Crítica: ‘Queridos camaradas’

Sinopsis

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Inspirada en hechos reales. Lyudmila es miembro del partido comunista local y una gran defensora de los ideales del régimen. Durante una huelga laboral en una fábrica de motores ve cómo el ejército, enviado por el Gobierno, dispara a los manifestantes produciéndose así una masacre.

Este suceso cambiará sus ideales y valores políticos para siempre. Con la ciudad destruida y agitada por las revueltas, mucha gente resulta herida o desaparecida, entre ellas la hija de Lyudmila, lo que la obligará a buscarla entre el caos de la ciudad.

Crítica

Un filme de ideales desdibujados y pequeños gestos magnificados

Una fábrica en huelga, una ferviente defensora del partido comunista y su hija obrera son los ingredientes principales de ‘Queridos camaradas’. En la URSS en 1962 estalla una protesta por las medidas adoptadas por algunos patrones que buscan abaratar la mano de obra, la madre está entre los responsables de solucionar esa situación, la hija entre los que se manifiestan y declaran en huelga. Cuando la joven desaparece empieza una búsqueda desesperada que pone muchas cosas en tela de juicio.

Esta es una película de rabia, miedo y desengaño. Pero sobre todo es un filme que va anunciando el fin de una era. La protagonista vive de repente un desenamoramiento comprobando como bajo el mando de Jrushchov se disuelve la obra de Stalin. En este filme se ve como con mucho tiempo se fragua el fin de la URSS y de un estado que se aleja de sus ideales, que va perdiendo partidarios. Algo tremendamente similar a lo que perpetraron los grises y una guarnición de reserva en la “matanza del 3 de marzo” en Vitoria-Gasteiz pocos meses después de morir Franco. Equiparando ambos sucesos, que tienen variaciones obvias en su trasfondo, me gustaría remarcar mi firme creencia de que ningún régimen (sea del color que sea) se libra de la sospecha de querer controlar con violencia a su pueblo en cuanto este se manifiesta inquieto. Eso también parece querer señalar ‘Queridos camaradas’.

Siendo como soy prácticamente nihilista me he visto este filme con la mente lo más abierta posible. El título, ‘Queridos camaradas’, podría sonar a película propagandística. Pero lejos de eso la cinta de Andrei Konchalovsky sirve más como carta de despedida. Un título rodado en blanco y negro que parece rogar que de una vez por todas se cambie de era, que intenta mostrar que las corrientes han cambiado, justo ahora que irónicamente se cumplen exitosamente 75 años del nacimiento del Partido Comunista Chino. La película cuenta con el beneplácito de Rusia pues fue la escogida para representar al país en los últimos Oscars y no deja nada bien a los dirigentes pasados de su país poniéndolos de autoritarios, pero tampoco a su pueblo a quien califica de inculto.

Esa dualidad del filme me ha gustado. Aunque su balanza se inclina hacua cierta parte consigue ser casi imparcial. Este es otro reflejo más de cómo eran las reuniones del Partido Comunista y de cómo se desdibujaban o reconducían sus prioridades. Lo hace casi de igual modo que la serie ‘Chernobyl’. No llega a tener tanta carga informativa pero igualmente nos arroja a la cara un acontecimiento real que tiene una intensidad dramática considerable.

Me quedo con la escena del tiroteo como mejor momento de este filme. Uno de esos en los que hay tragedia y los pequeños gestos se hacen más evidentes e importantes que nunca. Tanto esa secuencia como todo el filme está protagonizado por una irregular Julia Vysotskaya pero eso no evita que ‘Queridos camaradas’ mantenga su foco en no ser sensacionalista con este negro episodio.

Ficha de la película

Estreno en España: 9 de julio de 2021. Título original: Dorogie tovarishchi! (Dear Comrades!). Duración: 120 min. País: Rusia. Dirección: Andrei Konchalovsky. Guion: Elena Kiseleva, Andrei Konchalovsky. Fotografía: Andrey Naydenov. Reparto principal: Julia Vysotskaya, Vladislav Komarov, Andrei Gusev, Yulia Burova, Sergei Erlish. Producción: Production Center of Andrei Konchalovsky. Distribución: Vercine. Género: drama, hechos reales. Web oficial: http://pc.konchalovsky.ru/cinema/artistic

Filmin reestrena en cines ‘Ven y mira’

Una película soviética sobre la II Guerra Mundial

En motivo del 40 aniversario de la Gran Victoria, el gobierno de la URSS le encargó en 1985 al cineasta Elem Klimov una película sobre la II Guerra Mundial. La respuesta del director fue adaptar la novela «Soy de una aldea en llamas», del escritor bielorruso Alés Adámovich, quien se inspira en sus propias experiencias combatiendo en el bando partisando durante la Gran Guerra. Lo que vieron los ojos de Adámovich (coautor del guion) era de una dureza extrema, lo que provocó que los censores soviéticos tardasen 7 años en aprobar el guion del film. Se calcula que más de 600 aldeas en Bielorrusia fueron quemadas por los nazis en la II Guerra Mundial.

Para el papel principal, Klimov confió en un actor no profesional, Aleksei Krávchenko. “Tuvimos que protegerlo de la tensión y de la dureza de algunas escenas para que no acabase en un manicomio después del rodaje. Por suerte, fue devuelto a su madre vivo y saludable, y con el tiempo se convirtió en un gran actor”, recuerda el director. Él mismo temía que la dureza de la película provocase que el público no quisiese verla. “¡Pues que no la vean!”, le respondió Alés Adámovich durante una conversación: “Esto es algo que debemos dejar como legado, como evidencia de la guerra y como un alegato en favor de la paz”.

‘Ven y mira’ ganó el Festival de Moscú en 1985 y desde entonces se ha convertido en una obra de culto aclamada por público y crítica. No en vano, tiene un 95% de críticas positivas en Rotten Tomatoes, y actualmente, es una de las 100 mejores películas de la historia del cine según IMDB (con un 8,3 de nota media).

El próximo viernes 7 de mayo se reestrena en cines, en su versión restaurada por Mosfilm, considerada una de las grandes obras maestras del cine bélico europeo. Lo hace coincidiendo con el Día de Europa, para honrar la memoria de las víctimas de la II Guerra Mundial. ‘Ven y mira’ fue producida por la URSS en 1985 para conmemorar el 40 aniversario de la victoria soviética sobre la Alemania nazi, y su restauración fue premiada en 2017 en el Festival de Venecia. Ha sido definida como “la película antibelicista más visceral e imposible de olvidar jamás realizada”.

Impresiones de la gran miniserie ‘Chernobyl’

‘Chernobyl’ es una serie de aciertos que narra una serie de desaciertos

Accidente nuclear, catástrofe natural, incidente político y ahora serie. Lo ocurrido en Chernóbil (Ucrania) en 1986 tuvo muchas repercusiones a muchos niveles y fue fruto de una sucesión de malas decisiones en un país en el que las prioridades no eran las adecuadas. Todo el mundo ha oído hablar en mayor o menor medida de la catástrofe y de su famosa nube pero muy pocos conocen realmente sus detalles. Como siempre una obra de entretenimiento llega para despertar la curiosidad del gran público.

La serie que desde el 6 de mayo hemos podido ver en HBO España y que este 4 de junio ha emitido su quinto y último episodio ha mostrado con creíble exactitud todo lo sucedido en la central nuclear soviética y en localizaciones cercanas como Prípiat. Esta creación de Craig Mazin (‘Superhero Movie’, ‘Scary Movie 3’) se ha tratado enfocándola desde los aspectos técnicos y físicos hasta los humanos, pasando por los políticos. Quizá los efectos de la radiación en el cuerpo humano sean lo más llamativo para la audiencia más escrupulosa pero sin duda el hermetismo o recelo de los políticos soviéticos es la parte que más ha llamado la atención a buena parte de la audiencia que por otro lado desconocía como en gran medida la causa del accidente fue la soberbia rusa por encima de la ignorancia o la inexperiencia técnica. «Cada mentira que decimos supone una deuda a la verdad, así es como explota un reactor RBMK» dice el personaje de Jared Harris en una ocasión y es la frase que mejor define la política de la URSS con respecto al incidente.

Aquello que ocurrió en la URSS y que tuvo repercusión en los alrededores del país de manera irregular se ha plasmado con un reparto mucho mejor sopesado que las decisiones tomadas en los ochenta. Para mi Jared Harris siempre será el villano de ‘Fringe’ pero papeles como el que ejerce aquí o el que desempeñó en ‘The terror’ me ponen difícil enmarcarle en un «personaje favorito», desde luego está en estado de gracia. También está brillante como física nuclear Emily Watson la cual se diría que es la otra gran protagonista, en un rol que aunque sea ficticio no carece de fuerza, por lo menos ella representa eficazmente la vertiente investigadora del proceso. Junto a ellos dos está Stellan Skarsgård, quien simboliza con su actuación déspota ese poder ruso receloso y controlador del que os hablaba. Aparecen otros rostros conocidos y talentosos como los de Jessie Buckley, Ralph Ineson, Barry Keoghan… ‘Chernobyl’ incluso se toma el lujo de tener a James Cosmo en un cameo como minero durante unos segundos. Es toda una demostración de talento interpretativo, veracidad y dramatismo.

Quizá a muchos les parezca curioso que una serie tan exacta y excelente, con un carácter tan serio, surja del guionista de ‘Resacón en Las Vegas’. A ver si esto da más alas a la hora de contar con artistas multidisciplinares y hace que las comedias se tomen más en serio. Además está dirigida por una apuesta segura como es Johan Renck quién cuenta en su haber con episodios de ‘Bates motel’, ‘Breaking Bad’ o ‘Vikingos’. Entre ambos nos cuentan de manera cronológica lo que sucedió. La documentación sobre el suceso es extrema y nos narran los eventos tal y como pasaron pero algunos hay que puntualizar que están cambiados de orden para beneficio del dramatismo de la serie. También se han tomado alguna licencia con cierto personaje para mostrar el impacto de la radiación en la salud. Otro punto a favor es la ambientación, la cual tiene algo de digital pero hay que apreciar que gran parte del rodaje tuvo lugar en una central nuclear de similares características emplazada en Lituania.

Mucho material de la serie es real. Gran parte de las grabaciones que oímos proceden de audios originales, de las llamadas ‘Voces de Chernóbil’, de Svetlana Alexievich. Son auténticas las historias de los ciudadanos de Prípiat contaminándose totalmente desinformados, del exterminio de animales, de los mineros trabajando semi-desnudos y sacrificándose o de los bomberos agonizando tras haber sido irradiados. ‘Chernobyl’ deja huella y su creador sabe reconocer los momentos únicos y los que marcan un punto de diferencia con respecto a otras series del mercado. Como ese en el que los mineros manchan al ministro su impoluto traje con sus sucias manos, como si ese simple gesto fuese su única oportunidad de conseguir una mínima justicia popular ante lo que ha sucedido y la marca que les va a dejar.

Chernóbil es un enclave que se ha convertido en un lugar post-apocalíptico en la era moderna, un imán para los amantes de la fotografía con rincones muy sugerentes para ser capturados por nuestras cámaras. Es por eso que Johan Renck detiene muchas veces la acción de sus imágenes en determinados puntos, en emplazamientos que ya son icónicos. Ahora la zona se ha convertido en un lugar turístico, pero hasta hace muy poco había que colarse ilegal o furtivamente para visitar con cierto morbo esta zona cero que HBO en colaboración con Sky han transformado con muy buena calidad técnica en serie. Si sois o conocéis a amantes de la física, la historia o la política no dudéis en echarle mano a ‘Chernobyl’.

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