‘La unidad’ no está falta ni de medios ni de miedos
Hoy tengo el placer de hablaros de ‘La unidad’. El próximo 15 de mayo Movistar+ estrenará otra de sus series originales (realizada junto a Vaca Films), de esas en las que está demostrando la gran salud de las series en España, como hizo hace poco con ‘La línea invisible’ hablándonos de los momentos en los que ETA comenzó a asesinar. Y vuelve a la carga con el tema del terrorismo solo que esta vez es el yihadista el que centra toda la atención.
‘La unidad’ no está falta ni de medios ni de miedos. Maneja muy bien el temor al terrorismo y a facciones como el Daesh que en su momento debió ser mayor al que se tenía. Todo desde una ficción que muestra nexos con la realidad histórica de España y que tiene como precedente lo sucedido en el 11M. Pisando con pies de plomo pero sin recelos a la hora de tocar ciertos temas. Y también sin complejos a la hora de tener comparaciones con producciones de cualquier rincón del mundo. Aborda correcta y valientemente muchos aspectos que en producciones muy potentes no se atreven y su calidad es innegable.
Podréis ver algunas cosas en común con ‘The unit’, la serie de David Mamet. Seguimos a los protagonistas que tienen que coordinarse de manera simultánea en diferentes partes del mundo y sus parejas a penas pueden saber a qué se dedican. Son personas secuestradas por su trabajo e implicadas de un modo muy cercano. Suena a secta eso de ‘La unidad’. Pero no va por ahí el título. Hace referencia al grupo de agentes que se encarga de intentar anticiparse a los pasos de los terroristas mientras lidia con sus problemas personales. En esa lucha sí que se encuentran cosas de secta tales como lavados de cerebro o radicalismos, lo cual se aborda también desde una perspectiva completa.
Las secuencias se componen muchas veces de planos que parecen captados por un espía, siempre grabando como a escondidas. Y esas secuencias a veces muestran momentos escalofriantes y otros sumamente tensos. Instantes que revelan que esta serie habla de lo que ha pasado y también de lo que podría pasar. Es una persecución llena de emoción y estrategia en la que no hay faceta que se quede sin explorar, uno de esos casos en los que viene como anillo al dedo el dicho «el que la sigue la consigue».