir sin miramientos ni remordimientos, directo al grano

Podéis leer ‘Polar’ en su página oficial ya que nació como un webcómic publicado de forma abierta por su autor, el español Víctor Santos. Optando por el formato online el dibujante y guionista de este cómic pudo trabajar con libertad creativa y de tiempos, eso se nota. Recuperó a su personaje de la obra ‘Black Kaiser’ (Planeta DeAgostini, 2010) y le hizo retornar para acabar con sus aventuras y desventuras. Una «Trilogía del Parche», bautizada así por Santos, que tiene mucho de cine negro pero que también nos remonta a westerns muy movidos.

El dibujo rememora intensamente al estilo de Frank Miller (‘Sin City’), Jim Steranko (‘Nick Furia’) o  Jose Muñoz (‘Alack Sinner’). Las viñetas están llenas de claroscuros y sombras sólidas. Toda la obra está en blanco y negro, sin escala de grises, con algunos detalles definitorios destacados en color naranja casi rojo. Aunque según avanza la historia y es más coral hay más particularidades que destacar y la paleta de colores se amplia, sin que se pierda su gancho visual.

El guión sigue los pasos de un asesino en serie retirado (apodado Black Kaiser) que se ve obligado a regresar a su anterior y perniciosa vida haciendo uso de sus mortales habilidades. Una historia que hemos visto bastantes veces en el cine y que como es de esperar tiene una cantidad de acción que casi monopoliza las páginas. Pero además, sin diálogo alguno, podemos seguir la historia. Una tarma que visualmente tiene muchos detalles que todos identificamos con facilidad y nos dejan claro qué se está cociendo. De todos modos si queréis disfrutar de estas viñetas de manera similar pero con conversaciones hay ediciones físicas editadas por Dark Horse (Norma Editorial en España) a la que le fueron añadidos algunos bocadillos con frases y algunas páginas extras.

Un cómic muy noir pero también muy cargado de momentos de violencia y sangre. Está presente un sabor a clásica película de espías y sicarios pero también a héroe luchador típico de obras orientales o estadounidenses. Escenas de lucha, tiroteos y argumento de lo más universal, que se une a lo internacionalmente comprensible por su falta de diálogos. Esos son los ingredientes principales de este cómic que se lee en un pispás y se degusta largo y tendido.

Santos ha trabajado para IDW, DC Comics, Dark Horse… Es un reconocido dibujante premiado en varios salones de cómic. Su experiencia como artista en solitario es palpable y notoria. Tan probada está su destreza que ha llegado a oídos de Netflix y la empresa ha adaptado una de las partes de esta obra en formato de largometraje contando con Madds Mikkelsen como protagonista. El 25 de enero se estrenará y podréis contar con nuestra crítica y comparativa con el cómic aquí.

Ficha del cómic

Guion: Víctor Santos. Dibujo: Víctor Santos. Portada: Víctor Santos. Editorial: autopublicado online. Norma Editorial (formato físico). Datos técnicos: 168 págs, bitono, cartoné, 22,8×16,1 cm. Publicación: enero de 2012. Precio:  gratis (online), 19,50€ (físico).

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