Crítica de ‘Dan Brown: El símbolo perdido’

Quizá si es el Langdon de los libros, pero no el de las películas

Las novelas de Dan Brown continúan dando el salto al audiovisual. El cine se encargó de trasladar la historia de ‘El código Da Vinci’ y ‘Ángeles y demonios’ de manera desordenada y posteriormente saltamos a ‘Inferno’. Una trilogía de Ron Howard que aunque en constante decadencia y carente ya del elemento sorpresa supone un entretenimiento bastante sugerente. Esas adaptaciones se saltaron el que es realmente el tercer libro, ‘El símbolo perdido’, que transcurre tiempo después de ‘El código Da Vinci’ y que la televisión nos rescata ahora en formato serie de 10 episodios.

En Estados Unidos ya fue estrenada pero en España podremos verla a partir del 19 de diciembre, a través de Movistar+. Y esta nueva versión televisiva llega con un nuevo actor para interpretar a Robert Langdon reemplazando pero no sustituyendo a Tom Hanks. Larga es la sombra de Hanks e inimitable su estilo. Ashley Zukerman (el sheriff de ‘La calle del terror’) se encarga de rellenar el espacio entre ‘El código Da Vinci’ e ‘Inferno’ en la vida del profesor de simbología de Harvard. No es mala la interpretación de Zukerman pero se observa un estilo distinto, que si bien es fiel a los libros deja aparcadas las maneras de Hanks.

Jay Beattie (‘American Horror Story’) y Dan Dworkin (‘The crossing’) son los creadores de esta nueva aventura de Langdon para la NBC. Un proyecto que cuenta con el beneplácito de Brown y Howard y que por supuesto tiene mucho simbolismo, peligro y fantaseo, mezclando conspiraciones, historia y teogonía. Elementos como la Cruz de Leviatán o la Mano de los misterios abren esta historia que muy rápidamente nos lleva por los cauces de la masonería, sumergiéndonos en la primera aventura de Langdon en suelo yankie.

Casi que lo más lúcido y críptico de ‘El símbolo perdido’ es su apertura, con la frase “It’s buried out there”. Entiendo que alude a Kryptos (que viene de “oculto” en griego), la enigmática escultura ubicada en propiedades de la CIA en Langley que oculta cuatro mensajes de los cuales falta uno por desencriptar. Solo he podido ver los dos primeros capítulos pero me aventuro a pensar que esa escultura tendrá alguna relevancia. Y es que la CIA está muy presente en ‘El símbolo perdido’, repitiendo patrones de las anteriores entregas.

Una vez más Langdon acaba emparejado con una talentosa mujer, con un amigo como víctima inicial de la historia, en busca de expertos que le ayuden en su búsqueda mientras la ley le pisa los talones y un despiadado sicario le acosa en paralelo. Langdon sospechosamente vuelve a estar en el ojo del huracán, atrae tanto a los misterios como Jessica Fletcher a los asesinos. Parece que la obra de Dan Brown tiene cierta métrica repetitiva, quien sabe si no esconde alguno de sus famosos significados.

En esta historia el profesor es citado por su amigo pero cuando este llega al lugar le han dado plantón, aunque no del todo, su amigo está presente pues su mano aparece cercenada con la posición de la Mano de los Misterios, un símbolo alquímico que supone el punto de partida para alcanzar un objetivo totalmente quimérico.  Como decía esta es una historia que sucede a ‘El Código Da Vinci’ y cuesta no tener a Tom Hanks y la música de Hans Zimmer. Pero al menos sigue atrayendo nuestro interés con los secretos y los significados mal interpretados o tergiversados, las herramientas habituales de Brown. Era inevitable que antes o después Langdon se cruzase en el camino de los masones, el secreto a desvelar en esta ocasión es la llamada ubicación de la Pirámide Masónica la cual contiene el emplazamiento de la Palabra Perdida, la cual a su vez concede el conocimiento absoluto de todo. Como a Brown le encantan las casualidades y rizar el rizo, el amigo de Langdon se llama Solomon, como el sabio rey de la Biblia.

La obra de Dan Brown se ha convertido en serie tipo ‘El mentalista’ o ‘Elementary’. Al transcurrir todo en USA y juguetear con secretos ocultos en sus edificios el recuerdo de ‘La búsqueda’ es inevitable. Acertijos, trampas con cierto grado de peligro… lo único que evita que esto sea lo mismo, aparte del toque que para bien o para mal solo Cage sabe darle a sus películas, es que la trama retrocede a unos años en el pasado de Langdon aportando profundidad al personaje y que los acertijos tienen ese toque misterio ancestral que solo Brown consigue. Seguimos percibiendo esa mezcla de datos reales y poco conocidos con apuntes ficticios que permiten generar una trama de persecuciones y logias.

Langdon sigue siendo ese sabio y miedica profesor que se aleja mucho de otros héroes tipo Indiana Jones. Vuelve a ser una historia en la que el protagonista está entre la espada y la pared, obligado a descubrir un secreto centenario en solo unas horas. ‘El símbolo perdido’ es una golosina para las mentes más conspiranoicas y para aquellos que gusten de las tramas llenas de acertijos. Una serie de puzzles para intentar completar un puzzle que quizá se les quede grande y que Ron Howard ya demostró que podía plasmarse en formato película, tres veces.

Impresiones del 8×03 de ‘Juego de Tronos’

La larga noche, una de zombies en el medievo

Empezamos con los episodios superiores a la hora y cuarto de duración. Preparad las palomitas porque esto ya son auténticas películas. Este tercer capítulo ha arrancado con un travelling que recorre los rostros turbados de varios de los protagonistas. Se palpa el miedo, el frío y el silencio previo a la batalla contra los caminantes blancos en este episodio que ha sido dirigido por Miguel Sapochnik, director de otras series como ‘True detective’, ‘Altered Carbon’ o ‘Fringe’.

Como esperábamos ha comenzado la acción. Más que una batalla ha sido una lucha contra una avalancha de zombies a lo ‘Guerra mundial Z’ que luego se ha convertido en un caos cubierto de nieve y niebla. En esa confusión de muerte, fuego y hielo han tenido sus momentos personajes como Arya, Jamie, Jon, Daenerys, Jorah, Brienne, El Perro, Sam, Gusano Gris, Bran, Theon, Sansa, Tyrion…

La gran pega de este episodio ha sido, a falta de algo más de épica, la gran oscuridad reinante. Por supuesto que era una batalla nocturna pero no ha estado del todo bien rodada. El espectador ha tenido que entornar demasiado los ojos para poder vislumbrar lo que pasaba en la pantalla pues las imágenes eran excesivamente renegridas. Sobre todo en los planos cenitales y en aquellas tomas a pie de campo en los exteriores de Invernalia es donde más costaba ver qué sucedía. No dudo en que la intención era transmitir confusión, pero si lo haces durante tantos planos la vista se resiente.

Ha habido zombies de todo tipo, gigantes, salvajes… Zombies recién creados y zombies putrefactos. Pero zombies a los que ha habido que sobrevivir tanto en batalla como en modo subterfugio, al más puro estilo película de terror. Y como en algunas películas de zombies esta ‘larga noche’ tiene más de un momento que entra más dentro de lo absurdo o descuidado que de lo lógico. Pero no os confundáis. El episodio me ha gustado porque ha tenido grandes instantes.

Por fin han llegado los giros de guión que le demandábamos a la serie. Aunque como batalla tácticamente ha sido muy pobre hemos tenido apariciones sorpresa, algunas de ellas largamente esperadas. El capítulo ha ido in crescendo y a mitad de él es cuando la cosa se pone emocionante de verdad. No os van a decepcionar los eventos clave y seguro que tampoco os esperáis su resolución, la cual responde al fin y al cabo al título de la serie. Por fin pasan cosas que de verdad hacen progresar la trama de la serie. Porque al fin y al cabo lo que habíamos visto en los dos anteriores episodios no nos aportaba información nueva como espectadores, solo eran reencuentros y ponía al día a los personajes, pero no a nosotros.

Mis expectativas me hacían aguardar una contienda aérea más prolongada pero reconozco que al menos ha dejado mejores imágenes de las que esperaba. La tensión, nunca mejor dicho, se ha palpado en el aire. Al igual que en alguno que otro enfrentamiento por tierra. Porque en todas las batallas hay muertes y sacrificios. Algunos personajes han mostrado su valía y otros han sido sorprendentemente cobardes. Esto es ‘Juego de Tronos’, ya sabéis lo que hay. ¿Quién estaba en vuestras quinielas para que pusiese punto y final a su trayectoria en la serie? Hay drama como ya nos lo estaban vendiendo en el 8×02. En esta ocasión llega hasta el punto de que hay una familia que desaparece para siempre, por supuesto no diré cual.

Son solo seis episodios los que tiene esta temporada y hay que cerrar tramas rápidamente. Por eso creo que se van a dejar algunos flecos o cosas un tanto descuidadas. Es una pena porque el lado o trasfondo fantástico va a quedar algo olvidado. Por ejemplo ya no nos podemos sorprender de que Jon Snow esté tan desligado de Fantasma o de que Bran use sus habilidades de verdevidente sin dar explicaciones o de que se identifique al Azor Ahai. Centrémonos en quien ocupará el Trono de hierro que al fin y al cabo esa parece ser la meta que se han fijado los productores de la serie.

Si habéis visto ya el tercer episodio no os perdáis el tráiler del cuarto.

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