Filmin estrena el próximo martes 26 de enero, en exclusiva en España, ‘La última base’, serie británica de seis episodios escrita por el reputado Peter Moffat, ganador del BAFTA por ‘Presunto culpable’ y responsable de series como ‘Espías de Cambridge’ o ‘Your Honor’.
Se trata de un drama histórico sobre la vida de la policía militar de la realeza británica desplazada a la Federación de Arabia del Sur durante el estado de emergencia declarado en el Protectorado de Adén (actual Yemen) en diciembre de 1963. La insurrección por parte de grupos nacionalistas árabes acabó con la evacuación británica de Adén a finales de noviembre de 1967, antes de lo que había planeado el Primer Ministro británico Harold Wilson y sin un acuerdo para el traspaso de poderes, lo que facilitó que el Frente Nacional de Liberación se hiciese con el control de la zona
La cada vez más influyente Jessie Buckley (‘Wild Rose’, ‘Chernobyl’) lidera el reparto de ‘La última base’ junto a intérpretes como Jeremy Neumark Jones (‘Jekill & Hyde’), Jessica Raine (‘Informer’), TomGlynn-Carney (‘Dunkerque’) o Chris Reilly (‘Secretos de estado’), ganador del BAFTA escocés al Mejor Actor de Televisión por su papel en una serie que fue seguida por 7 millones de espectadores durante su emisión en Reino Unido.
El cómic de ‘Snowpiercer’ vuelve a ser objeto de una adaptación (podéis leer nuestra reseña aquí). Tras la versión cinematográfica de Bong Joon Ho (‘Parásitos’) el día 25 de mayo Netflix publicará su serie, de la cual nos ha permitido ver ya tres episodios. Se irán publicando semanalmente, algo que no es habitual en Netflix, pero vivimos una época poco común. Quizá la razón es que esta serie en USA la controla TNT.
También es poco frecuente el plantel que vive la humanidad en ‘Snowpiercer’. La idea de JacquesLob, Jean-Marc Rochette y Benjamin Legrand permanece intacta en esta serie que ha producido el equipo de la película: Bong Joon Ho (Parásitos), Miky Lee, Tae-sung Jeong, Park Chan-wook, Lee Tae-hun y Dooho Choi. La poca población humana que queda sobre la faz de la Tierra está confinada en un tren de mil y un vagones. Se ha añadido una pequeña variación. La razón es como siempre que el mundo está congelado, pero esta vez se debe a un error humano al intentar corregir el cambio climático.
Graeme Manson (‘Orphan Black’) es quien ha orquestado esta serie que en sus primeros episodios está dirigida por James Hawes (‘Black Mirror’) y Sam Miller (‘Luther). Y si querían ser fieles a los cómics la serie se tenía que parecer a la película. Así es en algunas escenas de su inicio, el cual fue modificado tras un piloto fallido. Pero también hay cambios, algunos muy interesantes, que hacen que la serie tenga un aliciente y unas soluciones por las que merezca la pena ser vista. De hecho podría funcionar como algún episodio previo a lo sucedido en las otras versiones que hemos visto, aunque realmente esta es una variable distinta de la premisa.
Todo empieza un poco al estilo ‘Altered Carbon’. Los ricos de arriba (en este caso de la parte delantera del Snowpiercer) rescatan a un hombre (interpretado por Daveed Diggs) de la miseria para que resuelva un extraño crimen. Siendo más sangrienta que la película e incluso que el propio cómic la situación se convierte en una especie de ‘Asesinato en el Orient Express’ pero post-apocalíptico. Cual Poirot tenemos al protagonista, esta vez llamado Layton, investigando por el tren mientras se mueve entre prejuicios, secretos, rencillas, odio y las propias sorpresas que le da el descubrir lo que hay en los vagones que ha tenido durante más de siete años al otro lado de la puerta. Vagones que por cierto algunas veces tienen interiores sobredimensionados. Si esta trama hubiese servido como herramienta para elevar el mensaje de la idea original estaría aplaudiéndola, pero me temo que solo funciona para poder justificar el formato de serie.
Sin lugar a dudas se conserva el mensaje de diferencia entre estratos sociales y la vaga resistencia de los ricos a adaptarse a un nuevo orden mundial. En este rompehielos motorizado hay muchos más pobres que ricos y sin embargo los privilegiados tocan a más trozo del pastel. Los de primera clase viven en su mundo particular y los de tercera aunque inferiores están en todas partes gracias a que viven, sirven y trabajan en todas partes del tren. Dudoso equilibrio piramidal en un mundo lineal que hoy en día vemos en muchos países, empresas o sociedades, como por ejemplo España, donde unos cuantos viven en su propia burbuja y llegan a tal punto de ignorancia que se olvidan del bien común. La lucha de clases sigue siendo uno de los argumentos principales y las cuestiones revolucionarias siguen estando muy presentes en esta historia que transcurre a mil revoluciones. No me refiero a una sensación de frenesí en la serie, si no al avance implacable del tren. Porque el ritmo, aunque no es pausado, tampoco se puede decir que nos haga segregar adrenalina. No arriesga en ninguno de esos aspectos, ni es una aventura comprometida ni se moja a la hora de abordar un estilo más rápido y directo que podría estar acotado a un público más reducido.
‘Snowpiercer’ lastra las carencias de un actor algo falto de carisma que interpreta a un personaje que se tiene sobrestimado y que además ha de liderar a los parias de la humanidad. También le quita encanto la mala gestión de los momentos musicales. Sin embargo hay brotes verdes en la heladora corteza terrestre. Está mucho mejor Jennifer Connely, no solo por su actuación si no por ese halo de misterio de su personaje y por el giro tan sugerente que tiene. Su secreto es mucho más atractivo que el que pueden revelar todos los demás pasajeros del tren.
Obviamente no hace falta haberse visto ni la película ni haber leído el cómic para captar todo lo que nos cuenta. Uno puede entretenerse con ‘Snowpiercer’ sembrándose la expectativa por cómo va a acabar este o aquel personaje, pero tampoco hay que ponérsela muy alta pues no hay giros excesivamente inteligentes. A mí, tras cinco episodios e indagar algo en la serie lo que más me ha seducido no es que ya tenga una segunda temporada planificada, sino que en ella estará Sean Bean.
Un tren en movimiento perpetuo recorre sin descanso un planeta Tierra inhabitado y devastado por la nieve. Sus pasajeros, únicos supervivientes de la raza humana, subsisten divididos por vagones en una recreación despiadada de la sociedad estamental.
Reseña
Una fría pesadilla a toda máquina
‘Le Transperceneige’ es el título original de ‘Snowpiercer (rompenieves)’. Cómic francés realizado por JacquesLob y Jean-Marc Rochette, posteriormente continuado en el guión por Benjamin Legrand a causa del fallecimiento de Jacques Lob. Una obra que no es de extrañar que cautivase a Bong Joon Ho (si, el de ‘Okja’, ‘The host’ y ‘Parásitos’) dada la gran carga de crítica social que posee. Todos sabemos que al director coreano le encanta emplear argumentos de demanda sobre las diferencias existentes en el mundo. Bong Joon Ho popularizó este cómic en 2013 con su adaptación al cine que contaba con Chris Evans, Ed Harris, John Hurt, Tilda Swinton, Jamie Bell, Octavia Spencer o Kanh-ho Song, entre otros. Ahora, seguro que conservando su mensaje, estará aún más presente en las librerías pues Netflix lanza una serie creada por Graeme Manson (‘Cube’, ‘Orphan Black’) y que os enlazaremos aquí.
Este cómic editado en España por Normanos ofrece una aventura abordo de un tren. Quizá es otro de los componentes que atrajo a Joon Ho, parece que en Corea del Sur hay cierto atractivo por las historias sobre raíles, ahí tenemos ‘Train to Busan’. En este caso no hay zombies, hay nieve y vagones por un tubo. Un cataclismo nuclear ha dejado el globo terráqueo congelado. ¿Dónde reconstruir la humanidad en caso de no tener un lugar donde cobijarla? Ni el espacio ni el subsuelo fueron las elecciones de sus autores. Un tren a toda mecha y acondicionado para protegerse del frío es el hábitat en el que se ambienta la historia de ‘Snowpiercer’. Ahí es donde seguimos los pasos de unos protagonistas que cuando abren verdaderamente los ojos quieren pasar de la cola a la cabeza.
Todo lo que queda de nuestra especie confinada en un tren de 1001 vagones. Organizados por clases sociales y funciones en todo este tinglado en el que se ven obligados a adorar a la locomotora. Un mecanismo sagrado que les mantiene en perpetuo movimiento y a merced de un apartheid sobre ruedas. La desigualdad se muestra por niveles según los protagonistas van progresando hacia la cabeza del tren. Descubren fascismo y xenofobia en el que un extranjero puede ser la persona que viene de unos vagones más allá. Por supuesto la novela gráfica tiene más espacio para explorar la utilidad de cada compartimento. Así destaca aún más la injusticia de los privilegios o la necesidad que tienen los de delante de que los de atrás cumplan con su parte encomendada.
El tren es una clara metáfora del rumbo sin frenos de una humanidad avocada a destruirse a sí misma. Una raza carente de empatía y equidad. Si por la época en que se concibió el cómic ya se veía este tipo de desigualdades ahora que la brecha entre clase rica y pobre está aún más acentuada, no me quiero imaginar como de duro habría sido este cómic. Desde luego funciona como espejo en pleno 2020. Quizá es la plasmación en papel de la revuelta que los mismos autores añoraban. Al igual que el ‘Gran Hotel Abismo’ de Prior y Rubin esta es una crítica a la sociedad desde una futura distopía. Busca despertar conciencias y el nervio de los lectores que sean capaces de establecer los claros paralelismos.
Sorpresa, estupor, esperanza (y desesperanza) mezclados con acción son los ingredientes de esta obra. Una acción inhumana, carente casi en su totalidad de sentimientos por parte de quien oprime. Inhumanidad rabiosa por parte de quien lucha. Esto es ciencia ficción post-apocalíptica con mucho mensaje.
No soy muy partidario de los cómics en escala de grises. Pero admito que Rochette supo sacar partido a una historia permanentemente acotada entre vagones de tren rodeados de una inmensidad de nieve o hielo. Cerrazón y angustia son dos palabras que le vienen bien tanto a la historia como a sus viñetas. Además su estilo le da un toque de oscuridad que se acopla al tono de la historia. El dibujo refleja los atuendos y miedos de una época cargada de temores al holocausto nuclear y las consecuencias de la guerra fría.
Si la canción de Undrop predicaba la existencia de un tren que nos iba a llevar más arriba y lejos, ‘Snowpiercer’ es diagonalmente opuesto, muy pesimista al respecto. Si la serie sigue sus pasos, como en gran parte hizo la película, tendremos un buen drama de ciencia ficción.
Ficha del cómic
Guion: Jacques Lob, Benjamin Legrand. Dibujo: Jean-Marc Rochette. Editorial: Norma. Datos técnicos: 280 págs., cartoné, blanco y negro, 19 x 26 cm. Publicación: 1982. Precio: 32€.
En su búsqueda de nuevos aliados con los que enfrentarse al malvado Imperio Galáctico, la princesa Leia y Luke Skywalker, líderes de la Rebelión, junto con el contrabandista Han Solo, han llegado al planeta acuático Mon Cala.
Sin embargo, el plan para ganarse la confianza de los mon calamaris y conseguir que se unan a la causa rebelde ha salido fatal y ha desembocado en el asesinato de Lee-Char, el rey de Mon Cala, a manos de los mismos imperiales que lo tenían encarcelado. Como no está convencido de que lo más adecuado sea entrar en guerra con el Imperio, Urtya, el regente de los mon calamaris, decide robarles a los rebeldes la grabación de las últimas palabras de su soberano.
No obstante, Urtya cambia de opinión y decide emitir el mensaje de su rey ¡a toda la flota! Las imágenes, en las que el monarca, moribundo, les dirige unas últimas palabras a los suyos, han encendido la chispa de la rebelión entre los mon calamaris, si bien es muy posible que no estén preparados para la respuesta del Imperio…
Reseña
Grandiosa batalla, mucho mejor que sus anteriores números
Se acabó, ya no volveremos a leer más aventuras bajo el agua ni con Mon Calamaris. Con el ‘Star Wars’ 49 llega la entrega número seis de la trama de ‘Motín en Mon Cala’ y se cierra esta mini-historia. Una pequeña aventura que hemos estado comentando y que ha sido de las más tediosas hasta ahora lanzadas en la saga pero que de repente nos ha dado un giro de ciento ochenta grados.
Lo que hasta ahora había consistido en una serie de debates políticos, encuentros y subterfugios junto con una aburrida trama paralela en una ópera se ha tornado en una batalla épica. El guión de Kieron Gillen se ha hecho desear. Se y confío en las habilidades de este guionista para generar interés fuera de la acción, en aportarnos historias dramáticas e intelectualmente interesantes pero este no ha sido el caso. En lo que concierne a este arco argumental lo único interesante, y mucho además, es esta última entrega.
En su misión por conseguir aliados Leia y compañía han provocado la muerte del rey de sus pretendidos o posibles amigos. Por suerte consiguieron una declaración de este en contra del Emperador que les era favorable y que por algo ajeno a ellos se acabó difundiendo. Al final de chiripa los rebeldes consiguieron lo deseado, que los habitantes de Mon Calamari se rebelasen contra el Imperio. Lo que nos desvela esta última grapa es si están preparados o no estos nuevos combatientes para hacer frente a la mayor potencia armamentística de la fuerza opresora de la galaxia.
Me ha encantado la imagen de Ackbar con todo un elenco de naves tras él. Tanto el personaje como los vehículos tienen mucho detalle. Sin duda Larroca sabe buscarnos las cosquillas a los fans clásicos de ‘La Guerra de las Galaxias’. A parte de este regalo visualmente este capítulo nos ofrece una brillante contienda. Naves y láseres se entrecruzan por las viñetas mezclándose con explosiones y dibujos de interiores sin que perdamos el sentido de la acción. No solo el dibujazo de Larroca ayuda, también se ve que Guru-eFX se ha empleado a fondo con el color dando mucho énfasis en las luces y los degradados.
Los protagonistas son los de siempre, el equipo clásico de las películas originales que Gillen está conservando con la dinámica y espíritu adecuados, con diálogos que respetan la esencia de todos y cada uno de ellos. Seguimos teniendo mucha presencia de personajes como la Reina Trios que en un futuro continuará apareciendo. La actriz Aura Garrido sigue poniendo rostro a este personaje que ya es canon de Star Wars, quien sabe, quizá la llamen para interpretarla algún día. Ella además es quien protagoniza el último giro de guión que nos mantendrá enganchados hasta el siguiente número.
Ficha del cómic
Guionista: Kieron Gillen. Dibujante: Salvador Larroca. Color: Guru-eFX. Portada: David Marquez, Matthew Wilson. Editorial: Planeta Cómic. Datos técnicos: 32 págs., grapa, color, 16,8 x 25,7 cm. Publicación: julio 2019. Precio: 2,50€.
Vivimos un periodo de reconstrucción en la galaxia. Después de la victoria alcanzada en Jedha gracias a que la reina Trios traicionó al Imperio, la princesa Leia y Luke Skywalker, líderes de la Rebelión, junto con el contrabandista Han Solo, han seguido buscando una nueva base de operaciones al tiempo que continúan enfrentándose al gobierno tiránico del Imperio Galáctico.
Entretanto, Trios continúa fingiendo ser leal a los imperiales mientras se encuentra en Mon Cala, un planeta que está ocupado por el Imperio. Como Lee-Char, el rey mon-calamari, sigue encarcelado, su pueblo duda si debería unir su poderosísima flota galáctica a la de la causa rebelde.
Sin embargo, Leia tiene un plan para rescatar a Lee-Char y obtener así su apoyo. Ahora que han conseguido capturar al moff de Mon Cala y reemplazarlo por un cambiaformas clawdita, Leia, Luke y Han pretenden utilizar a su prisionero para liberar a otro…
Reseña
Preludio de un final para un flojo período de la colección
Ya vimos como al finalizar el anterior número los rebeldes sufrían un revés que ponía patas arriba su plan. Quizá esta ha sido la parte más emocionante e ingeniosa de todo el arco argumental que nos está planteando Kieron Gillen. Y hay que decir que estando dividida la acción en dos localizaciones diferentes, la que transcurre en el lugar de dicha sorpresa es la más atractiva, porque la que sucede en el Moncaládromo ya dejó de ser visualmente atractiva y con C-3PO haciendo el ridículo resulta hasta absurda e incluso de relleno.
Los protagonistas acaban refugiados en una Isla muy similar a la de ‘Last Jedi’ y la historia termina a punto de explotar con acción. Pero aún así dudo que esta parte de la colección central de Star Wars titulada ‘Motín en Mon Cala’ pase a ser de las mejores que hemos leído. A pesar de ello hila una parte importante de la saga, que es el cómo se hicieron los rebeldes con el grueso de su flota, ya que de repente entre el episodio IV y V su potencial de combate creció mucho y eso resultó chocante para el espectador que no estaba informado acerca del universo expandido. No cabe duda que la obra tiene momentos inesperados, pero eso no quiere decir que sea del todo entretenida. Hay que ser muy fan de La guerra de las galaxias para mantenerse enganchado en este tramo de la colección.
Como he dicho en otras ocasiones los espectadores más acérrimos saben dónde acaba esta historia a si es que si la acción no es entretenida el número carece de interés. Dice mucho a cerca de eso la portada del cómic obra de David Marquez y Matthew Wilson, más aún que la propia historia que se está tomando su tiempo y se está distrayendo demasiado.
Solo tiene algo de atractivo el dibujo de Larroca y en este tramo solo puede darse el lujo de lucirse con alguna escena interior y alguna escaramuza. A parte de la viñeta a página completa que nos brinda al final. Esperemos a ver qué pasa en la conclusión que tendrá lugar en la grapa que está por venir, seguro que tendremos mucha más acción y emoción.
Ficha del cómic
Guionista: Kieron Gillen. Dibujante: Salvador Larroca. Color: Guru-eFX. Portada: David Marquez, Matthew Wilson. Editorial: Planeta Cómic. Datos técnicos: 32 págs., grapa, color, 16,8 x 25,7 cm. Publicación: junio 2019. Precio: 2,50€.
Vivimos un periodo de reconstrucción en la galaxia. Después de la victoria alcanzada en Jedha gracias a que la reina Trios traicionó al Imperio, la princesa Leia y Luke Skywalker, líderes de la Rebelión, junto con el contrabandista Han Solo, han seguido buscando una nueva base de operaciones al tiempo que continúan enfrentándose al gobierno tiránico del Imperio Galáctico.
Entretanto, Trios continúa fingiendo ser leal a los imperiales mientras se encuentra en Mon Cala, un planeta que está ocupado por el Imperio. Como Lee-Char, el rey mon-calamari, sigue encarcelado, su pueblo duda si debería unir su poderosísima flota galáctica a la de la causa rebelde.
Sin embargo, Leia tiene un plan para rescatar a Lee-Char y obtener así su apoyo. Ahora que han conseguido capturar al moff de Mon Cala y reemplazarlo por un cambiaformas clawdita, Leia, Luke y Han pretenden utilizar a su prisionero para liberar a otro…
Reseña
Progresa y navega adecuadamente
Abordamos la cuarta parte de ‘Motín en Mon Cala’. Los líderes de la facción rebelde, los héroes de la franquicia Star Wars, continúan con sus argucias para conseguir que una nueva raza acuática se una a su cruzada contra el Imperio. Como sabéis este tipo de historias no las hemos visto recreadas en el cine y los cómics son ese subterfugio al que acudimos desde que se inició la saga, el famoso universo expandido. Este vacío de historias que se llena con las viñetas o novelas y a veces resulta entretenido y otras únicamente anecdótico.
Hasta el momento este arco que tenemos entre manos es de los más políticos que ha tenido esta colección central de Star Wars. No señalo eso como algo malo pero si atípico o con peor acogida entre los fans de la saga. Kieron Gillen está aportando una vertiente más seria a la serie desde que cogió el relevo de Jason Aaron. Está aprovechando lo cosechado por este y clausurando la trama de alguno de los personajes que creó. Ese es el caso de la reina Trios, aquella a la que el dibujante español, Salvador Larroca, ha ilustrado con el rostro de la actriz Aura Garrido.
Como siempre Larroca nos rodea de rostros amigos (como indiqué en la anterior reseña) pero también de grandes escenarios, entre los que también volvemos a encontrarnos alguna que otra cantina más como señalé también en la anterior reseña. Os vais a poder recrear con el Moncaladromo, con la splash-page del ballet de magnetita… Sobra decir que en máquinas o robots como C-3PO el artista valenciano es donde más se luce. Aunque también veréis como realiza un control de la escena y de las luces muy bueno cuando tiene que recrear una secuencia de acción bajo el agua.
Porque por fin vamos teniendo algo de acción. Aquellos que demandéis algo más de movimiento en este número lo tendréis. Además de algo de tensión añadida en las dos tramas abiertas para los dos equipos en los que se han divido los protagonistas. Por un lado los que se han quedado con el farsante que se hace pasar por un Moff del Imperio y por el otro los que se cuelan en una prisión Imperial para rescatar al rey de la facción a la que quieren adherir a su causa.
Va a mejor esta entrega que nos deja con un cliffhanger para su tramo final. Aunque al transcurrir entre los episodios IV y V de Star Wars conocemos su desenlace sí que será curioso ver como se desenvuelven en esta aventura submarina, sobre todo por el destino de sus personajes nuevos.
Ficha del cómic
Guionista: Kieron Gillen. Dibujante: Salvador Larroca. Color: Guru-eFX. Portada: David Marquez, Matthew Wilson. Editorial: Planeta Cómic. Datos técnicos: 32 págs., grapa, color, 16,8 x 25,7 cm. Publicación: mayo 2019. Precio: 2,50€.
Vivimos un periodo de reconstrucción en la galaxia. La princesa Leia y Luke Skywalker, líderes de la Rebelión, junto con el contrabandista Han Solo, siguen buscando una nueva base de operaciones al tiempo que continúan enfrentándose al gobierno tiránico del Imperio Galáctico.
Hace poco, Leia ha intentado convencer al líder de Mon Cala, planeta ocupado por el Imperio, para que se una a su causa, para que se rebele contra el gobierno corrupto que secuestró a su rey hace ya tantos años. Sin embargo, el líder de los mon calamari se niega a que su flota se una a la Rebelión por miedo a que su pueblo sufra un castigo aún mayor del que está padeciendo ya.
En un momento en el que hay que tomar decisiones drásticas, Leia convence a los líderes de la Rebelión para que le permitan emprender la que va a ser la misión más peligrosa en la que ha participado hasta la fecha. Es hora de rescatar al rey de Mon Cala…
Reseña
A Gillen le cuesta salir de las cantinas
No estoy llamando borracho al nuevo guionista de la saga central de cómics de ‘Star Wars’. Como apuntaba en la anterior reseña sobran tantas conversaciones de cantina y en esta nueva entrega nos pasa lo mismo. Ya van tres episodios de ‘Motín en Mon Cala’ y la verdad es que este arco argumental se está quedando en algo bastante soso. Tiene mucho de pugna política, lo cual le da profundidad a la historia pero si no se mide con cuidado puede ser excesivo. Es algo que por ejemplo siempre se le ha reprochado a ‘El ataque de los clones’. Además los seguidores de la saga galáctica sabemos como acaba todo esto a si es que hay que animar el proceso para que tenga un aliciente.
El fan si que tiene algunas recompensas en forma de guiños. Pobre Luke, ¿cuántas veces le habrán dicho que es bajo para ser soldado imperial? Y visualmente también os podéis recrear con clásicos como el interior del Halcón Milenario o con espacios del auditorio que va a alojar una ópera intergaláctica. No sé por qué pero este número tiene más calidad que el anterior. tanto en detalle como en color. Diseños clásicos y elegantes vais a ver por todo el cómic. Guru–eFX está mucho más acertado al aportar color a los escenarios ideados por Larroca. Las vistas del edificio del auditorio, una preciosa puesta de sol, la llegada a un planeta acuático, la morfología de una bestia marina… Hay varias imágenes que atesorar.
Para los más cercanos al círculo del dibujante Salvador Larroca puedo adelantar que en este cómic coinciden los rostros de Aura Garrido (actriz), Elena Merino (representante de Larroca) o Eduardo Casas Herrer (escritor). Y probablemente haya alguno más que se me escape. Como probablemente sabréis de sobra si vais leyendo estas reseñas el artista ganador del Eisner es muy agradecido con sus amigos y les introduce de vez en cuando en sus viñetas.
Casualmente el personaje al que da rostro Eduardo Casas Herrer es el centro de atención de este Star Wars 46. Lo curioso es que además de ser escritor es policía y se dedica a la lucha contra ciberdelincuentes. Lo irónico es que sirve como llave para introducirse en las instalaciones del Imperio. La manera en cómo tienen que mezclarse con él es lo más interesante de este cómic pues nos trae a un nuevo personaje bastante novedoso para ‘Star Wars’.
Parece que las tretas y las argucias políticas continuarán tras esta tercera parte de seis del ‘Motín en Mon Cala’ pero el final de este cómic nos augura que al menos el 47 empezará con algo de acción. La portada de esa próxima grapa también tiene más calidad que la de este número 46 que además de ser bastante vaga ni se corresponde con nada de lo acontecido en la historia ni está protagonizada por los personajes con más presencia en las páginas de esta entrega.
Ficha del cómic
Guionista: Kieron Gillen. Dibujante: Salvador Larroca. Color: Guru-eFX. Portada: David Marquez, Matthew Wilson. Editorial: Planeta Cómic. Datos técnicos: 32 págs., grapa, color, 16,8 x 25,7 cm. Publicación: marzo 2019. Precio: 2,50€.
Vivimos un periodo de reconstrucción en la galaxia. Después de la victoria alcanzada en Jedha gracias a que la reina Trios traicionó al Imperio, la princesa Leia y Luke Skywalker, líderes de la Rebelión, junto con el contrabandista Han Solo, han seguido buscando una nueva base de operaciones al tiempo que continúan enfrentándose al gobierno tiránico del Imperio Galáctico.
Hace poco, esa búsqueda los ha llevado hasta el planeta acuático Mon Cala. En una reunión secreta que ha mantenido con el gran almirante Urtya, Leia ha intentado convencer al líder del planeta ocupado por el Imperio para que se una a su causa, para que se rebele contra el tiránico gobierno que secuestró a su rey hace ya tantos años.
Sin embargo, después de que sufran el ataque de una patrulla imperial, el líder de los mon calamari se niega a que su flota se una a la Rebelión por miedo a que su pueblo sufra un castigo aún mayor del que está padeciendo ya. Es hora de que los rebeldes empiecen a pensar de otra manera…
Reseña
Cómic de paso y de rutina
En las colecciones o en los arcos argumentales siempre hay alguna entrega cuya calidad desciende frente a las anteriores. Este número 45 de ‘Star Wars’ es un claro ejemplo de ello. El mes pasado iniciamos una historieta en la que veremos cómo los Rebeldes buscan aliados contra el Imperio y en esta ocasión nos encontramos en un impasse que nos dice poco sobre esa nueva aventura que nos proponen.
Básicamente estas nuevas viñetas consisten en algunas conversaciones de cantina, con la camaradería que ello conlleva y con la adulación hacia los héroes rebeldes que comienza a producirse. Por otro lado, siendo algo más interesante, tenemos discusiones políticas y estratégicas que desembocan en una breve misión. Mucha parte del cómic se pierde en escenas que a priori parecen triviales.
Esta es una grapa con poca acción en la que tenemos una brevísima sorpresa, muy reconocible gracias al fotorrealismo de Larroca. Es necesario haber leído los anteriores números para poder entender a que se refieren los protagonistas en las conversaciones que se imponen los momentos de confrontación y disparos. Y si eres seguidor de las película cuentas con el aliciente de ver más involucrados en la historia a personajes clásicos como el almirante Ackbar.
Parece que lo que leemos aquí es una válvula de escape a tanta acción de los anteriores cómics o que Gillen se toma con más calma la historia de el ‘Motín en Mon Cala’. Con la anterior entrega y con la naturalidad de los personajes que le aporta este guionista captaron mi atención. La flota de Mon Cala es una parte importante de los Rebeldes y descubrir cómo se unieron a ellos es un fleco que queda pendiente, es uno de esos huecos que sería curioso rellenar. El título nos sugiere que eso sucederá tras una revuelta, a si es que esperemos que si es una revuelta pacífica tenga un buen entramado político para que así al menos el interés no decaiga.
Ficha del cómic
Guionista: Kieron Gillen. Dibujante: Salvador Larroca. Color: Guru-eFX. Portada: David Marquez, Matthew Wilson. Editorial: Planeta Cómic. Datos técnicos: 32 págs., grapa, color, 16,8 x 25,7 cm. Publicación: febrero 2019. Precio: 2,50€.
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