Crítica de la segunda temporada de ‘Justo antes de Cristo’

Vires acquirit eundo, queremos más

Desde el pasado 13 de marzo podemos ver seis nuevos episodios con una duración de media hora cada uno de ‘Justo antes de Cristo’, la serie creada por Juan Maidagán y Pepón Montero. Una segunda y última temporada, como se afirma desde Movistar+, que fue rodada junto a la primera hace ya más de un año. Capítulos que en esta ocasión están dirigidos por Nacho Vigalondo y Montero a partes iguales.

El protagonista vuelve a ser Manio Sempronio (Julián López) que sigue en el exilio, encerrado en el campamento militar tratando de levantar el buen nombre de su familia. Como parte de la gens  Sempronia sigue intentando subir puestos en el escalafón, ser el mejor patricio que su madre pudiera soñar. Pero él sigue siendo un refinado hombre de letras que no tiene idea de nada y que hace el ridículo hasta cuando consigue matar a un rey. Julián López sigue llevando bien el peso del protagonismo, eso lo vais a ver también cuando se estrene ‘Operación Camarón’.

Como dije en mi reseña de la primera temporada de ‘Justo antes de Cristo’ hay algo que estoy seguro que veníamos teniendo mucho antes de que los romanos tomasen la península ibérica: las ganas de reírnos hasta de nosotros mismos. Lo estamos viendo en plena crisis sanitaria provocada por el coronavirus y ahora la serie de Montero y Maidagán (‘Camera café) viene como tantas otras a recordarnos nuestro espíritu paródico. Además con un segundo episodio que a colación del coronavirus parece premonitorio y todo.

Con la primera parte me entretuve bastante, pero este segundo tramo ha sido más divertido, con una comicidad más hilarante e inesperada, aunque con algunos chistes que erran el tiro. Se han dejado las tramas más graciosas y los momentos más desconcertantes para el final. Sempronio se cruza con OVNIS, videntes, dobles y hasta un compañero que se parece sospechosamente a Hitler. Como anteriormente lo más gracioso de esta serie es su capacidad para mezclar nuestra cotidianidad actual con la de la antigua Roma, a veces con la picardía de los Monty Python y otras con la candidez de ‘Astérix y Obélix’. De hecho también rompe los esquemas históricos o casi rompe la cuarta pared hasta tal punto de llamar «dioses crueles» a los guionistas. Escritores que han hecho de nuevo de las suyas y nos devuelven a esos españoles del Vicks Vaporub, del critiqueo y el cotilleo y del «esta la pago yo» con la boca chica.

‘Justo antes de Cristo’ no cambia en cuanto a localizaciones. Seguimos con el mismo escenario y la trama muda pocas veces de emplazamiento para llevarnos a algún exterior o a alguna ubicación recreada por ordenador, creo que por User T38. En ese sentido si habéis visto la primera parte sabéis lo que hay.

Como en la anterior temporada acompaña a Julián López un reparto versado en la comedia y muy efectivo. Xosé Touriñán, Cecilia Freire, Priscilla Delgado, Eduardo Antuña, César Sarachu, Aníbal Gómez, Marta Fernández Muro, Chani Martín… Y entorno a los personajes principales, como en la primera parte, nuevos individuos de hace más de dos mil años interpretados por rostros conocidos, Esteso o Pepín Tre entre otros. Y si dije de los primeros episodios que lo mejor era cuando estos personajes nos llevaban al absurdo y que uno de ellos había sido Javier Botet ahora tengo que decir que el augur que interpreta Luis G. Gámez es el que trae algunos de los momentos más divertidos.

Esta nueva tanda de episodios van mucho sobre la decepción. En vez de centrarse en cómo supone un continuo chasco el personaje de Manio trata sobre cómo a él le falla la propia historia de su familia, de cómo se tienen que bajar de un pedestal a los mitos y de lo que se puede desdibujar una vida en busca de un supuesto sueño. Con todo esto ‘Justo antes de Cristo’ hace una crítica a la política actual, trata sobre nuestra sociedad, destaca el papel de la mujer o se mete incluso en temas sobre la posverdad y las tergiversaciones históricas. Si nos van a seguir cambiando así la historia por mi vamos para delante, o para atrás… según como se mire.

Tráiler de ‘Justo antes de Cristo’ temporada 2

El 13 de marzo volvemos con los romanos más patéticos de la televisión

Julián López vuelve a protagonizar la serie y creada por Montero y Maidagán para Movistar+. ‘Justo antes de Cristo’ terminará con una segunda temporada que contará también con Xosé Touriñán, Cecilia Freire, Priscilla Delgado, Eduardo Antuña, César Sarachu, Aníbal Gómez, Manolo Solo y Marta Fernández Muro. Con la colaboración especial de Fernando Esteso y Raúl Cimas.

En esta ocasión Nacho Vigalondo ha co-dirigido la serie y nos van a contar como la vida se le complica aún más a Manio Sempronio. La Guerra Civil, asesinatos, secuestros, la gripe -que viene fuerte ese año-, los tracios, las tracias, espías, maridos suspicaces, bardos, un gigante, un augur chocho, Marco Antonio -también un poco chocho-, Octavio, un tío que se parece a Hitler, extraterrestres… Un lío. Al final, tendrán que poner orden los dioses y Manio podrá ajustar cuentas con su pasado y con su padre, “El Magnífico”.

Impresiones de ‘Justo antes de Cristo’, protagonizada por Julián López

Una de romanos agobiados y espectadores tronchados

Los romanos nos dieron los acueductos, los alcantarillados, las carreteras, la irrigación, la sanidad, la enseñanza, el vino… Pero fijo que la parodia, la burla, la caricatura… el tomarnos todo con sentido del humor, en resumen, es algo que ya lo teníamos muy arraigado. Que somos expertos en reírnos de nosotros mismos hasta en la peor de las situaciones no nos lo niega nadie, fijo que es algo muy nuestro. El protagonista de la nueva serie de Movistar+, Manio Sempronio (Julián López) es incapaz de reírse de su situación pero la serie sí que se burla de los dolores actuales desde una época muy antigua. El próximo 5 de abril Movistar+ estrena ‘Justo antes de Cristo’. Quizá no es tan buena como la película de los Monty Python a la que he hecho alusión y no sigue su estilo pero tiene a bien seguir esa estela tan memorable de parodias de época que aprovechan tiempos lejanos para forjar un espejo en el que vernos.

A través de recursos como el sarcasmo, la sátira, el patetismo e incluso la hipérbole llegamos al humor. No es una serie que constantemente nos haga reír pero si tiene muchos buenos momentos. Sobre todo se centra en identificar males actuales, en representar valores como la dignidad, el pundonor o en resaltar la presión a la que somete la sociedad y la familia. Tiene personajes de casi toda índole. La mayoría tiene taras de algún tipo: borrachos, tontorrones, sexualmente propensos, con aires de grandeza, violentos, desorientados, verborréicos… Entre todos nos alternan las clases de comedia.

‘Justo antes de Cristo’ cuenta la historia de un romano que comete un grave error y es obligado a suicidarse. Haciendo un gesto que le tacha de cobarde en aquella época y que deshonra a su familia elige una vía que le destina a fronteras bárbaras. Allí debe hacer méritos para restaurar el pundonor de sus antepasados. Pero él siempre ha sido un inútil cuyas empresas han sido siempre erradas y el lugar en el que acaba le es hostil y ajeno por lo que las perspectivas no le son nada halagüeñas. Como veis la sinopsis pinta bastante ridícula, pero lo es aún más el protagonista y los que le rodean, a si es que risas no faltan.

Hemos visto 4 de los 6 episodios que tiene la serie. Cada capítulo dura 25 minutos y en ellos Borja Cobeaga demuestra al igual que en ‘Superlópez’ o en ‘Ocho apellidos’ que sabe mirar con un prisma distinto nuestra sociedad. Cobeaga sigue en su línea de humor caricaturesco y esta vez se lo toma con perspectiva histórica. Junto a él dirige Pepón Montero quien con Juan Maidagán ha escrito y creado la serie. Son dos escritores que con su comedia siempre sacan partido a las situaciones más cotidianas y además las ponen en contexto con temas de actualidad, rara vez politizadas, es algo que aprecio de la serie, no empuña ningún tipo de discurso políticos, va más por derroteros costumbristas o domésticos.

‘Justo antes de Cristo’ tiene a Julián López como protagonista y se le ha unido una legión de nombres como Xosé Touriñán, Cecilia Freire, Priscilla Delgado, Eduardo Antuña, César Sarachu, Aníbal Gómez, Manolo Solo o Marta Fernández Muro. Aparecen también Arturo Valls y Javier Botet o los jovencísimos Claudia Placer y Julio Bohigas-Couto. Realmente habría que decir que los dos protagonistas son Julián López  y Xosé Touriñán funcionando casi como duo cómico. Como amo y esclavo se aventuran en tierra desconocida y el uno funciona como conciencia o consejero del otro. Aunque obviamente Julián López es quien tiene todo el peso de la historia, con un héroe cuyo éxito va y viene, por eso necesita a su fiel compañero para desfogarse. Ambos actores tienen escenas o momentos que me han hecho reír y además se pueden permitir conservar algo de su vis cómica. Me gusta ver por otro lado, permitidme el comentario fan, que los cómicos chanantes van ganando su peso en series y películas, que se van haciendo con papeles protagónicos.

Los mejores momentos de la serie son aquellos en los que el absurdo se hace más extremo. Como el que protagoniza Javier Botet. Grandísima secuencia la que nos brinda, sin duda de las mejores de entre las que hemos visto en los cuatro primeros episodios. La senectud del personaje César Sarachu, el alcoholismo y guerrerío del de Manolo Solo (que parece Cersei), la paciencia intimidatoria del de Cecilia Freire o la inutilidad del de Eduardo Antuña también dan su juego.

La ambientación está muy bien lograda. La variedad de escenarios es escasa pero los decorados y efectos especiales no tienen nada que envidiar a las superproducciones. La Comunidad de Madrid se ha transformado en la antigua Tracia y se ha ocupado por un antiguo y realista campamento de legionarios romanos. Todos ellos muy variadamente y bien vestidos para la ocasión.

Tratar con frivolidad temas como la muerte, la guerra o el desamor siempre ha permitido mirar con sentido del humor la vida. Nuestros protagonistas, al igual que muchos de nosotros en la actualidad están sometidos a presión y estrés. Ellos no se ríen pues se juegan su vida o su posición social pero Cobeaga, Montero y Maidagán nos lo posicionan tan bien como siempre que la carcajada está servida.

En abril podremos ver ‘Justo antes de Cristo’ con Julián López como protagonista

Una comedia de romanos disponible en Movistar+

Podremos ver el próximo 5 de abril la nueva serie protagonizada por Julián López en Movistar+. Se estrenará la primera temporada de ‘Justo antes de Cristo’, compuesta por 6 episodios de 25’ de duración. La serie estará disponible al completo en el servicio bajo demanda de la plataforma española. Movistar resume esta producción como «una comedia de romanos sin referentes sobre los clásicos estreses de la vida moderna Justo antes de Cristo». Ya nos adelantan que en realidad está compuesta por un total de 12 episodios divididos en dos temporadas que se han rodado a lo largo de 2018.

Montero y Maidagán, conocidos por la serie ‘Cámera Café’ o el largometraje ‘Los del túnel’ son quienes han creado esta comedia siendo fieles a su estilo personal. Borja Cobeaga, que codirige esta primera temporada junto a Pepón Montero, apunta que se trata de «una comedia hecha en serio, con situaciones desternillantes y un tono que oscila entre lo creíble y lo demencial: diálogos disparatados, intrigas palaciegas, persecuciones y asesinatos para una serie que tiene de todo».

En palabras de sus creadores, Montero y Maidagán, «‘Justo antes de Cristo’ es acción con límites, muertes por daga, por cicuta, por una caída tonta, personajes de bajón, familias mosqueadas, peleas entre primos, un héroe que no tiene media hostia, sandalias que hacen rozadura, soldados sin tono muscular, excursiones al monte, tensión sexual en un capítulo, en otro, todos con gripe, un enemigo majísimo, un General que no se entera y el recuerdo de un huerto de melocotones…».

Julián López interpreta al protagonista, Manio Sempronio Galba, un neurótico del siglo XXI que vivió hace más de 2000 años, obligado a recuperar el honor perdido de su familia. ‘Justo antes de Cristo’ narra las aventuras de este desastroso patricio romano en la legión del General Cneo Valerio (interpretado por César Sarachu), desplazada en el lejano frente de Tracia, territorio hostil y exótico que se ha reproducido en parajes naturales de la Comunidad de Madrid y áreas colindantes. Xosé Touriñán será Agorastocles, un nombre sencillo para un personaje complejo, un esclavo dividido entre dar parabienes a su dueño o hacer lo posible para que impere el sentido común.

El principal reparto de esta comedia coral está listado más abajo con sus nombres romanos para ayudar a la memorización:

MANIO SEMPRONIO – Julián López (‘Perdiendo el este’, ‘Superlópez’)

AGORASTOCLES – Xosé Touriñán (‘Fariña’, ‘Los amigos- la pinícula’)

ANTONINO – Eduardo Antuña (‘Matadero’, ‘La Reina de España’)

VALERIA – Cecilia Freire (‘La otra mirada’, ‘Velvet’)

ÁTICA – Priscilla Delgado (‘Abracadabra’, ‘Julieta’)

CNEO VALERIO – César Sarachu (‘Tiempo después’, ‘Morir’)

DOMICIA – Marta Fernández Muro (‘El fin de la comedia’, ‘Los del túnel’)

CORBULÓN – Aníbal Gómez (‘Ella es tu padre’, ‘Capítulo 0’)

GABINIO – Manolo Solo (‘Elisa y Marcela’, ‘La Peste’)

Sinopsis oficial:

Año 31 a. de C. Manio Sempronio, un acomodado patricio, mata sin querer a un senador y es condenado a muerte. Incapaz de acabar con su propia vida, pide que le conmuten la pena por cualquier cosa, lo que sea. Así es enviado como legionario a Tracia, la tierra donde su padre, El Magnífico, forjó su leyenda como militar.

A la carga de recuperar el honor familiar, hay que sumarle que le acompaña su esclavo Agorastocles: un amigo, un hermano… Otra carga. Éste tiene ambiciones propias que, como todo esclavo, sólo puede vivir a través de su amo.

En Tracia reina la calma desde hace décadas. El campamento es gobernado por el General de la Legión, un anciano al cuidado de su hija Valeria, mujer acostumbrada a los tejemanejes de Roma que lleva a su padre por donde quiere.

La llegada de Manio, desesperado por ser un héroe, pondrá patas arriba, en un tiempo record, tanto la estabilidad militar de la zona como la vida cotidiana de todos los allí destinados.

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