Crítica: ‘El viejo roble’

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La película narra el futuro del último pub que queda, ‘El Viejo Roble (The Old Oak)’, en un pueblo del noreste de Inglaterra, donde la gente está abandonando la tierra a medida que se cierran las minas. Las casas son baratas y están disponibles, por lo que es un lugar ideal para los refugiados sirios.

Crítica

El ‘Gran Torino’ británico

Que las migraciones son uno de los grandes temas a tratar en este siglo XXI es indiscutible. Ken Loach y Paul Laverty están siempre en la brecha y de nuevo abrazan un tema de candente actualidad, cerrando así su trilogía de la moderna Gran Bretaña, compuesta por ‘Yo, Daniel Blake’, ‘Sorry We Missed You’ y ‘El viejo roble’. Tras haber tratado temas como el empleo, la precariedad o la marginación social ahora acoge en su filmografía el tema de las grandes crisis migratorias, tocando de soslayo además la depresión que están produciendo todos esos otros temas que he citado en la Gran Bretaña actual, en concreto en la zona noreste de Inglaterra. Ahora que miles de personas huyen de Gaza, Afganistán o Ucrania, ahora que en España vemos como Juan García-Gallardo inicia cánticos al son de “esas lecheras, a la frontera”, no puede ser más oportuna esta película, sin duda nos retrata.

He citado al vicepresidente de Castilla y León, siempre tachado de racista por sus declaraciones, pero precisamente el mayor festival de cine de su comunidad le ha mandado un zasca. ‘El viejo roble’ ha ganado el premio del público y el de mejor actor en la última Seminci. Y no es de extrañar pues Dave Turner se marca una estupenda actuación y la película clama por luchar contra aquellos que desde el desconocimiento y la estrechez de miras enarbolan comportamientos racistas o xenófobos. Desde el minuto cero de ‘El viejo roble’ pone al descubierto sus cartas y demuestra que va a tratar sobre la irrupción de emigrantes en barrios tan tradicionales como los de la recóndita Inglaterra. Los parajes de cielo gris y rojizo ladrillo dan cabida una vez más a una historia sobre la concordia y la convivencia.

Podríamos decir que esta película es el ‘Gran Torino’ británico. La diferencia es que el protagonista si tiene sus brazos abiertos para los nuevos vecinos y que lo que defiende a capa y espada es su pub, no su Ford. Pero si se parece a la película de Eastwood, llevada a códigos british, es porque hay alguien que necesita quitarse el velo, y no me refiero a las mujeres sirias, sino a parte de la población que se niega a ver que aquellos que acaban de convertirse en sus vecinos tienen mucho en común con ellos.

De soslayo se tocan también temas como el intrusismo en el empleo o los nuevos modelos de alquiler de viviendas. Pero sin duda el tema de los refugiados y la inacción de occidente vertebra el guión de Laverty. “Quienes comen juntos, permanecen juntos” reza el eslogan que acaba siendo el mantra de los protagonistas. ‘El viejo roble’ nos recuerda que todos procedemos de migrantes y Loach nos subraya que donde caben dos caben tres. Aquí lo único que es perpetuo o sedentario desde tiempos inmemoriales son los negocios familiares o los árboles, como los robles que han visto pasar por sus tierras a diferentes civilizaciones y no les importa quienes coman las bellotas que dejan caer al suelo.

Probablemente esa sea una de las películas más optimistas del director en los últimos años, a pesar de que no se olvida tampoco de cargar contra el tacherismo. Pese a lo conflictivo de su temática o lo trágico de la situación que plantea, haya en su final un hueco para la esperanza y la emotividad. Con ello se alza de nuevo como uno de los mayores retratistas de la Gran Bretaña actual.

Ficha de la película

Estreno en España: 17 de noviembre de 2023. Título original: The old oak. Duración: 110 min. País: Bélgica, Francia, Reino Unido. Dirección: Ken Loach. Guion: Paul Laverty. Música: George Fenton. Fotografía: Robbie Ryan. Reparto principal: Dave Turner, Debbie Honeywood, Andy Dawson, Ebla Mari. Producción: Studio Canal UK, Sixteen Films, Why Not Productions, BBC Films, Les Films du Fleve. Distribución: Vértigo Films. Género: drama. Web oficial: https://www.vertigofilms.es/movie/the-old-oak/

Crítica: ‘Almas en pena de Inisherin’

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Dos amigos de toda la vida se encuentran en un callejón sin salida cuando uno de ellos decide abruptamente poner fin a su amistad, con consecuencias alarmantes para ambos.

Crítica

Desde la austeridad y la parquedad de sus dos protagonistas se alcanza un nivel de reflexión y emoción máximo

Martin McDonagh vuelve a nuestras carteleras con ‘Almas en pena de Inisherin’ tras lograr ser la cinta más nominada a los Globos de Oro (ocho candidaturas) desde que obtuviese ese reconocimiento ‘Cold Mountain’ allá por 2003. En la gala del pasado diez de enero se llevó tres galardones, el de Mejor película (comedia o musical), el de Mejor actor de comedia o musical y Mejor Guión. Me falta por ver aún la película de Spielberg pero la verdad es que no le veo objeciones a la decisión de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, que es quien dicta el resultado.

El director de ‘Tres anuncios en las afueras’ se aleja una vez más del ruido de las grandes ciudades para trasladar sus inquietudes en una pequeña localización rural. Con eso ya nos muestra cuánto quiere reducir a lo básico sus argumentos. En esta película que tiene bastantes tintes de parábola bíblica nos presenta Inisherin, un lugar ficticio de las Islas de Arán con una belleza pasmosa. Ahí nos movemos entre casi tres únicas localizaciones, dos casas y un pub. Descubrimos entonces la historia de dos amigos que ven su rutina trastocada por la decisión de uno de ellos.

‘Almas en pena de Inisherin’ se fundamenta en elementos y conceptos primordiales. La palabra sencillez brota entre cada brizna de la verde hierba irlandesa que vemos en pantalla. Esta es la historia de unos pueblerinos ajenos hasta el momento de empezar el filme a cualquier debate sobre la condición humana. El guión y las interpretaciones consiguen que nos pongamos en el papel de los dos protagonistas. Por un lado está un altamente creíble Colin Farrell, quien encarna a una persona que vive feliz llevando una vida de lo más humilde y elemental. En contrapartida está su amigo, quien interpretado por Brendan Gleeson ha tenido un ataque de existencialismo y de repente se ve asaltado por inquietudes o temores vitales que su amigo ni se plantea ni atisba a comprender. Desde la austeridad y la parquedad de sus dos personajes se alcanza un nivel de reflexión y emoción máximo.

Al margen de ese conflicto entre quienes buscan vivir una vida sencilla y quienes ansían dejar una huella indeleble en la historia humana hay un relato aún más simple. La parte que concierne a Farrell nos habla de una pérdida de la alegría, de la violación de una inocencia cultivada durante toda una vida, de un optimismo fruto del aislamiento del resto del mundo. Es un choque de bruces contra la realidad que rompe una envidiosa felicidad.

Fijaos bien en la fotografía de Ben Davis. El autor de las imágenes de ‘Cry Macho’ o de muchos títulos marvelitas ha procurado que el paisaje nos transmita espontaneidad y una rutina de lo más campechana, pero a la vez resultar apabullantemente embriagadora. Merece la misma atención el ritmo que nos brinda el montaje, que no es precisamente ágil pero que extrañamente se hace fugaz. Ha sido obra del ganador del Oscar por ‘Sound of metal’ Mikkel E.G. Nielsen que ha sustituido al editor habitual del director, Jon Gregory, a quien va dedicada la película.

El reparto está compuesto por otros muchos irlandeses pero por supuesto son Colin Farrell y Brendan Gleeson quienes lo encabezan, coincidiendo una vez más con el director pues protagonizaron también en ‘In Bruges (Escondidos en Brujas)’. La negrura de aquel filme está también presente en ‘Almas en pena de Inisherin’ pues esta reyerta entre amigos que se torna como una alegoría de esas Guerras Civiles que al final nunca se sabe realmente por qué han comenzado, que tienen algunas treguas en las pequeñas cosas en común y que cada vez se tornan más esperpénticas sin más remedio que la muerte mutua de ambos bandos, sin ganador alguno.

Ficha de la película

Estreno en España: 3 de febrero de 2023. Título original: The Banshees of Inisherin. Duración: 114 min. País: Reino Unido. Dirección: Martin McDonagh. Guion: Martin McDonagh. Música: Carter Burwell. Fotografía: Ben Davis. Reparto principal: Colin Farrell, Brendan Gleeson, Kerry Condon, Barry Keoghan, Pat Shortt, David Pearse, Gary Lydon, Jon Kenny. Producción: Blueprint Pictures, Film 4, Fox Searchlight, Metropolitan Films International. Distribución: Fox Searchlight. Género: drama, comedia. Web oficial: https://www.searchlightpictures.com/the-banshees-of-inisherin/

Tres bares para gamers en Madrid

Listos para recibir a los más jugones de la capital española.

Los videojuegos son unos de los negocios más rentables de la actualidad. El auge de los eSports, el dinero que mueve su mercado y la moda de los productos retro han dado a luz a nuevas generaciones de jugadores que se enfrentan, amistosamente, a los amantes de los videojuegos de toda la vida. Para reunir a todos los aficionados de este ocio digital están surgiendo muchos eventos a los cuales acuden miles de asistentes.

Pero lo que hoy nos atañe es más cercano, está más pensado para el día a día, para los grupos de amigos o los torneos a menor escala. Al margen de las cafeterías que ponen a disposición de los clientes gran cantidad de juegos de mesa, de las que hablaremos en otra ocasión, hay establecimientos que se apuntan al carro de los videojuegos. Muchos echamos de menos los salones recreativos en los que no solo invertíamos cientos de horas de juego, si no que hacíamos mucha vida social. Ahora, en la capital española y lejos del concepto de los cybers, se han inaugurado varios locales que vuelven a lograr esto pues centran su foco en las videoconsolas y los juegos de PC.

Huyendo de la soledad física de los multijugador online hemos acudido a tres de ellos y os dejamos algunos datos curiosos que los destacan. Lo mejor, juntarse con unos cuantos aficionados a este hobbie y visitarlos, los tres merece la pena que convivan bien y perduren.

Next Level Bar

Abre por las tardes hasta iniciar la madrugada. Lugar perfecto para que los amantes de los videojuegos clásicos inicien su noche de fiesta o finalicen una tarde con amigos. Un local subterráneo con temática retro pero a la vez futurista. En él se pone de manera gratuita, habéis leído bien, gratuita, casi una decena de máquinas recreativas cargadas de muchos y míticos juegos como ‘Sonic’, ‘Ghost and goblins’, ‘Pac Man’, ‘Tetris’, ‘Crazy taxi’, ‘Metal Slug’, ‘Teenage Mutant Hero Turtles’, ‘Michael Jackson Moonwalker’… De todas las épocas y temáticas. Unas de las más ocupadas suelen ser la máquina de bailar y la de conducción.

Tienen buena carta de cervezas, sidras, copas… Ponen aperitivo gratis y la música que nació durante el esplendor de sus máquinas jugables. Os puede costar salir de allí pues os pegaréis a los joysticks.

Dirección: Calle Tudescos. Plaza Luna, Madrid.

GGWP Bar & Restaurant

En torno a dos decenas de puestos con videoconsolas y PC’s están a disposición de los parroquianos de este bar. Todas ellas cargadas de videojuegos de última generación. Un local muy amplio y luminoso con sus mesas tematizadas con juegos famosos. Para poder jugar aquí hay que hacerse socio (gratis) y consumir. Cada consumición da derecho a tiempo de juego que se acumula en nuestra cuenta.

En sus televisiones se retransmiten gameplays, anuncian que invitarán a gamers, influencers y youtubers, harán presentaciones y competiciones… Todo lo que se demanda en la actualidad.

Si te gusta comer potente o los buenos aperitivos disponen de amplia carta tematizada. Nosotros probamos las patatas bautizadas con el nombre de Charizard y nos encantaron. En la próxima visita probaremos su hamburguesa vegana.

Dirección: Plaza Francisco Morano, 3, Madrid.

Pixel Bar

Fotografía: Google Street View

El más veterano de todos los enumerados en este artículo pues nacieron en 2015. Volcados en la fusión de hostelería y videojuegos surgieron con la idea de alimentar y saciar la sed de los jugadores mientras juegan o ven una retransmisión de una partida. En sus dos plantas fomentan mucho los eSports y por eso cada semana organizan torneos o eventos especiales y centrados en videojuegos de diversa índole que son premiados. Acumulan hasta 10 ordenadores, diversas videoconsolas y 8 pantallas. Se puede jugar de manera gratuita en todos los puestos y dispositivos.

Ofrecen buena carta de bebidas y comida. Para los bolsillos más vacíos tienen combos y ofertas. Riquísimas sus alitas de pollo.

Si acudís a eventos fan como la Japan Weekend pudisteis verles pues pusieron un stand que tuvo muy buena acogida.

Dirección: Joaquín María López, 46, Madrid

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