Crítica de ‘Sandman’

Bien cargada de onirismo, dan ganas de seguirla hasta la vigilia

No sé si ha sido debido a la privación del sueño inherente a la ola de calor o el hecho de que la serie sea lo bastante fiel a las novelas gráficas que me he visto sin cesar esta versión de ‘Sandman’. Netflix estrena este 5 de agosto la serie basada en los cómics creados por Neil Gaiman y como lector de su obra puedo mostrarme ampliamente satisfecho.

Por zanjar pronto lo que tanto se ha comentado y la razón por la que muchos ya le han puesto sin argumentos de peso la X a este ‘Sandman’. El siempre polémico cambio de raza o sexo de muchos personajes. Sin duda esa comidilla en redes no ha hecho más que realizar los sueños de Netflix pues de ese modo consiguen publicidad gratis. Son modificaciones que nunca se hacen en el sentido inverso y a mí esto ya me resbala. Esa política de “inclusión y diversidad” se retrata a sí misma. No obstante el casting me parece bien escogido pues el hecho de que una persona sea negra o mujer no influye ni en esta trama ni en la manera de ser de los personajes. Por ser muy fan lo que si me ha dolido de esta adaptación es la ausencia de John Constantine, quien en los cómics se hace con uno de los objetos de Sueño, y la no participación de la Liga de la Justicia que recupera la Gema del sueño. En los tebeos intervienen o se menciona a Joker, Arkham, Dr. Destiny, Detective Marciano… No olvidemos que estos cómics fueron un encargo de DC para Gaiman. A pesar de que la serie lleva por delante el logo de la Warner, materializar tal cual lo original se antoja un crossover imposible por temas de derechos, presupuesto o incluso duración, harían falta muchos personajes. Esta es sin duda una de las razones por las que la serie está muy condensada y con alguna trama que sucede en paralelo o de manera adelantada. Se han permitido al menos algún guiño como los muñecos que vemos de fondo en el octavo episodio.

Pero ‘Sandman’ está bien orquestada y percibimos la misma historia, el mismo espíritu que en la serie de cómics. Para los lectores de las viñetas puedo adelantar que en la primera temporada de la serie han abarcado los dos primeros volúmenes de los diez que tiene ‘Sandman’, es decir, ‘Preludios nocturnos’ y ‘La casa de muñecas’. Y son capaces de narrar todo lo incluido en esos cómics calcando algunos diálogos, imitando algunas escenas y además sin caer en atropellos. Y lo que es más importante, manteniendo los dilemas y comportamientos de los protagonistas.

En ‘Sandman’ conocemos a Sueño, al rey de los sueños. Él es uno de los Eternos (los de DC no los de Marvel). Pero contar su historia es contar en parte la de sus hermanos, Destino, Muerte, Destrucción, Deseo Desespero y Delirio, además de la de otros muchos personajes. Todo arranca en el momento en el que Sueño cae preso tras un conclave que sale mejor que el de ‘La Herencia de Valdemar’. Tenían el loable objetivo de atrapar a la muerte para que nadie más muriese, pero en lugar de ello atraparon a su hermano y el mundo dejó de soñar. Tras muchos años cautivo, cuando Sueño se libera empieza una cruzada por reconstruir su reino de los sueños y por recuperar los objetos que le han sustraído, las herramientas que usa para canalizar su poder. Se centra la serie en resolver ese conflicto. Ese sentido de lo poético y lo oscuro e incluso retorcido que caracteriza a Gaiman y su obra podemos decir con regocijo que está en la serie.

Fantasía oscura, épica dramática y fatalista. Se ha sabido conservar los sueños como eje que vertebra la obra, la interpretación de los mismos, el onirismo en un sentido moderno. Están muy presentes el existencialismo, el conocimiento, la mente, el comportamiento humano… los cómics de ‘The Sandman’ mezclan personajes de toda índole y en ese recorrido abarcan todo lo que somos capaces de soñar. ‘Sandman’ es un estudio contemporáneo de la condición humana sin llegar a ser algo intelectual. Habría sido muy ambicioso por parte de Netflix llegar a esos niveles, de hecho demasiado sesudo para su público mainstream. O lo haces tal cual y contentas a los más eruditos o fans del cómic o lo adaptas llevándotelo a tu terreno, no hay cabida para la tierra de nadie. Es una propuesta ligeramente distinta a lo habitual que puede que caiga en el aborrecimiento pues la serie roza un poco todo eso.

En cuanto al reparto. Los efectos visuales hacen que reconozcamos viñetas de los cómics pero en movimiento. Eso favorece a que los actores nos hagan recordar a los personajes dibujados. El Sandman interpretado por Tom Sturridge, por ejemplo, es igual de depresivo y va por ahí con esa estética que parece copiada a un emo fan de Tokio Hotel. Tiene ese color pálido, esa voluminosa melena, esos ropajes que parecen sacados de ‘El Cuervo’ y ese casco que bien podría ser de uno de los ingenieros del imaginario de Ridley Scott.

Muerte es igualmente esa hermana que quiere incondicionalmente a Sueño aunque le meta caña. No lleva exactamente la misma estética que en el cómic por lo que sí que pierde ese toque gótico o punk. Es donde más percibimos la actualización ya que no viste esas pintas de rockera salida de un concierto de The Cure. La serie no cae en la trivialización. El cuervo es casi el único alivio cómico, como en los cómics, junto a Merv que lleva la voz de Mark Hamill. Además en parte el ave negra es el vehículo para explicar todo el universo que rodea a los Eternos para que los no lectores comprendan mejor qué están viendo.

Si vemos cambios en el orden de la historia o en cómo suceden algunos eventos es por la supresión de los personajes de otras franquicias que comentaba antes y por adaptar todo al lenguaje audiovisual. Hay episodios, como el primero, el de la taberna o el cierre que están estupendamente bien hechos. Incluso se acierta en cuanto al uso de las tonalidades de color, sobre todo cuando emplea tonos oscuros, con una pizca de color y alguna luz que sobrevive entre ellos. Sin duda la serie hace honor al DC oscuro, ahora bajo el sello Black Label que reúne historias de Batman, Constantine o ‘The nice house on the lake’, entre otras.

Quizá conocíais Sandman por los cómics o quizá por la versión de audiolibro que lleva la voz de James McAvoy como Sueño. Si erais lectores quizá estaréis conmigo en que es la mejor adaptación del material de Gaiman, por encima de ‘American Gods’ o ‘Good Omens’, e incluso de ‘Stardust’ o ‘Coraline’. Si queréis saber más al respecto entrad en este otro artículo.

Tráiler de lo nuevo de Netflix ‘Velvet Buzzsaw’

Cuando el arte se convierte en un enemigo en ‘Velvet Buzzsaw’

El 1 de febrero llega a Netflix ‘Velvet Buzzsaw’, un thriller satírico ambientado en la escena del arte contemporáneo de Los Ángeles, donde artistas de mucho dinero y grandes coleccionistas pagan un alto precio cuando el arte entra en conflicto con los negocios. El director Dan Gilroy ha contado un reparto estelar, encabezado por Jake Gyllenhall y seguido de John Malkovich, Tony Collette, Davee Diggs, Rene Russo, Zawe Ashton, Natalia Dyer y Tom Sturridge.

Después de ver el tráiler, solo podemos decir que sin duda pinta muy bien esta cinta donde el arte es el verdadero enemigo de los artistas. Mas no puedo contar, os dejo que lo veáis con vuestros propios ojos y lo disfrutéis, el tráiler está en su versión original subtitulado al castellano.

 

Crítica: ‘Mary Shelley’

Sinopsis

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Mary Shelley desvela la historia de la joven Mary Wollstonecraft Godwin (Elle Fanning) y su ardiente y tempestuosa relación con el poeta romántico Percy Bysshe Shelley (Douglas Booth). Ambos sienten un flechazo inmediato al conocerse y ante la oposición de la familia de Mary a su noviazgo, la pareja decide huir, acompañados por la hermanastra de ella, Claire (Bel Powley).

Los altibajos en su relación se agudizan durante su estancia en la casa de Lord Byron (Tom Sturridge) en Ginebra y es allí donde Mary concibe la idea de Frankenstein, cuando, como juego, se propone a todos los invitados escribir una historia de fantasmas.

Pero la sociedad de ese momento concede un nulo valor a las mujeres escritoras y con tan solo 18 años, Mary se verá obligada a desafiar estos prejuicios  para proteger su trabajo y forjar su propia identidad.

Crítica

Cuando la inspiración es consecuencia de causas y efectos

Al igual que su monstruo de Frankenstein, Mary Wollstonecraft Godwin (Elle Fanning), posteriormente conocida como Mary Shelley, nació con la necesidad de forjarse una identidad a marchas forzadas en un mundo que le rechazaba como novelista e incluso como lectora de terror. La autora debía hacer valer su peso como escritora y mujer creadora de ficción. A su vez, la directora Haifaa Al-Mansour fue la primera mujer en Arabia Saudí en dirigir una película con su opera prima ‘La bicicleta verde’ (2012). Por lo tanto esta es una película que habla sobre la incomprensión, sobre la detección de los verdaderos monstruos y sobre el maltrato del mundo falocentrista. La película abarca tres planos diferentes, uno ficticio y metafórico (el de la criatura hecha a retales de cadáveres), otro basado en hechos reales y otro que transita por nuestra actualidad. Esta trilogía de historias comparte el mismo eje temático que con los años por desgracia sigue siendo causa de lucha social.

Pero tampoco es que ‘Mary Shelley’ sea una película que se haya rodado con fines propagandísticos. Cuesta percibir realmente si se ha querido narrar el germen de ‘Frankenstein’, una biografía con una historia de amor, una pugna de una mujer en un mundo de hombres o un compendio de todo ello. La verdad es que le falta algo de sustancia al filme. Sí que es cierto que el feminismo está muy presente ya que se hace hincapié en la figura de su madre la feminista Mary Wollstonecraft, mostrando por ejemplo que lee y escribe recostada en su tumba. Y por supuesto su carácter reclama una posición de independencia y reconocimiento constantemente. Pero la narración expone esos otros puntos a los que prestarles atención durante sus dos horas de duración, diluyendo bastante el tono y haciendo predominar el amorío y la vida de infortunios ante todo.

En la película vemos a dos de ‘Juego de Tronos’ que irónicamente a pesar de volver a compartir título aún así no son capaces de coincidir en un set de rodaje. Maisie Williams como Isabel Baxter y Stephen Dillane como el político y escritor William Godwin, padre de la protagonista. Al segundo le oímos decir «el que ama la lectura, tiene todo a su alcance». El filme persigue un ideal tan idílico de la época como ese. Palabras que le vienen que ni pintadas a la vida de Mary Shelley ya que su relación con el poeta Percy Shelley (Douglas Booth) le hizo llevar una vida de lo más anárquica. Los ideales románticos y el amor libre se intentan imponer ante las exigencias y prejuicios sociales. En ese descontrol la película se sumerge y pierde varias veces su ritmo y el dominio de su duración. Toca temas muy importantes que se pueden extrapolar a nuestros días, aunque podría haber resumido varios de sus tramos.

Estamos enmarcados en una época de poemas, creencias en el espiritismo, supersticiones… Actores como Douglas Booth ya se están doctorando en el siglo XIX tras películas como ‘Loving Vincent’, ‘Orgullo, prejuicio y zombies’ o ‘The Limehouse Golem’. Unos años en los que avances tecnológicos como el galvanismo encendieron las neuronas de algunos visionarios y dieron vida a obras tan alegóricas e icónicas como la que James Whale llevó al cine en 1931. Tanto entonces como ahora la ambientación es excelente. La elección de las texturas, luces y colores me parecen un acierto de lo más exquisito. La fotografía de David Ungaro y la música de Amelia Warner nos sumergen en un mundo de abandono, dejadez y represalias. Las mismas sensaciones que va sintiendo tanto el monstruo de Frankenstein, como las que siente Mary Shelley por su amado y editores, como las que ha sentido la directora Haifaa Al-Mansour en su país.

Con todo esto la película me ha gustado pues pensaba que pecaría de ser demasiado gótica o romanticona. Además sigo viendo que Elle Fanning es una actriz que me agrada en papeles que marcan la diferencia, como fue la sorpresa de la excéntrica ‘How to talk to girls at parties’ y eso que aún tengo pendiente ‘The Neon Demon’. Es capaz de sobrellevar la evolución de su personaje, pese a que se ve enmarcada en etapas muy dispares en un corto espacio de tiempo. Con una duración filmica más corta y algo más de definición en sus pretensiones la película habría sido más redonda, pero su mensaje llega sin necesidad de ser simbólica, algo que demuestra que por suerte en estos 200 años algo hemos avanzado.

Ficha de la película

Estreno en España: 13 de julio de 2018. Título original: Mary Shelley. Duración: 120 min. País: EE.UU. Dirección: Haifaa Al-Mansour. Guion: Emma Jensen. Música: Amelia Warner. Fotografía: David Ungaro. Reparto principal: Elle Fanning, Douglas Booth, Bel Powley, Tom Sturridge, Ben Hardy, Maisie Williams, Joanne Foggatt, Stephen Dillane. Producción: Gidden Media,  HanWay Films, Parallel Films, Head Gear Films, Juliette Films, Metrol Technology, Sobini Films. Distribución: Filmax. Género: drama, romance. Web oficial: http://www.filmax.com/peliculas/mary-shelley.91

Tráiler de ‘Mary Shelley’

Elle Fanning protagoniza esta obra donde conoceremos la creación de Frankenstein. 

Dirigida por Haifaa Al-Mansour, el 13 de julio llega a nuestras salas ‘Mary Shelley‘, un biopic sobre la autora de Frankenstein. La cinta narra la relación entre el poeta romántico Percy Bysshe Shelley y la joven Mary Wollstonecraft Godwin que dio como resultado la escritura de una de las novelas más importantes de la literatura universal que ahora cumple 200 años de su publicación.

La cinta está protagonizada por Elle Fanning, Douglas Booth, Bel Powley y Tom Sturridge.

Os dejamos el tráiler doblado al castellano de la cinta, donde podemos ver todo lo que tuvo que luchar para poder demostrar su valía.

Sinopsis:

Mary Shelley desvela la historia de la joven Mary Wollstonecraft Godwin y su ardiente y tempestuosa relación con el poeta romántico Percy Bysshe Shelley. Ambos sienten un flechazo inmediato al conocerse y ante la oposición de la familia de Mary a su noviazgo, la pareja decide huir, acompañados por la hermanastra de ella, Claire. Los altibajos en su relación se agudizan durante su estancia en la casa de Lord Byron en Ginebra y es allí donde Mary concibe la idea de Frankenstein cuando, como juego, se propone a todos los invitados escribir una historia de fantasmas.

Pero la sociedad de ese momento concede un nulo valor a las mujeres escritoras y con tan solo 18 años, Mary se verá obligada a desafiar estos prejuicios para proteger su trabajo y forjar su propia identidad.

 

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