Crítica: ‘La vieja guardia’

Sinopsis

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Un grupo secreto y muy unido de mercenarios con una misteriosa capacidad que les impide morir lleva siglos luchando por proteger el mundo de los mortales a las órdenes de una guerrera llamada Andy (Charlize Theron). Pero cuando contratan al equipo para desempeñar una misión de emergencia y sus extraordinarias habilidades salen a la luz, Andy y Nile (Kiki Layne) —la recluta más reciente— deberán ayudar al grupo a erradicar la amenaza de quienes pretenden replicar y rentabilizar su poder a cualquier precio.

Crítica

Deja entrever mejor sus misterios pero tiene menos acción que el cómic

‘La vieja guardia’ es la nueva propuesta de Netflix que al igual que muchas otras sale de un cómic, en este caso de una colección de cinco números editada por Image Comics (Norma Editorial en España). Una obra de Greg Rucka, Leando Fernández y Daniela Miwa (reseña aquí) que el propio Rucka se ha encargado de adaptar al formato cinematográfico y que ha dirigido la directora Gina Prince-Bythewood (‘La vida secreta de las abejas’).

Conoceréis en ‘La vieja guardia’ a unos inmortales que pueden llegar a morir, aunque no saben como ni por qué les llega su hora. Sobreviven hasta a destrozos en su cabeza (por lo menos en los cómics) y se regeneran a lo Lobezno. Son personas nacidas en la antigüedad clásica, en la Edad Media o en el siglo XIX que están conectadas entre si y que se dedican a ser soldados de fortuna al servicio de causas que consideran justas. Tras cientos de años siendo un grupo de cuatro encuentran un nuevo miembro para su equipo. En este descubrimiento de nuevos héroes la película hace bien su introducción con dos secuencias que dejan claro de que va el tema.

Rucka ha sabido trasladar los tiempos del cómic a la pantalla y ha condensado todo en dos horas de filme. Para ello ha metido la tijera en parte de su guión original y ha puesto cosas nuevas. Así está claro que todo se centra más en el presente de los personajes y que se consigue adelantar en la historia hasta tal punto que podemos intuir ya la segunda entrega, si hay suerte y la llegamos a tener.

Se ha conservado ese poco aprecio que tienen estos mercenarios por sentir dolor o por ser masacrados. Eso le da un punto de humor negro que hemos visto como se ha explotado en otras películas, pero sin llegar a extremos tipo ‘Deadpool’, de un modo más dramático. También se ha conservado la relación entre los personajes y el carácter impasible y casi destructivo de su jefa, interpretada muy bien por Charlize Theron.

Ya hemos visto en otras ficciones (obviamente no hay un “basado en hechos reales” sobre este tema) cómo personajes incapaces de morir aprovechaban o sufrían su condición. En este caso los miembros de ‘La vieja guardia’ sacan partido a su capacidad de revivir para resolver misiones arriesgadas o lidiar batallas en distintos bandos a lo largo de la historia. Pero su capacidad de revivir es finita, aunque esta termina de manera desconocida y en un momento indeterminado. Respecto a esto en el cómic se desarrolla un discurso de drama y hastío. En la película se ha intentado introducir un factor suspense y peligro que hace que temamos más por la seguridad de determinados personajes. No está mal esa modificación que se suma a lo que sucede también en las viñetas, corren el riesgo de salir de la protección que da el anonimato.

De nuevo Theron está en una película en la que no puede morir, protege su identidad a toda costa y pertenece a una clase antiquísima de personas que es única en el mundo. Eso sucedía también en ‘Hancock’ pero aquí su personaje tiene una personalidad algo diferente y no está rodeada de humor sinvergüenza, aunque si de bastante tragedia. Ganamos con ‘La vieja guardia’ otro gran personaje femenino de acción.

‘La vieja guardia’ es disfrutable por ver como mueren los protagonistas una y otra vez y es aún más divertido contemplar a Charlize Theron liarse a hachazos, con un arma clavada a la de las viñetas. Pero falta algo más de acción del tipo a la que vemos en el último acto, tanto por la concepción del cómic como por el ritmo de la película demanda más escabechinas. Tiene tiroteos y peleas pero en el cómic son aún más explícitas. En la obra escrita hay más escenas en la antigüedad y con ellas vemos más muertes. Pero no solo están bien esas escenas en el pasado de los personajes por ver miembros y sangre por aquí y por allá, sino porque conocemos como descubrieron su inmortalidad y ahondamos en su personalidad. También es un trasfondo que le da cierta poesía a la historia. Aunque hay algún dialogo que va en esa línea (como el que tiene Marwan Kenzari dentro de un furgón) ese lirismo le falta al filme.

Peca de algo que padecen muchas películas, un buen villano. En este caso el objetivo del enemigo es el mismo que el de los cómics. Pero lo que le falta al personaje de Harry Melling (el primo de Harry Potter) es estar un poco más loco o ser más amenazante, porque no impone. Tenemos esa imagen suya de “capuyo” tras toda la saga de ‘Harry Potter’ pero aquí no funciona muy bien.

Rucka en esta ocasión ha sido más conciso y menos implícito en las causas y razones de sus héroes sobrenaturales. Podemos intuir o imaginar de un modo más concreto las razones a lo que sucede. Cuando leí el cómic escribí que esperaba que añadiesen algo más de sentido o de profundidad al final. Así ha sido. Como siempre hay algunos cambios con respecto a lo que pasa en las viñeatas, se mete alguna historia de regalo (que pertenece a la segunda parte, ‘Force Multiplied’) para aspirar a una continuación. Quien sabe quizá una serie de ‘La vieja guardia’ sería una buena idea, si la agenda de los actores lo permitiese.

Ficha de la película

Estreno en España: 10 de julio de 2020. Título original: The old guard. Duración: 118 min. País: EE.UU. Dirección: Gina Prince-Bythewood. Guion: Greg Rucka. Música: Fotografía: Reparto principal: Charlize Theron, Kiki Lane, Marwan Kenzari, Luca Marinelli, Matthias Schoenaerts, Harry Melling, Van Veronica Ngo, Chiwetel Ejiofor. Producción: Denver and Deliah Productions, Dune Films, Image Comics, Netflix, Skydance Media. Distribución: Netflix. Género: ciencia ficción, drama, adaptación. Web oficial: https://www.netflix.com/es/title/81038963

Crítica de la temporada 3 de ‘Dark’

Para Winden el tiempo es dios y sus historias son un sindiós

Netflix estrena la temporada 3 de ‘Dark’ justo el día que su ficción pronostica el fin del mundo, el 27 de junio. Ya hemos visto que para los habitantes de Winden el tiempo determina su destino y ejerce de dios inamovible. La serie tiene tantas idas y venidas, con la introducción ahora además de nuevos mundos y personajes, que la convierten en un sindiós, en un caos. Pero está magníficamente ordenada y no peca de tener agujeros de guión. La serie empezó y ha concluido de un modo magistral.

La temporada 3 de ‘Dark’ explica rápido lo que vimos en la conclusión de la temporada anterior y nos ubica también casi de manera inmediata a los personajes. De este modo la serie de Baran bo Odar (que hace un cameo en una fotografía) se mete en faena, nos introduce nuevos elementos misteriosos y se encamina a su resolución. Y el final satisface, queda explicado y reducido a algo sencillo. Tiene además un cierre definitivo para los personajes, que emplea recursos ya vistos antes e incluso a veces algo vagos, pero que cuadran a la perfección. ‘Dark’ ha conservado hasta el final su tenebrosidad, sus embrollos y su buena manera de tratar los personajes.

En esta nueva etapa quienes vuelven a tener toda la atención del espectador son Jonas, Martha y Claudia. De nuevo la pérdida, el dolor, el amor o la curiosidad serán los motores de los protagonistas. Si esta serie se pudo comparar por su carácter fantástico, formato coral y tremenda complejidad con ‘Lost’ se puede decir que está mucho mejor planificada y no se deja ningún detalle por cerrar. Para poder dar explicación a todas las relaciones, situaciones y eventos de la serie se ha tirado de algunos personajes dedicados a rellenar los huecos pendientes e incluso esta temporada introduce un deus ex machina ya que se basa bastante en un elemento que ha aparecido de repente. Pero la labor de logística a la hora de que todo el guión y lo antes estrenado cuadre sin fisura alguna es titánica. Ha sido como ese episodio de ‘Futurama’ en el que Fry se convierte en su propio abuelo, pero de un modo multiplicado por diez.

La contienda mísico-cientícia contra Sic Mundus ha llegado a su clímax final rodeada además de bastante religiosidad. Detalles como la medalla de San Cristobal, los ciclos de 33 años, el origen con Adán, el sacerdote interpretado por Noah… son importantes. Uno no puede desconcentrarse y perder la conexión de todos esos pormenores, sobre todo teniendo en cuenta que esta es una trama llena de mentiras y paradojas. Pero al final todo es bastante más académico que espiritual, tiene una explicación lógica y fundamentada.

Al final nos hemos quedado sin saber qué paso con trivialidades como el ojo de Wöller, porqué Ulrich siempre es infiel o a qué se debe la imposibilidad de hablar de algunos personajes. Al fin y al cabo, esa repetitividad que parecía ser un McGuffin nos habla del famoso error en la matriz (haciendo un guiño a los déjà vu de ‘Matrix’) y de su teoría de la predestinación. Detalles que la serie se puede permitir dejar sin explicar ya que no son importantes, salvo por el hecho de que nos ubican en un universo u otro. Algo parecido a lo que se hacía con el aspecto de los personajes en ‘Fringe’ cuando saltábamos por todo ese multiverso de manera constante.

Lo importante es que se ha dado una explicación a la aparición de los viajes en el tiempo, al nuevo universo que se presentó en los últimos segundos de la temporada dos y a todos esos enlaces entre personajes que hemos ido descubriendo. La temporada 3 de ‘Dark’ explica muchas cosas. Vuelve a sus razonamientos metafísicos y científicos tirando incluso de cuántica y de propiedades de la teoría de cuerdas. Pero probablemente lo que más atraiga al espectador será ir rellenando esos huecos que quedaban pendientes en el árbol genealógico de Winden, sabiendo quienes son padres, madres o hermanos, y descubrir además algunas ramas nuevas que aparecen. Os recomiendo ir viendo la temporada 3 de ‘Dark’ teniendo a mano un gráfico de cómo se relacionan los personajes, se puede hacer un lío, sobre todo si no la tenéis fresca. Aunque los finales de episodio a pantalla partida conectando épocas ayudan bastante. Tened en cuenta eso y que habría que poner un altar a los responsables del casting porque las versiones jóvenes o ancianas de cada personaje están escogidas maravillosamente. A parte que otro buen punto de ‘Dark’ ha sido el introducir elementos reconocibles en cada protagonista, con una especie de obsesión por las cicatrices.

Ya se resolvió por qué desaparecían niños, quien era el demonio blanco o donde fue a parar Mikkel. Ahora se han corregido algunos detalles que no acababan de estar bien (como el nombre de la enfermera del psiquiátrico en el que acaba Ulrich). Quedaban cosas importantes por saber, tales como el camino que sigue Jonas para convertirse en Adam, que hacía el colgante de San Cristóbal en la orilla del lago cuando lo encuentra el protagonista, como acaba Charlotte con Tannhaus, quien escribe el libro con las indicaciones para Noah, por qué Martha se vio a sí misma en el bosque, quién es Silja, qué importancia tiene la historia de Hannah en el pasado… ¿Habrán quedado resueltas? Ya veréis eso y muchísimo más a partir del 27 de junio. Vais a oír mucho eso de “¿qué significa?” pero no os preocupéis que no os va a quedar ninguna duda y si la serie os enganchó en sus orígenes también os va a gustar en su ocaso.

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