Tragicomedia ácida con un padre que daría ardores de estómago.
Tenemos nueva serie que se estrenará el viernes 25 de mayo en Movistar+, poniéndose ese día al completo bajo demanda. En ella durante quince años acompañamos a la familia Vidal encabezada por Jacinto Vidal. ‘Matar al padre’ está compuesta por cuatro episodios de unos cincuenta minutos cada uno y nos muestra cuatro etapas distintas de este clan en un período desde mediados de los boyantes años noventa hasta muy cerca de nuestros días, quedándose en plena crisis económica. Una historia en la que matar al padre no es una opción pero si un deseo constante.
Porque el cabeza de familia que está interpretado magistralmente por Gonzalo de Castro (serie ‘7 vidas’, ‘Las furias’) es un individuo de mucho cuidado pero también de mucho cuidarnos. Me explico. Jacinto es alguien que cuida a su gente, que odia la traición, que valora la amistad y la familia por encima de todo y eso lo mima. Pero también quiere las cosas a su manera cueste lo que cueste, persiguiéndolo todo con tozudez y para ello lleva a los que le rodean hasta el extremo. Por desgracia para él no todos tienen su sistema de valores y no todo le sale como él piensa y las cosas se le tuercen o le llevan la contraria. Muchas son las desventuras que vive y su carácter hace que las vivamos tras un filtro tragicómico.
Tragicomedia. Le viene que ni pintado ese apelativo o esa categorización. La serie dirigida por Mar Coll y escrita por ella misma más Valentina Viso y Diego Vega combina drama y comedia de un modo muy bestia y sincero. No sé si ácida es la palabra más acertada para definir esta comedia pero desde luego a mí un padre como Jacinto Vidal me daría ardores de estómago. Está muy bien llevada la evolución de los personajes a través de esas cuatro fases poco separadas de sus vidas. Sentimos intensamente tanto sus penas como sus alegrías y aún así podemos reírnos ante lo surrealista de sus situaciones, que pese a ser altamente perturbadoras caben dentro de lo factible.
Lo cierto es que la canción que abre la serie no podía estar mejor elegida. «Mi viejo» de Piero. Su letra se la podría cantar Jacinto a su padre o los hijos de Jacinto a este. Ya que la serie trata temas bastante profundos, no se queda en lo superficial de la crisis que tantas producciones andan mostrando últimamente. El legado, la creación de hijos a imagen y semejanza, el modo en que queremos pasar nuestros días, el fracaso o éxito en la educación… Para ello, con o sin simbolismo Mar Coll hace que los protagonistas se traten como perros pero que aún así se quieran entre ellos. Una relación de amor odio, de dependencia mutua que está cargada de mucha hipocresía también, de limosnas tanto materiales como emocionales.
Mini serie de cuatro capítulos. Pero decir que es «mini» es quedarse corto. Eso solo vale para su duración pues al igual que otras series como ‘Life’s too short’ su extensión desmerece su alcance. Y al igual que ese serial de Warwick Davis, Ricky Gervais y Stephen Merchant, pero con un humor ligeramente distinto, ‘Matar al padre’ nos aporta un pasatiempo amargo pero a su vez cómico. Es muy difícil alcanzar este punto de equilibrio y no es la primera serie que recientemente nos otorga Movistar+ de similares características, recordemos ‘Vergüenza’. Con personajes como el de Paulina García encontramos el lado más humano y comprensivo, con Greta Fernández quizá el más hipócrita o emberrenchinado y con Marcel Borràs tenemos la mejor réplica para Gonzalo de Castro. Ambos son los que como padre e hijo recorren el hilo central de la trama y tienen un constante toma y daca digno del que hemos visto en presencia de las cargantes madres del propio Hitchcock. Incluso Gonzalo de Castro llega a recortar en silueta como el famoso director.
¿Si os podéis acabar encariñando y pidiendo más de un personaje controlador, histérico, hipocondríaco, que se empeña en aguantar estoico y en encajar los golpes casi en solitario o que asfixia con su amor paternal? Ya os digo que Gonzalo de Castro hace que sí. Al final volveréis a él de igual modo que siempre acaban volviendo los Vidal a él, porque al fin y al cabo, cual Jedi y con la Fuerza, la ironía de la vida siempre le acompaña.