Crítica: ‘Tokyo Vice’

El trabajo más maduro de Ansel Elgort hasta la fecha

El próximo 8 de abril llega a HBO Max ‘Tokyo Vice’. Una serie de 10 episodios creada por J.T. Rogers (‘Oslo’) que consiste en una historia de suspense con tintes policiales y periodísticos. Pero da visibilidad a una parte debilitada de la historia e incluso de la tradición de Japón, la de la mafia. Esos matones que tanto ha retratado Takeshi Kitano vuelven a nuestras pantallas, pero vistos de una manera diferente, menos caricaturizada y más realista. Este Max Original no proviene del imaginario del director que presentaba ‘Humor Amarillo’, sino de las experiencias descritas en el libro del reportero Jake Adelstein.

Ansel Elgort se mete en la piel de un joven judío occidental que vive en el Japón del 99. Allí enseña inglés y aplica para trabajar en un periódico. Pronto se ver frente a una historia criminal y esto le sumerge en lo más bajo de Tokio. Su intención es escribir sobre el Tokio que no muestran las películas y para ello ha de convertirse en un ciudadano más. ‘Tokyo Vice’ es un viaje que va desde la cotidianidad hasta lo más suburbano, llevándonos hasta las entrañas de la yakuza. La serie está llena de costumbrismo nipón pero también de una gran carga de intriga.

El piloto está dirigido por Michael Mann. Y se nota pues esta serie navega por corruptelas, violencia y mafiosos contemporáneos, pero sobre todo se patea las calles de la urbe. ‘Tokyo Vice’ es una historia oscura, nocturna pero que a la vez está llena de luz y color, pues las estrechas calles de Tokio están repletas de fluorescentes de colores y carteles luminosos.

A pesar de lo excelente que fue ‘Baby Driver’ y de haber actuado en ‘El jilguero’ creo que este es por fin el trabajo más maduro de Ansel Elgort. Aunuqe seguimos a algún personaje más, Elgort tiene toda la carga del protagonismo y el reto de tener que aprender a hablar mucho en japonés, de hecho más de la mitad de la serie está subtitulada porque tiene más texto en japonés que en inglés. Con él observamos el choque cultural pero también la pugna por abrirse paso en dos mundos, uno tan exigente como es el laboral en Japón y otro peligroso, como el yakuza de los noventa.

Igual de hostil es el ambiente para la mujer en Japón. Y más hace treinta años, cuando no estaban tan integradas en el trabajo o en los puestos de poder, cosa en la que aún tiene el país asiático una gran oportunidad de mejora. Esa faceta se explora con el papel de Rinko Kikuchi ‘Pacific Rim’.

Además hay un discurso paternalista o sobre el adoctrinamiento sobre la marcha, pues entra en escena el siempre impecable Ken Watanabe. Él interpreta a un detective experimentado que le lleva de la mano. Sin duda esa relación es la materialización de la propia experiencia del equipo de rodaje que ha tenido que enfrentarse, no solo la burocracia nipona o al parón por el COVID-19, sino también al conflicto que supone para los japoneses dejar que los norteamericanos entren hasta la cocina para hablar de un tema tan delicado y atemorizante como el de los mafiosos, para muchos símbolo y para otros vergüenza para el sol naciente.

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