Define y ofende nuestra actualidad sin necesidad de defender el pasado
No es la primera vez que el autor de cómics Santiago García ve adaptada una obra suya a formato de serie. Anteriormente se produjo ‘El vecino’ para Netflix y ahora hemos gozado de verdad con ‘¡García!’, la cual podréis ver a partir del 28 de octubre en HBO Max. La serie que protagonizó Quim Gutiérrez era algo más parecido a ‘Green Lantern’ o ‘Spider-Man’, esto se asemeja más a ‘Capitán América’ o ‘James Bond’. Si queréis saber cómo es el cómic podéis leer nuestra reseña aquí o podéis ver la serie de seis episodios (hemos podido ver dos) pues se asemeja bastante.
En ‘¡García!’ una periodista (Veki Velilla) intenta conseguir destacar en el periódico donde trabaja de becaria. Su camino acaba dando con una base secreta bajo el Valle de los Caídos. Allí se topa con García (Francisco Ortiz), un agente que sale de una larga hibernación. Es un superhombre que llevaba dormido desde los primeros años del mandato de Franco. La serie plantea una “realidad alternativa”, muy entrecomillas.
Más que mostrar o parodiar cómo es un facha de pura cepa lo que hacían los cómics dibujados por Luis Bustos, o lo que yo entendí de ellos, es que se pueden poner en relevancia las carencias o corruptelas de nuestra democracia poniéndolas desde un punto de vista de alguien que viene del pasado, un pasado que ya era retrógrado de por sí. En resumen viene a mostrar cuánto tiemblan los partidos políticos tradicionales de nuestra democracia ante el auge de nuevas corrientes o formaciones. La serie mantiene esa línea.
Pero no os confundáis, al igual que el cómic este no es un relato meramente político. Tiene thriller pero también mucha acción. Acción bastante bien realizada, tanto en lo que se refiere a coreografías como en el aspecto de los efectos visuales. El símil más cercano en ese sentido son las películas de James Bond. El cómic rememoraba a esos tebeos sobre espías de los cuarenta o cincuenta, tipo ‘Spy smasher’, ‘Secren Agent X-9’ o incluso ‘El Capitán Trueno’ dada la relación entre García y su fiel ayudante. La serie sigue haciendo lo mismo. Si en la publicación de Astiberri teníamos intercalados unos cómics de lo más vintage, lo que lo sustituye a esos flashbacks son escenas en blanco y negro, rodadas en lugares como la estación/museo de Chamartín o la rehabilitada Estación del Norte.